jueves, 26 de diciembre de 2013

Todo principio es una tragedia sin musa. Breve interludio poético.

Soy un dios ateo con el bolsillo lleno de pelusas azules
Cuyo altar es una botella de vino
Y la celda acolchada de la página en blanco

Soy el que escribe demasiado
Sobre la hermosura de la derrota
Y talla su estatua de madera
Para luego prenderla fuego

Soy el poema con forma de cuchilla
Un jirón de azar y escritura automática
Corriendo frenéticos
Por el interior de tu cerebro

Soy el decadente con vocación de precipicio y sombra chinesca

El que piensa que robar flores tiene más sentido que amar
Porque su belleza dura más
Que los sentimientos

Soy el que te descubre
Que sólo los locos
Pueden cicatrizar el mundo

El que te provoca escalofríos
Cuando busca
En la humedad de tus lunares
Exilio y hogar de invierno

Pero lo más importante que puedo escribir
Antes de que el tiempo huya con mi noche
Es que soy ese
Que sigue dibujando tu nombre
Con el carboncillo azul
De su corazón…

Tango suicida by Extremoduro on Grooveshark

domingo, 22 de diciembre de 2013

Navidad y política.

Es Navidad. Las calles se adornan y se iluminan hasta la madrugada. Pistas de hielo. Lotería y anuncios. Turrón. Mazapán. El árbol lleno de guirnaldas y adornos. Mis horarios son extraños, trabajo los días más festivos del año, como el veinticinco. También el uno y el seis de enero. Navidad es consumo. Es regalos. Es idiotez. También provoca reuniones familiares y suicidios. Cenas de empresa y pequeñas reuniones de pseudoamigos a los cuales no has visto en meses. Ayer tuve una de esas. Fue divertida. Primero me llamaron asaltacunas y luego la feminista del grupo se enzarzó conmigo por mis presuntas afirmaciones misóginas. Puede que sea misógino, pero también soy pedante, encantador y tengo sentido del humor. Las etiquetas son negativas cuando careces de sentido del humor. Espero que también tenga esa pasión para oponerse a la aberración de la nueva ley del aborto.

De hecho quería hablar de política, así nadie se podrá quejar que no toco varios temas. Es curioso, no me agrada nada Zapatero, ahí le tenemos yendo de televisión en televisión publicitando su libro, pero, ¿eso no era algo que sólo hacían los famosillos en plan Belén Esteban? Supongo que el cargo de presidente del gobierno hace tiempo que quedó denostado por su falta de seriedad. Además él fue un presidente incompetente. Inepto. Sus discursos eran lentos, cansinos, como si hablara a un público autista. Podríamos haber sorteado la crisis mucho mejor si no la hubiera negado, si se hubiera atrevido a decir la palabra en voz alta, si hubiera intentado acabar con la burbuja inmobiliaria. Pero en vez de eso se creía ministro de economía y salía a la palestra a hablar de cheques bebes, del plan E -que fue un autentico desastre y acabó con el superávit- y demás ocurrencias. Luego venía Solbes, tachaba las medidas de imposibles y al día siguiente se remendaban. Así, todo muy de andar por casa, de opereta socialista. Luego vino Alemania –BCE, FMI, CE- le obligó a tomar otra clase de medidas, pero eso sí, nada contra los paraísos fiscales, ni subir los impuestos a las grandes empresas, nada. Un socialista con una política económica neoliberal. España es diferente, sin duda.

Luego llegan las elecciones del 2011, la gente hace el estúpido y deja de votar, vota en blanco o mete rodajas de chorizo en sus papeletas. Vamos, la ignorancia más supina, ¿es que todos desconocen que con nuestra ley electoral la abstención y los votos en blanco penalizan a los partidos minoritarios –que necesitan más votos en el computo global- pero premian a los grandes partidos que con los mismos votos pueden conseguir más escaños?

Bien, tenemos el peor escenario posible, los nietos de los mandamases de la dictadura con mayoría absoluta y con la cortina de humo de la crisis, patente de corso para hacer lo que quieran. Pero yo, y perdonadme la ingenuidad, pensaba que dentro de sus errores e incompetencias intrínsecas, intentarían hacer lo mejor para España. Pero su falta de moralidad y escrúpulos ha sido sorprendente. No han venido a gobernar para nosotros, no os dejéis engañar por mentiras del estilo: “no quiero hacer esto, es la realidad la que me obliga” o la sempiterna excusa: “es la herencia recibida”. No. Todo lo que está haciendo Rajoy es premeditado. No se están dejando llevar por sus ideales neoliberalistas. Están haciendo dinero a nuestra costa: privatizan la sanidad porque luego, cuando acabe su mandato, les es indiferente si dentro de dos o seis años, se irán a trabajar a los consejos de administración de las empresas a las que están vendiendo los hospitales. Esto ya ha sucedido con los consejeros de sanidad de Madrid. Salvan los bancos –se calcula que han dado totalmente gratis, el préstamo con intereses ha resultado otra mentira, casi 100.000 millones de euros-, porque cuando abandonen la vida política irán a trabajar allí.

La ley laboral, poner tasas en el poder judicial, las nuevas multas por grabar los abusos de los antidisturbios, hacer ilegales los escraches… todo para que puedan seguir sin que nadie les moleste. Y la ley del aborto y la segregación en los colegios porque la conferencia episcopal les apoya. Como en los buenos tiempos de la dictadura. Nada ha cambiado. No quieren escucharnos. No les importa si existe el HAMBRE en España. Según Unicef uno de cada cuatro niños está en peligro de malnutrición. El Banco de Alimentos va a repartir comida en España a más de un millón y medio de personas. No les importa cargarse la ley de dependencia y dejar a miles de personas totalmente desahuciadas.

Para que entendáis la catadura moral de la gentuza de la que hablo, hace unos días antes del paripé de la subida de la luz -todo acordado, al final subirá un 7% e incluso quedarán bien-, echaron abajo con su mayoría absoluta una iniciativa de todos los demás grupos parlamentarios para que durante el invierno no se cortase la luz a todas las familias que no pudieran pagar su factura. ¿Por qué? Simplemente porque el oligopolio de las compañías eléctricas funciona con la connivencia de los políticos que después de dejar su mandato van a trabajar allí como consejeros. ¿Os suena de algo?

El resumen es que estamos en una dictadura de facto en la cual el PP está privatizando nuestro estado del bienestar, no por necesidad, sino por puro interés personal, por dinero, para seguir viviendo por encima de sus posibilidades. Y volvemos a la diferencia de clases. A penalizar la cultura con la subida del IVA, las tasas universidades, las becas Erasmus sin fondos y un largo etcétera. Es la primera vez en la historia en la que una generación va a vivir peor que sus padres. Es una vergüenza. Y ni siquiera es necesario, es algo que están provocando a sabiendas de las terribles consecuencias que está teniendo para la ciudadanía.

Por eso sí, disfrutemos de la compañía de nuestra familia y amigos. Del espíritu navideño que impregna todo y que a veces, sin hipocresías, nos hace ser mejores personas durante unos días. Pero luego, en enero, informaros, seguid leyendo, formar asambleas ciudadanas, mirad a vuestro alrededor y moveos, no os quedéis en el “me gusta” o el tweet indignado. No os adocenéis, no creáis que esto que estamos viviendo es una democracia real, no caigáis en la resignación, en la desafección. Es lo que quieren provocar denostando a la democracia desde dentro. Estamos hablando de esos políticos que han comprado un camión de agua valorado en más de medio millón de euros para que los antidisturbios puedan “dispersar” a la gente en las manifestaciones como en las peores dictaduras. Insisto, no olvidéis quienes son esta gentuza que forma la cúpula del PP: nietos de fascistas, sí, esos señores que cuando en 1936 perdieron las elecciones dieron un golpe de estado a la República. Esos mismos señores que nunca han perdido perdón. España es el único país del mundo en que los malos, los fascistas, ganaron. El único donde todavía hay fosas comunes en las cunetas con los abuelos de los que realmente lucharon por una democracia en este país. Pensad en ello.

Y nada más. Feliz Navidad a todos.

Te recuerdo Amanda by Víctor Jara on Grooveshark

jueves, 19 de diciembre de 2013

Todo empieza en uno mismo.

El decadente sabe que la forma mata el espíritu. Por eso intento eludir la tentación de escribir otra vez sobre abismos y columpios agorafóbicos. Sobre paredes que resbalan como babosas en celo buscando la carnaza de mi cerebro. Sobre esa parte de mí que fornica en un suelo de botellas rotas y niebla de hachís. 

Pero tengo el tiempo verbal indeciso ¿Primera o tercera persona? Escribir es un hallazgo solitario. Insomne. El público a veces entorpece. Trabas mentales. Pasan los minutos. Una hora. La espera no da resultado: la página sigue emborronada. Nada fluye. Nada fascina. Quizás sean las secuelas del exceso. De no querer ser parte ni conjunto. Contenido o continente. De sólo aspirar al desconcierto. Al suicidio antes que la alienación. Al camino de piedras que empieza en la nada masoquista y termina en la futilidad de un cielo inmenso pero sin respuestas.

Y a pesar de ello observo con náusea como la ignorancia se convierte en fe. La democracia en dictadura. La inercia de corromper y negar. La carcajada ajena de hiena como camino unidireccional. Y los ojos arden. Son violados por gaviotas de fondo azul que caen como buitres sobre el asfalto de ideas neoliberalistas. Y las hojas de otoño ríen y cantan villancicos. Aunque no haya comida ni árbol de navidad.

Pero ya no quiero palabras. Ni desolación. No quiero tsunamis de sentimientos ciclotímicos a los que subir la falda y meter mano. Ahora mis dedos de unicornio no se detienen ante los indecorosos tatuajes de una piel taimada. No rinden pleitesía a esos amores que sólo saben mezclar ternura con crueldad. Carcaj de ansiedades. No soy más sabio. Sólo más prudente.

Por eso te insisto: no permitas que tu orgullo silencie un te quiero. Eres mi estupor sempiterno de esperanza. Los puntos suspensivos de mi presente. El puerto donde mi naufragio pierde el equilibrio y se convierte, contigo, en poesía.

With Light There Is Hope by Princess One Point Five on Grooveshark Dream A Little Dream Of Me by Ella Fitzgerald & Louis Armstrong on Grooveshark

domingo, 15 de diciembre de 2013

Breve anotación en una servilleta manchada de grasa.

Hoy he vuelto a casa paseando entre las calles vestidas de Navidad. Precioso. Como esa gran hermandad de eunucos emocionales que arrugan su cartera en los centros comerciales. Yo pertenezco a la secta de los decadentes y prefiero pensar en tus bragas. En como se visten de lágrima de orgasmo cada vez que abro las yemas de mis dedos a la vulgaridad. Soy una isla de manos frías naufragando entre tus piernas. Tu boca hiede a sexo. Mis dedos te violan. Te asfixian contra el colchón. Las sábanas nos rodean como una zanja oxidada. Sus luces vomitan poesía cada vez que te nombro. La sangre cae junto al orgasmo. Busco algo que sólo existe cuando soy lugar en el silencio que grita tu piel.

Siempre hablando de lo mismo. Utilizando las mismas palabras. Sin sentido del humor. Mis letras tienen el mismo decoro que la voz del sepulturero. El hachís me provoca sueño sin sueños. Como esa vida real que te obliga a madrugar los domingos. Sólo podría salvarme la Belleza. Pero para ello tendría que inmolar mis heridas en el papel. En el vértigo del himen escondido en los pantanos del pensamiento. Hacer arder mi sangre con vino barato mientras los dioses ateos se jactan de su despótico desdén.

No importa. La encrucijada de la página en blanco sólo es una curva de puntos suspensivos. El telón baja. Fundido en negro.

Radiohead / Separator by Radiohead on Grooveshark

lunes, 9 de diciembre de 2013

Tu belleza se comporta a veces como un cuadro suicida que huele a humo y desgarro.

Me ama. Me ansía. Me quiere tanto que necesita destruirme poco a poco. Pero no importa. La mejor forma de escribir es borracho, enamorado, drogado, asfixiado, con los dedos llenos de sangre, saliva, flujos, semen, sudor. Mentalmente inestable. Pido otra carta. Lanzo los dados trucados. Me masturbo con la grieta del río pálido. Con la promesa de. Al final siempre se trata de sexo. De atraparla. Atraerla. De dominarla a través de mi propia dominación. De placer. Tirándola del pelo. Buscando la arcada entre esos bellos valles de azul límpido. ¿Para qué sirve la literatura? Hay que matar la carne. Alzarla y golpearla contra la pared. Atravesarla. Ir más allá. Cosificarnos. Elipsis anal. Negación. Abismos. Cicatrices. Marcas. Mordiscos. Arañazos. Rompeolas en la piel. Destrucción. Los ojos son accidentes ciegos. Me corro en tu garganta llena de aristas. Cambio los puntos suspensivos de tu interior. Destrozo tus sinapsis. Bailo un vals de humo blanco en tu corazón. Soy un jardín arañado por la lluvia de tu sudor. Me deshago dentro de ti. Tu coño de niña rota esconde el poema más sucio. Lo busco con mi lengua intentando abrirte del todo. Lloremos un par de orgasmos. Manchémonos uno del otro. Rosal azul y cuervo negro en medio de una tormenta de pieles de luz. Tierra empapada y dilatada frotándose en el cajón cerrado de un eco de existencia pretérito.

Mascaras. Quimeras. Segundos. Estupro. Academia. Invencible. Aquiles. Adicción. Aflicción. Asesinato. Ágape. Eunuco. Emoción. Frío. Destemplanza. Anémona. Asequible. Infierno blanco. Amor. Guerra. Senil. Futilidad. Espejo translucido. Es mentira que el arte salva, sólo se enamora de una soledad elitista.

Hiedes a humo y desgarro. La vida nos sumerge. Como una poesía de nudos y cepos. De quinielas de ombligo. De bofetadas sin bragas. No eran rumores lo que leíste sobre mí. Todo surge sin épica. Bregando con las limitaciones de un ladrón llamado romanticismo, pátina estúpida, vetusta y esquizoide.

A veces he tenido deseos de mutilarme y enviarte mi sexo ensangrentado con un lazo de regalo. Deshacerme del anhelo y la pulsión. Y me imagino como aceptas encantada mi sumisión. Como acunas mis cojones en tu pecho. Como coses unas alas de mosca a mi polla para enseñársela a tus amigas. Naufrago a tu alrededor como una soga demasiado prieta en torno al cuello azulado.


El hachís reblandeciéndome el cerebro. Bukowski riéndose en las alturas de todos nosotros. Somos pusilánimes. Ajenos al desdén de lo importante. Somos Dresde. Mujeres alemanas violadas una y otra vez. Abriendo sus piernas a los vencedores. Desgarrando sus rodillas. Recibiendo el cáliz ruso a horcajadas antes del fundido en negro de los bombardeos.

Ropa interior desahuciada. Dedos abriendo la carne. Dolor. Placer. Mentira. Posesión. Me intentas arañar pero te aplasto con mi cuerpo. Mi polla entra y sale con dureza. Tus ojos refulgen odio. Estoy a punto de correrme. La saco y vuelvo a deslizarla en tu interior muy lentamente. Gimes y todo sigue su rumbo. Divago para alargarlo. Es todo una idiotez. Fricción. Sangre inflamándolo todo. El orgasmo es la mentira. Cuando llega todo se vuelve opaco y pierde su importancia. El orgasmo es la empalación del romanticismo. Es la puta del año pasado. Es un disfraz de rencor. Somos hormigas alienadas debajo de una lupa. Y la lupa se siente poderosa ajena al niño. Y el niño juega ajeno a la vida del adulto. Y Dios observa todo desde su celda acolchada. Su baba blanca es el universo tal y como lo conocemos. Pero toda esa energía indiscernible y todopoderosa está totalmente ida. Su cerebro es un cascarón vacío. Es la nada sin un nombre digno de recordar. Un fantasma sin pasado. Una broma escatológica. Miedo a la otredad.

Y todo sigue. Y seguimos. Pero tu orgasmo no llega. Y el mío es muerte.

Three Hours by Jason Parker Quartet on Grooveshark

sábado, 7 de diciembre de 2013

Tu coño es el único lugar real que conozco. Aunque estrangule mi corazón y luego mi polla.

Denostado. Cansado. Eterno semáforo en rojo en una avenida llena de invierno emocional. Sin otoños. Destrozado y a la vez intacto. Como un dios insolvente con el cerebro y los bolsillos llenos de polvo. Un hueco vacío mirando con arrobo una flor ajada. Intento barrer la oscuridad. No lo consigo. Y me siento culpable. Estoy dejando que el trabajo y los hombres grises con sus ametralladoras ganen. Que mutilen lo poco –muy poco- que queda.

Alzo la botella de vino. Un trago largo. Duro. Ambrosía caliente y barata despertando el espíritu y matando la forma. Sí. Ahora me siento algo mejor. Aunque la página en blanco siga escupiéndome con desarraigo y las paredes –finas como piel de párpado-, sigan odiándome. No. No puedo escapar de los errores cometidos. No soy vital. Ni creativo. Ni siquiera trágico. No engaño a nadie. Fracaso en buscar el deslumbrante relámpago de la palabra. El rostro perdido de Baco. El poema que acabe con mi guerra interior. No me atrevo a bailar descalzo el brindis de cristales rotos. Aunque hay cosas peores que estar solo. Lo dijo Bukowski. Tiene que ser verdad. Pero no hay talento que desovillar. Sólo grandes párrafos de sandeces personales que mueren bajo el yugo del hacha de fuego del pudor.

Pero he de confesarlo: amo mi veneno. Subir tus escaleras rotas. Ser una mosca atrapada en la telaraña azul de tu coño. El único lugar real que conozco. Aunque estrangule mi corazón y luego mi polla. A fin de cuentas el amor es una rosa pugnando por sobrevivir en el cementerio. Una trampa domesticada. Un reloj que, en las mejores noches, parpadea y se retrasa.

Quizás lo único cierto de todo esto es que el amor odia a los contables. Por eso cuando estoy contigo olvido mis matemáticas y siempre me pareces infinita. E incluso a veces, cometiendo un exceso, un poco mía.

The Wheel by Amplifier on Grooveshark

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Breve interludio.

Somos un eco. Un chiste. Un eclipse. Sonámbulos jugando al escondite inglés. Asesinos impenitentes que aprovechan su libertad condicional para volver al lugar del crimen. Y ese lugar es un abismo de silencio con forma de cama. Buscamos en el reencuentro una inmortalidad efímera que es simple narcisismo, no amor. No nos damos cuenta que sólo somos espejos de piel. Y al canibalizarnos el trofeo se inmola sin expiación.

El vaso gime y cae el nudo de sabanas. Todo se cubre de rojo. Quizás sea la coartada para enfrentarnos al pasillo sin ventanas. Me acaricias con tu lengua. Abres despacio las piernas. Como si así pudiéramos llenar de pelusas las marcas de tus antebrazos y acallar sus gritos de lucidez suicida.

La almohada recoge el perfecto rasguño de unos besos fósiles. Hay ansiedad por esculpir violencia ebria en tu cuerpo. Por cambiar ternura por pornografía y rubricarla con enjambres de sangre blanca. No hables: es más lírico dejar caer tu ropa sobre el asfalto de mi deseo, engañar a los sentidos con la ficción de una jaula sin barrotes.

Te follo –penetrar en un verbo inepto- hasta que revientan tus costuras y el frío de tu interior inunda la habitación. No me importa, estoy acostumbrado. Los dos bregamos buscando algo honesto que no esté ensuciado por la bilis de la abstinencia y el cinismo.

Orgasmo. Ninguno pierde el equilibrio. Ha sido un razonable desastre. Adiós.

Plateau by Nirvana on Grooveshark

domingo, 1 de diciembre de 2013

El poeta es hermoso como una iglesia en llamas. E incompleto como un puñal con forma de jardín.

Nick Drake de fondo. El polvo masturbando el aire en su caída. Sólo me mantendré despierto una hora. Luego la muerte del sueño sin sueño. Bajar la mano. Ajustar la herida. El sonido monocorde del teclado. El frío erosiona mi cuerpo. Sucede dentro y fuera. El hachís intenta combatir la página en blanco. Los bueyes descansan. La botella de vino acuna mi escaso talento. Quiero ser árbol. Pero sin la obligación de morir de pie.

Dios es un deforme sin carisma. Como la estampa de un dibujo animado. Un gánster que marca las cartas y fuma ufano un gran puro. Un pequeño gusano que repta por tu piel y se alimenta de tu decrepitud y tu dolor. Un impotente que odia el sexo y desgarra tu clítoris. Disfruta cada momento de frigidez insolvente. Ríe ante cada perdida, mutilación y olvido. Es jodidamente malvado. Reparte sus dones y luego los arranca con la crueldad de un niño psicópata. Intentamos desesperados saltar y eludirle, pero sólo conseguimos formar su huella dactilar en el asfalto. Dios es un violador. Una mastectomía de urgencia. Un apocalipsis de pus en celo. Es decadencia. Es prosa poética.

Y Dios, en caso de existir, a quien más odiaría de toda su creación sería al Poeta. En él cebaría todo su desdén, asco y crueldad. Porque el Poeta habla de cosas que existen y no existen a la vez. Como los violines de mar. El poeta utiliza aristas de puntos suspensivos para curar la herida. Su cama huele a cueva y regazo. Tiene mirada de luciérnaga y flor dormida. El poeta sigue la ropa tirada en el suelo de su musa dibujando con tiza el camino hacía su cuerpo. Sus labios besan hemorragias y abismos. Toca el piano en el burdel y habla de amor con los ojos abiertos. El poeta es hermoso como una iglesia en llamas. E incompleto como un puñal de plumas.

El poeta, en definitiva, es un hombre de viento que aún no sabe volar. Y por eso escucha los secretos de las piedras. Porque las piedras hablan, nunca están en silencio. Los demás lo hemos olvidado, como hemos olvidado desde la infancia todas las cosas importantes que nos rodean. Pero el poeta las mira a los ojos, escucha sus ruegos y las dedica sus primeras cartas de amor. Y ellas se alimentan de su poesía. Y brillan. Por eso, cuando el poeta está distraído, se meten en su ropa –como pequeños secretos-, y se vuelven más y más pesadas.

No hay que culparlas
Le aman
Y saben
-Porque son ancianas y sabías-
Que no hay otra forma de atrapar
A un hombre
De viento.

River Man by Nick Drake on Grooveshark

jueves, 28 de noviembre de 2013

Quizás la felicidad es el silencio del dolor porque la risa del mutilado aún necesita amor.

Quizás la felicidad es el silencio del dolor porque la risa del mutilado aún necesita amor. Knut Hamsun hablaba de ello pero fue Vallejo quien murió de hambre en Paris. Van Gogh rechazado por una puta. Rimbaud muriendo en África mutilado por la sífilis. Pound encerrado en el psiquiátrico. Sylvia Plath metiendo su cabeza en el horno. Pizarnik asqueada a los treinta y seis años. Hemingway haciendo un dibujo en la pared con sus sesos. Lorca asesinado en una cuneta. Burroughs disparando contra su mujer. Woolf y sus piedras. Kerouac y su resaca de diez años. Kafka y sus neurosis. In profundis de Oscar Wilde. Dickinson y su reclusión. Brontë y la tuberculosis.

El vomito. Gusanos negros bajo el colchón. Guardando en la boca un par de monedas sucias para Caronte. Notas agudas. Años de estudio que acaban en las fauces de alzheimer del contenedor. No hay calor detrás de las cortinas. Sólo definiciones erróneas. Y putas llenas de luto. Mujeres que dejan un rastro agridulce en el suelo de porcelana, te arrancan las pestañas y cosen tus heridas de deseo frustrado.

Hay lujuria en una bufanda que asciende e interrumpe el cielo gris plomizo. He visto muñecas con zapatos de tacón paseando su leyenda ante un pelotón de fusilamiento asustado. Gasas de azul etéreo, con voz de luciérnaga, convertidas de pronto en esquelas de pavesa.

Y ella, con su cuerpo de cuento, de poesía sin verso y columpio de luna. En su segura oscuridad de feto en la placenta. Sábanas rojas de horizonte infinito. Llega el hombre con su sonrisa falsa y sus uñas suicidas. Y lo rompe. Las letras haciendo táctil el pecado y robando su inocencia. Y ya sólo queda resolver sin carisma todos los conflictos existenciales que provoca la luz de la lampara. Intentando fingir que la vida nace en el reflejo de un espejo de latón. Sin alcohol. Ni cocaína. Sólo con la alevosía del bufón que intenta maquillar las secuelas. Pero que lo único que consigue es amoratar las fronteras de un deseo tan vano como un amor de verano. E intentamos bebernos la sed. Llenar nuestras heridas de esperma y flujos. Despojarnos de la ropa como si nos arrojáramos a un precipicio de madera para así poder sentir el vértigo de una pelusa inmortal y nihilista. Y cuando esas llaves mohosas rompen el himen literario nadie lo considera un crimen. Están acostumbrados a asesinar la virginidad con signos de puntuación mal elegidos. Sin sangre. Sin brillo. Vulgar penetración.

Por eso, como justo castigo, amanecimos convertidos en estatuas de sal y tinta.

Sálvese quien pueda by Vetusta Morla on Grooveshark

domingo, 24 de noviembre de 2013

Aniversario: Tres años de Decadencia.

Tres años de decadencia. Tres años dedicados a escribir en el blog con cierta asiduidad. A veces no sé qué me impulsa a escribir de madrugada, con la botella de vino rechinando soledad, bailando en la oscuridad con la oscuridad mientras las paredes resbalan y se escuchan los recuerdos de una amante ingrata, las pisadas silenciosas de un gato fantasma o un conejo psicótico.

El humo del hachís rodea el calendario del año pasado y el póster de Fight Club. La poesía de Bukowski, Panero, Iribarren, Dickinson y tantos otros me ilumina como un neón destartalado. El loco grita desde su agujero y me siento al borde para cantar juntos su canción de amor. Y es entonces cuando mi mano se desliza sobre el teclado y el texto se llena de semen y sangre. Es divertido, sí, de otra manera no tendría sentido volver a ello una y otra vez.

Este último año ha habido más poesía. O siendo estrictos prosa poética. También durante dos meses una novela a cuatro manos con Nuria. Quizás tuvo un final abrupto pero estoy muy orgulloso de algunos capítulos. También he compartido vídeos donde periodistas como Gabilondo nos han informado de como la crisis ha servido de excusa para que las grandes empresas –con la connivencia de los políticos-, se aprovechaban de la no-democracia para destrozar todos los avances sociales que se han conseguido en el último siglo. Hace un año hablaba de los resignados –como broma privada ante esos mal llamados “indignados”-, ahora el término que se me ocurre es “precarios”. Nada cambiará después de la crisis, todo se ha perdido, se han cargado el estado del bienestar, la sanidad se privatiza, la educación con aberraciones como separación de sexos, los sindicatos buscando no perder sus subvenciones y firmando cualquier cosa, minijobs… mentiras sobre mentiras, somos números dentro de una dictadura capitalista. El PP sólo es la correa del amo. El PSOE ni siquiera existe ya.

Volviendo a temas más banales, a pesar de los parones en las actualizaciones, de quitar comentarios, de ser un ingrato con vuestros blogs, siempre hay una media de trescientas visitas al día. Y también más de trescientos seguidores Google+. Gracias. Por otro lado este año también he entrado en las redes sociales. Pero a mí manera. En Twitter utilizándolo exclusivamente como pequeño arrabal de literatura, sin concesiones a lo personal, pocos tweets. Y en Facebook con enlaces a artículos, vídeos y lecturas. Espero que eso sirva como excusa por mi irreverencia. También andan por ahí los enlaces a mi Spotify y Last.fm para que podáis criticar a gusto mi eclecticismo musical.

El tiempo es mezquino con los blogs. Casi no queda ninguno de los que existían hace tres años. Se deja de actualizar poco a poco, los lectores se olvidan, la rutina y las ganas desaparecen… intrínseca idiosincrasia. Recuerdo a Lunática y sus historias de niñas psicópatas, o aquella entrada donde nos metía a todos en una historia kafkiana de tintes orgiásticos. Mi querida Alma Agridulce. Sbm con su blog privatizado. Lo mismo que ha sucedido recientemente con Advenedizo y su crónica nada. 
Aunque siempre quedan irreductibles como Sarco Lange, bitácora muy recomendable. El poeta Neorrabioso. El siempre eficaz Jordi en  Proyecciones. Eme y sus vivencias en Malawi. O nuevas adquisiciones desde el Twitter como Tratado de Amor Genital y Autocrítica.

No todos se han escorado en la vorágine del olvido, ahí tenemos siempre a esas dos incondicionales, con sus hermosos espacios personales, Ficticia y Nuria (en su vertiente erótica). Amapola Azzul con sus comentarios. La que canta con lobos y su regreso a medio gas. Dalicia. Abismo en Twitter. Carol. Jane. Tampoco quiero hacer una lista, como se suele decir: son todos los que están pero no están todos los que son. Me gustaría reseñar también a todos esos anónimos que, de vez en cuando, se atreven a realizar algún comentario o crítica.

Tres años. Algunas lectoras pensarán que me he adelantado. No. Fue una noche como esta, unos días después de mi cumpleaños, cuando comencé con el blog. No sabía exactamente que hacer. Escribía de libros. De mi última debacle sentimental. De nada en concreto. Al final decidí borrar todas aquellas entradas. Pequeñas muescas que sólo se notan al acariciar el pasamanos de la entrada. Me percaté demasiado pronto de que prefería no hablar de mi vida real, o mejor dicho, hacerlo mezclado con literatura para que nadie se diera cuenta. Es divertido, aunque a veces, sinceramente, dan ganas de contar las cosas sin más, de vomitar penas y alegrías sin cortapisas.

¿Cómo resumir este último año? Ocho mil canciones escuchadas. Seiscientas películas. Más de cien libros leídos. Excesiva precariedad laboral. Dioptrías perdidas de noche delante del monitor. Muchas palabras ajenas escritas a ras de hueso de mujeres que ha merecido la pena conocer. Que luego han inspirado mi literatura erótica. Otras que son partículas muertas de olvido. Pero de las que también he aprendido mucho. Blogueros con ínfulas que no saben escribir pero se masturban con estadísticas. Otros que ni siquiera tienen la opción de comentarios pero destilan genialidad...

¿Cuánto tiempo estaré por aquí? Quien sabe. Ahora abrazo una felicidad sentimental que no esperaba. Tampoco esperaba seguir escribiendo más de dos meses seguidos. Supongo que, como en todo, tienes que vivir al día. Disfrutar de lo que va surgiendo.

En cualquier caso…
Gracias a todos por Ser
Gracias a todos por Estar
Un brindis por vosotros
Y también por mí
Joder
Al final me lo he ganado
¿No?

Decadencia (Live Version 1995) by Héroes del Silencio on Grooveshark Svantetic by Leszek Możdżer on Grooveshark

martes, 19 de noviembre de 2013

¿Quién puede encender un fuego con la leña de su propio árbol?

Siempre me agradaron las películas de viajes en el tiempo. El concepto de una segunda oportunidad. La idea en la cual un yo más maduro es capaz de volver atrás y hacer las cosas mejor. De superar la timidez, de no encomendarse a la necedad del orgullo o L'esprit de l'escalier.

Quizás las despedidas son lo más complicado. Hay algunas nacen perfectas por la limitación del instante, como las que se producen en una estación de tren, donde el abrazo, la sonrisa de lágrimas, nos dejan indefensos, permeables al contexto y el entorno. Luego están las privadas: el último polvo, beso, la última mirada desinhibida, desnuda, antes de ponernos de nuevo la coraza.

Otras -la mayoría-, son un desastre. Relaciones estrellándose contra un alzheimer lleno de odio. Gritos. Bofetadas a la pared. Malos recuerdos que se convierten en los últimos y empañan el pasado. Aunque quizás, sobre todo con los amigos, la confianza desaparece sin grandes estruendos. Estamos tan lejos. Tenemos tan poco tiempo libre. Indiferencia. Un año después, cuando te encuentras a esa persona por la calle, no sois los mismos, no hay interés ni curiosidad.

Y sé que no he estado a la altura en alguna de mis despedidas. Sobre todo con ellas. Y a veces deseo que esa idea inmadura de tener una máquina del tiempo se haga realidad. Pero es imposible.

Por eso, ahora que he vislumbrado la sombra de Sísifo en la pared, me gustaría despedirme de ti. Justo en este momento, cuando miramos como cae aguanieve por la ventana, tácita belleza, ahora que todavía nos sentimos intactos, invencibles, ahora que nuestra mirada sólo contiene deseo y planes de futuro. Y por eso te cuento cinco secretos, que ahora ya no son secretos, sino canciones y poemas que serán siempre tuyos. Y te recito de memoria las mejores noches que hemos pasado juntos. Las ansiedades que mueren anegadas de belleza en tus ojos. Y te explico porque tu orgasmo en hogar y tu risa panteón. Y sigo hablando hasta que me quedo afónico y empalmado. Hasta que tú, acostumbrada a mis payasadas, me tapas la boca con tu boca y todo se desvanece en esa idea absurda de que yo, al final, también pueda ser inolvidable para ti.

El día siguiente no me comentas nada. Pero ya está hecho. Mucho mejor que un seguro de vida: es un seguro de belleza poética. Como si desde el pasado pudiera acariciar las arrugas del futuro. Y por eso ya no me preocupa seguir escalando la montaña de aniversarios ficticios, citas literarias noctívagas, películas, canciones, caracteres incompatibles, mordiscos, guerras y paraísos. Seguiremos siendo felices hasta que el faro de la decadencia ilumine el horizonte del naufragio. Y entonces, aunque duela, como es intrínseco en la herida, nuestra despedida será perfecta. Porque podrás acordarte y volver a este día. Como en una tragedia griega todo habrá ocurrido antes de suceder. Como en el eterno retorno de Nietzsche. Como en un cuento de Borges. Como si hubiera conseguido colarme en el DeLorean y por una vez, por una sola vez, pudiera volver para despedirme y, a pesar de mí mismo, hacer las cosas bien.


**

Siempre he sido fiel al himno que embiste y aniquila
A la lengua voraz que desnuda todos los infiernos/paraísos
Por eso me acerco de puntillas a besarte
Para que mi amor de insecto
Se abrase, muera y resucite
Contra tu belleza entrenada

Sólo soy capaz de recordar la vida
Desde la tinta de tu regazo
Por eso me trago tu risa sin masticar
Y beso tus rodillas
Y peino tu caos
Y bailo la música que escarchan tus heridas

Y justo cuando todo acaba
Y estoy hundiéndome en el castillo de la nada
Mi gato –ese cabrón insolente- empieza con sus recriminaciones
Me maúlla que siempre es mejor follar
Con los ojos cerrados
Para evitar desgracias terribles
Como el Amor

Es fácil para él
Lleva castrado cinco años

Pero sí
Tiene razón
La próxima vez
Intentaré no enseñar mi jaula
Tan rápido

¿Quién puede encender un fuego con la leña de su propio árbol?

Lobby by The Kilimanjaro Darkjazz Ensemble on Grooveshark

viernes, 15 de noviembre de 2013

Braquiproctofilia.

Me duelen los ojos. También la sangre que se hacina en mis muñecas. La desidia de bailar en la oscuridad con la oscuridad. Frase manida. Alcohol haciendo el trabajo sucio. Debería de acostarme. Mañana hay que madrugar. Y saludar agitando las manos hacia delante. Aunque las comisuras traicionen el pensamiento. Los cadáveres empiezan a mover los dedos, se agitan, se rebelan, levantan su cabeza tatuada de hacha y apagan la luz.

Recuerdo hace años cuando iba a casa de Miguel. No importaba si era jueves. O martes. O sábado por la noche. Llevaba dos botellas de vino. Él siempre tenía preparada una hilera de porros. Enormes. Gigantescos. Como la aleta de un tiburón. Fumábamos con ansiedad mientras escuchábamos música clásica, como dos moribundos en un país de ciervos azules. Él se creía invencible. Yo me creía idiota. Sólo uno de los dos tenía razón.

Todo siguió igual durante un tiempo. Un lugar seguro al que recurrir de vez en cuando. Cuando el trabajo no me dejaba dormir. Cuando la farsa de sombras chinescas y amor desleal convertía mi garganta en un pozo de ladrillo rojo. Pero nuestras conversaciones eran un teatro inútil, inane, estúpidas en su falta de retórica, fingiendo equivocarnos con una sonrisa drogada cuando ya nos habían vencido mucho tiempo atrás. Lienzo verde. Humo blanco.

Horas después llegaba a casa, a mi cama fría. Pero era incapaz de dormir. Entonces aparecían los fantasmas aullando de dolor. Henchidos de odio. Anhelando mí desperdiciada juventud. Arrancaban a dentelladas la piel del corazón y me mutilaban los párpados. Dolía. Dolía demasiado. Me incorporaba. Encendía el ordenador y las imágenes cercenaban mi sensibilidad. Pero también me la ponían dura. El coño siempre omnisciente. Como única esperanza. Como única abominación. Y discutía en voz alta si la Muerte vendría descalza o con zapatos rojos de tacón de aguja. Tal vez sólo fuera una niña sonriente, vestida de rosa, con dos globos en la mano: uno lleno de dioses y paraísos, el otro de gusanos y polvo.

Recuerdo una de esas noches. Carla llamándome, su voz cristalizada en esa rayuela dipsómana de quien sólo sabe vivir entre puntos suspensivos y elipsis. Su falda airada. Sus pechos inmensos entrando y saliendo de mi boca. Como una violación. Sus mamadas eran dolorosas. Quizás por eso me gustaban.
Vomité. Dos veces. Pero ella estaba contenta porque sólo veía amor blanco deslizándose por sus muslos. Saliva. Otoño. Hojarasca. Capitulación.
Entonces tuvimos un brote esquizoide
Que duró
Exactamente
Cinco minutos

Fueron los cinco minutos más largos de mi vida.

A pesar de eso estábamos condenados. Ella leía a Brontë. Yo a Cioran. Ella jugaba de rodillas a ese sin querer quererte querer que mordía el hueso. Yo bailaba sobre nuestra jaula porque sabía que estaba decorada con el amor químico de los insectos.
Pero lo peor es que olvidamos cuando pesaba su cuerpo sobre el mío. Y así, disculpadme, no hay manera de ofrendar te quieros sin sonar ridículo.

Charlie Big Potato by Skunk Anansie on Grooveshark

domingo, 10 de noviembre de 2013

Poema del chico Suicida.

Soy el chico Suicida
Que saca brillo a las botas del ahorcado
Cuando aún se balancea
Como un columpio oxidado

Que pasea sobre el rostro de los muertos
En los camposantos
Y escucha su murmullo
Sus profecías de vida eterna
E invierno de ciénaga

Y mientras afilo las correas del insomnio
Con mis manos amputadas
Mi sombra se inclina
Y baila con la oscuridad
Estoy atrapado
Como el gusano en su hogar de manzana
Que cae sobre la cabeza del loco

Soy el chico Suicida
Que sabe que el error se transforma en belleza
Cuando el silencio se enamora del grito
Y alumbra la destrucción que nace al borde del poema

Quizás es amor
Estás hebras de viento
Que se pegan a mi mente
Buscando un poco de cordura
Para luego tallarla
Con forma de corazón
Y nido de cenizas

La Nada se acerca
Con su vestido de novia
Y juega conmigo en el acantilado
Me canibaliza en un acto de amor
Que me sostiene
Me empapa
Me cosifica

Nuestros gemidos son escenarios
Con rostro de acertijo
Y punta rota de estrella
Espejos que acarician una ruina afilada

Soy el chico Decadente
Que juega en un laberinto
Con forma de cuchillo
Aunque luego sean tus besos
Pavesas de hiel
Los que desfloran mi piel

Qué fácil decir para siempre
Desde el castillo de tu boca
Desde el arrecife de ciervos azules
De tus ojos

El hacha sonríe cuando busco
Llorar entre tus piernas
Mi vicio de esperanza

La Muerte ha perdido
Su zapato de cristal
Mis poemas gritan de sed

Envía tu fuego
Y acaba con todo.

Poema sobrecogido by Extremoduro on Grooveshark

viernes, 1 de noviembre de 2013

Carta de un decadente (II)

Estoy escribiendo un relato muy divertido en el que voy andando por Gran Vía con el monstruo púrpura en libertad, fuera del pantalón. Las mujeres abren desmesuradamente los ojos y gritan asustadas. Los hombres corren de un lado para otros buscando un policía. Pero el monstruo púrpura no sigue las leyes convencionales, nadie puede detenerle en su conquista mundial.

Además sabe que el arte que provoca pasividad es totalmente estéril.

Sinclair Lewis, Eugene O’Neill, William Faulkner, Ernest Hemingway y John Steinbeck tienen dos cosas en común: son premios Nobel de literatura y alcohólicos. Bukowski volvía de su jornada de diez o doce horas y se ponía a beber y a escribir. Pienso en ellos y borro el relato. Brindo por la burda sombra de autodestrucción y la sempiterna indolencia. A fin de cuentas ni tengo talento ni pasión, para mí es un simple pasatiempo.

Alzar la copa ya supone demasiado esfuerzo.


Escucho un ruido arriba: mis vecinos otra vez discutiendo. Él es un puto advenedizo, de esos que dibujan sonrisas con tiza en el capo de los coches. Ella es una lolita de tetas caídas con un tono de voz excepcionalmente agudo. Él debería de comerle el coño con más intensidad y ella debería de hacerse una ligadura de trompas. Y yo debería de subir y matarles. Acabar con su sufrimiento. Pero sé que son gente peligrosa, al robarles el wifi descubrí que los dos tienen blog. Ella uno de esos típicos donde habla de sus anhelos románticos mientras se folla al portero en el cuarto de la limpieza. Escribiendo todos los días poemas vacíos, entradas vacías, donde no dice nada, donde no hay vómito ni entrañas, como si tuviera nieve en las venas. Él se esfuerza más, su vida sexual depende de ello. Poeta. Macarra. Macho alfa que esnifa viagra y te ata al cabecero antes de escupirte y jugar a un rancio bondage. Todo da mucho asco/pena como decía uno de esos innombrables con talento póstumo.

No sé si drogarme o comprar condones y crucifijos de madera. A veces follamos mal, nos desnudamos y las certezas se nos clavan y nos abren en canal. Alguien bucea ahí dentro durante un rato y luego al salir escupe llagas magenta desilusionado porque las vistas no son lo que esperaba.

A veces bebo como si fuera una mujer embarazada buscando el aborto
Un aborto de tristeza
De accidente irreversible
Todo girando en torno a un abrazo de ceniza y espejismo roto
Que nos excita ad eternum
Sin percatarnos que somos coños chocando contra pollas
En un parque de atracciones donde esperamos nuestro turno
Mientras ponemos nombre de mascota tierna a las cicatrices.

Y por eso exclamo:
Levantaría un templo
Sólo para ti
Y me cortaría las venas
Para que bebieras mi sangre
Mientras muero lentamente
Porque las diosas sólo necesitan
Victorias
Y despedidas.

Entro en ti con cierta violencia. Tenue dolor. Pero no me pides que pare. Tampoco lo haría. Giras tu orgasmo hacia mi boca. Sin metáforas. Ni poemas. Ni llamadas perdidas. Soy una pared enamorada de tus bragas. Derríbame.

Don't Leave Me Now by Pink Floyd/The Wall CD 01 on Grooveshark

jueves, 31 de octubre de 2013

Carta de un decadente (I)

Madrugada. Música suave que entumece aún más mi mente. Radiohead. Mañana hay responsabilidades. La vida está llena de ellas. El tiempo agrietándonos poco a poco hasta que el ataque al corazón anule el último segundo. Como si importara. Ya desde la escuela existe una premeditada amputación de cualquier idiosincrasia ajena al redil. Sonríe a la foto. Planes. Ambición. La madurez relacionada con sufrir la frustración con entereza. Con templanza de ánimo. Asumamos responsabilidades. Firmemos contratos. Tengamos hijos. Pergeñemos un legado en forma de tuerca y con envoltorio de supermercado.

No me da asco. Pero me siento ajeno. Seguramente se trata de complejo de Peter Pan. El aislamiento me provoca pensamientos extraños. Vivir solo. Trabajar de noche. Tener pocos amigos. Admirar a Bukowski. Ser un misógino. Vivir en España. Esto último de un malditismo irrefutable. Como decía Pérez Reverte los políticos son una casta aristocrática de la cual ya es casi imposible librarse. Guillotina o un par de décadas con una educación real, consensuada, meritocrática. Pero es inviable. Quieren que seamos un país de camareros. Un país turístico donde existe un grupo social olvidado que sobrevive en comedores sociales, con la jubilación de los abuelos y buscando comida en los contenedores.

Se puede cambiar. Pero produce demasiada pereza. La mayoría aguanta la respiración creyendo que cuando la crisis termine volverán a sus antiguas vidas. Cada uno vive de acuerdo a sus propias incoherencias. Sus propios miedos. Mi mente divaga. Pero no me apetece escribir. Mi pequeña burbuja de alcohol y hachís me provoca más indolencia. Más hermetismo. Más hipocondría. El cerebro jugando a la ruleta rusa. Como si las palabras formaran un puzzle y la mitad de ellas reposaran en el estomago de mi gato. Como ahogarse en un charco de agua sucia -espalda de musa- y que el único sonido sea una mezcla de estertor y victoria. Como una mujer que te juzga incompetente en apenas dos segundos.

Pero bueno, qué más da. Es divertido ver formarse las letras en la pantalla. Todas las cosas importantes tienen un precio. Requieren un esfuerzo. El cambio. La escritura. Incluso el sexo. Sí, así es. No consiste en meter y sacar. No es abrirte de piernas y ver que sucede. No es solamente dopamina y oxitocina. Tienes que buscar la afinidad animal. Tienes que buscar la violencia pornográfica. Olvidar el condicionamiento social. Buscar el desequilibrio y la fragilidad. Consumirte. Casarte con la puta. Dejarte devorar. Romper con violencia el rubor. Sin todo eso sólo es un vulgar ejercicio gimnástico sin alma. La naturaleza moviendo los hilos. Comer. Beber. Cagar. Mear. Nada más allá de tus necesidades fisiológicas. Busca la puta trascendencia. Pero no lo llames romanticismo porque es una etiqueta de idiotas. Hablo de bailar dentro de ella. Dejarte llevar y explorar límites. Sin ejemplos. Cada uno tiene un espejo genital que tiene que limpiar de tabúes, ¿os gusta follar?

Nuestra vida es una lucha contra el olvido. Nos volvemos cobardes. Conservadores. Nos alejamos de nosotros mismos. La pasión empieza a perder sentido. Quizás por eso existe la literatura. Pero, por qué leer si puedes penetrar el agujero de cristal, si puedes mutilarte, ahogarte. Si puedes golpear, escupir, arañar, morder, amar, llorar, gemir. Si puedes sentir un dolor o un placer tan profundo que todo lo demás se vuelve gris, opaco, incierto, lejano, ajeno. Si puedes despertarte y sentir algo real por primera vez en tu vida sin necesidad de hacer cola en el centro comercial.

Pausa. O punto y final. La digresión está motivada porque este hachís me pone cachondo. Algo irrelevante, lo sé. Pero la acotación me parece de extrema necesidad. Lo que quería decir, en resumen, es que el tiempo continúa con crueldad. Y empeoramos. Como un cáncer fagocitando esa parte de ti singular y única que te permite resaltar como individuo. No estoy hablando de los logros prefijados que impone la sociedad, ni de etiquetas o nóminas. Hablo de la esencia del ser humano que, con cierta dosis de optimismo, permite que seamos especiales e inolvidables. Que podamos crear nuestra propia literatura, incluso a pesar de nosotros mismos.

Poemas. Guerras. Brindis.

Underworld by Anathema on Grooveshark

miércoles, 30 de octubre de 2013

Carta de una desconocida (III)

Hay algo en ti que susurra decadencia. Como un tiovivo mudo que gira enloquecido a través del espejo. Quizás el dolor nos vuelve sentimentales. Aunque creo que nosotros somos más de querernos dentro de sonrisas verticales. Enterrados entre sabanas de arena que reflejan nuestra violencia pornográfica. Nuestro juego del escondite.

Desvírgame. Sodomízame como si fuera una autoestima medicada. Desabróchame el pecho. La pertenencia cosifica. Y luego llega la sangre menstrual. Soy madre del hielo rojo que nos rodea. Pequeña muerte genital. Me follas de rodillas. Precipicio voyeur. Y luego tu piel se duerme y quedo sola. Con la marea sucia de mi interior. Las cicatrices en el labio. Los platos rotos. Al menos nunca me hiciste una promesa. Acuerdo tácito. Sólo son mentiras con preaviso.

Pasemos lista a mi cubil de fantasmas. Sí, están todos. Incluso hay un hueco para tu yo futuro. Siempre hay una excusa para el primer dolor. Lo demás es ambición masoquista. Inanición sentimental. El eje podrido de Bukowski. Raíces mojadas incapaces de provocar sombra.

Hace frío. Radiohead muy bajito. Hachís. Cenicero con forma de rompecabezas. No me gusta llorar delante de unos ojos secos. Todo en la distancia parece perfecto. Cierta necesidad de revisionismo embellecedor. A fin de cuentas escribirlo es vivirlo de nuevo. Darle la vuelta a tus labios. Mudar la piel. No me jode llenarte la espalda de versos, ¿hay una intimidad mayor que memorizar el sonido que haces al correrte?

Ciertas coartadas quitan el frío. Quizás lo único trascendente sea vomitar escombros en tu ombligo mientras tú, poco a poco, violas el azul de mis ojos. Y, aunque ya no quieras ser poeta, consentir en llamarlo amor.

Weird Fishes/Arpeggi by Radiohead on Grooveshark

miércoles, 23 de octubre de 2013

Carta de una desconocida (II)

Tres de la madrugada. Hachís. Aburrimiento. Locura. Fingimiento. Bukowski. Herrumbre. Sísifo. Fricción. Caronte. Fisura. Deja Vu. Esquirlas. Chopin. Tristeza exhibicionista. Sabanas como escenario de violencia y sobras. Síntomas que conmueven y provocan otra calada de monógamo romanticismo. Flotar lentamente. Unicornio. Baldosas manchadas de vino y tinta. Desdén. Feminismo. Conceptos. Modas. El recorrido de una canción sobre mi piel muerta.

Timbre. Ahí estás. Chasqueando los dedos. Escorando tu sonrisa. Fingiendo sentimientos. ¿Debo abrirte la puerta? ¿Jugar a encontrarnos? Es una pena que no sepas escapar de ti mismo. Huir de tu realidad unos instantes. Tienes demasiado miedo a dejarte llevar, al dolor. Uróboros atrapados en tu psique. Inténtalo al menos. Vamos, ¿tan terrible te resulta necesitar a otras personas, crear rutinas? Cobarde. Nadie puede curar tu maltrecha autoestima. Eres el espía de un jardín abandonado. Un mensajero analfabeto. Un Dios ateísta. Aunque folles tan jodidamente bien.


Abres mi carne. Tenue dolor. Me siento ida y poseída cuando entras en mí. Y luego tu peso en mi boca. Tu peso inerte, síntoma de la arquitectura de la nada que te rodea. Entrando. Entrando. Y yo rodeándote con las manos, acariciando tus cojones de oro blanco. Tu culo duro, como un sueño que sangra por la boca. Mi pelo cambia de color como si fuera una cinta escarlata que marca tu cicatriz. Y el orgasmo. Tu baba blanca refollando mi interior. Iniciando esa carrera que no entiende de amor, odios, desaires, invenciones, tiempo, química, ansiedad, anhelos o recuerdos. Sólo se desliza. Como un soldado sin compasión ni conciencia. Como un nazi agitando su bayoneta. Un terrorista. Un alíen ajeno a su alacranidad. Sin preguntas, pero con todas las respuestas equivocadas. Y resulta tan fea tu huida, tan indecorosa, que necesito que sigas mintiendo. Viólame entre destellos de incertidumbre y/o traición. Luego podrás casarte con todas menos conmigo.

El público experto que asiste al espectáculo señala mi error. El equilibrio es inviable. Nuestra imagen discordante. Debo alejarme. Dar ejemplo. Pero es demasiado tarde. Creía en nuestra victoria. Quería que mis venas contaran nuestra grandiosa historia. Quería ser mártir. Poesía explotando a su lado. Pero para ti, ahora lo sé, solo soy pornografía. Y quizás algunas suturas de recuerdo.

Y sin embargo está noche es la última, jodido poeta. Ahora me toca decirte adiós con crueldad e hipérbole. Cerrarte las puertas en las narices. Ser loba esteparia. Levantar mi falda con gracia ante otros. Ver todos los matices de nuestro amor destructivo. Húmedo. Pegajoso. Genital. Tierno a veces. Anorgásmico siempre. Inestable. Insomne. Estúpido. Vulgar. Traumático. Brusco. Promiscuo. Desequilibrado. Voraz. Violento. Fanático. Turbio. Melancólico. Pornográfico. Mudo. Torpe. Sofisticado. Taciturno. Catatónico. Desafinado. Perpetuo. Abominable. Y decirle adiós.

Porque ya no quiero confundir azotar y evocar con el verbo vivir
No quiero llorar hasta que me duela la cabeza
No quiero llevar bozal ni que me enseñes a ladrar
No quiero que me sodomices perdiendo los modales y el ritmo
No quiero manchar la copa de vino y pensar que tú, y sólo tú, eres mi paraíso más habitable
No quiero ser jaula de huesos, estropicios y agua sucia
No quiero ser candado, mosca, guerra sin soldados
Mar sin puerto
Flecha sin objetivo
Mascota de resacas
No quiero que mi amor esquizofrénico escoja la mejor de las vistas
No quiero ser la niña triste
Que no duerme
Ni come
Y pasea cariacontecida su agarrotada pena por las calles del otoño.

No, ya no. El tiempo agrede, pero también enseña. Quería explotar, pero contigo. Y aunque me guste practicar la tragedia, subestimaste mi sentido del ridículo, puto cabrón decadente.

Y fin. Fin de todo.

¡QUÉ BORDE ERA MI VALLE! by EXTREMODURO on Grooveshark

lunes, 21 de octubre de 2013

A fin de cuentas siempre me gustaron los finales felices.

Todo es genial. Todo es una mierda. Me cuesta vivir. Pero mientras tenga una botella de vino y pornografía todo es superable. El acto poético es mancharse los dedos con la mortaja blanca del sexo. Esperar el accidente cálido y sensual. Unos pechos que envilezcan mis manos. Una lengua recorriendo las fronteras del monstruo púrpura. No hagáis caso al pesimista que indica que todo es vulgar, ingenuo e incluso ridículo. No somos trámites. Puede que nos convirtamos en animales que se masturban delante de los espejos que crea la naturaleza. Pero hemos sido NOSOTROS quienes hemos puesto nombre al juego. No quiero besar tus idilios decadentes, ¿de qué te sirven a ti? De nada. Sigue follándote al suicidio pero no me entorpezcas con tu baile de confusas palabras. Sigue siendo bombilla con anhelos de apagón. Mi luz llega más lejos. Mis muros son aeropuertos donde me pierdo sin buscarme. Raíces de cemento. Ningún vértigo me impide mantener el derrumbe en equilibro. Sólo caigo de rodillas frente al cadalso de un coño húmedo y su espectáculo de miradas y jadeos.

Mi mano tiembla ante otra obra maestra de la depravación que Internet ofrece a sus files retoños. La copa zozobra y el vino cae sobre el ordenador. Se escucha un chisporroteo. Pequeña columna de humo anunciando la debacle. Mierda. Estos vídeos eran mi único baluarte para superar otra noche de vacío existencial. Miro asustado a mi alrededor, ¿ahora qué? De pronto resuena un grito histérico en la calle, como si alguien tuviera un claxon de violencia en la garganta. No sé dilucidar si es un mesías llorando al otoño o un borracho sintiendo empatía por mi desastre.

Salgo al balcón. Joder. Es mucho peor: un poeta. Pensaba que estaban extinguidos. Utiliza viles metáforas para hablar del AMOR. De su soledad. De la épica del dolor. Esto es inadmisible. Nos ha costado años mutilar nuestra sensibilidad para que ahora venga un sensiblero enajenado y nos escupa en la cara nuestra falta de decoro y trascendencia. Saco la pistola. Apunto con cuidado. ¡BANG! Uno menos. Escucho aplausos. Llega un furgón de la policía y recogen el cuerpo. Los padres orgullosos salen en bata y pisotean sus poemas. Me estrechan la mano. Esos soñadores son peligrosos –me dicen-, su locura es contagiosa. Gracias a mí sus hijos vuelven a estar a salvo.

Los hombres grises dan cuerda a sus relojes. Antes de abandonar la calle –mañana hay que madrugar-, me regalan un ordenador por recuperar la paz en el barrio. Subo a casa. Me conecto de nuevo a Internet y busco el vídeo de antes: mujeres y ranas dejándose llevar por la depravación. El pantalón cae al suelo. Es hora de disfrutar del ARTE de verdad.

A fin de cuentas siempre me gustaron los finales felices.

The Unhappy Hedonist by Hyperpotamus on Grooveshark

viernes, 18 de octubre de 2013

Carta de una desconocida (I)

Cuando follábamos cerraba los ojos. Me lo recriminabas. Pero no podía evitarlo. ¿Te quería realmente? Mi coño sí. He conocido a demasiadas mujeres frustradas, reprimidas, culpa quizás de las ideas rancias de un patriarcado que necesita controlarnos. Pero tú, mi chico malo, liberaste mi animal, la ansiedad. La dependencia física. Quería hacerlo todos los días. Que me follases duro. Disfrutaba cuando me agarrabas con dureza el cuello y me sodomizabas. Disfrutaba con tus palabras. Del sonido de los muelles de la cama. Del eco de tu cuerpo golpeando contra el mío. Jugar a la doncella violada. Y cuando a veces tenía un orgasmo anal, las piernas temblando, en ese lapso de tiempo que tardaba en secarse tu sudor, en limpiar mi garganta, en desaparecer el tenue dolor de mi coño, me enamoraba un poquito más de ti.

Luego venían los anhelos normales: algo estable, sueldo fijo, viaje al extranjero cada seis meses, un masaje en los pies cuando volviera cansada del trabajo… Y siempre llegaba a la misma conclusión: los chicos malos tienen una fecha de caducidad muy corta, no te impliques.

Y ahora escribo sobre ti. Quizás en defensa propia. Como si suspirar fuera un ataque de egocentrismo. Y no sé si recordarte como el poeta sensible o como el borracho patético. Amarte y aborrecerte. Todo viene siempre con retraso. Condones estriados aullando en mitad de la noche. Marcas sin vendas. Agotados y sin muletas. Barcelona. Madrid. París. Todo a seis segundos de la huida. Con los ojos cerrados. Como si estuviera atrapada en un ascensor de niebla mientras escucho a dos desconocidos follar en el entresuelo. Tic-tac. El otoño reptando por mi cuerpo fingiendo una caricia.

Tengo ganas de emborracharme contigo. Con un vino de esos baratos que siempre traías. Doy otra calada. Hachís. Ratas en el parque. Pasillo deshabitado. Piano de polvo. Somos andamios. Calada. Amarte y aborrecerte. Segundas partes. Pero hay resentimiento. Bloqueos. Carencias. Mi cuerpo dice sí. Mi garganta rechaza tu recuerdo y escupe dos portazos y una carta vacía. No quiero buscarte sentido. Sólo echarte de menos. Y mirarme al espejo. Y tocar mi boca. Mi cuello. Mi pecho. Mi culo. Mi sexo. Y todas las zonas llenas de esta bonita suciedad que has dejado atrás. Y aunque te quiero dentro de mí, no puedo hacer nada más. Sólo escribir. Y suprimir. Escribir. Y suprimir. Escribir…

Burn My Shadow (feat. Ian Astbury) by UNKLE on Grooveshark