jueves, 30 de junio de 2016

Película “Love”, del director Gaspar Noé

“Uno de enero por la mañana, el teléfono suena. Murphy se despierta junto a su esposa y su hijo de dos años. Escucha el mensaje, la madre de Electra, muy inquieta, le pregunta si tiene noticias de su hija que está desaparecida. Teme que le haya sucedido algo grave. A lo largo de un día lluvioso, Murphy se encuentra solo en casa, recordando su historia de amor más grande; dos años con Electra. Una pasión llena de promesas, juegos, excesos, errores...”

A los dos anteriores trabajos de Gaspar Noé, "Irreversible" y "Enter the void" la crítica no les hizo mucho caso, (aunque está claro que la polémica funciona y es un director conocido), pero está película por su contenido de sexo explícito ni siquiera ha llegado a España doblada; si alguien quiere verla, ya sabéis: torrent con subtítulos, está en muchas páginas.

"Mi mayor deseo es hacer una película que describa la sexualidad romántica" comenta el protagonista. Gaspar intenta precisamente eso, mezclar una película pornografía –escenas reales de sexo, sin dobles- con el romanticismo y una estructura parecida a Linklater y su trilogía de “antes del amanecer” o Bergman con su “secretos de un matrimonio” para contar la historia de una pareja. Lo interesante es que el montaje no es lineal y el espectador va conociendo la historia según van apareciendo los recuerdos del protagonista, con escenas que a veces se repiten, pero que aportan cosas nuevas al entenderlas mucho mejor. Va mucho más allá que Lars Von Trier en Nymphomaniac, dado que las escenas las ruedan los mismos actores no profesionales; nada más empezar la película hay una masturbación y un poco después un ménage a trois rodada con absoluta elegancia, incluso ternura, alejada de todo mal gusto. Escenas de sexo repartidas por doquier mientras se intercalan diálogos, pensamientos, escenas de celos, de amor tóxico, de ternura, de planes de futuro, de decadencia, de buscar en el deseo y el sexo lo que se ha perdido con el tiempo.

Benoît Debie, director de fotografía ha dotado a la película de un cromatismo espectacular, los encuadres o el característico sello del parpadeo (fotogramas en negro) para cortar la secuencia y aportar efecto dramático, la música superlativa (desde Pink Floyd hasta una pista de la banda sonora de “Rojo oscuro” de Darío Argento o un remix de la banda sonora de '1997: Rescate en NY, y piezas de música clásica como Satie), hay muchos elementos en esta película que hacen que te olvides de las largas escenas de sexo. ¿Hay demasiadas? Si, ¿es una película pornográfica disfrazada de cine de autor? En mi opinión no.

La película dura 135 minutos, se ríe en la cara de Lars Von Trier, y creo que, como pequeño experimento cinéfilo para ver en pareja merece la pena. Yo la he disfrutado, como disfruto todas las películas de este enfant terrible francés. Te pueden gustar o no, pero al menos siempre intenta hacer cosas diferentes, provocar una reacción en el espectador y eso para mí, más en los tiempos que corren, es importante.

miércoles, 29 de junio de 2016

Análisis del resultado del 26J

Hay muchas noticias sobre un posible “pucherazo” y manipulación de votos. No, no nos flipemos, aquí ha habido ocho millones de personas que han votado al PP a pesar de la corrupción y su política del miedo. Y más de un millón de votantes de izquierda que se han quedado en casa viendo el fútbol y no han querido votar esta coalición. Fin. Es un país de necios, de cainismo entre las diferentes sensibilidades de izquierda y con un votante de derechas tal fiel que parece que sigue en la dictadura. Lo demás me sobra, hay que saber perder, aunque suene a discurso deportivo. Pero vamos a analizar un poco lo que ha sucedido el 26J:


Lo más importante: la estrategia del miedo ha funcionado. La verdadera victoria es de los medios de comunicación. La prensa escrita no tiene ni las ventas ni la influencia de antaño pero continúa marcando la agenda política. La máquina del fango funciona, difama y algo queda, no puedes tener un debate serio sobre Podemos sin que salga Venezuela o Grecia. Han magnificando cualquier rumor sobre Podemos mientras minimizaban los escándalos de corrupción, han sepultado la esperanza de cambio. Venezuela, Irán, ETA… todo ha servido para desgastar a la formación morada. Hay demasiada gente todavía en España que no usa Internet, o no se informa por Twitter o leyendo periódicos digitales, algo que algunos dirigentes de Podemos deberían empezar a asumir.

Como contrapartida se demuestra que la corrupción no desgasta al PP, parece incluso que lo refuerza. Fernández Díaz mejora su resultado en Barcelona. Sorpasso a Susana Díaz en Andalucía, sube en Valencia donde hay un caso de corrupción nuevo cada semana, sube en Canarias después del descalabro del exministro Soria. Y así en casi toda España. Sus votantes prefieren al corrupto que a la incertidumbre de políticos jóvenes de dudoso pasado. Mientras el mundo avanza, España se queda paralizada. Ha ganado la mediocridad, la pasividad, la mojigatería, el hooligan de las siglas políticas, el Franquismo sociológico. 

Es un hecho que las encuestas se han cocinado con el fin de hinchar desmesuradamente el apoyo a Podemos con el objetivo de movilizar al electorado más conservador. La diferencia entre encuestas y resultados es demasiado abismal como para pensar otra cosa. Hablamos de la misma gente, como nuestro querido Ministro del Interior Fernández Díaz, que destroza la sanidad catalana de forma encubierta para frenar el independentismo o que conspira contra políticos rivales. Pero también creo que el Brexit ha tenido bastante que ver, la gente lo ha relacionado con Podemos y, de nuevo, la falta de cultura política y no ir al fondo de la noticia, les ha asustado. Pues nada chicos, cuando Marine Le Pen intente su Frexit mandad a Rajoy a solucionarlo.

Cuidado con las guerras internas. Cuando todavía no se había realizado el escrutinio completo, ya se leían voces en las redes sociales pidiendo la cabeza de Iglesias y sugiriendo de forma nada implícita que es Errejón quién debe tomar las riendas del partido. Las victorias siempre son colectivas; las derrotas tienen un único culpable. Podemos Euskadi y Andalucía exigen voz en el Congreso, grupo propio. Compromís anuncia que volverá a irse al Grupo Mixto si no consigue grupo propio en el Congreso. Así es cómo funcionan las cosas. También, obviamente, echan la culpa al acuerdo con IU de los resultados, aunque sospecho que ha sido gracias a esta confluencia “fracasada” que no ha habido un peor resultado. Sí, la confluencia no ha funcionado, y es normal. No puedes primero decir que no hay izquierdas ni derechas, luego tener un discurso esquizoide de poli bueno poli malo, luego afirmar que eres de izquierdas, comunista de joven y social demócrata en la madurez. Es poco serio, parece que te estás burlando de la gente. No puedes ir pidiendo sillones, hablar de la sonrisa del destino, de la cal viva, y luego buscar el apoyo del PSOE murmurando en el debate como una doncella triste a la que nadie la quiere. No ha colado, hay un límite entre intentar ser transversal y dejar de ser coherente. No puedes venir con un catálogo IKEA como programa porque hasta yo, que soy votante convencido, entiendo que una cosa es ganar votos y otra conseguir titulares en los periódicos digitales. La estrategia electoral no ha funcionado, ha sido demasiado conservadora, ruido blanco. Pero eso no implica que tenga que dimitir nadie. Creo que Pablo Iglesias es la persona adecuada, y ahí tiene que seguir.

Hubo mucha gente que antes de que existiera Podemos salía a la calle, que formaba parte del 15M, de las mareas de sanidad, educación y justicia, movilización minera, del Rodea el Congreso, de los escraches a políticos, de parar desahucios. Llego Podemos y toda esa movilización paró. Parece que hemos pensando que Pablo Iglesias era el nuevo mesías que venía a hacer todo nuestro trabajo, que iba a conseguir mayoría absoluta y nos iba a salvar de todo, incluso de nosotros mismos. Y en su tiempo libre también al resto del mundo. Nunca va a pasar eso, no vale con ser solo activista del Facebook dando al “me gusta” y al “compartir”. La maquinaria electoral de las redes sociales, los titulares y los golpes de efecto ya han tocado su techo de cristal. Ahora lo que toca es la pedagogía, es explicarle a tu vecino que la nacionalización de sectores estratégicos no implica que nos vayamos a quedarnos sin papel higiénico, que la renta básica no es un salvavidas para vagos, que España no es Venezuela, que hay otras formas de informarse aparte de Telemadrid, que los comunistas no quieren quemar las iglesias, que se podría revisar el Concordato porque no es lógico que la Iglesia no pague el IBI, que Europa es una trampa de fiscalidad desigual que solo nos puede llevar a la ruina, que el Brexit es una consecuencia lógica de muchos factores, no solo la xenofobia, etcétera…

He de reconocer que estoy frustrado y enfadado por estos resultados. No me lo esperaba, también caí en la trampa de las encuestas. Pero sigo viviendo en este país. Lo único bueno de todo esto es que ahora tenemos por delante otros cuatro años, Rajoy seguirá haciendo lo mismo que hasta ahora –ya adelanto: dentro de poco tendremos otra subida del IVA-, y el PSOE y Ciudadanos se retratarán, uno permitiendo su investidura, el otro con su ideología de derechas. Espero que otros cuatro años de ineptitud y recortes consigan que algunos pierdan el miedo al cambio y entre todos consigamos convertir esta dictadura de facto en algo más parecido a una democracia real.

Pd: Artículo muy interesante de Ignacio Escolar: "Por qué fracasó el sorpasso"

“Hurra” por Ben Brooks

“Hurra por la hermana que salta desde un aparcamiento de varias plantas y lleva ropa interior sin combinar. Hurra por imaginar un entierro al que van Harry Potter, las últimas vaquitas marinas y los dos Murakamis. Hurra por dormir hasta tarde, las cervezas para desayunar y los universos paralelos donde todo es un poco mejor. Hurra por los tatuajes importantes hechos con tinta de boli y aguja de coser. Hurra por el padre que vive en una tienda de campaña y por la madre que siempre dice «yo también tengo derecho a salir». Hurra por la huida a París, Berlín y Barcelona. Hurra por la única chica que te entiende. Hurra por Ben Brooks, que brinda la historia del duelo por una hermana en una familia que es la versión desesperada e hilarante de las de Salinger. Hurra, tres hurras, por «Hurra», su novela más emocionante, tierna y desesperada.”

A veces hay que tener esperanza, leer críticas, ver a esos booktubers y dejarse aconsejar sobre algún autor contemporáneo que tenga algo de talento. Eso hice hace unos días y todos coincidían en un nombre: Ben Brooks. Un chico bastante prolífico si tenemos en cuenta que con veinticuatro años ya ha publicado cuatro novelas y se le está comparando con Salinger, Welsh y Palahniuk. Hablan de él como si fuera un enfant terrible (nació en 1992) que conoce a la perfección a los jóvenes de ahora, aunque aporta una visión quizás demasiado sesgada. Veamos un extracto de una entrevista: "Es lo primero que hago cuando me despierto [beber], justo después de revisar el correo. Normalmente estoy en la cama durante horas haciendo eso. Luego voy a por comida, cerveza y pitillos. Vuelvo y leo o trasteo en internet. Cuando Renata, mi chica, regresa, vemos pelis y luego ella duerme y yo me voy al bar o bebo en la cocina. Esa es mi vida.”

Con estos mimbres como mínimo esperaba disfrutar de algo un poco más interesante que otro Bukowski adolescente y atormentado. Pero me temo que no ha sido así: personajes simples dedicándose a drogarse y beber continuamente, sin explicaciones ni matices, una especie de nihilismo mal entendido insustancial y estéril. Además Brooks nos deleita con descripciones detalladas de todas las vomitonas y diarreas de los protagonistas. El personaje más interesante es Ellen, quizás porque solo aparece a través de borradores de cartas de suicidio. Frases cortas, lenguaje sencillo, capítulos estructurados como si fuera un blog, o tuviéramos solo dos paradas de metro para leer cada día. El libro y sus personajes avanzan en una especie de sueño febril incoherente y aburrido, no empatizas, no te divierten, ni siquiera como payasos que gesticulan sin voz en una carpa vacía. Como retrato generacional es una mierda, pero entiendo que si tienes quince años y acabas de leerte por tercera vez Harry Potter, quieras cambiar un poco. Pero, en serio, comparar esto con Salinger -y mira que no soy precisamente fan de este autor-, o incluso hablar de retrato generacional es, como mínimo, ridículo.

Y va en contra de mis principios escribir una crítica negativa porque creo que es mejor invertir tu tiempo en aconsejar sobre esos pocos libros que merecen la pena, pero también, de vez en cuando, hay que hacer advertencias. Y mi advertencia es la siguiente: ser joven no implica que tengas talento. Escribir una versión torpe y pajillera de una familia al estilo Shameless no te convierte en Bukowski. Que muchas personas digan que algo es bueno lo único que prueba casi siempre es que no merece la pena y que su única virtud es ser accesible. Y por último: intentar escribir algo polémico no lo convierte en subversivo, más bien en una tonta y aburrida concatenación de tacos y escenas escatológicas.

Si este es el cuarto libro, joder, no quiero ni imaginarme cómo será el primero. Dicho lo cual, enlazo con la reseña de “Partir” de Lucía Baskaran de Tamara. No es que sea mucho mejor, pero al menos no lo he devuelto después de leérmelo.

lunes, 27 de junio de 2016

Transcripción del discurso de Rajoy al celebrar los resultados del 26J

Podría decir muchas cosas de estos resultados, pero esta noche no me apetece; tampoco quiero ser complaciente, está claro que Podemos y Pablo Iglesias han cometido graves errores de estrategia: La coalición con IU ha sido un fracaso, se dejan un millón de votos y lejos del PSOE. Algunos se preguntan dónde han ido esos votos, no sé, quizás en una campaña del miedo donde Venezuela, Irak y el Brexit son más importantes, quizás en votos en blanco, al PSOE, a Ciudadanos, al “Me da igual… sirva esto como una muestra demoscópica de mis compañeros de trabajo. ¡Vivan las cadenas!

Pero ahora me apetece hablar del gran triunfador, el futuro Presidente del Gobierno: nuestro querido Mariano Rajoy. Y no quiero entrar en temas de corrupción o diferentes forma de entender la palabra “patriotismo”, no, solo me gustaría que algunos de esos casi ocho millones de votantes (7.906.185) leyera la siguiente transcripción del discurso que ha dado esta noche desde el balcón de Génova. Y después de hacerlo, me gustaría que, con un poco de honestidad, os preguntéis, ¿ha merecido la pena votar su inmovilismo y su campaña del miedo? ¿De verdad creéis que alguien que se expresa así es capaz de gobernar nuestro país, de tomar las decisiones más inteligentes? Porque sí es así, perfecto; pero si tenéis dudas, si habéis votado al PP porque conceptualizáis vuestro voto como un hooligan que apoya a su equipo de fútbol favorito… vuestra irresponsabilidad me da pena. Y asco, sobre todo mucho asco.

***

Buenas noches, buenas noches. Bueno, buenas noches a todos. Bueno, buenas noches.

Oye, eh, queridas amigas y queridos amigos, os voy a decir una cosa: este es, este es el discurso más difícil de mi vida, y algunos he echado. Pero, quiero, solamente quiero deciros dos cosas: la primera, dirigida a mi partido, al Partido Popular, y luego quiero decirle algunas cosas a muchos españoles que evidentemente toman las decisiones que quieren, como es natural, con perfecto derecho.

Amigas y amigos. Bueno, eh, queridas amigas y amigos. Eeeeh... Yo llevo militando en este partido toda mi vida. Empecé a los 22 años, cuando empezaba la democracia en España, pegando carteles. Como tantas y tantas personas del Partido Popular, hemos dado muchas batallas democráticas y muchas batallas electorales. Hemos ganado algunas, hemos perdido otras. Pero yo tengo que decir que me siento enormemente orgulloso de este partido que en los momentos más difíciles… No... No ha sido esta, como sabéis, una etapa fácil, dicho de otra forma, ha sido una etapa muy difícil. Pero este partido ha tenido coraje, ganas, determinación. Siempre había alguien, perdiendo o ganando, con una bandera del Partido Popular, que es la misma que la de España, defendiendo aquello en lo que cree.

Queridos amigos, habéis ganado las elecciones porque habéis tenido fe en la victoria y porque la habéis perseguido.

Bueno, bueno... Yo tengo que darles las gracias a todos. Y, desde luego, a todos lo que me acompañan aquí. No puedo citarlos... Solo voy a citar a mi mujer...

Pero, pero, eh, muchas gracias, oye, muchas gracias a todos.

Este partido, en los momentos de dificultad, de problemas, ha estado ahí y es una opción, al cual la sociedad española le ha dado un apoyo mayoritario. Y tenemos que estar orgullosos. Porque hemos trabajado, le hemos dedicado tiempo, hemos creído en lo que hicimos, ha sido duro, ha sido difícil, ha sido complicado, pero hemos dado la batalla por España y sin ponernos a las órdenes de nadie. Solo en defensa de los intereses generales de los españoles.

Pues sí, nosotros, este partido, este partido, somos españoles y a mucha honra y con mucho orgullo. Y somos un partido que defendemos los intereses generales de los españoles por encima de cualquier otra consideración. Y este partido se merece un respeto.

Amigas y amigos, yo les doy las gracias a todos los dirigentes, a todos los militantes, a los simpatizantes, interventores y apoderados. Gente que lo único que hacía era defender sus ideas. A lo mejor desde un sitio donde creía que lo que hacía no era demasiado útil. ¡Pues no! Cualquier cosa que haga, cualquier militante de cualquier partido político que crea en sus ideas, que las defienda y que no tenga más interés que el que las cosas vayan bien merece un respeto, y desde luego merece el agradecimiento de todos. Eso es el Partido Popular.

Bueno, amigas y amigos, gracias, gracias a todos. Porque, en una situación difícil, España tiene a su disposición un instrumento muy importante que jamás le va a fallar a España y a los españoles voten lo que voten. Y ese instrumento es el Partido Popular. Ese instrumento útil para España.

Me dicen aquí que recuerde que hemos ganado las elecciones. Bien, oye, hemos ganado, oye, es verdad. Bueno, amigas y amigos, hemos ganado las elecciones, reclamamos el derecho a gobernar precisamente porque hemos ganado las elecciones, pero ahora de lo que se trata es de ser útil al 100% del pueblo español. A los que nos han votado y a los que no nos han votado. A disposición de todos estamos nosotros.

Bueno, amigas y amigos... Bueno, amigos y amigas, a partir de mañana tendremos que empezar a hablar con todo el mundo y lo haremos. ¡Viva España! ¡Viva! Y vamos a hablar con el único horizonte de defender a España y al 100% de los españoles, al 100%. Es para lo que estamos aquí.

Amigas y amigos, no quiero cansaros mucho... Pero quiero decir una cosa. Han sido los cuatro años que hemos vivido complicados y difíciles, pero España ahora ya asoma la cabeza. Estamos caminando en la buena dirección. Vamos a seguir haciéndolo. Hemos ganado las elecciones y estamos como siempre a disposición del pueblo español. Como siempre.

Por suerte, en España, han ganado los demócratas, la libertad y los derechos de la gente. Eso es lo que ha ganado en estas elecciones.

Amigas y amigos, gracias, gracias de corazón, por vuestro empuje, vuestro aguante y por vuestra generosidad. Yo solo quiero decir una cosa: el equipo directivo de este partido va a estar a la altura de las circunstancias. Hará todo lo que pueda para que a España y los españoles les vaya mejor. Somos una gran nación, de las mejores del mundo, por supuesto de Europa y vamos a estar ahí a la altura de las circunstancias.

Muchas gracias.

viernes, 24 de junio de 2016

Friedrich Nietzsche - Así habló Zaratustra.

Nietzsche (a través de la figura de Zaratustra) presenta al superhombre como el fruto de tres transformaciones del espíritu: cómo el espíritu se convierte en camello, cómo el camello se convierte en león y como el león se convierte en niño.

El camello simboliza a los que se contentan con obedecer ciegamente, sólo tienen que arrodillarse y recibir la carga, soportar las obligaciones sociales, obedecer sin más a lo valores que se presentan como creencias.

El camello que quiere ser más se transforma en león, el león no tolera que nadie le toque ni se inclina ante nadie para ser cargado. Simboliza por tanto al ser humano liberado de las cargas morales y sociales. Representa el gran negador, el nihilista que rechaza todos los valores tradicionales. Su poder se consuma y agota en el esfuerzo por la rebelión: en sí mismo aún hay mucha resistencia y rigidez, no hay verdadera soltura del querer creador, no ha llegado a sí mismo, a su propia riqueza de vida.

Pero también el león tiene necesidad de transformarse en niño, superar su autosuficiencia para poder vivir libre de prejuicios y crear una nueva tabla de valores. El niño es inocente y es juego, pero también es creador. Sólo el niño consigue la espontaneidad de lo vivo. Está libre de prejuicios y puede crear nuevos valores. El Juego de crear, y decir sí a la vida, a lo que le rodea y a lo que está por llegar.

Con la imagen del niño, Nietzsche está describiendo la moral del Superhombre, que se convierte en un arte de la vida. Un arte capaz de transformar la vida para ser algo digno de ser vivido y amado.

domingo, 19 de junio de 2016

Las personas no cambian, solo aprenden a fingir mejor.

Debería de tener más vida social, pero se me quitan las ganas con cada nuevo intento. Precisamente ayer quedé con un antiguo compañero de trabajo. Se siente frustrado porque su pareja lleva un par de meses sin querer follar con él, siempre está cansada o tiene alguna excusa. Él se enfada y terminan discutiendo.

No es la primera vez que escucho algo así, la falta de sexo es una queja universal, a veces se justifica por el stress, el cansancio, la convivencia o la paternidad, pero parece más bien una espada de Damocles inevitable que se clava en el corazón de las relaciones más longevas.

Creo que todos, y también me incluyo, enfocamos mal el tema. Es decir, comprendo perfectamente que si tu pareja te rechaza o no muestra iniciativa sexual durante demasiado tiempo te ofendas y quieras una explicación. Lo que sucede es que este tipo de conversaciones son tan espinosas y contraproducentes que si eliges mal el momento, o no lo afrontas con sentido del humor, casi siempre acaba mal. Y entiendo que el rechazo sexual ataca el núcleo mismo de tu autoestima, pero es como pisar un campo de minas: un mal gesto a la hora de verbalizarlo y lo único que conseguirás es agravar el problema porque tu pareja lo tomará como un ataque o un intento de presionarla.

Y ya sé que generalizar es caer en el reduccionismo más ingenuo, pero la conclusión que saco de mi propia experiencia y de lo que he observado en los demás, es que ese descenso de libido en las mujeres suele ser una reacción inconsciente a la falta de atención y cariño de su pareja, sobre todo en comparación ese idílico primer año de relación en que la dopamina y la oxitocina inundan su cerebro en nombre del amor.

Con esto no quiero que el control del sexo sea una forma de chantaje femenino, pero si dejar constancia de que la ideación y predisposición sexual en las mujeres es producto de todas las sutiles interacciones que tienen con su pareja durante ese día, o incluso esa semana. A veces la teórica complejidad de nuestros roles sociales y sexuales son entelequias, tramoya, y para resolver nuestros conflictos solo necesitamos un poco de empatía emocional para comprender las sutilezas intrínsecas de cada persona.

Y fue eso, en un lenguaje mucho más llano, lo que le dije: "La solución es fácil, no discutas y sé más cariñoso con ella. Las relaciones son un trabajo diario, si la quieres demuéstraselo, esfuérzate en ser más cercano, no como la búsqueda de recompensa sexual, sino porque es lo que tienes que hacer". Naturalmente me miró con cara rara y siguió con su monólogo habitual, hablando sobre que se iba a buscar a otra, que él no tenía que conformarse. Ahí está el otro problema: el neoliberalismo sexual y sentimental. Es decir, una vez que pasan los primeros meses, lo que queremos todos, aunque tengamos a la persona más maravillosa a nuestro lado, es buscar de nuevo la novedad: queremos alguien más alta, más prieta, más guarra en la cama, más cariñosa, menos independiente, más delgada, más segura de sí misma... cualquier cosa, cualquier cambio. Como si las personas fueran un móvil de última generación que fuera necesario cambiar cada año para poder disfrutar de las últimas novedades, con ese egotismo que nos impulsa a pensar que la aceptación de los defectos del otro es conformismo, como si allá afuera existiera una persona perfecta que nos va a complementar y a hacer felices sin ningún tipo de esfuerzo.

Esto último no se lo comenté, sería muy hipócrita por mi parte ir de gurú existencial cuando en mi caso, ya sea por orgullo o pereza, tampoco he sabido aplicármelo o estar a la altura. Le dejé desahogarse y terminar su soliloquio de resentimiento. Pagamos las cervezas y después nos despedimos con parsimonia. Pero eso fue ayer, y ahora estoy aquí, aterido frente al teclado, ¿qué hacer? ¿Seguir con la novela, empezar otra, actualizar el blog decadente…?

***

Oh, mi querida musa demente
Siempre tan altiva
Tangible como un espejismo
Y con ese miedo atroz a la esperanza

Incluso en la dramática despedida
Cuando me golpeabas con tu viento ciclotímico
Como si lo único que hubiera conseguido todo estos años
Fuera entristecerte

Ya tenías a otro esperándote
Torpeza mía, a veces se me olvida que el amor
Implica más riesgo que destino
Como un faro que parpadea en la tormenta

Y aunque me sentía victorioso
Transitando tus caminos de deseo calculado
Me dejaste muerto de sed
En el lago helado de tu sonrisa

Ahora, unos meses después
Solo eres una sombra de algo
Que quise demasiado
Y que languidece lentamente
En su torre de marfil.

miércoles, 15 de junio de 2016

Marca España.

La neurosis del escritor es muy básica: escribir, escribir y escribir. Y sino lo haces, ya sea en cantidad o calidad, estás traicionando los más altos ideales personales que con más o menos fingida vocación te impulsan a ponerte delante de la página en blanco. A veces esto de escribir es como intentar bañar a un gato: tú no quieres, el gato tampoco, el proceso es farragoso y el resultado discutible. Además tienes que intentar salir de tu zona de confort, escribir cosas diferentes, o al menos diferentes para ti. En estos momentos estoy tentado de volver a escribir sobre metaliteratura, hacer caso a los consejos naif del libro “El gozo de escribir” –no hay nada peor que un libro de autoayuda para escritores-, o pensar que solo soy un juntapalabras y que mi misantropía me ha dejado sin lectores. O mejor aún: tirar por la línea más sencilla y volver a aquellos intensos post sobre realismo sucio y melancolía sentimental. Pero no, hoy tengo, como empieza a ser habitual, un par de temas de actualidad de los que hablar brevemente.

8,8 millones vieron a España jugar el lunes su primer partido de la Eurocopa a una hora un poco extraña: las tres de la tarde; y 10,5 el debate electoral a cuatro, horario de máxima audiencia, diez de la noche, en varias cadenas a la vez. Seguramente si hubiera sido a la vez, o el partido de cuartos a las siete de la tarde estaríamos hablando de otros datos de audiencia.

El debate fue basura, aburrido, conservador, ridículo, bochornoso e insultante. Los moderadores no hicieron repreguntas, no impusieron unos mínimos elementos que hubieran dado agilidad a los monólogos, parecía que ni siquiera estaba permitido interrumpir. Ganó Rajoy porque salió vivo, y por una vez me hizo gracia el comentario de Rafael Hernando cuando dijo al día siguiente: “Iglesias es una Heidi con coleta, Pedro un zombi y Rivera un veleta”. Al final están consiguiendo que pierda las ganas de todo. Sin embargo me he comprado una camisa de Podemos, no por lucir una afiliación en la cual empiezo a tener dudas, sino para hacer rabiar a mis compañeros de trabajo cuyo ideario personal se basa, simple y llanamente, en leer La Razón o escuchar a Eduardo Inda y repetir como loros todos sus titulares. Una pequeña muestra demoscópica de la falta de exigencia intelectual, crítica e implicación política que existe entre la clase obrera. Y sí, me gusta generalizar, a fin de cuentas todas las encuestas indican que el PP vuelve a ganar las elecciones. Luego el PSOE tiene dos opciones: pedir una consulta a las bases y apoyar a Podemos en su investidura, la cual va a ser una autentica travesía del desierto e incluso contraproducente para la izquierda a medio plazo, o llegar a un acuerdo “institucional” con PP y Ciudadanos y terminar de destruir el país a corto plazo.

No importa demasiado: la cosa está jodida y Europa, donde la socialdemocracia apenas existe, no nos va a dejar recuperar soberanía. Además nuestros políticos, agarrándose a la burbuja de turismo, ladrillo y deuda pública en la que estamos inmersos, tampoco dan mucha esperanza para el cambio, parece que era eso a lo que se referían cuando hablaban de la "Marca España". Pero hay más ejemplos de esto, quizás más sutiles pero igual de sórdidos e indecorosos.

Torbe es un personaje que lleva mucho tiempo ensuciado Internet con su web de vídeos y pornografía zafia y misógina. Ya fue acusado hace diez años de grabar un vídeo con una menor y ahora ha ingresado en la cárcel acusado de trata de blanca, agresión sexual y corrupción de menores. La denuncia es la siguiente: según la declaración de una de las dos testigos, TP3, sufrió abusos sexuales en 2012 por parte de Iker Muniain y un segundo jugador de la selección sub 21 en un encuentro que, según su testimonio, pagó David de Gea a Torbe: "Torbe nos llevó [a ella y a otra chica a la que no se ha identificado y que no ha presentado denuncia] al hotel, y nos dijo a las dos que nos teníamos que acostar con los futbolistas. Yo le dije que no quería y me amenazó con mi familia, y tuve que mantener relaciones con estas personas"
En la misma línea se produjo la declaración de la otra testigo clave, TP2, menor de edad. Esta chica contó que durante 2015, cuando ella tenía 17 años, Torbe abusó de ella el 30 de octubre de 2015, después de drogarla y lo grabó. Entre lágrimas, recordó que después de la agresión le hizo rodar semidesnuda con su móvil otros dos vídeos que tenían supuestamente como destinatarios a jugadores del Athletic de Bilbao y a David de Gea. La entonces menor explicó ante el juez que el plan de Torbe era prostituirla con futbolistas.

TP3 aportó las capturas de WhatsApp que corresponden a una presunta conversación con el portero. En ella, además de intentar sonsacarle la identidad del segundo futbolista que estuvo en el hotel, De Gea le propone que se vea con él y con otros cuatro compañeros del Manchester United. "Eres un pillín", le dice ella. "No, lo hago por mis compis de equipo, mujer". "¿Pero puedes con todos?", le pregunta la persona al otro lado de los mensajes y que se identifica como De Gea. En otra conversación con Iker Muniain pregunta al futbolista cuánto pagó a Torbe "por los servicios de scort” Muniain le contesta: "Eso dile a De Gea". 

La Policía ya ha afirmado que otorga una "credibilidad alta" a las testigos.

Todo esto me plantea una duda, si no fueran futbolistas de éxito, millonarios mimados por sus fans y la Eurocopa no estuviera en marcha, ¿habría el juez obviado citarlos y la policía investigarlos? ¿Es normal que, ante estos datos y esta denuncia concreta, la única preocupación sobre De Gea sea si va a ser titular o no en los partidos de la selección? Porque estamos de acuerdo en que la presunción de inocencia hay que respetarla y evitar estigmatizar sin pruebas o una sentencia, pero estos deportistas que, para desgracia de nuestra sociedad, son modelos de conducta debido a la admiración que provocan en millones de jóvenes, tienen la obligación y la responsabilidad de mantener la estética de un comportamiento intachable. Y si hay una investigación en torno a ellos deberían de retirarse del espacio público hasta que todo se aclarase. No lo han hecho, y eso no es lo peor, la afición española, los comentaristas y periódicos deportivos, están a un paso de hacer lo mismo que la afición del Betis con su delantero centro: culpar a la denunciante a gritos y aplaudir la figura chulesca del presunto agresor.

Como decía antes: Marca España.

miércoles, 8 de junio de 2016

James Rhodes - Blog de Cultura de The Guardian, 26 de abril de 2013

«Encontrad lo que os encanta y dejad que os mate»

Después del inevitable «¿Cuántas horas ensayas al día?» y del «Enséñame las manos», el comentario más habitual que me suele hacer la gente cuando se entera de que soy pianista es el siguiente: «Yo tocaba el piano de pequeño, lamento mucho haberlo dejado». Supongo que los escritores han perdido la cuenta de la cantidad de personas que les han dicho que «siempre han llevado un libro en su interior». Parece que nos hemos convertido en una sociedad de creatividad perdida y añorada. Un mundo en el que la gente se ha rendido (o los han forzado a rendirse) a una vida sonámbula compuesta por el trabajo, las obligaciones domésticas, los pagos de la hipoteca, la comida basura, la tele basura, el todo basura, ex-mujeres enfadadas, hijos con déficit de atención y el gran atractivo de comer pollo en un cubo mientras se mandan e-mails a clientes a las ocho de la tarde de un fin de semana.

Hagamos el cálculo. Podemos funcionar (a veces de maravilla) con seis horas de sueño por la noche. Durante siglos, ocho horas de trabajo han sido más que suficientes (no deja de ser irónico que trabajemos más horas desde que se han inventado Internet y los smartphones). Con cuatro horas sobra para recoger a los niños, adecentar el piso, comer, limpiar y el resto de etcéteras. Nos quedan seis. Trescientos sesenta minutos para hacer lo que queremos. ¿Lo que queremos es limitarnos a atontarnos y hacer aún más rico al directivo discográfico Simon Cowell? ¿Pasar el rato en Twitter y Facebook buscando un romance, un bromance, gatos, partes meteorológicos, necrológicas y cotilleos?  ¿Emborracharnos nostálgica y desastrosamente en un pub en el que ni siquiera se puede fumar?

¿Y si pudieras aprender todo lo que hay que saber para tocar el piano en menos de una hora (algo que sostenía, de forma correcta desde mi punto de vista, el fallecido y genial Glenn Gould)? Las nociones básicas de cómo ensayar y cómo leer partituras, la mecánica física del movimiento de los dedos y la postura, todas las herramientas necesarias para llegar a interpretar una pieza, se pueden escribir y transmitir como si fuera el manual para montar un mueble en casa; luego ya solo depende de ti dedicarte a gritar y chillar y clavarte clavos en los dedos con la esperanza de poder descifrar algo indeciblemente incomprensible, hasta que, si tienes mucha suerte, acabas algo que se parece a medias al producto original.

¿Y si por doscientas libras pudieras comprarte un viejo piano vertical por eBay y que te lo llevaran a casa? ¿Y si luego te dijeran que con el profesor adecuado y cuarenta minutos diarios de ensayo bien hecho puedes aprender en pocas semanas una pieza que siempre has querido tocar? ¿No merece la pena explorar esta posibilidad?
¿Y si en vez de un club de lectura te unieras a un club de escritura? En el que todas las semanas tuvieras la obligación (de verdad) de llevar tres páginas de tu novela, novela corta, obra de teatro, para leerlas en voz alta.
¿Y si en vez de pagar las setenta libras mensuales que te cuesta un gimnasio al que le encanta hacerte sentir gordo, culpable y a años luz del hombre con el que tu mujer se casó, te compras unos lienzos en blanco, pinturas, y pasas un rato todos los días creando tu versión del «te quiero» hasta darte cuenta de que cualquier mujer al lado de la cual valga la pena estar querría acostarse contigo en ese mismo momento justo por eso, a pesar de que no tengas unos abdominales perfectos?

Yo estuve diez años sin tocar el piano. Una década de muerte lenta en la que trabajé en la City llevado por la codicia, en pos de algo que nunca llegó a existir (seguridad, autoestima, ser Don Draper aunque un poco más bajito y sin tantas mujeres alrededor). Solo cuando el dolor de no estar tocando se hizo mayor que el dolor imaginado de sí estar haciéndolo, tuve los cojones suficientes para dedicarme a lo que realmente quería, a lo que me había obsesionado desde los siete años: ser concertista de piano.

Es verdad que fui un poco extremista: cinco años sin ingresos, seis horas diarias de ensayo intenso, clases mensuales de cuatro días con un profesor brillante y de rasgos psicópatas en Verona, el ansia de algo que era tan necesario que me costó el matrimonio, nueve meses en un hospital mental, casi toda mi dignidad y unos quince kilos de peso. Y puede que el resultado no sea el final feliz que me había imaginado mientras, con diez años, escuchaba cómo Horowitz se zampaba a Rajmáninov en el Carnegie Hall.

Mi vida comprende infinitas horas de ensayos repetitivos y frustrantes, habitaciones de hotel solitarias, pianos chungos, críticas escritas con toda la mala leche del mundo, aislamiento, programas de puntos de líneas aéreas que no hay quien entienda, fisioterapia, momentos de aburrimiento nervioso (contar los azulejos del techo mientras la sala se va llenando lentamente) interrumpidos por breves fases de presión extrema (tocar ciento veinte mil notas de memoria en el orden correcto con los dedos correctos, el sonido correcto, los pedales correctos, mientras hablo de los compositores y las piezas, sabiendo que están presentes críticos, aparatos de grabación, mi madre, los fantasmas del pasado, y que todos me observan) y, quizá lo más descorazonador de todo, también debo lidiar con la certeza de que jamás daré un recital perfecto. Con suerte, grandes esfuerzos, y siendo muy generoso conmigo mismo, solo puedo llegar a un «nivel aceptable».

Y, sin embargo… La recompensa de coger un montón de papeles llenos de tinta de una estantería de la tienda Chappell de Bond Street es indescriptible. Llevártelos a casa en metro, colocar la partitura, un lápiz, café y un cenicero en el piano y acabar, al cabo de unos días, semanas o meses, siendo capaz de interpretar algo que un compositor loco, genial, chalado, de hace trescientos años, escuchó en su cabeza mientras el dolor o la sífilis lo volvían loco. Una pieza musical que siempre dejará perplejas a las grandes mentes del mundo, que no puede explicarse, que sigue viva, flotando en éter, y que lo seguirá haciendo durante varios siglos. Eso es algo extraordinario. Yo lo hice. Y lo hago continuamente, cosa que no deja de sorprenderme.

El Gobierno está llevando a cabo recortes en los estudios musicales de los colegios, cargándose las becas artísticas con el mismo júbilo que siente un niño estadounidense y obeso en la heladería Baskin Robbins. De modo que, aunque solo sea por joder, ¿no merece la pena luchar contra eso con algún gesto pequeño? Escribe tu puto libro. Apréndete un preludio de Chopin, ponte en plan Jackson Pollock con los niños, pasa unas horas redactando un haiku. Hazlo porque importa, incluso sin la fanfarria, el dinero, la fama y las sesiones de fotos para la revista Heat a las que todos nuestros hijos creen hoy que tienen derecho porque Harry Styles ha salido en ella.

Charles Bukowski, héroe de los adolescentes angustiados de todo el planeta, nos pide que «encontremos lo que nos encanta y dejemos que nos mate». Quizá el suicidio por creatividad sea algo a lo que aspirar en una época en la que la mayoría de la gente conoce mejor a Katie Price que el Concierto «Emperador».

“Seis años de cárcel por pagar 79€ con una tarjeta falsa”

He leído ya en varios medios artículos sobre el pobre chaval que iba a entrar en la cárcel con una condena de seis años por pagar 79,20 euros con una tarjeta falsa:

Al principio pensé que le iban a otorgar el indulto. Cuando ayer vi las imágenes de la familia despidiéndose de él me quedé atónito. A fin de cuentas, por las informaciones de todos los medios parecía totalmente injustificada y desproporcionada. Todos los titulares eran los mismos: “Seis años de cárcel por pagar 79€ con una tarjeta falsa”. Los artículos hablaban de injusticia, vías legales agotadas, informes desfavorables de la Fiscalía y el tribunal, reunión con el PSOE de Granada y comunicado posterior dónde apoyaba al joven, etcétera. Más de 182.000 firmas de ciudadanos en una campaña de Change.org que apoyan que le sea concedido el indulto –esto es una chorrada pero da una idea de cierta movilización por redes sociales-, la familia sin saber siquiera a qué se refieren con “banda criminal”…

A mí todo esto me parecía un poco insólito, quiero decir, vale que la justicia está politizada y hay sentencias de chiste, pero aquí faltaban datos. Y efectivamente, hoy en Twitter he visto esta imagen que pongo al final del post y me he decidido a buscar la sentencia y más información contrastada.
Nuestro querido protagonista siempre afirmó que él no tenía nada que ver con las tarjetas y que solo hizo una compra de bebidas en un supermercado. Pues en la sentencia lo que se prueba es que era el encargado material de la fabricación de las tarjetas, se encontraron en su casa lector grabador de tarjetas, una carpeta verde con plantillas y datos bancarios, pasaportes falsos, etcétera. Además, se calcula que se han utilizado esas tarjetas por un fraude cercano a los 22.000€… ¿a qué ahora no os parece tan extraña la sentencia?

En el 2010 se sentenció en primera instancia a doce años de cárcel por pertenencia a banda criminal y estafa. Posteriormente, la sentencia fue rebajada a la mitad, por la propia Audiencia Nacional, y confirmada por el Supremo. La banda criminal a la que pertenecía este sujeto, según consideraron probado dos tribunales de la Audiencia Nacional (juzgador y recurso) y el Supremo (amén de Fiscalías, juez de instrucción, etcétera) se dedicaba a clonar tarjetas y hacer pequeños cargos a los auténticos dueños de las tarjetas. El que le pillaran en uno no implica que fuera el primero obviamente.

Todo esto no deja de ser una mera anécdota que ejemplifica una realidad en España: la desinformación absoluta, la tendencia al titular, los becarios en los periódicos y su “copia y pega” sin hacer una labor seria y rigurosa de investigación. Y por parte de los lectores es mucho peor: no hay tiempo para leerse el artículo completo, nos basta con comprar el titular, no hay ganas de contrastar la noticia, de utilizar el sentido común, estamos alienados en cierta “suspensión de la incredulidad” y cuanto más maniquea y simple sea la cuestión de la discusión mejor nos viene para deglutirla y pasar a la siguiente píldora informativa.

1984 está aquí, ya casi lo han conseguido, por eso recordad: "La guerra es paz, la libertad es esclavitud, la ignorancia es la fuerza". 

Recomendación literaria: “Instrumental” de James Rhodes.

Estoy sin inspiración para escribir, pero como me apetece actualizar de vez en cuando hago una recomendación literaria no apta para estómagos sensibles, se trata de “Instrumental”, la escabrosa autobiografía del pianista James Rhodes. Copio sinopsis por si a alguien le interesa:

La música fue su salvación. James Rhodes fue víctima de abusos durante su infancia y su vida ha estado marcada por esa tragedia. Escuchar a Rajmáninov en bucle durante su adolescencia y descubrir el Adagio de Bach en un ala psiquiátrica le ayudó a combatir sus demonios y a transformar su vida. James Rhodes es uno de los más eminentes concertistas de piano de la actualidad y un gran renovador de la música clásica. Ha protagonizado documentales para la BBC y Channel 4, escribe en The Guardian y ofrece recitales en todo el mundo. «Instrumental» son sus memorias, que vieron la luz en Reino Unido después de que el Tribunal Supremo levantara el veto que pesaba sobre la obra. Todo un tributo apasionado al poder terapéutico de la música y que aborda cuestiones fascinantes sobre cómo funciona la música clásica y sobre cómo y por qué puede cambiar nuestras vida

https://open.spotify.com/user/neildark/playlist/4ZnwC8522IjJpv3LdmDFlJ   Lista de canciones de su libro en Spotify

Con respecto al veto que quisieron imponerle en el Tribunal Supremo comentó: “Allí se referían a este material como tóxico y yo me sentía culpable, como si hubiera hecho mal. No solo sufría la vergüenza por haber sido violado, sino también por ver cómo un grupo de jueces no te permitían explicarlo […] No me habrían permitido hablar del tema sexual ni de lo que acarreó: mis intentos de suicidio o las enfermedades mentales. Era más que prohibir un libro. Era prohibirle a un ser humano superar su pasado. Aterrador”

Benedict Cumberbatch –el actor que interpreta a Sherlock Holmes en la serie de la BBC- fue uno de los muchos famosos que emprendieron una campaña para apoyarle. “Nunca podré agradecerles lo que han hecho. Pero me pone muy triste pensar en cómo nadie escucha a los miles de supervivientes de este trauma que no tienen el casi indignante privilegio que yo tengo”. Dostoievski escribió en sus Memorias del subsuelo que “incluso los pobres de espíritu se vuelven más inteligentes después de un gran dolor”. Que el mejor arte surge del peor sufrimiento. Rhodes está en desacuerdo: “Esa idea solo alimenta el estereotipo inmundo del genio cultivado por el artista torturado. Hay millones de personas que sufren horrores inimaginables. Muchos los superan y viven con dignidad. La creatividad no llega por el dolor, llega pese al dolor”. Para superarlo, Rhodes escucha la Partita para solo de violín en re menor, de Bach, y se apoya en el café, la nicotina y su esposa. “Espero que todo esto demuestre que puedes sobrevivir. Y que hablar de ello es importante. A pesar de que en el pasado te hayan dicho que te calles, siempre habrá alguien que te escuchará”.

lunes, 6 de junio de 2016

“Como esto siga así, nos presentamos juntos a las elecciones”

Podría comentar cada punto de discusión pero me resulta aburrido. Creo que nadie ha ganado en este debate. Si Iglesias pretendía congraciarse con los muchos votantes que todavía conserva el PSOE no creo que lo haya conseguido. Si Albert Rivera quería desvincular a Ciudadanos  del acuerdo que llegó con el PSOE, intentando evitar la polarización de la campaña entre PP-Podemos subrayando su posición más conservadora, lo único que ha conseguido es parecer una especie de Eduardo inda más joven y nervioso. Siempre repitiendo las mismas cosas: Venezuela, los comunistas. Cuba, Irán, Grecia, Siria, Corea del Norte… la campaña más internacional, la campaña más estéril, más agresiva. En el primer debate se podía hablar de nueva política, de combate cordial entre dos ideologías. Eso está enterrado en cal viva, aquí se trata del mismo monólogo que nos ha llevado al hartazgo los últimos cuatro meses.

Hay demasiado cálculo en el discurso de Pablo iglesias, hay incapacidad para hablar del programa económico, ¿dónde se resuelven esos 8.000 millones de déficit que hay que recortar? Hay indefinición con el tema de Venezuela que, aunque no sea importante, sí deja cierta extrañeza en quien le escucha. Pero a Rivera también se le ve el tufillo fascista, defendiendo en una entrevista las dictaduras dado que “hay cierto orden” en ellas. Cuando Pablo le dijo. "No entiendo por qué votasteis en el Parlament de Cataluña a favor de retirar la tarjeta sanitaria a las personas sin papeles, que están exactamente igual que las personas en los campos de refugiados, o al tiempo que te ibas a visitar a refugiados sirios defendías que la mejor política exterior española era bombardear Siria"

Una de las consecuencias de la existencia de Podemos fue acabar con las manifestaciones en las calles, desmovilización social y laboral porque mucha gente creyó que con ellos en el poder todos los problemas se solucionarían como por arte de magia. El ciudadano de nuevo relegando su autonomía y su destino en manos de otros. Los activistas de Facebook dedicándose a dar a "me gusta" y "compartir". Para ellos el debate ha debido de ser un éxito. Para mí, sin embargo, es la constatación de un hecho: no han sabido estar a la altura, ya son vieja política.

miércoles, 1 de junio de 2016

"A mí que no me hablen de Venezuela", el grito de rabia de una madre española parada

"¿Venezuela? A mí que no me hablen de Venezuela" es el título del vídeo creado por Yolanda García, una mujer parada de 42 años, en su cuenta de Facebook. En él carga desesperadamente contra la situación actual de España y critica que los medios sólo hablen de Venezuela en lugar de preocuparse por la realidad del país. El vídeo se ha vuelto viral en las redes en apenas un día.

"Cúantos millones de personas estamos así? ¿Cúantos suicidios por desahucios, exclusión social, pérdida de empleo, etcétera y nada sale en los medios?. No me jodáis contándome nada de un país al otro lado del mundo solo para meter miedo y mierda en una sociedad que por desgracia muestra más bríos y unidad para ver una final de fútbol que para luchar por sus derechos o enfrentar a quienes llevan cuarenta años expoliando España" asevera García.

En el vídeo explica su situación personal en los últimos años en los que la desesperanza le ha invadido. García lleva en paro desde 2012 tras trabajar como profesora interina en un instituto concertado. Ahora sobrevive  con sus dos hijos sin subsidio gracias a que es mantenida por su ex-marido. 

Tras aclarar lo que ha tenido que hacer para solicitar ayudas y puestos de trabajo que no llegaban, Yolanda García finaliza los últimos instantes del vídeo entre lágrimas y enojada pidiendo que la ciudadanía acuda el 26 de junio a votar, ignorando lo que digan los medios de comunicación y "pensando bien a quien votar".



Las sábanas sin ti son unas manos frías con vocación a batalla perdida y espejo tapiado.

La madrugada repta como una serpiente hambrienta y persigue a las personas que viven ajenas a su propia inanición espiritual. Todo se mide con cifras. Parece que no tenemos otra forma de clasificar el éxito y el fracaso. El ruido de los aplausos determina el talento. Quizás por eso entraña cierto mérito que un blog tan decadente como este, deshilvanado en sus contenidos, sin comentarios, con esa extraña resistencia a morir, esté a punto de llegar a las cuatrocientas mil visitas. Bien. Si no fuera por la falta de royalties y notoriedad sería como si mi libro llegase a su undécima edición. Blogger es un anacronismo, pero las estadísticas provocan una sonrisa de vez en cuando.

Una de esas visitas eres tú. Me lees, te intuyo, nos ignoramos. El ciclo de internet es implacable. No soy ningún poeta, solo el enemigo tenaz de la página en blanco. Soy la noesis de todo lo que consideras inapropiado pero te excita. Escucho el ruido de tus tacones sobre mis letras y visualizo el sol azul de tus ojos, tus piernas infinitivas, esa innata disposición a ser sometida en una perfecta fricción romántica y violenta. Me estrello contra esa violencia contenida todas las noches, intentando llenarla de orgasmos y de palabras arrugadas. Me rompo contra ella sin ruido, sin vendas, como un beso que sabe a muerte sin recuerdos, como el sonido de una copa rota acariciando mis muñecas con ternura. Y al terminar, no hay heridas, ni viento, ni olor a tormenta, solo existe un colgante de dedos silbando tu nombre.