sábado, 28 de octubre de 2017

Mini reseña película Thor Ragnarok.

Al final cuando vas a ver una de Marvel lo que esperas principalmente es pasar un buen rato, no ver una maravilla del séptimo arte. Thor Ragnarok es otra muestra de cine de superhéroes palomitero, lleno de chistes (Hemsworth y Ruffalo están geniales, El Gran Maestro interpretado por el magnífico Jeff Goldblum es genial), listo para servir, con el desarrollo justito y pornografía digital en forma de efectos especiales apabullantes. El problema es solo es eso, y quizás funciona porque tampoco pretende algo más. Es un entretenimiento estándar. No dejará huella, no dolerá, ni tal vez sea recordada al salir del cine -salvo para evocar algunas gracias-. Sin embargo no resulta tan pesada y larga como otras, la batalla final resulta épica y sorpresiva, y los secundarios hacen su trabajo y distraen al espectador. Encontrar el punto justo de humor, chistes, épica y efectos especiales es complicado, pero Thor lo consigue, y con eso el precio de la entrada está más que justificada.

Sin embargo queda la sensación de una Marvel acomodaticia que ha visto el filón de Guardianes de la Galaxia y quiere adaptar todas las películas a ese formato, lo cual me hace pensar, ¿no llegará un momento en que eso ya no sirva, que homogeneizar todos sus superhéroes sea un error? Habrá gente que piense que está es la mejor de la trilogía, y quizás tengan razón, pero lo que es un hecho objetivo es que el Thor que tenemos aquí, con sus chascarrillos y su forma de actuar, no tiene nada que ver con el personaje de los cómics y su tono Shakesperiano.

PD: El cameo de Benedict Cumberbatch haciendo de “Doctor Strange” es genial. Hay dos escenas después de los créditos, no salgáis corriendo de la sala.

Spoiler: Asgard se halla bajo el poder de la despiadada Hela, quien ha usurpado el trono y ha desterrado a Thor, enviándole como prisionero a un rincón de la galaxia, desposeído de su martillo y obligado a sobrevivir como gladiador. Para escapar de su cautiverio, el héroe tendrá que alzarse como vencedor de una competición alienígena y derrotar a su antiguo amigo y aliado, “El increíble Hulk”, aquejado de un proceso de amnesia que le impide reconocer a su compañero de antaño. La premisa de la saga de comics de Hulk "World War Hulk" es metida a calzador, reciclada y dilapidada de manera gratuita, conformando gran parte de la estructura del guion. Pero lo que más me llama la atención es que parece que Thor pueda vencer a Hulk sin su martillo, y eso, como sabe cualquier conocedor de los cómics y los niveles de fuerza de los personajes, no resulta creíble xD.

viernes, 27 de octubre de 2017

Els Segadors.

En este momento histórico de gran desastre nacional recuerdo la famosa frase de Marx: "La historia se repite, primero como tragedia, luego como farsa". Lo de Cataluña y Puigdemont cada vez tiene menos de sátira, y más de ridiculez  grotesca. Las elecciones anticipadas hubieran sido una manera de ganar tiempo, relajar tensiones, evitar un 155 que destroce Cataluña y la poca pátina democrática que queda en España. Pero parece que a nadie le interesa poner un poco de lucidez aquí, ningún partido está a la altura. Podemos y el PSOE de Pedro Sánchez han sido una decepción anticipada, pero no por ello menos horrorosa y desalentadora. Borrell en su discurso de hace unas semanas decía que las fronteras son cicatrices que la historia ha dejado grabadas en la tierra, entonces, ¿cuál es nuestra excusa si la mayoría de los nacionalistas –españoles y catalanes- no conocen la historia de su país? El PP conoce la respuesta, entiende muy bien a los españoles, sabe que albergamos el gen cainita en nuestro interior, que la guerra civil contra el vecino forma parte de nuestra naturaleza; no importa demasiado quien sea ese enemigo –catalán, inmigrante, comunista, funcionario…-, con tal de distraernos de los verdaderos problemas.

Rajoy afirmó el otro día que se recuperaría la normalidad en Cataluña después de la aplicación del 155 en seis meses como máximo. Sabemos que es falso. Rajoy alargará la situación todo lo que pueda, no solo de esta forma cubre todas las noticias de corrupción, o que le afecten negativamente, como el muro de Murcia, o los recortes en prevención de incendios en Galicia, sino que también tiene una excusa perfecta en caso de que la recuperación económica empiece a ralentizarse en España. Además, y esto ya es una opinión personal, había mucha gente en el PP que quería solucionar los “problemas” de Cataluña, y ahora que tienen una excusa se encargarán de quitar competencias a la Generalitat como los Mossos d'Esquadra y la educación, y ya de paso arruinar todo lo que puedan esa comunidad, aunque sea desastroso para el resto de España.

            Como curiosidad pongo una traducción del himno Els Segadors:

Cataluña, triunfante,
¡volverá a ser rica y plena!
¡Atrás esta gente
tan ufana y tan soberbia!

¡Buen golpe de hoz!
Buen golpe de hoz, ¡defensores de la tierra!
¡Buen golpe de hoz!

¡Ahora es hora, segadores!
¡Ahora es hora de estar alerta!
Para cuando venga otro junio
¡afilemos bien las herramientas!
(estribillo)

Que tiemble el enemigo
al ver nuestra bandera:
como hacemos caer espigas de oro,
cuando conviene segamos cadenas
(estribillo)

La antigua canción popular fue adaptada entre 1892 (música) y 1899 (letra). El mismo 1892 fue adoptada por el Orfeó Català para su repertorio, aunque entonces aún no tenía ninguna connotación reivindicativa ni patriótica. Sin embargo, al poco tiempo fue adoptada como himno nacional por el incipiente nacionalismo catalán de finales del siglo XIX, que buscaba entonces unos símbolos para su proyecto de nación. Poco a poco se fue politizando, y ya a finales de siglo mucha gente la escuchaba de pie y con la cabeza descubierta.​ Pese a todo, su aceptación inicial fue escasa y contestada por diversos sectores de la sociedad, especialmente la clase obrera; prueba de ello es que no fue incorporada a los coros de Clavé.​ Incluso un catalanista como Valentí Almirall tildó el himno en 1902 de «canto de odio y fanatismo».

Durante buena parte del siglo XX Els Segadors no fue aceptado plenamente como himno por el catalanismo, y se buscaron otras alternativas, como el Cant del poble, con música de Amadeo Vives y letra de Josep Maria de Sagarra; el Cant de la senyera, de Lluís Millet y Joan Maragall; o la sardana La Santa Espina, de Àngel Guimerà y Enric Morera. Durante la transición volvió a ser un himno fuertemente reivindicativo, siendo clamoroso su canto en la popular manifestación del 11 de septiembre de 1976 (diada de Cataluña). Con el restablecimiento de la Generalidad de Cataluña Els Segadors se convirtió en el himno de facto de la nueva autonomía, hecho que sería oficializado en 1993. El Estatuto de Autonomía de 2006 lo definió además como «símbolo nacional».

Mindhunter – Serie Netflix (Primera Temporada 10 Capítulos)

El pasado 13 de octubre se estrenó en Netflix "Mindhunter", la nueva serie de David Fincher, un thriller sobre la creación de la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI. La trama de la serie está basada en el libro Mind Hunter: Inside the FBI's Serial Crime Unit, escrito por Mark Oshhaker y John E. Douglas. Por el solo hecho de que Fincher sea productor ejecutivo (junto a Charlize Theron) y dirija cuatro de los diez capítulos (los dos primeros y los dos últimos) la convierte en una propuesta bastante atractiva. Ya nos ha demostrado el director su fantástico dominio del thriller policiaco en películas como Seven o Zodiac.

La trama se desarrolla en la década de los setenta (perfectamente retratada en la música, los coches, los diálogos llenos de sexismo y puritanismo, etcétera) cuando un joven agente especial del FBI, Holden Ford (Jonathan Groff), intenta desafiar la metodología utilizada hasta ese momento junto a un agente veterano, Bill Tench (Holt McCallany). Así, la Unidad de Ciencias del Comportamiento se centrará en entrevistar a distintos asesinos "secuenciales" que cumplen condena en distintas prisiones del país, para intentar comprender qué motivó a estos individuos a actuar cómo actuaron. Con estos psicoanálisis tratan de elaborar distintos perfiles criminales, ya no sólo para solucionar un caso, sino parar prevenirlos. Éste nuevo método, se desarrolla también gracias a la colaboración y asesoramiento de una psicóloga y socióloga, Wendy Carr (Anna Torv).

Todas las entrevistas de esta temporada son memorables, pero destacaría la de Ed Kemper (Cameron Britton), una mente totalmente perturbada. La excepcionalidad de la serie es que se centra más en la reforma institucional que en el sensacionalismo de los crímenes. Si esperas un thriller sobre asesinos en serie con un caso central que va in crescendo y remata con un gran clímax quizás te sientas decepcionado. La primera temporada se cocina a fuego lento, no busca el impacto inmediato ni la pomposidad alrededor de la sangre. Fincher tiene mucha confianza en sí mismo y es una toma de contacto, una carta de presentación donde no hay ningún episodio de pura acción, el ritmo lo crean los diálogos, los casos de asesinatos, las entrevistas, los aspectos profesionales y personales de los protagonistas. A partir del episodio cuatro engancha definitivamente, aunque entiendo que quizás no es apta para todo el mundo. Destacar que la segunda temporada parece encauzada a enfrentar a sus protagonistas con su primer gran caso de serial killer. Muy recomendable.

martes, 24 de octubre de 2017

Virginie Despentes - Trilogía Vernon Subutex

Virginie Despentes - Vernon Subutex 1

Vernon Subutex es un ex vendedor de discos que con la crisis de la industria de la música tuvo que cerrar la tienda, al que lo único que lo salva de la indigencia es la ayuda de un viejo amigo, Alex Bleach, un cantante de rock que ha conseguido cierto éxito y que le paga siempre el alquiler. Pero cuando Alex aparece muerto en la bañera de un hotel los funcionarios del Estado no tardan en aparecer en su casa y desahuciarle. A Vernon solo le da tiempo de coger una bolsa con algunas de sus pertenencias y unas cintas de video que Alex había grabado unos meses antes en su casa, lo que las convierte en una especie de testamento digital que Vernon, acostumbrado a las excentricidades de su amigo, ni siquiera ha visto. Así empieza la odisea de nuestro anti-héroe cincuentón. Y con la excusa de su periplo recorriendo París buscando un lugar donde dormir Despentes va tejiendo una novela coral en la que cada capítulo nos muestra en primera persona la personalidad y pensamientos de un nuevo personaje.

Y lo cierto es que lo hace de un modo extraordinario. Mediante este recurso vemos lo que los personajes piensan los unos de los otros, cómo se contradicen, comprobamos que lo que sentimos hacia los demás casi nunca es bidireccional y que la imagen que tenemos de nosotros mismos no suele coincidir con la que el mundo ha dado por válida. Así conoceremos a un guionista de derechas, una actriz porno retirada que busca la forma de seguir teniendo ingresos, un transexual, una adolescente musulmana que descubre que es hija de una actriz porno, un maltratador, un productor neurótico, una periodista que quiere escribir el libro de su vida y Sylvie, la bipolar exnovia de Alex Bleach. Vernon irá de casa en casa y de vida en vida mientras recuerda otros tiempos, reflexiona sobre Alex y su vida.

La novela tiene un ritmo intenso, acelerado, de canción punk, con golpes de efecto que, sin ser demasiado exigente, te arrastra a lo largo de sus más de trescientas páginas sin dificultad: la trama encaja sus piezas a la perfecto y el “misterio” de las cintas de Alex Bleach te persigue y persigue a un Vernon ignorante de que tiene a media ciudad tras sus pasos durante toda la novela. En resumen: una sorpresa inesperada, una novela satírica, exagerada y absurda, pero a la vez muy realista y politizada. A Despentes se le nota la conciencia de clase y ese postfeminismo de izquierdas, no excluyente y pro-sex, que también sabe defender en su muy recomendable ensayo: “Teoría King Kong”.

Virginie Despentes - Vernon Subutex 2
                  En esta segunda parte Despentes desviste a sus personajes de los clichés que simplificaban demasiado sus personalidades en la primera parte, el estereotipo va perdiendo fuerza frente a sentimientos mundanos y la comedia humana. Además enseguida descubrimos el contenido de las famosas cintas, leitmotiv de la primera novela, para certificar que esa trama solo era una excusa –muy bien hilvanada que conste- para reunir a los personajes y a través de ellos y sus reflexiones mostrar la cara más despiadada de Francia –aunque podría ser cualquier país europeo: la de los contratos precarios, la inmigración, los fundamentalismos religiosos, la socialdemocracia que ya no es democracia y mucho menos social y, por supuesto, la del machismo más visceral. Despentes me sigue sorprendiendo con una conciencia de clase que politiza muchísimo más la novela y la lleva un paso más allá del simple divertimento lector. Recomendable sin duda.

“Ahora, todo está dispuesto para que los que no tienen nada se dediquen a querer matar a los que tienen todavía menos, animados por las élites, que están encantadas. Vamos, pobres idiotas, mataos entre vosotros.”

“Esos idiotas ultranacionalistas, casi todos incapaces de escribir tres líneas en un comentario de Internet sin hacer cuarenta faltas de ortografía. Si amas tu país, aprendes su lengua, o al menos no das la nota.”

“Dejad de contaros cuentos. Este mundo está jodido. El que hemos conocido. Todo eso de lo que habláis ya se ha acabado. Los subnormales que campan a sus anchas exigiendo la vuelta a las misas en latín, la lapidación de las putas y el restablecimiento del servicio militar… todo eso se acabó. Se aferran a un mundo que ha desaparecido. Dejad de decir que ayer era mejor, y que mañana será peor. Estamos en el intervalo. Hay que aprovechar. Mañana habrá que rehacerlo todo.”

Solo conocía a Despentes por su excelente ensayo feminista: “Teoría King Kong”, por eso cuando empecé a leer la primera ni siquiera sabía que formaba parte de una trilogía. Por suerte el tercero saldrá traducido en enero del 2018, no habrá que esperar demasiado para terminar de disfrutarla. Si le queréis dar una oportunidad a esta autora y tenéis eReader pinchad en el enlace: https://www.epublibre.org/autor/index/800


Virginie Despentes (Nancy, Francia, 1969) es novelista y directora de cine. Transgresora y provocadora, su mirada punzante sobre nuestra sociedad nunca está exenta de un toque de ironía. A los diecisiete años dejó el instituto y se marchó a vivir a Lyon, donde encontró empleo en una tienda de discos, colaboró en revistas musicales, cantó en un grupo de rap y trabajó en un peep-show. La popularidad le llegó con su primera novela, Fóllame (Reservoir Books, 1998), que fue llevada a la gran pantalla. Desde entonces ha publicado Perras sabias (Anagrama, 1998), Lo bueno de verdad (Anagrama, 2001, galardonada con el Prix de Flore y llevada al cine por el renombrado director Gilles Paquet-Brenner), Teen Spirit (2002), Bye-Bye Blondie (Pol·len, 2004) y Apocalypse bébé (2010, galardonada con el prestigioso Prix Renaudot). En 2006 publicó su ensayo autobiográfico Teoría King Kong (Melusina, 2007), donde se postula como una de las defensoras del posfeminismo. Con la trilogía Vernon Subutex, Despentes se reafirma como una voz imprescindible de las letras francesas.

Primer capítulo de “Teoría King Kong” de Virginie Despentes.

Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, las histéricas, las taradas, todas las excluidas del gran mercado de la buena chica. Y empiezo por aquí para que las cosas queden claras: no me disculpo de nada, ni vengo a quejarme. No cambiaría mi lugar por ningún otro, porque ser Virginie Despentes me parece un asunto más interesante que ningún otro.

Me parece formidable que haya también mujeres a las que les guste seducir, que sepan seducir, y otras que sepan casarse, que haya mujeres que huelan a sexo y otras a la merienda de los niños que salen del colegio. Formidable que las haya muy dulces, otras contentas en su feminidad, que las haya jóvenes, muy guapas, otras coquetas y radiantes. Francamente, me alegro por todas a las que les convienen las cosas tal y como son. Lo digo sin la menor ironía. Simplemente, yo no formo parte de ellas. Seguramente yo no escribiría lo que escribo si fuera guapa, tan guapa como para cambiar la actitud de todos los hombres con los que me cruzo. Yo hablo como proletaria de la feminidad: desde aquí hablé hasta ahora y desde aquí vuelvo a empezar hoy. Cuando estaba en el paro no sentía vergüenza alguna de ser una paria, sólo rabia.

Siento lo mismo como mujer: no siento ninguna vergüenza de no ser una tía buena. Sin embargo, como chica por la que los hombres se interesan poco estoy rabiosa, mientras todos me explican que ni siquiera debería estar ahí. Pero siempre hemos existido. Aunque nunca se habla de nosotras en las novelas de hombres, que sólo imaginan mujeres con las que querrían acostarse. Siempre hemos existido, pero nunca hemos hablado. Incluso hoy que las mujeres publican muchas novelas, raramente encontramos personajes femeninos cuyo aspecto físico sea desagradable o mediocre, incapaces de amar a los hombres o de ser amadas. Por el contrario, a las heroínas de la literatura contemporánea les gustan los hombres, los encuentran fácilmente, se acuestan con ellos en dos capítulos, se corren en cuatro líneas y a todas les gusta el sexo. La figura de la pringada de la feminidad me resulta más que simpática: es esencial. Del mismo modo que la figura del perdedor social, económico o político. Prefiero los que no consiguen lo que quieren, por la buena y simple razón de que yo misma tampoco lo logro. Y porque, en general, el humor y la invención están de nuestro lado. Cuando no se tiene lo que hay que tener para chulearse, se es a menudo más creativo. Yo, como chica, soy más bien King Kong que Kate Moss. Yo soy ese tipo de mujer con la que no se casan, con la que no tienen hijos, hablo de mi lugar como mujer siempre excesiva, demasiado agresiva, demasiado ruidosa, demasiado gorda, demasiado brutal, demasiado hirsuta, demasiado viril, me dicen. Son, sin embargo, mis cualidades viriles las que hacen de mí algo distinto de un caso social entre otros.

Todo lo que me gusta de mi vida, todo lo que me ha salvado, lo debo a mi virilidad. Así que escribo aquí como mujer incapaz de llamar la atención masculina, de satisfacer el deseo masculino y de contentarme con un lugar en la sombra. Escribo desde aquí, como mujer poco seductora pero ambiciosa, atraída por el dinero que gano yo misma, atraída por el poder de hacer y de rechazar, atraída por la ciudad más que por el interior, siempre excitada por las experiencias e incapaz de contentarme con la narración que otros me harán de ellas. No me interesa ponérsela dura a hombres que no me hacen soñar. Nunca me ha parecido evidente que las chicas seductoras se lo pasen tan bien. Siempre me he sentido fea, pero tanto mejor porque esto me ha servido para librarme de una vida de mierda junto a tíos amables que nunca me habrían llevado más allá de la puerta de mi casa. Me alegro de lo que soy, de cómo soy, más deseante que deseable.

Escribo desde aquí, desde las invendibles, las torcidas, las que llevan la cabeza rapada, las que no saben vestirse, las que tienen miedo de oler mal, las que tienen los dientes podridos, las que no saben cómo montárselo, ésas a las que los hombres no les hacen regalos, ésas que follarían con cualquiera que quisiera hacérselo con ellas, las más zorras, las putitas, las mujeres que siempre tienen el coño seco, las que tienen tripa, las que querrían ser hombres, las que se creen hombres, las que sueñan con ser actrices porno, a las que les dan igual los hombres pero a las que sus amigas interesan, las que tienen el culo gordo, las que tienen vello duro y negro que no se depilan, las mujeres brutales, ruidosas, las que lo rompen todo cuando pasan, a las que no les gustan las perfumerías, las que llevan los labios demasiado rojos, las que están demasiado mal hechas como para poder vestirse como perritas calentonas pero que se mueren de ganas, las que quieren vestirse como hombres y llevar barba por la calle, las que quieren enseñarlo todo, las que son púdicas porque están acomplejadas, las que no saben decir que no, a las que se encierra para poder domesticarlas, las que dan miedo, las que dan pena, las que no dan ganas, las que tienen la piel flácida, la cara llena de arrugas, las que sueñan con hacerse un lifting, una liposucción, con cambiar de nariz pero que no tienen dinero para hacerlo, las que están desgastadas, las que no tienen a nadie que las proteja excepto ellas mismas, las que no saben proteger, esas a las que sus hijos les dan igual, esas a las que les gusta beber en los bares hasta caerse al suelo, las que no saben guardar las apariencias; pero también escribo para los hombres que no tienen ganas de proteger, para los que querrían hacerlo pero no saben cómo, los que no saben pelearse, los que lloran con facilidad, los que no son ambiciosos, ni competitivos, los que no la tienen grande, ni son agresivos, los que tienen miedo, los que son tímidos, vulnerables, los que prefieren ocuparse de la casa que ir a trabajar, los que son delicados, calvos, demasiado pobres como para gustar, los que tienen ganas de que les den por el culo, los que no quieren que nadie cuente con ellos, los que tienen miedo por la noche cuando están solos.

Porque el ideal de la mujer blanca, seductora pero no puta, bien casada pero no a la sombra, que trabaja pero sin demasiado éxito para no aplastar a su hombre, delgada pero no obsesionada con la alimentación, que parece indefinidamente joven pero sin dejarse desfigurar por la cirugía estética, madre realizada pero no desbordada por los pañales y por las tareas del colegio, buen ama de casa pero no sirvienta, cultivada pero menos que un hombre, esta mujer blanca feliz que nos ponen delante de los ojos, esa a la que deberíamos hacer el esfuerzo de parecernos, a parte del hecho de que parece romperse la crisma por poca cosa, nunca me la he encontrado en ninguna parte. Es posible incluso que no exista.

martes, 10 de octubre de 2017

Duración de la república catalana:: 🔘1931 - 3 días 🔘1934 - 10 horas 🔘2017 - 10 segundos

Extracto del discurso de Puigdemont: "Llegados a este momento histórico, y como presidente de la Generalitat, asumo, al presentarles los resultados del referéndum ante todos ustedes y ante nuestros conciudadanos, el mandato de que el pueblo de Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república.
Esto es lo que hoy hacemos con toda solemnidad, por responsabilidad y por respeto. Y con la misma solemnidad, el Govern y yo mismo proponemos que el Parlament suspenda los efectos de la declaración de independencia para que en las próximas semanas emprendamos un diálogo sin el cual no es posible llegar a una solución acordada."

Gatillazo Puigdemont. La CUP y los independentistas mirando a su alrededor con cara de tontos. Mariano fumándose un puro, aquí no ha pasado nada. Y mientras Anna Gabriel hablando de "independentistas sin fronteras". En serio, lo de la posverdad a algunos se les está yendo de las manos xD
El discurso de Puigdemont resumido en dos fotos:

domingo, 8 de octubre de 2017

La guerre de Troie n'aura pas lieu.

            La manifestación de hoy en Cataluña, al igual que las de ayer y las que habrá más adelante, son totalmente inútiles. Cuando alguien quiere hablar sobre este tema yo suelo citar el título de la obra del dramaturgo francés Jean Giraudoux, estrenada en 1935 “No habrá guerra de Troya”. La trama se desarrolla en los días previos al estallido de la Guerra de Troya y narra los esfuerzos del comandante militar, Héctor, con el apoyo de las mujeres de Troya, para evitar que se desencadene la guerra con los griegos. Pese a las negociaciones entre Héctor y el emisario griego, Ulises, finalmente no consigue mantenerse la paz. Se suele interpretar como metáfora de la situación vivida en Europa en los años previos al inicio de la Segunda Guerra Mundial.

            Es una lástima, hoy Josep Borrell, uno de los pocos políticos que respeto, ha reclamado el "derecho a la tranquilidad" de los catalanes, ha tenido palabras de reproche para los empresarios que han decidido sacar a sus compañías de Catalunya: "¿No lo podíais haber dicho antes?, ¿todas las cosas que decís en privado, por qué no las decís en público?" Ha acusado a Puigdemont, Junqueras y Forcadell de mentir a los catalanes. Incluso ha criticado los cánticos del público diciéndoles: "No gritéis como las turbas del circo romano. A la cárcel solo van los que dicen los jueces. Os pido extremar el respeto". Pero me quedo con una de sus últimas frases: "Las fronteras son las cicatrices que la historia ha dejado grabadas en la piel de la tierra. No levantemos más".

            Puigdemont debería de estudiar más historia y conocer cuál fue el destino de su homólogo Companys. Aquí no van a valer DUI en diferido, ni a supuestas “conciliaciones jurídicas”. Debería de haber tenido en cuenta el inmovilismo e intransigencia de Rajoy antes de jugar con él y lanzar órdagos. El poder se traslada a la calle y ahí la CUP es soberana, ya veremos qué sucede después. Aunque reconozco que daría un toque de humor a todo esto que Puigdemont proclamase la DUI el doce de octubre... 

sábado, 7 de octubre de 2017

Reseña Blade Runner 2049

El problema de pergeñar una reseña de una película como Blade Runner 2049 es que, para ser justos, hay que escribir dos: una para la gente que no conoce la obra original de Ridley Scott (1982), o que quizás solo la ha visto una vez sin mucha emoción, y que el hecho de que aparezca esta segunda parte –por llamarla de alguna forma-, tiene para ellos la misma importancia que ir a ver otra película de Marvel. Luego está la reseña para quienes hemos estado durante años discutiendo sobre si Deckard es o no un replicante, sobre cuál es la mejor versión de la película -la del director o la estrenada en los cines-, y que hemos escuchado mil veces la maravillosa banda sonora de Vangelis.

Para los primeros la directiva es sencilla: id a verla inmediatamente. Es una gran película de ciencia ficción –que por cierto se estrenan pocas en el cine-, con una fotografía espectacular -la nieve es utilizada en muchos planos de forma maravillosa- y unas interpretaciones fantásticas, esta vez la imperturbabilidad de Gosling le ha venido bien para su papel. De hecho la primera hora de película es impresionante, entre otras cosas por la interesante relación del protagonista con su novia holográfica de inteligencia artificial, parecida a la que tiene Joaquin Phoenix en "Her”. Es cierto que los últimos cuarenta minutos se hacen un poco largos, que tiene un cierto aire de solemnidad artificiosa que juega en su contra, y que el personaje de Jared Leto –de nuevo- y Deckard están muy desaprovechados. Pero la historia se cierra bien y se puede perdonar fácilmente esa lentitud pomposa de la que hace gala. Tendrás la misma sensación que con la anterior película de Denis Villeneuve “La llegada”, que resulta muy satisfactoria, pero intuyes que le ha faltado algo para llegar a la perfección, que algo chirría de fondo. Pero saldrás contento del cine, incluso comentarás durante un rato el estupendo trabajo de Ryan Gosling. Y a otra cosa.

Sin embargo para los fans de Blade Runner las sensaciones son algo distintas. No voy a entrar en la discusión de si era o no necesaria esta segunda parte, es obvio que no, pero tampoco soy un talibán purista que considera que cualquier adición mancilla al original; la mayoría ya aprendimos la lección con Star Wars Episodio I: si no te gusta simplemente olvídala y pasa el fin de semana viendo las originales. El problema es que te puedes aislar todo lo que quieras pero al final es inevitable que la compares con la original y te preguntes al salir del cine si ha conseguido estar a la altura. La respuesta evidente es que NO. Es un producto digno, cuya primera hora y media es impresionante, pero luego, desde la aparición de Rick Deckard, la película se va desinflando poco a poco, hasta llegar a diálogos ridículos como el que mantiene el susodicho con Niander Wallace (Jared Leto). La película confunde pomposidad con transcendencia, lentitud con profundidad, en muchas ocasiones las escenas parecen un escenario impostado donde los personajes entran y salen de forma teatral y artificiosa para luego vender los posters correspondientes junto al DVD. En Blade Runner los escenarios estaban al servicio de la historia no al revés. La música casa con todo esto, con golpes de percusión, sintetizadores, atmósferas tenues… no es una mala banda sonora, aunque parezca la de Akira, pero al final termina cansando, como al resto de la película, que, a mi juicio, le sobra media hora.

Quizás alguien diga, y con razón, que habría que conceder a esta secuela el mismo beneficio de la duda que, con los años, convirtió a la original en un clásico de culto, pero creo que al cambiar el unicornio de papel por un tosco e impersonal caballo de madera se ha logrado una buena metáfora de cuál será su futuro. En cualquier caso, y a despecho de lo que mi querido amigo despotricaba ayer al terminar de verla, me alegro de que Denis Villeneuve lo haya intentado y la he puntuado en Filmaffinity con un siete, lo cual deja claro que, a pesar de toda esa colección de improperios, me ha gustado. Supongo que es difícil que alguien cuestione nuestra nostalgia sin que haya cierta animadversión hacia el resultado final.


"Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir" - Roy Batty. Curiosamente, la traducción utilizada en el doblaje de la versión española es errónea ya que se tradujo "Attack ships..." por "Atacar naves..." siendo la traducción correcta la utilizada en Latinoamerica "Naves de ataque...". "Atacar naves..." en inglés sería "Attacking ships..." o "To attack ships...", algo que el personaje Roy Batty no dice. En la versión original esta frase decía: "Attack ships on fire", es decir, "Naves de combate en llamas", o "Naves de combate ardiendo".

jueves, 5 de octubre de 2017

Reflexiones pesimistas sobre la situación actual de Cataluña (y España).

            Reconozco que he subestimado la falta de escrúpulos de Rajoy. Antes del domingo pensaba que Puigdemont, después de las plebiscitarias, jugaba de farol, que la reacción de los ciudadanos sería más fría y displicente, y que se hablaría de legalidades y chorradas varias mientras la DUI (Declaración Unilateral de Independencia) se descolgaría en el tiempo.

Pero con lo que no contaba era con la brutalidad policial del domingo, entrando en los colegios destrozando puertas, usando pelotas de goma, golpeando ancianas… aquí en Madrid ya sufrimos hace años a los antidisturbios pegando tiros en Atocha, pero pensaba que el domingo, siendo pocos efectivos, tendrían mucho cuidado de no forzar las cosas, de no crear imágenes que provocasen un efecto rebote. Porque sí no hubieran salido esas imágenes y videos vergonzosos por televisión estoy seguro de que mucha gente en Cataluña se habría quedado en casa. A partir de ahí ya no importaba si el referéndum era legal o ilegal, el censo inventado o la falta de control, ahora de lo que iba esto era de “fachas” contra “independentistas”. He leído mucho por las redes sociales que la equidistancia no debe existir en estos temas, que hay que saber cuál es tu lugar. Ese tipo de argumentos reduccionistas son los que convierten a los nacionalistas –sean españoles o catalanes- en auténticos necios.

Pero sigamos, el lunes pensaba que, a pesar de esa torpeza por parte del gobierno, aun daba tiempo para la mediación, el diálogo, para, de alguna forma, llegar a algún tipo de acuerdo. Incluso llegué a pensar que proclamarían su DUI pero aplazando su aplicación, anunciando en unos meses unas elecciones anticipadas. Pero el martes llegó el discurso del Rey, y ahí quedó todo claro. Fue un discurso serio, duro, donde hablaba de deslealtad inadmisible, de quebrantar la unidad del estado, de un inaceptable intento de apropiación, y que: “requiere el firme compromiso de todos con los intereses generales, es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía.”. Es decir, le decía, mejor dicho, le ordenaba al PP, a Rajoy, que aplicasen el famoso artículo 155.

            Y si aún quedaban dudas sobre el futuro, ahí llegan las noticias de la bolsa, lugar donde los poderes fácticos realizan sus juegos de trileros, provocando que muchas empresas de Cataluña hayan cambiado su domicilio fiscal y que el banco Sabadell decida hoy si traslada su sede social, mientras Caixabank baraja hacerlo a Baleares. Rajoy no quiere diálogo ni negociar nada, a él todo esto le viene muy bien para que no se hable de lo de Murcia, ni sobre sus casos de corrupción. Él, con una total falta de escrúpulos y de patriotismo –si se me permite utilizar esa palabra-, espera con ansiedad que Puigdemont declare la DUI para suspender la autonomía y así provocar más caos durante unos cuantos meses.

            ¿Qué va a suceder después? Pues asumo que la CUP liderará en las calles un periodo de insurrección, de acción directa, de ocupaciones de edificios públicos, huelgas generales, manifestaciones, etcétera. Que Rajoy mandará al ejército, que habrá heridos graves, presos políticos, inhabilitación de partidos políticos y Mossos d'Esquadra, y cosas mucho peores. Que esto llevará al PNV y a otras comunidades autónomas a posicionarse. Y a partir de aquí, ¿quién sabe? No creo que el PSOE se atreva a una moción de censura, ya está claro el tacticismo inoperante de Pedro Sánchez. Tal vez incluso haya elecciones anticipadas y Rajoy salga con mayoría absoluta, en esta España nuestra, tan cateta y simple, no hay nada mejor que polarizar una cuestión para conseguir réditos electorales, solo hay que observar –yo vivo en Madrid-, la cantidad de banderas españolas en los balcones.

            Ojalá me equivoque. Lo único seguro es que estamos viviendo unos momentos históricos vergonzosos, y que el culpable no es solo Rajoy y el PP, que lleva años –desde la recogida de votos en contra del Estatut-, incentivando esta situación, sino también los casi ocho millones de personas que le votaron en las últimas elecciones. Felicidades, aquí tenéis la España que habéis votado; espero que vuestra banderita de mierda os abrigue mucho en invierno.