El amor es un baile en círculos entre la vanidad y la mentira
Entre humedades, gemidos y un anillo al que le faltan dedos
Autopsia de rodillas que caen con vocación de terremoto silencioso
Ante el altar de un grifo de fuego, de un gato sin sombra, de un tejado con recuerdos funerarios
Ante la gotera roja de tus piernas abiertas
Ante la comedia pornográfica que sale de nuestras bocas
Ante las manos febriles que rajan la placenta
Ella vuelve a preguntármelo: ¿qué es para ti morir?
Y le contesto que morir es rendirse a la sentencia abstracta de la carne
Al silencio de una llama embrutecida
Dejar de hablar con los cuervos, huir de la crucifixión de un amor intransigente
Amor mío, se te olvido decirme
Que el pulso de tus venas
Era una bestia salvaje presa del caos
Mucho más peligrosa que esa que aparece en el espejo
Cuando me siento a escribir
Claraboya de humo blanco, sonido hombre, suburbio de epidemia deshonesta
Una bolsa de carne con todos los aguaceros del mundo
Como un bosque de tierra, como los dibujos de un viejo tartamudo cuya muerte se ve a través del microscopio
Como salir al sol y volar alto a través del tapiz azul de piel y cera
Subiendo, subiendo, subiendo…
Lo sé todo, y a pesar de ello déjame amputarme los dedos después de tocarte
Déjame seguir colgado de la viga de tu deseo
Déjame pensar en tu cuerpo como un arpa de carne
Que llora música al masturbarse
Que importa ser hueco infinitivo, que importa ser catapulta de tren hemorrágico
Si el destino es tu coño sabor pólvora
Qué importa tu vesania, querida musa, cierzo azul
Si el amor siempre devuelve mi cadáver
Sonriendo
Tres días después.
http://ask.fm/RorschachKovacs
domingo, 7 de junio de 2015
Qué importa tu vesania, querida musa, cierzo azul, si el amor siempre devuelve mi cadáver sonriendo tres días después.
miércoles, 3 de junio de 2015
Ojos azules, acuarelas de holocaustos, lupus de rosas de vodka. Los años nuevos llegan como orgías de papel y cegueras. La petaca medio vacía te mira desde el espejo retrovisor. Intentas acallar tus pájaros de nieve, antes de gritar débilmente y rendirte.
Mi máscara cae sobre el
esqueleto de un antiguo jardín, la marea sube y los barrotes se deshacen con tu
carmín de madreselva. Abre tus piernas de diosa vagabunda, somos intrépidos
enfermos hambrientos de vesania ámbar. Preciosos ventanales que dan a unos
calabozos de marfil donde buscamos el punto G a tu huracán de falda airada y
orgasmos infinitivos. La urgencia de dormir entre tus brazos, ebrio, rodeado de
tu arena, frotándome contra las musarañas de tus sueños. No dejes que me
convierta en comida podrida, sálvame con tus labios de tinta y tus doscientos
mil folios de nieve y pasiones. Afuera las maquinas silenciosas siguen con su
taxidermia de sentimientos. Nosotros gritamos, gemimos, guardamos en una cajita
de cajón todo el rubor de tus mejillas y seguimos con la danza macabra. Nuestro
amor es una guerra, un acantilado de palabras, un hermoso chute de serotonina,
un hermoso sueño de cemento rosa...
***
La vida sigue con sus
dolores, con sus guerras sentimentales, con su vacío congelado, con Hemingway
salpicando el desayuno con sus sesos. Nos complicamos demasiado, el gato asume
su naturaleza sin remordimientos cuando tortura al pájaro herido, saboreando el
final anticipado mientras el sol escupe su telaraña amarilla sobre la escena.
Libros manchados de vino, el humo blanco ensortijando tus recuerdos, tijeras
con ojos de flor haciendo acrobacias sobre el cielo, calles oscuras como las
venas del suicida.
El amor derramado entre
nosotros, seco, sin saliva, una ventana apagada que solo contiene cárcel de
huesos y orgullo. Castillos de carne y puentes de lluvia. Nos apagamos, ya no
tenemos ganas de follarnos, de hablar, de compartir. El hielo de tu risa antes
del portazo, antes de la vulgaridad total. Y yo tumbado en el suelo, observando
el brillo de tus bragas rojas debajo de la cama, insensible, mientras me
pregunto qué voy a comer hoy.
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