jueves, 11 de junio de 2020

Pequeña actualización vital de Rorschach.

Lo más importante: la novela está casi terminada, la semana pasada acabé de escribir el tercer borrador y se la envíe a cuatro lectores cero que se encargarán de corregir, mirar erratas y hacerme sugerencias. Asumo que en un mes o así terminarán y podré terminar el cuarto borrador -espero que no haya mucho trabajo-, y maquetarla. Como he ido diciendo por Twitter, la idea es subirlo a Amazon para quien quiera la versión impresa, y también a lektu con pago social la edición digital. Está siendo una gran experiencia, con sus altibajos, pero muy recomendable. Incluso creo que la pandemia y la cuarentena se me ha hecho mucho más llevadera gracias a este proyecto.

            Como ya he comentado por Twitter, son 280 páginas, es una historia Adult Young romántica, por lo que se aleja bastante de los temas habituales de mi blog, lo comento para que nadie se espere algo bukowskiano. He estado seis meses escribiendo, casi todos los días, y ahora lo echo de menos, es asombroso, llevaba las últimas tres semanas apretando los dientes y quejándome por todo el trabajo que me estaba llevando y ahora el tiempo libre me abruma; seguramente en cuanto pase algo de tiempo me pondré con otra. Pero bueno, para los pocos lectores que tengo por aquí, lo importante: en dos meses aproximadamente dejaré los enlaces por aquí.

            Por lo demás, y a riesgo de empezar a aburriros contándoos mi vida, en mi trabajo primero hicieron un ERTE -que supongo que en unos meses se convertirá en ERE-, de casi mil personas, pero yo tuve la suerte de no estar incluido y llevo todo este tiempo realizando teletrabajo, lo que me ha resultado muy cómodo, ninguna queja a ese respecto, gano más de dos horas de vida gracias a que no tengo que desplazarme hasta la plataforma y, además, no me resulta nada estresante, me gusta trabajar solo.

            Tema coronavirus, política, pandemia, etcétera... Desde marzo he estado con ganas de escribir una entrada diaria, y si no hubiera estado liado con la novela lo hubiera hecho. Ha sido degradante escuchar las noticias, ver cómo manipulaban las cifras de muertos e infectados, soportar el nivel de estulticia e ineptitud de nuestros políticos. Pero a mediados de abril decidí por el bien de mi salud mental dejar de informarme. Obviamente las noticias me han seguido llegando, he leído artículos, y por Twitter puedes estar más o menos al día, pero he puesto un muro mental ante todo lo que ha estado pasando desde entonces. Sé que hay blogs, articulistas y gente en las redes que están siendo rigurosos en la información, y que muchas de las cosas que están denunciando acabarán en juicios penales para muchos políticos, pero ahora que tengo más tiempo prefiero dedicarme a estar en redes sociales tipo Ask, actualizar más el blog o pasarme las tardes jugando a la Nintendo Switch, antes que perder la serenidad de ánimo que tengo ahora.

            Leyendo mis propósitos 2020, está claro que hay cosas que van a ser imposibles: conciertos nada, y de momento mi vida social este año ha sido bastante nula xD Pero aunque Madrid sigue en Fase 2 hoy tendré un poco de vida social en una terracita con cervezas -espero-, y la próxima semana también, además, el 21 termina el Estado de Alarma e incluso un asocial como yo tiene ganas de salir un poco más de casa. Este verano vamos a estar todos muy happy, con ganas de aprovechar esta ‘nueva normalidad’, y creo que será lo mejor porque otoño y sobre todo invierno pueden ser bastante duros. El Gobierno da a entender que el virus está perdiendo virulencia, que estaremos mejor preparados, pero nadie tiene ni idea. Y por otro lado la crisis económica se va a hacer real en otoño, un millón y medio de desempleados van a exigir soluciones y recursos y aunque Europa está dando muchísimo dinero, ¿os acordáis del Plan E de Zapatero en 2008? Pues pasará lo mismo: las ciudades de pronto se asfaltarán enteras sin ningún tipo de criterio, los ayuntamientos otorgarán licencias de obra a todo el mundo, pero ese dinero no irá directamente a las familias que realmente lo necesitan; parchecitos de izquierda. Mejor disfrutar del verano y ser cortoplacista, serán unos meses de tregua, luego la vida se volverá mucho más dura para los de siempre.

Y este es mi pequeño resumen, espero que todos estéis bien. Un abrazo.

miércoles, 10 de junio de 2020

Interludio poético.

Existe cierta belleza en la destrucción, en los sentimientos llenos de cuchillas de afeitar, en las sonrisas de sangre que gotean de mi boca formando un círculo de moho en los recuerdos, en la mosca analfabeta que se golpea una y otra vez contra el cristal de la ventana hasta morir. Toda la casa sufre la falta de sentido, incluso la nevera, con su lenguaje sintético de freón, purga su llanto en forma de ruidos extraños mientras congela su propio vacío en ángulos difuntos. Se ha acabado el Haloperidol y siento el ronroneo de los buitres sobre mi piel; mi mente sangra, ¿Qué podría salvarme de la ausencia de milagros? Ni siquiera puedo odiar a mis monstruos, solo son una reacción al daño exterior, a la otredad peligrosa que inunda mis trincheras con su veneno.

El amor es un virus, una fiebre psicótica, una cadena de frío, un sabor prestado, una ligera calidez en el bucle de hormonas, una lluvia con forma de orgasmo escapándose entre mis dedos. El amor es una catástrofe, unas raíces extendiéndose por mi interior devastándolo todo, un vértigo, una jugada a vida o muerte, la flor en el cuchillo, un centro de gravedad invertido, una rabia que se transforma en guerra, quebranto y huida. El amor es el daño que nos habita y que nos reasigna a algo mucho más nuclear y real que el reflejo en el espejo.

Podría llamarte y pedirte que vengas, que me conviertas durante unos minutos en tu metáfora preferida, que doblegues a golpes de cadera la escarcha de mi coño, que me hagas daño, que me trates como un otoño indeseable, sentir algo, una nueva cicatriz que despierte por un instante mi carne muerta. Y luego, cuando esté sola, pondría la lavadora y miraría embelesada como giran y giran las sábanas, mi ropa interior empapada de ti, ahogando millones de posibilidades de vida en un alegre y aséptico genocidio. Pero ya ni siquiera tengo fuerzas para eso.

La luz de la farola entra sin prisa, no se inmuta ni finge sorpresa ante el perfil del cuchillo; necesito limpiarme de toda posibilidad.