miércoles, 29 de junio de 2011

Solo querías la pasión de una tregua, algo fugaz, estático en el tiempo, que no te interrogara en noches insomnes...un relámpago entre tus piernas. Wilde borracho en la cárcel hablando de amor y muerte. Un bonito final.

Cuando me dio aquel ataque de locura tras ocho horas cogiendo llamadas y empecé a hablar de arneses, juguetes sexuales y lo que había aprendido en aquel curso ilegal de cuerdas de Barcelona, todas huyeron meneando la cabeza mascullando: “este chico nunca encontrará novia”.

Pero de pronto, en una de esas redes sociales escindidas del canal Mazmorra, me encontré a una de ellas. Hipólita se llamaba. Una ninfa japonesa cuarteada por la vida pero con ganas de gozar, -con discreción añadía. Era madre de dos niños a sus treinta años, pero consideraba que una mujer era mujer después de ser madre, antes no. Me ofrecía por tanto la posibilidad de hacerme un hombre y de disfrutar del verdadero sexo.



Llevaba más de un año sin echar un polvo. Quizá más. Quizá llevaba desde el efecto 2000 –pasaron cosas muy extrañas ese año-, era difícil de cuantificar…mucho tiempo abrazando en soledad a mi pequeño amigo, ya era hora de que viera mundo y se independizase por unos instantes en alguna oquedad húmeda y resbaladiza.
El caso es que ella me invitó a cenar a su casa. Decidí no masturbarme esa semana, la cosa pintaba bien. La mala noticia es que cenaríamos sushi, la última vez que comí sushi vomité y me había prometido no volver a probarlo, pero el sexo es la única herramienta de cambio en el mundo.

Llega el viernes noche. Todo enlazado, incluso me he comprado ropa interior. Recuerdo las reglas para que todo vaya bien, sobretodo la de desnudarse con la luz apagada: las sorpresas cuanto más tarde mejor, así no hay tiempo para arrepentirse.
Cuando llego al chalet en las afueras un cabeza yunque que me triplica en corpulencia coge mi paraguas –sí, es verano, pero más raro es que vaya a echar un polvo-, y me acompaña hasta el salón. Enorme salón, una enorme mesa, enormes cuadros...todo enorme excepto los pequeñísimos palillos de madera.

Hipólita me esta esperando. Lleva un vestido blanco de una sola pieza, collar de perlas, sombra de ojos verde…no sé, las típicas chorradas de mujer snob. Un pequeño destello de inteligencia me hace sospechar que esta opulencia no es propia del sueldo de teleoperador, pero debido a las drogas que probé de pequeño soy incapaz de concentrarme en nada importante durante más de veinte segundos, como eyaculador precoz maldigo la sincronía que mi cuerpo ha adoptado con mi mente.
El caso es que siempre, en todas las citas, hay un ¿cómo llamarlo? elemento que se omite para una buena transición de intimidad. A veces es el ex, la diferencia de edad, de ingresos, los niños, el que sea algo de una noche. Pero como el lamentable personaje que soy no puedo evitar carecer de aplomo y disimulo y con voz meliflua soltar:

Rorschach: Mierda: hay una mujer desnuda en la mesa y esta cubierta de comida…
Hipólita frunce el ceño, pero intento –sin éxito- recomponerme.
Rorschach: No, perdona, no es ningún problema, es que ya comí sushi el otro día, pero vamos, que da igual, adelante.

Se sientan los dos frente a frente, su anfitriona no es muy habladora -lo que me ahorra escribir líneas de dialogo innecesarias, además, ya es muy tarde. Intento actuar con precaución, porque no sé cual es el protocolo, ¿evitar el sushi o sashimi de los pechos y del pubis rasurado y eligir un poco del muslo?. Pero ya comprendéis como va esto: ¿Quién cogerá el gran trozo emergente, como la punta de un iceberg, del pubis, quien mojará un poco del liquido agridulce de sus pezones? Me siento como en una reunión familiar en casa de mi novia sin poder dejar de pensar en los videos guarros que su hermana me ha dejado en un pendrive por ¿error?. La ética, el pájaro en mano, el….bueno, de acuerdo, voy directo al pubis, mejor cortar el problema de raíz.
Hipólita parece que disfruta con mi bochornosa torpeza con los palillos: el sushi rueda por la mesa, me mancha el pantalón, embadurna todo el cuerpo de nuestra particular mesa, todo ello mientras intento no solazarme con la desnudez algo pálida –supongo que por el maquillaje- que voy descubriendo poco a poco.

Quince minutos después:
Hipólita con voz sugerente: ¿Has disfrutado...?
Rorschach: Bueno, no sabría decirte, un poco, aunque tú no has probado bocado…
Hipólita: Siempre te veo con libros en nuestro pútrido trabajo, ¿has leído “El perfume”?
R: Sí, claro, una bonita historia de amor…
H: Como la nuestra, he tenido visiones...de los dos juntos, tus palabras del otro día me abrieron los ojos, quiero que utilices tu látigo de esperma conmigo, quiero que me ates, que me alces con dolor, quiero que me devores…que lleves mi cuerpo a sus limites más oscuros.

Me levanto jadeante y le doy un romántico abrazo mientras le froto mi erección: Joder, que epifanía, que momento, adelante, sabía que era un genio y que mi suerte cambiaría…
Hipólita me da un beso extraño, agorafóbico, extenuado de carmín y se aparta: Antes tenemos que terminar la cena. Me entrega un puñal y un machete.
Me río, aunque un cierto nerviosismo empieza a joderme el momento: Umm, ¿no sería mejor una parte de sexo normal antes de empezar con las mutilaciones?
Tres cabezas yunque se posicionan alrededor del salón, un pequeño ejercito anabolizado.
Hipólita: He visto tu interior, ha llegado el momento –se quita el vestido blanco y se queda desnuda, por las heridas de la espalda ha llevado el tema de del Kotori a otro nivel, y el piercing en el clítoris es lo que menos grima me da-; ya esta muerta, has comido sobre su cadáver, ahora termina la ceremonia…
Echo una mirada a mi alrededor: ninguna salida.

R: Mira, te va a sonar extraño pero la idea de romper su caja torácica y comerme su corazón de postre no me llama la atención en…
Hipólita calmadamente empieza a romper los dedos de la muchacha -crack….crack- poseídos ya por el rigor mortis y empieza a introducírselos en la vagina y demás orificios, estaría fascinado sino estuviera tremendamente asustado por la cara de decepción que la esta poseyendo por momentos, es una cara familiar que suele darse después del sexo, pero que ahora tiene connotaciones muy jodidas…


R: …me doy cuenta de que eres muy autosuficiente, y teniendo en cuenta que mi libido ha salido corriendo en busca de un psiquiatra...vamos, que casi soy impotente después de esto…no sé si has leído Misery, pero escribo bastante bien, podrías darme otros usos, no sé exactamente cuales pero podríamos hablarlo tranquil…
A un gesto suyo los cabeza yunque me matan rápidamente, hay mujeres con las que conviene estar a la altura. Mientras me desvanezco recuerdo que hay una versión del nyotaimori con hombres…que putada de cita.

Heart-Shaped Glasses (When the Heart Guides the Hand) by Marilyn Manson on Grooveshark

viernes, 24 de junio de 2011

Y en tu ausencia la paredes se pintaran de tristeza...El Final de la Decadencia.

Motel. Provoquemos una elipsis: diez noches después.

Rorschach cojea y tiene un parche en un ojo, varias feas cicatrices circundan su rostro. Le falta el meñique pero eso no le impide utilizar con cierta solvencia la M79, una escopeta monotillo que dispara granadas de cuarenta mm con una rubrica en la culata que pone “Dios es ateo”. Martha esta encantada con el nuevo aspecto de su partenaire, como si cada nueva mutilación le excitase más, las heridas se abren y las sabanas se manchan de sangre en cada nueva bacanal de sexo nocturno que acontece. Pero Rorschach está cansado de tanta locura.

Rorschach: Martha maldita sea, coge las armas. O resolvemos esto hoy o haremos explotar todo el puto motel.
Martha: no seas malhablado, mi maldito dios, y fóllame antes de salir. Tengo un mal presentimiento.
Rorschach: ¿Cómo cuando me dijiste que no metiera mi mano en aquel agujero repugnante?  ¿Cómo aquella vez que matamos al tipo del interruptor y todo empezó a temblar media hora después?
Martha: Cállate y ven aquí...
Hicimos el amor con una disonancia extraña. Como bailar ballet en medio de una discoteca con la banda sonora de Blade Runner de fondo.

R: Intimemos, ¿a que te gustaría dedicarte? Toda vida requiere un objetivo, los replicantes se quejaban de ello.
M: Bueno, ellos no podían reproducirse, por eso estaban siempre tan enfadados.
R: Quizá era porque se consideraban esclavos, con un objetivo impuesto antes de nacer y una vida muy corta.
M: No hay tanta diferencia con nosotros si lo piensas bien. Nosotros no podemos matar físicamente a Dios desgraciadamente. A mi me encantaría vender flores en un cementerio.
R: Creo que hay un servicio en el tanatorio que se encarga de ello, y la incineración esta de moda.
M: Tú has preguntado, todavía hay gente que atiende a sus muertos, es bonito…
R: A mí me parece jodidamente triste, como si no pudieran seguir con sus vidas después: ha muerto, ahí acaba todo. La gente se vuelca demasiado en los demás y después no saben que hacer con sus miserables vidas.
M: No como tú, ¿verdad?
R: No seas despiadada, sí, es cierto, soy un fracasado sin legado sobreviviendo lo mejor que sabe. Tampoco te lo he escondido. No te pido ayuda, solo compañía, que me aceptes. No quiero empalarme en las vidas afiladas de los demás. La he jodido ya lo sé. ¿Me quieres?
M: Si, pero solo dos párrafos más. Juguemos al juego de los suicidios.
Rorschach: Hay muchas formas, una de la más fáciles y que siempre tengo a mano es con Disulfiram y Naltrexona. Solo tienes que ir a un centro de salud, decir que eres alcohólico y te dan un par de recetas, naturalmente tienes que firmar un consentimiento legal. El motivo es sencillo: el Disulfiram te provoca un fuerte rechazo ante el alcohol: vómitos, arritmias, mareos. Pero si sigues bebiendo, y te aseguro que no hace falta mucho, quizá media botella de vino barato, te provoca perdida de conocimiento y finalmente la muerte. Rápido, seguro y subvencionado por la seguridad social.
Martha: Joder, llevamos diez noches hablando de esto y cada vez me sorprendes más.
Rorschach: He tenido tiempo para pensar en ello. Ha llegado la hora, vamos a terminar ya con toda esta mierda.

La última habitación antes del fin.

No es una iglesia con gente suicidándose en masa, descubriendo las ventajas de la caricia conciliadora de muerte mientras sus sacerdotes, vestidos de nazis y ángeles, mutilan penes, ablacionan clítoris y se bañan en la sangre de sus correligionarios.
Tampoco es una habitación con mujeres siendo violadas por maquinas cuyos flujos lubrican el soporte vital de un viejo vietnamita que controla el mundo desde su ordenador central en forma de pene.
Tampoco es una mujer traicionándote mientras decides si te vuelas la cabeza con la única bala de la recamara.
Tampoco es la inocencia perdida de un niño administrando a escondidas la medicación a su padre mientras observa en la televisión imágenes de mujeres desnudas en jaulas y ancianos follando en geriátricos.
Tampoco es un Rorschach anciano, enjuto, con perilla blanca sonriendo aviesamente mientras te doblega en una maquina propia de un episodio psicótico de Fringe, explicándote que solo puede quedar uno en el multiverso y ese tiene que ser un triunfador en el cuerpo joven de un fracasado mientras activa el traspaso de mentes y te vacía de oportunidades.

No, la depravación es como la belleza: te vuelve vulgar con el tiempo, insensible, te degrada y adocena. Es más provocadora la verdad. Hace días que Rorschach elude el fin, el sentido de toda la historia, se dedica a vivir el presente pero no avanza, como una soledad analfabeta cumpliendo años delante de una biblioteca. Pero eso tiene que terminar…

Rorschach: Antes de abrir la puerta dime una cosa, nada de esto es real, ¿verdad?
Martha se gira y me mira con tristeza: No tiene que ser ahora…
R: Contéstame por favor, tengo esta horrenda sensación desde que llegue al aparcamiento…
M: Sí…todo esto es un refugio para eludir la realidad, estas en coma, llevas en coma desde noviembre del año pasado.
R: ¡¿Noviembre…?! Dios santo…pero…tú…tú eres real, eres mas real que cualquier cosa que he tenido en mi vida.
M: Soy real porque me piensas, pero no, solo soy palabras en tu mente, irrealidades, deseos inconclusos, vampirizados, idealizados. No existo más allá de ti.

Martha se adelanta y abre la puerta: dentro hay una pequeña habitación de hospital. En la cama esta Rorschach lleno de heridas –algunas parecidas a las que tiene ahora- conectado a un sistema de respiración artificial.

Rorschach entra en la habitación y observa estupefacto la escena: Pero… ¿Cómo sucedió? No recuerdo ni siquiera haber tenido un accidente…
Martha: Fue la vida…hay muchas formas de estar en coma, o de morir. La realidad solo es un punto de vista, un concepto solipsista.
Rorschach: Pero… ¿no lo entiendes?… ¡estoy enamorado de ti! No quiero perderte.
Martha: Puede que en algún lugar del tiempo nos volvamos a ver. Ahora has comprendido, has dado el paso, todo tiene que seguir sin mí. Toma –le da la caja azul- Ábrela.
Rorschach: No, no puedo…Sé lo que hay dentro: es un punto y final, el fin de todo, ni siquiera estoy en esa cama de hospital, solo en una realidad mediocre sin transcendencia alguna, aquí al menos tengo palabras, imágenes, amor...no dejes que la abra por favor…quédate conmigo, déjame ser tu héroe.
Martha: Nada de esto se mantiene y lo sabes, lucha, sin trampas, sin idealizaciones, crea un futuro real, vive, simplemente vive…
Rorschach: ¡Quiero vivir!, ¿Qué crees? Pero nadie me ha enseñado, no quiero dolor, no quiero sufrir, soy demasiado frágil.
Martha: La vida es sufrimiento, no puedes eludir eso, no puedes dejar de sentir. Adiós amor mío…
Martha le da un último beso en los labios y como un fantasma translucido desaparece, sólo la reverberación de sus últimas palabras se mantiene unos instantes más.

No sabemos cuanto tiempo tarda, pero al final Rorschach abre la caja…suena una canción de Amelie con olor a mar. Lo primero que desaparecen son sus manos, la caja cae proyectando un fulgor azul que le envuelve… el resto de su cuerpo se volatiliza dejando las siguientes líneas de un blanco despedida…


















martes, 21 de junio de 2011

Interludio escueto de madrugada.

Rorschach observa a la mujer. Pelo azabache, ojos ámbar, tez clara moteada de alguna pecas aquí y allá. Es difícil describir el resto del cuerpo, delicioso y extenuante, porque sus ojos son sobrecogedores, hay dureza, dulzura, desplante, profundidad, ojos de medusa en su atalaya, como letras formando literalmente una cara.

R: ¿Te gusta la descripción que he hecho de ti?
Martha: …
R: Lo sé, no es mi fuerte, tampoco es fácil descubrir que eres una creación mía, darte autoconciencia durante este párrafo es una putada. Saber que tus labios son de papel, todo tu cuerpo…que violo tu conciencia mojando la tinta del teclado en música o alcohol, en caprichos desidiosos, para luego volver a ser una tabula rasa en el siguiente post, de un blog entre millones donde la coherencia es una broma a pie de página, debe de resultarte un destino cruel.
Martha: ¿Por qué…?
R: Siempre es la pregunta más inteligente. El porqué…sí alguien piensa en ti existes, tienes entidad, recuerdos imperfectos ante una lapida. Tú existes mientras tengas lectores, mientras llenen con su imaginación los huecos que dejo entre palabras.
De todas formas Martha, quería hablarte, porque hay algo especial en ti: te creaste a ti misma…iba simplemente a entrar en una habitación, sobrevivir e irme, unos párrafos sin alma, pero de pronto me provocaste violencia, no podía dejarte ahí, borré mi huida, ¿comprendes? La historia se reescribió a si misma, volví a esa habitación porque quería salvarte, y todo fluyó, me empezaste a soñar tú a mi, simplemente obedecía desenterrando una historia que ya existía antes de que la pensara. Ahora mis manos están frías, no surgen las palabras, tengo que volver de nuevo a ese estado mental, a ese vinculo en el despliegas tu libertad y solo soy tu esclavo. Es complicado…pero quería que supieras que voy a intentarlo, que voy a buscar tu alma y dibujarla con mis palabras. Te lo prometo.

Ahora cierra los ojos, aprieta mi mano y olvida…la introducción ha terminado.

****
Ya no hay niebla, solo el estertor rojo del atardecer, un atardecer eterno de círculo polar, como si se resistiera a dejarnos y quisiera excavar en nuestras sombras. La botella, reloj de arena o sumidero de vida, acompaña el sabor amargo de un par de ansiolíticos. Necesito dormir, olvidar por unas horas. Ella esta acostada a mi lado, su pelo ensortijado me hace cosquillas en la cara. Esta cruzada sobre mi y me agarra la mano con fuerza con los ojos cerrados. Algunas fotos sobresalen del bolsillo trasero de su pantalón, pero prefiero no mirar. El misterio, un boceto en carboncillo sin terminar…Admiro la ternura que nace entre dos desconocidos envueltos en una situación jodida.

Llevamos un tiempo en silencio y cada vez me siento mejor, más cerca de ella, como un acoplamiento del alma, sin esa necesidad furibunda de llenar cada segundo con lugares comunes o biografías, simplemente estamos juntos, relajados. Y es esa sensación de complicidad la que me impulsa a compartir…

Rorschach: …es la fragilidad de las relaciones humanas. Un día eres importante en la vida de una persona, creas una dependencia, tu vanidad se alimenta de algún episodio esporádico de celos…y de pronto, a la semana siguiente, sin transición, eres un extraño. No hay más esfuerzo del necesario, ni iniciativas, ni nada que se salga de lo habitual entre dos personas que simplemente se conocen. Me lastima ese tipo de comportamientos.
Martha: Me cuesta mucho desligarme de las personas, se llevan siempre una pequeña parte de mí con ellas…
Rorschach: En el fondo todos somos muy parecidos, masoquistas emocionales esperando el golpe, disfrutando del proceso. Estoy cansado, no quiero sufrir innecesariamente, solo tengo ganas de huir y esconderme. Necesito tiempo.
Martha: Creo que dramatizas, no hay cicatrices en tus manos, en el fondo es lo mejor y lo sabes. Por eso te escondes aquí, por eso viniste al motel, por eso escribes en tu libreta. Lo único que te molesta es no haber sido tú el que dio el paso.
Rorschach: Quizá tengas razón, necesito amputar esta necesidad. Me gustaría que hubiera un botón e insensibilizarme, vivir el proceso en coma y dejarlo atrás. Pero no puedo evitar echarla de menos.
Martha: Creo que aun no has vivido una historia de amor real, has ido a lo fácil, a lo que tenía un final predecible…tienes tanto miedo al dolor que nunca te has arriesgado. Y eso sí que es un fracaso que debería de preocuparte…aunque no seas ambicioso, aunque fantasees con el suicidio, deberías de intentar ser valiente al menos en eso. Lo demás es morralla.
Rorschach: …
Martha: Quiéreme si te atreves, ¿Capaz o Incapaz?

(…)

Harrowdown Hill by Thom Yorke on Grooveshark

jueves, 16 de junio de 2011

El fracaso en ciertas parcelas de tu vida hace que intentes sublimar esa energía, esa frustración, en otras. Sino quieres conocer el horror y las adicciones lucha, no hay atajos. Si te rindes te unirás a ese grupo de personas enfadadas con el mundo, que intentan sin éxito olvidar el odio que sienten hacia si mismos.

Me despierto sobresaltado por el mismo sueño. Un sueño dentro de un sueño. Estoy en el suelo de una pequeña habitación. Hace mucho calor, miro a mi alrededor: las paredes están cubiertas por gruesas telas de terciopelo rojo, la moqueta es azul y tengo cuatro flexos golpeándome con su luz directamente a la cara.

Me levanto, no hay puertas, solo muros tras las cortinas con algunos cuadros horribles: mujeres empaladas con la punta de madera sobresaliendo de su boca ensangrentada, penes fracturados de color azulado, cadáveres descompuestos en medio de una orgía necrófila. No hay ninguna salida. No hay muebles, no hay nada. Pero eso ya lo sabía, lo mismo que intuyo donde esta la cajita azul y su llave: en el mismo lugar donde los focos dirigen su luz.

La cojo sabiendo lo que viene a continuación: la música de cabaret, los mareos, la ansiedad, ese calor subiendo poco a poco. Sé que esta vez tampoco me atreveré a abrirla, simplemente espero lo que parecen horas hasta que todo empieza a arder, las cortinas, los cuadros chillando y finalmente todo mi cuerpo.

Llevo meses así, levantándome cada vez más cansado, con una sensación metálica en la boca como si hubiera estado vomitando sangre…y la necesidad de “llenar tu copa para poder vaciar la mía rápidamente” ahora es más intensa. Tras casi tres años sin probar el alcohol estos malditos sueños van a…No quiero pensar en ello. Me doy una ducha. Cuando salgo me percato de que hay muy poca luz. Que extraño…no tendría que haber anochecido aun. Miro por la ventana: Niebla, niebla densa y siniestra rodeándolo todo. Hay días en que Dios ha olvidado tirar de la cadena.

Me siento atrapado en un juego. Empuño una linterna imaginaria emulando a Alan Wake. Hay más habitaciones esperando...no recuerdo haber asesinado a mi esposa pero no creo que eso me ayude a huir cuando el charco se sangre se acerque demasiado.

Escucho un ruido detrás de una de las puertas...¡jadeos! Mierda, hace siglos que no tengo sexo con nadie, si hubiese un guión y fuera el protagonista eso ayudaría. Abro la puerta. Calor húmedo, ambiente enrarecido, cacofonía, como poner cientos de películas porno a la vez a diferente volumen, Hay dos hileras de cama, como la distribución de un hospital, todas iluminadas con una extraña luz blanca desfalleciente que procede del suelo y se refleja en los cuerpos, parejas retorciéndose ocultas bajos las sabanas, jadeando, follando, ajenos a todo. Es un purgatorio de susurros, la ebriedad de sexo que respiro me deja extenuado. Hay una cama vacía, me recuesto y nada más cerrar los ojos ya siento el tacto desnudo de un cuerpo a mi lado. El paraíso. Ella se sienta a horcajadas, esta mojada y me llena la boca con sus flujos, es una combinación extraña de todas las mujeres que he amado, parece irreal con esta luz que nos atraviesa. Mi mente capta algo por el rabillo del ojo pero no le doy importancia…como en una escena cenital de “El corazón del ángel”. Me corro con fuerza, ha sido intenso. Pero no hay pausa y ella vuelve a ponerse encima con una exigencia muda.

El entorno de pensamiento vivo me empieza a engullir….mentes cerrándose…, deseando, sodomizando, prostituyéndose, masturbándose con lagrimas, pensando en otras personas mientras penetran con rencor, maltratando, fingiendo orgasmos, cosificando, pollas y agujeros bailando un baile mortal sin palabras, sin sentimientos. Eyaculan sangre y siguen, vaginas secas en carne viva, mordisqueadas, erosionadas…no son gritos de placer lo que escucho, ¡es dolor!…¡les obligan a asesinarse, a golpear su carne con odio una y otra vez en una puta masacre sexual!…solo seguir y seguir…Joder...Las camas se empiezan a iluminar con una intensa luz roja, las sabanas caen al suelo empapadas en sangre y trozos de carne mutilados: el horror...mujeres agujereando testículos para tener collares mientras beben la sangre que gotea, hombres violando cabezas sin tronco, creando nuevos agujeros con sus dientes, y mi querida vestal, por la forma en que me oprime, debe de ser de las que arrancan penes directamente con sus músculos vaginales. Intento cambiar de postura pero me da varios puñetazos intentando dejarme inconsciente. Para su desgracia estoy acostumbrado a esas lindezas y juego al medievo con mis dedos en su culo mientras le arranco un pezón de cuajo. Ella se ríe con sadismo, es una lastima que le tenga tanto cariño a mi pequeño badajo...

Le rompo la nariz de un cabezazo y la empujo con violencia. Sería hora de huir, pero ¡maldita sea! ese culo es impresionante y esta ya dilatado. La empiezo a sodomizar mientras ella aúlla en un lenguaje desconocido. A mi alrededor todo el mundo se vuelve loco, empiezan a reagruparse en un enorme fila que recorre todo el pasillo, hay como veinte personas practicando la sodomía unos con otros, las mujeres con unas pústulas sanguinolentas atadas a sus cinturas con intestinos; en una debacle de generosidad forman un perfecto circulo de rítmico acoplamiento para que nadie se quede sin su pequeña dosis de amor.

Mi amante me mira y no sabría decir si es amor o simplemente lujuria reconcentrada destruyendo sinapsis a su paso. Tengo que salvarla, su nariz me parece más bonita que nunca. Una felación es una buena forma de recuperar algo de confianza entre nosotros, pero ella lo transforma en una asfixia erótica, su técnica de garganta profunda le permite lamer mis gónadas mientras conserva toda mi humanidad dentro de sí. Retraso mi orgasmo mientras la masturbo con el puño. Una cuenta atrás para la petite mort, quizá más intensa y duradera en su caso... 

Un vértice de desmayo aparece en sus ojos y me sorprendo a mi mismo cuando la abandono y empiezo a acariciarla. Hacer el amor...penetraciones lentas y profundas en ese lenguaje del cuerpo que incluye atisbos de dulzura y que nos complementa sin saberlo. Se masajea el clítoris ávidamente y me rodea con sus piernas. Todo culmina en un orgasmo bermellón que nos deja sin aliento.
Le aparece un pequeño tatuaje en el hombro. No sé si es bueno o malo, pero la palabra inmortalidad paladea entre mis labios.

Mientras, el séptimo círculo de del infierno hecho carne empieza a desmoronarse…no sé cual es el premio por sobrevivir pero prefiero huir antes de averiguarlo. Le ofrezco mi mano y ella acepta sin oponer resistencia. Salimos a la niebla y cerramos el tártaro tras nosotros.

La dejo dormida en la cama de mi cuarto, deshilachándose de perfil ante la luz meliflua de un foco. Quizá desaparezca cuando cruce el umbral. Pero esa mirada…Jesucristo…esa mirada es eterna, como el puto cielo nocturno, como tijeras bailando alrededor de mi carne, como sentir su beso de carmín en la nuca. Siempre me dijeron que tenía una... muy dulce.

Debo mirar otra puerta para salvaguardar la lógica del post. Aunque después del sexo todo parece secundario. Como divagar ante un espejo. Y encima esta saliendo más largo de lo habitual. Pocos comentarios seguramente…pero no puedes escapar de ti mismo.

Siguiente puerta. Hay una enorme pantalla de televisión dividida en pequeños cuadrados de plasma, única luz de la habitación. En medio, a una distancia de meros centímetros, se encuentra un individuo maloliente tumbado en un sofá con la mirada crispada, tiene un mando a distancia soldado a la mano. El sonido es ensordecedor, en la enorme pantalla un presentador, que parece borracho y puesto de speed, corre por un enorme plató lleno de ancianas con sondas y niños ojerosos. Todo parece sencillonizado. Aplauden a destiempo y parece que van a desplomarse de un momento a otro.
De pronto un grito oligofrénico ensordecedor, mi atención se ve presa de la pantalla sin que pueda evitarlo…

Presentador: ¡¡¡Bienvenidos a nuestro programa!!!: “Ríete hasta que se te desprenda la cabeza” Seguimos con nuestras estadísticas de mutilaciones, violaciones, niños desaparecidos, asesinatos y crímenes en general. Nos gusta tenerlos asustados porque el miedo junto con su ignorancia es nuestra mejor arma. Y hablando de armas tenemos nuestros cupones “dispara antes de preguntar” un 70% de descuento. En nuestro programa de hoy tenemos los siguientes testimonios:
-Voz en off alegre y dicharachera nos guía por los contenidos de las siguientes dieciséis horas de programa-
1- Marta, una hermosa joven de diecisiete años nos cuenta como fue violada y maltratada durante prácticamente toda su vida por su abuelo mientras el resto de su familia comía hamburguesas. Ahora, un año después, gracias a nuestras drogas patrocinadas puede vivir sin ninguna secuela aparente. Lo que ella no sabe y les adelantamos ahora, es que vamos a confirmarle que su abuelo era su padre, al que ella mato para huir. ¡No se pierdan su reacción!

2- Un intervalo intelectual de la mano de nuestro más afamado escritor con su quinta parte de la saga: “Vampiros Vs Zombies Vs Humanos, Jodete Jean Austen”.
…” En una lucha ficticia entre vampiros y zombies ganarías los zombies. Al final cada humano muerto se convertiría en uno de ellos. Serían una legión, número contra inteligencia, fuerza y rapidez. Pero un número infinito que puede moverse de día también. Los aplastarían. Seguramente llegado el momento invadirían todo el planeta y acabarían con todo los humanos, su alimento. Esa sería la última broma final: Matarían a dos razas a al vez….”

3- Daremos cobertura a nuestro concurso de “Gran Hermano Vip” líder de audiencia en todo el mundo. Ya llevamos cuatro años con nuestros cien concursantes. Gente sin hogar, desahuciados, asesinos... Ustedes pueden hacer con ellos lo que quieran a través de sus votaciones e ideas. Es un programa abierto. Llevan ya diez días sobreviviendo con agua de retrete y no ha sido excesivamente divertido: un par de brotes psicóticos y algo de canibalismo.
Como adelanto, las ideas con más de diez millones de votos por internet para la noche de hoy son: ¿Cuantas patadas puede aguantar una embarazada hasta que….

En ese momento el brote psicótico me da a mí, no sé si producido por el asco o por la necesidad de romper algo. Doy una patada de karate a una de las pantallas haciéndola estallar, alguien me da un bate de béisbol y empiezo a destrozar todas las demás, lluvia de chispas y estática iluminan mi rostro contraído. La adrenalina recorre mis venas, estoy preparado para enfrentarme con el dueño de la habitación, pero cuando le amenazo con arrancarle sus jodidos brazos –con mando incorporado- de raíz me doy cuenta de que esta muerto: en algún momento se ha olvidado de comer y simplemente ha permanecido ahí, sin más, viendo la televisión, cagándose y meándose encima con tal no perderse ni un solo segundo. Maldita sea, estoy respirando mierda descompuesta...

Salgo y vuelvo a mi habitación. Ella sigue ahí, dormida. La cubro con una manta -como si pudiera domesticarla con ese gesto-, y me arrojo sobre una de las butacas. Tengo la boca seca...necesito una puta copa y esto no ha hecho nada más que comenzar...

Skudrinka by Corvus Corax on Grooveshark

martes, 14 de junio de 2011

"Lo que yo quiero es que me necesiten. Lo que yo quiero es ser indispensable para alguien. Necesito a alguien que ocupe todo mi tiempo libre, mi ego y mi atención. Alguien adicto a mí. Una adicción mutua." Palahniuk

Era lunes cuando Rorschach recibe una carta. No hay remitente. Se le invita a pasar unos días con todos los gastos pagados en un motel fuera del alcance del mundo civilizado. La llave -de número sugerente- viene dentro del sobre.
Desventuras aburridas para el lector provocan que nuestro protagonista tarde más de lo necesario y llegue cansado y polvoriento a altas horas de la madrugada y casi sin gasolina. El hecho de no haberse cruzado con ningún coche durante las últimas tres horas le ha empezado a despertar cierta inquietud.
Cuando llega –todo el mundo sabe lo que es un motel, con sus hileras de apartamentos a los lados, todos iguales, y una casa o adosado mas grande donde vive el encargado-,  lo primero que piensa es que Bates estaría satisfecho con el tramoyista. Solo falta que un relámpago ilumine bruscamente un cartel señalando el emplazamiento de “Crystal Lake”. Y si se queda dormido en el coche y sueña con el tipo de las cuchillas y el jersey a rayas rojo y verde ya estamos en el puto remake definitivo.
Vamos, que esta visiblemente asustado, y aunque no valora demasiado su vida recrea sin mucho esfuerzo al menos trece muertes lentas y dolorosas que cualquier psicópata con ínfulas de Hostel puede infligirle en un escenario como este.

Pero al demiurgo no le gusta la dirección que esta tomando el texto y con sobrada altivez arguye que las sensaciones son la mejor descripción y que de pronto a Rorschach le llega el olor a mar, a peonías, al éter aristotélico, a libros antiguos…le llega la música de un concierto de jazz, el recital de una obra de teatro, el sonido que hacia su madre mientras tendía, es como si todo estuviera allí de pronto, en esas habitaciones. Se le eriza la piel, también siente el olor a tiza del colegio, ese perfume que usaba ella hace ya tantos años, el olor de la tapicería del coche de su padre…tantas cosas a la vez…
Sale del coche, tiene que saber que sucede. Recorre el espacio del aparcamiento –solo esta su coche- y llega a los apartamentos. Recuerda que en la carta leyó que cada apartamento, cada habitación de ese motel tenia una historia, que solo tenía que invertir tiempo en descubrir el fósil.
No hay un orden en los números y vaga por el largo pasillo. Se para en una puerta extrañamente deformada. Empuja la puerta y cede sin dificultad.

La habitación es de colores negros, persianas bajadas, desorden y ambiente enrarecido. Hay un hombre vestido de negro tumbado en la cama murmurando una y otra un discurso duro y desgarrado mientras acaricia un retrato con ternura.

“Te observo con mis pupilas de reloj de arena mientras todo a mi alrededor se corrompe, las cosas mas nobles y bellas -llenas de muerte-, pudriéndose mientras el Fin ríe impertérrito ante los idealismos caídos en desgracia. Solo quiero sentir, romper esta segunda piel llena de culpa, de odio, de frustración que se me ha adherido aislándome cada vez más. He pensando en utilizar tu desdén como cuchilla afilada, y cortarla, amputarla, buscar en ese dolor orgulloso fuerzas para poder sublimarte.
Pero no hay esperanza, esta noche de soledad me agarra y me desangra, no voy a conseguir superarla, parte de mí se quedará atrás,
Hagamos el corte mas profundo, insistamos con la carne. Tenía un equilibrio y lo has roto dejándome incapaz de llenar el hueco, mi cerebro astillado aúlla por la necesidad de alcohol…este vértigo emponzoñado al filo del abismo, lágrimas secas, recuerdos en pleno asedio. Me destrozaste el corazón. Dramatizo: es la única forma que tengo de hablar de ti. Nada tiene sentido, ni siquiera con unos billetes caducados en la mano.
Celos tangentes del alma, si fuera un poco más divertido sería imposible soportarlo. Mentiras en labios de semen, nudos gordianos cortados ante el apocalipsis. Clarines oscuros avistando en el horizonte versicolor la plaga de zombies. Jugando con las palabras como amantes heridos, carne de memoria, bolsas húmedas de basura que pesan demasiado…una esposa desaparecida. Mis manos demiurgas violaban la página en blanco para emocionarte, pero cuando levantaste la vista huiste con los caprichos decepcionados. Mi tacto había adormecido tu sensibilidad.”

Rorschach huye, no tiene ganas de melodramas, prueba en la siguiente puerta. La habitación es más alegre y luminosa pero esta dividida por un enorme cristal. Hay un hombre y una mujer desnudos, cada uno en su cama, muy quietos, mirándose intensamente.

Detrás de la puerta hay un resumen de la situación, cosa innecesaria porque le es familiar.

“Sincronizar el placer a distancia, con los ojos cerrados, acariciándose solo con la voz, con las palabras, masturbándose la mente a un ritmo diferente inmersos en su propio guión, alternando las voces de sus fantasías en un arrullo que les transporta orgasmo tras orgasmo, sin caídas, sin renuncias, egoístas y generosos a la vez...pero cobardes.

Cada zona tiene un interruptor y a veces, a escondidas, lo golpean para probarse, para ver que sucede. No se dan cuenta, o no quieren ver, que para levantar el cristal tendrían que hacerlo a la vez, juntos. Pero temen inconscientemente que si salen de la habitación, de sus camas individuales, destruirán la magia de esos orgasmos compartidos…se mirarán sin tragedia y se convertirán en una aventura más, pasajera y decepcionante.
Y ahí siguen, mirándose de reojo a través del cristal, buscando marcas de otros amantes, aturdidos por las ausencias prolongadas, jugando a la ruleta rusa de sus citas arbitrarias, deseando a veces no volver, pero siempre acudiendo”

Rorschach huye también de esta. Reconoce por fin del número de su llave en la siguiente puerta. Habitación normal, tabula rasa. Se deja caer sobre la cama. Intentará dormir unas horas y mañana buscará a su anfitrión para pedirle una explicación. Rorschach es un tipo duro y no le agradan estos juegos mentales. Pone el canal porno para bajar la intensidad del momento y apaga la luz.
Buenas noches. Y recordad: El arte nunca nace de la felicidad.

The End by The Doors on Grooveshark

viernes, 10 de junio de 2011

"Quienquiera que usted sea... Yo siempre he dependido de la bondad de los extraños"

Cierta ansiedad me impide dormir, pertenezco también a esa generación de cobardes, manchas en el sofá delante de un televisor, sin aprovechar la única oportunidad que tienen de vivir, encorchetados, pagando a gente para conseguir respuestas inútiles. Impotentes en todos los sentidos. Algunos jugamos con las palabras, como pequeños Príncipes sin Rosa. Masturbando mentes, sublimando la inmortalidad de un momento. Sofistas de la vida, tibios, ajenos, inermes, un libro que fascina por su portada, por el título...lo compras con ilusión, esperanza, necesidad. Lo acaricias en la bolsa regodeándote en la espera, anticipando el placer. Llegas a casa, lo desenvuelves y la desilusión amarga tu rostro: cientos de páginas en blanco. Hueco, vacío, sin orgasmo.

No hay árbitro. Juego inmortal, inmoral. Sin estrategia saltemos juntos los vulgares puentes indestructibles de Benedetti –nunca nos gustaron los lugares comunes- y aguardemos el fin que ya se fragua mientas caemos. Antes de las decepciones de la carne y del conocimiento intimo. Ahora vive el presente, saborea tu café, repasa tu agenda, revolotea por las paginas abiertas, controla la respiración. Estas radiante. Me pones cachondo. Pero sé que disfrutas con ello, sé que estas haciendo trampa y miras la extensión del texto, quieres sincronizar el final con el efecto de las endorfinas, quizá aun en pijama te acaricias distraídamente. Mójate, moja mis palabras, huele tu sexo, cierra los ojos y humedécete los dedos.

La única edad que enamora es la musicalidad de tu cerebro, banda sonora de nuestros encuentros coloreados de un carmesí oscuro; donde el silencio es solo cómplice de la necesidad, por fin, de mirarte a los ojos y penetrarte. Decir te quiero besando tu piel. Esa piel que habla de deseo furtivo, de todo aquello que ocurre cuando se quedan dormidas las palabras en el cielo de tu boca, susurros moribundos, una mente cercando a otra mente, buscando la bondad de los desconocidos en un latigazo de placer.

¿Qué necesitas de mí? Adoctríname. Soy una tabula rasa, sin deux ex machina que nos saque del aprieto. Solo tú puedes enseñarme. Empieza por algo sencillo como enseñarme a vivir. A follarte. A abrazarte, enamorarte, amarte, besarte, masturbarte, abrigarte, a acariciar tu cuerpo como conquistador e irme colonizado, a crearte necesidad de mí, a follarme a otras pensando en ti, a no preguntar donde has aprendido a hacer eso, a follarte la boca mientras tengo el resto de tus agujeros llenos de mí.

El demiurgo se masturba, sintiéndose poderoso entre líneas. No es lo mismo amar que una dependencia de tintes esquizoides. Lo demás te sonará.


(...)

Escribo mi llamada de atención desde una sala acolchada e impolutamente blanca donde me golpeo la cabeza provocando campanadas de boda, una lluvia de esperma, como el arroz que lanzan a los recién casados, una segunda oportunidad para reconciliarme con las palabras. Buscando su química, esa estructura que solo Syd intuye. La ebriedad es un atajo, un sueño dirigido.
Nirvana sonando en el campo de concentración. Si quieres crear algo decente dedica cuatro horas a leer y a escribir. Como alternativa hazte un blog, una puta endogamia de mediocres, un concurso de feladoras ansiosas por recibir el grumoso premio en la cara. El deporte como nueva religión, me pides que me case contigo y asiento: mi vasectomía me protege. Sigo disimulando, compro un arma como seguro ante la vida normal. Anoto en un cuaderno toda la ficción que me rodea con letra que nadie entiende
Reuniones de alcohólicos anónimos a las que acudo borracho sin que nadie se atreva a romper mi silencio. Reventar la cabeza a una figura religiosa en unas prácticas de tiro tiene algo de epifanía espiritual. Arrancar piercing de pezones erectos no tiene el mismo efecto en mi psique.

Libros sobrevalorados como “El guardián entre el centeno” formando una enorme pira funeraria nazi. Provocando odio intenso. Los putos patos murieron, no había necesidad de explicarlo todo…
Katanas y universos paralelos. Bin Laden esta vivo, tomando té de forma entrañable. No entiende nada, ¿aviones? No le gusta volar. Vive mejor que nunca, a pesar del aislamiento de por vida, subvencionado por sus amigos americanos. Mientras el mercado de putas siga fluyendo se pueden meter el Corán por el orto.

Hume justificaba nuestra alma apoyándose solo en la memoria. Si esta página tuviera percepción de si misma convertiría un porcentaje muy escueto de mi mismo en inmortal. Un diccionario de sinónimos mientras escribes es como decir “Te amo” cuando te masturbas.
La vida pudriéndose a tus pies como un colapso de publicidad. Una Amelie violada que, en última instancia, disfruta y lubrica en esa puta carnicería de sentimientos. Romper a llorar cuando la realidad explota en tu cara silueteada.
¿Es demasiado tarde para todo? Esa mezcla de rojo y azul que invade mi cerebro de madrugada. Ensimismado me escindo del teclado. Invento tu olor, lo guardo en esta hoja en blanco…no tenemos fotografías pero sí muchas botellas vacías impidiéndome la salida. No me hagas pensar en tu cama.
Desflorando la nada que nos separa con masoquismo emocional. Los dos necesitamos algo trascendente e imposible, no solo una necesidad física desubicada…no sirve que solo te enamores de mi forma de escribir. No me pidas más, esto termina aqui

Deep by Anathema on Grooveshark

miércoles, 8 de junio de 2011

Tumbas como espejos, temiendo la ausencia del deseo inmutable, la literatura del perdedor en gestos de masturbación estéril.

Sala de Soluciones Definitivas. Una mesa grande llena de papeles y cuadernos con informes médicos, radiografías y revistas BDSM Gore, cosas que hacen palidecen los diez minutos de Bellucci en Irreversible. Material enfermizo que ha sustituido a la pornografía Hardcore. En 2022 nadie se corre sino hay alguna mutilación o asesinato, las violaciones a la orden del día, tramitadas como simple travesura. Una silla. Un flexo apuntado inmisericorde. Ocho enormes negros empapados en crack velando sus ocho respectivas puertas por donde entran todos los clientes. El primero hace su aparición:

Doctor: Ya te han realizado la lobotomía ¿esta contento?
Dexter: Sí, por supuesto, es la ilusión de mi vida, es mejor que las drogas, siempre sonrío, todo me parece bien, ningún trabajo me resulta monótono. Soy alguien completo y feliz, recomendaría a cualquiera que le taladrasen el cerebro.
Doctor: De acuerdo, salga por esa puerta para la sesión de publicidad, solo tendrá que pagarnos la operación durante los próximos cuarenta y cinco años.
Siguiente sujeto
Doctor: Tú has pedido una castración química
Fernando: Si, no ha conocido a nadie como yo, no necesito mujeres, solo un agujero con fricción, pero hay demasiados y tan poco tiempo…, necesito quitarme esta necesidad, esta búsqueda constante de agujeros. Me he follado todo tipo de animales incluso una vez hice un agujero en la tierra y me folle al planeta. Mi polla es una costra sangrante. Hágame parar.
Doctor: No se preocupe, tenga esta receta y salga por esa puerta, si lo desea también podemos extirparle uno de sus cojones ahora que ya no las necesita para nada. Podrá comprarse otra pantalla de plasma de 100 pulgadas con el dinero…
Fernando: Genial, este sitio es una puerta a los sueños.
Siguiente sujeto
Doctor: Suicido…me temo que no, podemos mutilarle pero el suicidio aun es ilegal, estamos comprando los derechos.
Calimero: Exudo fracaso por cada uno de mis poros, ¿no pueden hacer nada por mi?
Doctor: No, lo siento, se puede suicidar usted en su casa sin daños colaterales para nuestra legalidad, nadie se lo va a impedir, hay una tienda de venenos, cuchillas oxidadas y todo tipo de cuerdas y utensilios de tortura por esa puerta. Gracias.
Siguiente sujeto
Doctor: Le hemos quitado el estomago, no necesitamos cosas tan vetustas como una sonda nasogástrica, ahora con un par de pastillas al día su metabolismo se mantendrá vivo…de alguna forma. Siempre estará cansada, mareos, su intestino se pudrirá poco a poco y sus tiroides van a joderle la vida a corto plazo. Pero nunca, nunca más engordara, ¿esta contenta?
Eva: ¡Si! Es el día más maravilloso de mi vida. Gracias

Dos meses después
Siguiente sujeto
Mario: No me la puedo quitar de la cabeza y…
Doctor: Vale, vale, tenemos una sala especial para los suicidas. Ya tenemos los derechos de emisión.

Sala suicidas.
Doctor: A ver chicos, todos queréis morir, podemos organizar algo salvaje, mataros unos a otros, os damos un día que es el mínimo legal. Haceros amigos y mañana os hacéis un favor unos a otros.
Todos firman
Al día siguiente habrá una gran masacre financiada por sus propios protagonistas. Pagar por morir.

Una cámara enfoca a dos de los participantes. Es de noche ya.

Ariadna: Como te decía mi vida es muy complicada, todos mis parientes han muerto por alguna brutalidad sexual. Mi padre murió con el colon reventado por un caballo, mi tío se rompió el cuello al intentar chupársela a si mismo, mi madre quiso pulverizar el record de Gangbang que estaba en 916 hombres seguidos -Lisa Sparxxx-, quería llegar al kilobang pero murió antes de conseguirlo…
Mario: ¿una puta embolia? Me suena a un libro.
Ariadna: No, no, un loco obsesionado, la mató allí mismo, y luego se cortó el pene. Algo terrible.
Mario: Vaya, bueno, llegó a un espectro de publico mayor, la gente también se puede masturbar con eso. ¿Entonces es una maldición o realmente buscas una muerte violenta provocada por…?
Ariadna: Te lo contaba por no hablar del tiempo. Mi lapida es la más aislada del cementerio, húmeda y sin finales felices.
Mario: Espero que sea una puta metáfora y no hablemos de coprofagía con muertos. De todas formas comparto esa sensación, podría amarte, podría odiarte, podría explicarte que es el petricor mientras te introduzco mi puño en la vagina…
Ariadna: Nada nuevo, ahora llevo unas enormes bolas chinas para ejercitar los músculos del coño, he retorcido enormes penes dentro de mi, soy un arma de destrucción masiva. Mi coño es el anticristo de las pollas. Fama legendaria, nadie ha sobrevivido.
Mario: Joder, nunca me había encontrado una vagina vigoréxica…
Ariadna: …
Mario: Yo estoy aquí porque tengo miedo a los zombies.
Ariadna: ¿Zombies? Eso si que suena como “una puta metáfora”
Mario: No, los zombies existen, comiendo nuestro cerebro poco a poco, cada día me levanto mas cansado, notando el cambio en mi interior, mi lóbulo frontal pronto morirá, no hay forma de sublimar la miseria. Son como heridas abiertas llenas de gusanos. Una trepanación en el alma. La verdad, podríamos follar para cambiar de tema.
Ariadna: Dame por el culo, no estas preparado todavía para mi vagina.
Nuestro querido protagonista crea una autopista de saliva, de lubricidad, ambrosía de jodido orgasmo, que recorre el cuerpo de esta afortunada mujer desde el tobillo, sus muslos, pasando por el corazón de toda trascendencia, recorriendo ese piercing en el ombligo para finalizar en el cuello donde marcará su pasión posesiva. El mundo es ahora un poco mejor.
Mario: Me gusta tu cuerpo, tiene algo extraño, insano, terrible. Casi me da miedo preguntarlo ¿naciste mujer? Nadie puede chuparla tan bien.
Ariadna: Penétrame, hazme daño.
Nuestro querido protagonista introduce su pequeño cerebrito en el ano amistoso de nuestra encantadora meretriz mientras grita “I Am The Doctor”
Ariadna: Ládrame cabrón, ládrame.
Mario: Puta sin alma, deja las fantasías zoofílicas, ¿hace mucho que no follas con seres humanos verdad?
Dobla su cinturón y golpea su culo con saña dejando un reguero de dagas rojas que destilan la belleza de un crepúsculo.
Ariadna: ¡Hijo de puta, nunca he estado tan mojada…!
Mario: Estoy loco, tengo la cara llena de cortes, me gusta lastimarme, voy a enviar a mi polla como una sonda a lo desconocido. Veamos ese coño perlado de monstruosidades.
Se inyecta una sustancia de color azul en el cuello. Todo queda borroso a partir de ahí, no recuerda cuanto dura, cauterizando oquedades con su polla de muerte, haciéndose uno, follando ante el dolor, la perdida, la sinrazón, sellándose con el golpeteo rítmico de sus pelotas una y otra vez contra ese clítoris resbaladizo.

Están volando sobre el nido del cuco. Nadie escapa, se boicotean, se quedan dormidos. No sabrían vivir fuera. Quizá tampoco era amor, solo pus congelado a las puertas del infierno.


Mario es el primero en despertar. Siguen vivos, no por mucho tiempo, quedan apenas unos minutos para la Battle Royale. Sin embargo cierra los ojos con una sonrisa. Ha vuelto a soñar con ella, por ultima vez. Ella, una rosa sin príncipe. Orgasmos de afonía, un coño perfecto envuelto en un lazo azul de regalo. Follando en un cementerio, cogidos de la mano, masturbándose una y otra vez. Mirada ámbar que suspira. Fantasmas reencarnados, teléfonos apagados. Desesperación en sueños que huyen de sueños violando paginas en blanco. Rompiendo uno a uno los hilos que nos unen. Empeño mortal en seguir adelante desgarrando la carne del alma una...y otra...y otra vez en el proceso.

¿Lo sientes? Es nuestro final. Adiós.

La Chispa Adecuada (Bendecida 3) by Héroes del Silencio on Grooveshark

miércoles, 1 de junio de 2011

La obsesión con el suicidio es característica del hombre que no puede ni vivir ni morir y quien nunca aparta su atención de esta doble imposibilidad.

No escribo porque todo parece una eyaculación de vomito diarreico, dedos grapados, atascados, moviéndose como mariposas muertas en un cielo granate.

Mecanismo de resolución no saludable, cortarse sin puntos, con esa misma cuchilla esterilizada que rasga la piel con el sonido de tu sonrisa al despedirme. Necesidad compulsiva frente a problema irresoluble. Dolor físico frente a dolor emocional. Heridas cicatrizando y renovándose una, y otra, y otra vez…

Sadomasoquistas dioses de la carne, del hambre, del deseo. No todo termina con un orgasmo. El blog esta muriendo.

La sangre gotea, como gotea el esperma de otro en tu boca, como ese carmín tristón deshaciéndose en muecas de placer que no es el mío. Beber. Sin etiquetas ni responsabilidad, solo embrutecimiento y entrega a la nada. Dolor subiendo como bilis por la garganta, dejándome sin aire, sin voz. Es duro amar a una puta, o quizá es duro amar simplemente. Cansancio. Sonidos en la calle, es estática sin sinapsis, solo oscuridad pidiendo sobrevivir.

Falta de amor o afecto, el desamor, la desafección. No hay poder redentor, las cosas transcurren sin saber abandonarte del todo. Sin establecer mas que cambios temporales que parecen sinergia por la excitación. Adora a tu pequeña cobardía, esa no-voluntad de poder. Acaríciala, acostumbrándote a su presencia. La infelicidad, estado natural, ese sutil, incomodo sopor como pompas de jabón emborronando tu mirada. Tu vida dada de baja por impago de sueños, ni siquiera un error puede sacarte de esa rutina enajenante.

El propio afán de trascendencia, convierte el no-olvidar en un trabajo. Todo se diluye de forma natural sino hay un resquemor obsesivo que lo mantenga en el presente a flote. Perpetuación de genes, la única inmortalidad posible, no la busques en el amor porque es una quimera cruel.

La nostalgia -ese tramoyista torpe que deja a veces sin escenario el presente-, que atenaza en momentos de soledad, curiosamente no se recrea en los amantes pacientes y generosos fácilmente conquistados, sino en los desdeñosos, los que provocan ese estado lamentable del ego con su rechazo, inapelable a cualquier excusa solidaria con la realidad. No piensas, sumergido en ese lago cenagoso, en Jantipa o en la desilusión de la satisfacción, solo suspiras, como ha suspirado mi vecina durante veinte años apoyada en su ventana viendo la vida pasar mientras se evade de lo que sucede a sus espaldas.


Consigues que el puto Hespérides huela a depósito de cadáveres

El genero humano esta jodido. Como esa hija adolescente que ocupa el puesto de su madre enferma. Algo desquiciante y miserable. Años después, casada y con hijos, aun acosa al padre, monstruo de producción propia, y busca su caricia. La nueva esposa exculpa, acepta, no ve más allá de otros problemas. Pero es real. Ocurre en estos momentos.

Me siento desubicado, aturdido. Puerta cerrada persiana bajada, me aíslo en la oscuridad de mi pequeña madriguera. Llevo días sin hablar con nadie. Lleno la copa de bordes suicidas y la vomito en mi estomago. Cierro los ojos intentando controlar el ataque de angustia que me sobreviene. Tengo ganas de gritar, de salir corriendo. Pero estoy inmovilizado, tengo miedo de abrir la puerta y comprobar que ahí afuera no hay nada. NADA.

Mi mano actúa sola y siento el dolor en el antebrazo, avanzando lentamente a través de mi piel, con una interacción musical que me abruma por su perfección. Ese cosquilleo familiar de la sangre resbalando.


Me doy cuenta que tendré que llevar camisas de manga larga todo el verano. No puedo evitar sonreír ante un pensamiento tan prosaico. Sigo cortando, incapaz de ver menos lógica en este acto que en el simple hecho de respirar.

Hurt by Johnny Cash on Grooveshark