jueves, 26 de mayo de 2016

Tenía los ojos verdes más bonitos del mundo.


Se coló en el portal y luego en mi casa cuando solo tenía unos meses
Los ojos verdes acuosos –una infección- la cola atropellada
Pequeño y hambriento
Esa misma noche durmió hecho un ovillo junto a mi almohada
Imposible no enamorarse de esa catedral negra de pelo y huesos
Que maullaba a las visitas con desdén
Y que, con porte regio, te hacía notar que la mascota eras tú

Creció rápido
Siempre me observaba tumbado junto a los libros de la estantería
Con esa altiva majestuosidad de lo eterno
Y aunque casi siempre huía de mis caricias
Como quién escapa de un baile de necios
Nunca me dejaba solo

Recuerdo una vez que estábamos en la terraza
Un pájaro alzó el vuelo hacía algún punto entre el cielo y el sol
Y él me miro con sus hermosos ojos verdes, frustrado su talento
Maullando con desazón rechoncha
Exigiéndome que arreglase esa extraña metáfora
De barrotes y anhelos
Que nos afectaba a los dos

Mi gato Kirk murió hace cinco años

No me gustan los teclados que lloran la muerte
O la superan con homenajes
Que nunca podrán estar a la altura del recuerdo

Para mí sigue vivo
Sigue maullando
Paseando por delante del monitor cuando escribo
Despertándome por las mañanas cuando quiere jugar
No quiero cauterizar
No quiero recriminar a su pequeño corazón
Que no fuera capaz de soportar tanta belleza

Por eso esta tarde brindo por ti, viejo amigo
Siempre estarás aquí dentro, conmigo
Persiguiendo a mi pájaro azul.

Paco "el Bajo"

Según ha publicado el Instituto Nacional de Estadística (INE) uno de cada cinco españoles vive por debajo del umbral de la pobreza, el 22% de la población exactamente. El número de hogares que aseguran que no pueden permitirse irse de vacaciones ni siquiera una semana al año es del 40,6%. Y las familias que manifiestan que no tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos 39,4%.

El indicador AROPE de riesgo de pobreza arroja una tasa para España del 28,6%. Este índice se elabora a partir del porcentaje de población que vive por debajo del umbral de pobreza (8.011 euros para España), pero también incluye nueve variables más cualitativas. Así, el indicador tiene en cuenta si los encuestados han sufrido retrasos en el pago de los suministros de su vivienda habitual, si pueden irse de vacaciones, permitirse comer carne o pescado cada dos días, mantener su vivienda a una temperatura adecuada, afrontar gastos imprevistos, disponer de coche, de teléfono, de televisor o de lavadora.

Un dato que no ha aparecido en los grandes medios. Rivera desde Venezuela no ha hablado de ello. Rajoy, demasiado ocupado escribiendo cartas de amor a Junker, tampoco. Pedro Sánchez y Podemos parece que solo piensan en los debates y evitar/provocar el sorpasso. ¿Y a nosotros, nos preocupa este dato? Estoy de acuerdo con Gabilondo en que no. Quienes viven esa realidad parece que ya tienen bastante con sobrevivir –un 15% tienen un trabajo y ni siquiera así consiguen llegar a final de mes-, ¿pero el resto? Desinterés. Apenas nos dura la congoja unos segundos. Preferimos hablar de Venezuela. Más fácil, menos tedioso y exigente. Hablemos de ello, no quiero perder lectores.

Lo del viaje de Rivera y la explotación de Venezuela como arma ideológica contra Podemos es, siendo generosos, burdo y lamentable. No niego que su democracia esté en entredicho –como la nuestra-, y que la obligación de los medios sea informar de ello. Hasta aquí bien. El problema es cuando todas las noticias nacionales e internacionales se reducen solo a ese país. Nos tratan como si fuéramos unos ineptos subnormales incapaces de concentrarnos en varias noticias a la vez, nos ningunean la capacidad de discriminar y priorizar las noticias. Porque sí, sorpresa, podemos hablar de Venezuela, tema importante, y a reglón seguido hablar de lo preocupante que es la figura de Donald Trump como futuro Presidente de EEUU. También sería interesante hablar de los acuerdos con Arabia Saudí de ventas de armas y compra de petróleo que mantienen la guerra en Siria. O las semanas de huelgas y manifestaciones que se llevan produciendo en Francia para impedir la nueva reforma laboral –reforma muy parecida a la que aquí nos tragamos sin que nadie hiciera nada-.

Por eso es un escupitajo a nuestra inteligencia que crean –y consigan- que todo se polarice con estas distracciones tan toscas y evidentes que sonrojan. Hablemos de Venezuela para no hablar de los datos de la INE. Hablemos de Venezuela para no hablar de la corrupción. Hablemos de Venezuela para no hablar del programa político de cada partido. Porque esa es otra, las cosas han cambiado. Tenemos al PSOE con un acuerdo con Ciudadanos, ¿se mantiene ese acuerdo donde se formalizaba una especie de contrato único? ¿Van juntos a las elecciones, es ahora Ciudadanos un partido de centro o de derechas para Pedro Sánchez? Del PP no tengo ninguna duda, su programa real es lo contrario de lo que vayan a prometer: ¿bajada de impuestos? El IVA al 25%. Y de Podemos… ¿qué acuerdos han llegado con IU aparte de un lugar en las listas? ¿Qué soluciones REALES ofrecen aparte de demagogia sobre rentas universales y un programa económico que suena muy bien pero apenas se sostiene? Nadie explica nada. Venezuela. Venezuela. Venezuela. Venezuela.


Obviamente iré a votar el 26J y seguiré informándome día a día, aunque la bilis me amargue las mañanas. Pero como dije en el anterior post: nuestros políticos son un reflejo de nuestra propia mediocridad como ciudadanos. Por tanto, que nadie se queje durante los próximos cuatro años de recortes, privatizaciones y desgobierno del PP, un justo pago a nuestra pasividad. Echad un vistazo a la película "Los santos inocentes" y a la escena de Paco “el Bajo” cuando ayuda al señorito en sus cacerías y se pone a cuatro patas a husmear en el suelo para encontrar una perdiz. Pues ahí seguimos: en el suelo, inmolados en una sonrisa de estúpido y analfabeto orgullo.

martes, 24 de mayo de 2016

Historia de España.

Según la RAE meritocracia es el sistema de gobierno en que los puestos de responsabilidad se adjudican en función de los méritos personales. El gobierno te dice que el talento y el trabajo duro son lo único que necesitas para consumar el éxito económico. Si eres de clase baja es culpa tuya. En esta ecuación, al parecer, no interviene la suerte o todas esas circunstancias sobre las que no tienen control y que pueden hundir tus planes. Por eso quizás hay tantos emprendedores que se han esforzado toda su vida y, sin embargo, solo han conseguido mantenerse a flote, un éxito moderado.


El papel que el esfuerzo y el mérito juegan en el éxito personal es una de las grandes diferencias entre conservadores meritocráticos y liberales modernos. Los últimos señalan que no todos tenemos las mismas oportunidades: nos diferencian el lugar donde hemos nacido –nacer en un país occidental te da mucha ventaja con referencia a otros países menos industrializados-, al igual que nuestra propia genética y orígenes sociales. Es cierto que somos nosotros quienes tenemos la voluntad de aprovechar o no nuestras cualidades, pero es innegable que hay factores biológicos que influyen en nuestra inteligencia, belleza, carisma, potencialidad, al igual que nos afecta nuestro nivel socioeconómico o la calidad de la educación que devienen de nuestros padres y entorno.

La meritocracia se ha convertido en una excusa para que los gobiernos no luchen contra las desigualdades sociales, para dejar morir el Estado del bienestar y no adoptar políticas que garanticen la igualdad de oportunidades. La políticas económicas conservadoras no gravan a las rentas altas, no incentivan la solidaridad fiscal, su retórica neoliberal se transforma en un sálvese quien pueda, que está asumido entre los desclasados como algo normal. Y opinan así porque en vez de considerarse de clase obrera se creen clase media. Incluso aunque solo sean precariado, carecen de conciencia de clase social.

La conciencia de clase es un concepto marxista que define la capacidad de los individuos que conforma una clase social de ser conscientes de las relaciones antagónicas a ella, sean políticas o económicas, para de esta manera actuar en consecuencia en beneficio de sus intereses. La burguesía siempre intentará explotar al proletariado. La alienación es la imposibilidad de ver la explotación capitalista en la propia vida cotidiana. Por tanto crear desclasados ha sido y es uno de los objetivos del neoliberalismo. El camino más corto para conseguir la fragmentación de la clase obrera, que cada uno vaya en contra de los demás. Empleados del sector privado contra los del sector público, contratados temporales contra fijos, nativos contra inmigrantes o jóvenes contra mayores. Los desclasados, al igual que los padefos (paso de follones), se caracterizan por su incultura, desconocen las luchas históricas que se han librado para conquistar cada uno de los derechos sociales que ahora disfrutan, piensan que el Estado del bienestar ha estado siempre ahí, ni siquiera lo valoran. Por eso no se afilian a sindicatos, son apolíticos o, peor aún, votan a partidos conservadores. Es el círculo perfecto de mediocridad y necedad en el que nos movemos en España.

Otro tema: Rajoy manda una carta el día 5 de mayo al Presidente de la Comisión Europea, afirmando que si continua como presidente continuaría su política de ajustes. Rajoy en España lo niega, no aparece en su programa, de hecho ha afirmado que bajará los impuestos. Ya mintió hace cuatro años. Tampoco es su problema la corrupción endémica de su partido, el hecho de tener que pagar –aunque lo pagaremos nosotros- más de un millón de euros de fianza como responsable civil subsidiario por la caja b acreditada durante dieciocho años. El presidente del plasma, el de “España es un país lleno de españoles”, “Somos sentimientos y tenemos personas humanas" etcétera. Este ínclito personaje, según todas las encuestas, ganará con comodidad las próximas elecciones. Y ya se acerca el TTIP, más recortes, privatizaciones…

Creo que vamos irremediablemente por el mismo camino de Grecia pero de forma menos ruidosa. Vender pedacitos del país para pagar los intereses de la deuda. Un paro que nunca va a bajar del 20%. Malnutrición infantil. Pobreza energética. Sin subsidios. Un sálvese quien pueda. Y también creo que nuestros políticos son un reflejo de nuestra sociedad: una sociedad ignorante, desclasada, inoperante y cateta. Pero a fin de cuentas esta actitud nos viene de lejos, como el recibimiento que le hicimos al infame Fernando VII cuando volvió a España después de la Guerra de la Independencia: las multitudes fueron a su encuentro a glorificarle, incluso hubo unos cuantos exaltados que desengancharon sus caballos y arrastraron su carroza hasta el Palacio Real. Luego él, como ya se sabía que iba a suceder, se limpió el culo con la Constitución de Cádiz, persiguió a todos los liberales, reinstauró la Inquisición y cerró las universidades. Un brindis por esos millones de votantes del PP, también por aquellos que tienen un trabajo precario y votan a Ciudadanos, y por todos los anarquistas abstencionistas: también vosotros lleváis a hombros al felón.

viernes, 20 de mayo de 2016

Madrid es una ciudad con el estómago lleno de náusea, los edificios se yerguen sobre nosotros como rosales carnívoros que nos mastican durante ocho horas eternas. Después escupen nuestros cuerpos sonámbulos para que convirtamos las calles en un huerto abonado por nuestra propia podredumbre.

El primer atisbo de interés en escribir algo fue mientras leía “Cartero” de Bukowski. Me gustan las novelas en primera persona, las paranoias, obsesiones, recuerdos, sentimientos, las impresiones de una vida quizás parecida a otras muchas, pero descrita de tal forma que consigue que te metas en la cabeza del protagonista y compartas su azaroso destino. Poco importa que la realidad se plasme bajo la visión sesgada del autor, o que los personajes secundarios se conviertan en meras marionetas de sus antojos demiurgos, lo importante es conseguir la empatía del lector, ese es el verdadero éxito.

Quizás el problema es que no nos han educado para el fracaso. Por eso el arte salva, al escribir –por ejemplo-, acaricias cierta transcendencia. Cauterizas los segundos que te suceden. Y, poco a poco, logras cierta calma. Aunque ya sabemos que la sociedad no valora esas filigranas espirituales, apenas tenemos tiempo para leer, ¿de dónde lo sacaremos para escribir? Releo mi blog y me percato de la forma torpe en que naufrago en la metaliteratura para justificar mi falta de constancia: frases y párrafos enteros buscando la coartada, escribiendo sobre por qué no escribo. Reconociendo que para hacer interesante una autobiografía hay que poner al realismo a cuatro patas y dejar que el lirismo se lo folle con parsimonia.

Hasta mis fantasmas me han abandonado. Miro por la ventana y brindo con cerveza caliente. Estéril depresión. Lo malo de escribir es que la mayoría de las veces no hay nada interesante que contar o inventar. Lo malo de escribir es que muchas veces no tienes talento. No hay nada eficiente ni delicado en las palabras que tropiezan. Y cuando eludes el esfuerzo e intentas un poco de escritura automática, lo único que consigues es volver a los uróboros temáticos habituales. Pongo Radiohead de fondo, el último disco, quizás así me inspire un poco. El Rey ha vuelto. Larga vida al Rey.

Kant afirma que las reuniones más interesantes son en grupos mayores de tres personas y menores de seis. Menor número lastra el contenido de la conversación, más resulta excesivo y provoca que el grupo se fragmente. Sin embargo creo que a partir de tres o más personas es difícil mantener la intimidad, se pierde complicidad. Solo dos personas pueden conseguir la equidad perfecta de protagonismo, si se aprecian y consiguen crear la atmosfera de intimidad adecuada pueden llegar a tal grado de complicidad y sinergia que hablarán de sus debilidades, deseos, aspiraciones, vergüenzas y arrepentimientos con total naturalidad. Pero si entran en la pareja más personas se rompe el equilibrio y aparecen sutilmente otro tipo de sentimientos contradictorios: envidia, exclusión, desidia, celos…

Por eso, a despecho del poliamor que tan de moda está ahora, creo que en las relaciones sentimentales sucede lo mismo. De todas formas el amor, como concepto, está sobrevalorado, nuestra cultura eurocentrista le ha atribuido grandes y nobles atributos cuando en realidad todo eso es mentira: el amor es egoísmo, lucha de poder, miedo, insatisfacción, frustración, obsesión, inseguridad, flaqueza, necesidad, incomprensión. El amor tiene la forma de unos ojos azules fríos y desapasionados, de unos labios agrietados, de una falda airada que se despide con el sonido de un portazo. El amor es una perogrullada, un prejuicio de necios, un masoquismo lleno de ansiedades y adaptaciones literarias. El amor es tan necesario como perjudicial y nocivo.

Y poco más. La cerveza ya ha cumplido su función. Hace calor en Madrid. Mañana seguiré divagando en otra entrada.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Radiohead - A Moon Shaped Pool

Antes de su“OK Computer” ya había escuchado algo de Radiohead, sobre todo su omnipresente canción Creep que sonaba en todas partes. Es decir, llevo más de veinte años escuchando a este grupo. Con etapas de obsesión adolescente, conciertos maravillosos –nunca en Madrid-, conversaciones de fan enloquecido y nervios justo antes de la salida de cada uno de sus discos. Con otros grupos he ido perdiendo la fascinación inicial, pero con Radiohead nunca ha pasado. Aunque reconozco que mi pertinaz idolatría ha tenido que superar algún escollo. La primera vez que escuche su ahora penúltimo álbum “The King of Limbs” la decepción fue grande y pensé que estaba asistiendo a su decadencia. Pero Radiohead es un caso único, incluso en sus discos más flojos, tras la tercera o cuarta escucha, vas vislumbrando flecos de talento de los que no te habías percatado antes. Volví a revisiónar su disco con el directo The Basement, escuché las nuevas canciones que fueron filtrando, y al final, también con ese álbum, claudique conquistado por su talento. 

Con este noveno disco “A Moon Shaped Pool” me vuelve a suceder lo mismo pero en menor grado, a veces me da la impresión de estar ante la obra de alguien muy perezoso: de las once canciones, solo tres son realmente nuevas. Están ordenadas por orden alfabético, y la primera escucha te da la impresión de que son simplemente un pastiche de canciones descartadas, sin un hilo conductor. Y el final, con esa versión de “True Love Waits” me deja muy frío, quizás ya demasiado acostumbrado a escuchar la versión de su disco en directo del 2001 “I MIght Be Wrong”

Pero insisto: son Radiohead. Y en la segunda escucha te conviertes en un adicto a la maravillosa “Burn The Witch”. Y luego de “Daydreaming”, un tema puramente Amnesiac, o esa increíble “Ful Stop” que va a más hasta que en el minuto tres se despereza con paroxismo. Y de la parte final e hipnotizante de “Identikit”. Incluso esa versión de “True Love Waits” ya no te parece tan mala.

No voy a enrollarme demasiado. Mi recomendación es que lo escuchéis. Así de simple. Radiohead han vuelto con un disco más asequible, bello, quizás un poco lastrado por lo que a mí me parecen detalles de indolencia, pero se les perdona, porque hay genialidad, hay dominio de la belleza, y mucho placer prospectivo en desentrañar todas las capas musicales con los que saben adornar cada canción y hacerla suya.

El Rey ha vuelto. Larga vida al Rey.