viernes, 31 de octubre de 2014

Mi polla sigue recitando poesía con poca lucidez. La escena se desmonta como el juguete de un niño sádico.

Hace años tenía un corazón de viento
Por eso llevaba piedras en los bolsillos
Para poder anclarme a tu puzzle de cristales rotos
Al tic-tac interior de tu piel de lápida
Quería convertirme en el guante de tu forma olvidada

Y cuando la noche se derramaba sobre nuestros nombres
Los monstruos se asustaban y se escondían debajo de la cama
Envidiosos, con ira, admirados de nuestra genialidad
De cómo desvestía el cinismo de tu voz con saliva
Y hacíamos el amor rodeados de gas y ventanas cerradas
Entre el fango de una cama con forma de corazón
Y un harén de nihilismo crispado
Entre alas de mariposa oscura y caníbal
Y cintas de cuero que atan y amordazan el sexo

Mis labios crepitaban como brasas ardientes sobre tu cuerpo
Éramos un borrón de tinta roja manchando las sabanas
Vomitando vértigo, dudando si llegaría antes la palabra o la explosión
Sin saber si podríamos saciar nuestra hambre
Robando rosas del jardín de la Poesía

Ahora soy un simple proxeneta
Enviando una y otra vez mis palabras 
Al mismo desierto emocional
Intentando iluminar la belleza de lo transitorio
Ahora las piedras son mis huesos
Que gritan tu nombre en voz baja
Que duermen en tu herida y me dividen

La música se apaga, me siento solo
Un treinta y uno de octubre desfallece en el suelo
Otoño de perplejidades, estantiguas y pozos sin cuerda
Mi amor tirita entre calambres, deshilachado,
Huye del silencio, intenta no desaparecer
Pero el chatarrero viene a recoger todas las palabras
Que escribiste sobre mi mano
Esas que, como besos muertos sin dueño, sustituyen mi dolor

A veces para entender la realidad
Hay que vestirla de ficción
Acicalarla con la hipérbole
Y dejar atrás el olor a precipicio.

lunes, 27 de octubre de 2014

Soy una isla sombreada de lluvia y juncos de viento. La soledad es esperarte.

La noche se arrodilla sobre el gesto
Como una puta ante otro cliente sudoroso
Todo se marchita
A fin de cuentas todas las heridas tienen un lecho
Sólo tienes que arroparlas con el manto de una cicatriz
O un recuerdo

Estamos aquí pero nadie nos salva
Tengo una piel demasiado fina e ingenua
Para estos pensamientos que ahorcan
En un baile de miedo eterno y contagioso

Y aunque los poemas son interiores que aspiran a vencer a la nada persiguiendo la certeza
Creo que el amor engendra más brusquedad que poesía
A fin de cuentas el deseo es violento por definición, idiosincrasia de fauces de acero

Otro secreto: El talento es hermafrodita
Siempre te abandona en la encrucijada donde discuten el genio y el loco
No mires al cielo, coge el cuchillo y busca en tu interior
Ábrete sin metáforas
Busca el bosque que repta, ahí están las respuestas

Y como un suspiro que se desliza por las grietas del techo
Llega el ángel de ojos azules con su sonrisa desquiciada
Y nos convertimos en uróboros de sudor, carne y saliva

Sí, querida Muerte, cuervo de alas de cristal
Hazme mujer
Préñame con tu paroxismo animal
Prefiero eso a recordar
¿Acaso la flor perfuma los dedos que la cortan?

lunes, 20 de octubre de 2014

Somos como máquinas de follar estropeadas buscando sentimientos con una linterna, personas cuyas cicatrices, de lejos, parecen sonrisas imposibles.

Hay algo en mí que susurra decadencia, como un tiovivo mudo que gira enloquecido a través del espejo. Sigo bebiendo y pienso que siempre hay excusa para el primer dolor. Lo demás es ambición masoquista. Inanición sentimental. El eje podrido de Bukowski. Una flor destripada que escucha voces. Musa. Fetiche. Ofrenda. Basura. Cadáver. Quise anidar en tu mano y me desvestiste de existencia y aire, como si penetrar mis huecos fuera poseerme. Y fue así como encontré sonrisas llenas de imperfección debajo del edredón. Cojo el vaso de vodka, trago trozos de bombilla que me oscurecen garganta abajo. Mi mente pierde el equilibrio y el cristal estalla contra el suelo. Todo es inútil, para mí nunca ha existido demasiada diferencia entre puntos suspensivos y un punto y aparte, entre dejarme vivir o dejarme morir.

Y ese grito sordo que nace de las entrañas cobra forma de bestia. Se arrastra por suelo con mirada lasciva, me sabe suya, disfruta del momento. Me ataca, arrancando, masticando, consumiendo partes de mí que creía importantes, y luego se va gruñendo de satisfacción.

Él me encuentra al amanecer, todavía me retuerzo de dolor. Me llama cobarde. Pero no importa, su rostro es un muro que ya no tengo necesidad de escalar. La loba esteparia ya no tiene miedo a la navaja.

sábado, 18 de octubre de 2014

Robar flores tiene más sentido que amar porque su belleza dura más que los sentimientos.

Los semáforos parpadean como nudillos gastados
En un Madrid que te convierte en un anuncio en blanco y negro
En anónimo
En kamikaze
En un cigarro temerario que se enamora del aire y sucumbe al fuego

Estoy borracho y algo sobrio
Te llamo varias veces
Pero dejas que mis sentimientos se sequen en tu contestador
Inquietante estado de puntos suspensivos, ¿lo has olvidado ya?
Cuando éramos asesinos impenitentes que aprovechan su libertad condicional para volver al lugar del crimen
Cuando me follaba fuerte y duro ese amor de precipicio que dibujaba garabatos en mi pecho
Cuando el incendio ansioso de tu coño se desbordaba y nos convertía en bosque de palabras
Cuando nos mecíamos en el sonido de tu piel contra mi piel y yo dibujaba tu nombre con el carboncillo azul de mi corazón
Cuando mi ventana encendida era tu faro de medianoche y creíamos que solo los locos podían cicatrizar el mundo
Cuando éramos espejos de piel, nudo de sabanas caníbales, violencia ebria, ternura pornográfica, enjambre de sangre blanca
Cuando te mantenía mojada mientras el mundo, allá afuera, se moría de sed
Cuando follábamos hasta que reventaban las costuras y el frío de tu interior inundaba la habitación

Quizás solo querías ser piel efímera habitada a golpes de cadera
Sin pertenecer a nadie
Ni siquiera a ti misma

Y aunque ahora debo limpiar los jadeos de pólvora
Y los besos de tinta de las sabanas
Corrernos juntos
Siempre será
La forma más perfecta y hermosa
Que tuvimos
De equivocarnos.

viernes, 17 de octubre de 2014

Hay imágenes que estorban, pero que al tapar el mundo lo muestran en su indecorosa desnudez.

Soy la anoxia que te provoca la realidad a bocajarro
Soy treinta y seis años de vanidad herida, de amor sin lírica colgando de los cojones
Soy párrafos con forma de bala de carmín para adictos a la droga dura de la melancolía
Soy la sensación de fracaso, el alcoholismo de madrugada, el accidente sentimental y los dibujos en tiza blanca que no son rayuelas
Soy la mente rota, la muñeca hinchable que no te da conversación, el mendigo buscando monedas por el suelo para otro trago
Soy el condón que se rompe mientras finges un orgasmo, el tatuaje que te haces para sentir algo real sobre tu piel
Soy una esquela, un carnet de biblioteca caducado, un aullido, un puñetazo contra la pared a diez centímetros de tu cara
Soy batas blancas recetando felicidad, disolviendo pastillas en tu coño, abotargando angustia y alma a partes iguales
Soy la nube de cristales rotos que te follas porque crees que junto a mí podrás pintar de otro color las rejas de tu prisión
Soy el que te señala a la reina de las mentiras vestida de puta y grita: POESÍA
Soy el que te escucha hablar de bolsas de platico que se transforman en nubes pero por la noche te aprieta la garganta y te azota con la fusta
Soy el que piensa que el amor es una cabaña de piel desmoronándose en el suelo de un ascensor estropeado
Soy el pájaro que cae abatido desde la azotea de tus labios y se inmola en el altar de sacrificios de tu coño
Soy, en definitiva, el genio del realismo lírico, una antorcha de amor masoquista que se ilumina, tiembla y muere ante el recuerdo de su voz azul.

Fóllate mi decadencia y sigue leyendo.

jueves, 2 de octubre de 2014

Podríamos decir que la metáfora de todo esto es que a veces entro en la ducha pensando en el suicidio y termino masturbándome.

Siete de la tarde. Locura. Fingimiento. Panero. Bukowski. Herrumbre. Sísifo y su piedra. Yo y mi cerveza. Tres. Cuatro. Quizás cinco. Fricción no existencial. Fisuras en lugares incómodos de mi cabeza. Incendiar las cortinas del prostíbulo con recuerdos románticos. Flotar lentamente en el sopor del hachís. Escribir como un tartamudo. Banda sonora: Nine Inch Nails, Trent Reznor. Tristeza exhibicionista. Las sabanas un escenario de violencia. Me duele la cabeza. Estado mental: jodido. Lobo estepario rodeado de mensajeros analfabetos. Desdén ante las modas y cualquier comportamiento normal. Aburrimiento. Prefiero observar los uróboros atrapados bajo mi piel. Como se mueven, espías de un jardín abandonado. Seguimos con los errores: recuerdo tu falda airada, tu gesto agrio, tu coño ardiente. El amor. Amor destructivo. Pegajoso. Genital. Tierno por equivocación. Inestable. Insomne. Vulgar. Traumático. Brusco. Promiscuo. Desequilibrado. Voraz. Violento. Fanático. Turbio. Melancólico. Pornográfico. Mudo. Torpe. Sofisticado. Taciturno. Catatónico. Desafinado. Perpetuo. Abominable.

No sé de qué cojones estoy hablando, no sigas leyendo. Nadie coge el teléfono en el manicomio, ¿quién eres tú? Ah, ya, eres la que confunde azotar con evocar, la de los tacones infinitos con forma de molino de viento, la que intenta convertir mi infierno un lugar habitable. Eres la jaula de huesos, la guerra sin soldados, el mar sin puerto pero con un faro abandonado, eres la flecha con resaca, la psicopatía más dulce, la niña triste que juega de noche en las calles del otoño y esconde debajo de mi almohada un punzón.

¿No has intentando nunca ordenar el caos de tu vida en jodidas metáforas sin sentido? Gestos de fracaso que se derrumban sin demasiado ruido. Joder. Otra cerveza. Vamos. Ven. Bailemos, sigamos practicando la tragedia.