viernes, 23 de febrero de 2018

Cinco ausencias del PSOE y un error impiden tramitar una ley de renta básica

Escribir hoy en día de política es, cuanto menos, un ejercicio de templanza que ya quisieran para sí los estoicos. Y es que estamos en un país donde la corrupción, el cinismo y la mediocridad campan a sus anchas. Pero es que uno, que todavía cree en la necesidad insana de informarse diariamente, a veces se encuentra con situaciones que ya son de una hipocresía y una desfachatez que insultan la inteligencia. Pero como siempre estoy despotricando del PP –y últimamente de Podemos y sus gilipolleces feministas al estilo portavoza, hoy quería traer una de las últimas barrabasadas del PSOE, ese partido que nuestro ínclito Pedro Sánchez con ayuda de las bases iba a cambiar, el cual hizo tres promesas nada más ser elegido (plurinacionalidad, moción de censura a Rajoy, y acuerdos con Podemos) y que, obviamente, no ha cumplido.

Pero al tema: ayer se votaba la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para instaurar una renta básica de 426 euros para beneficiar a más de dos millones de personas sin recursos. La ILP permanecía bloqueada en la Comisión de Empleo desde que fue admitida a trámite hace más de un año. El PP y Ciudadanos habían ampliado veintiuna veces los plazos de enmienda de una propuesta avalada con 700.000 firmas y los sindicatos. En este juego de trileros el PP no “podía” hacer uso de su potestad de veto en cualquier iniciativa que implique modificación de los Presupuesto al ser una ILP, por tanto quedaba la curiosidad de dónde se iba a bloquear. Y aquí llega la sorpresa: cinco diputados del PSOE (José Luis Ábalos, Micaela Navarro, José Ignacio Sánchez Amor, Pilar Lucio e Isabel Rodríguez) y como bola extra uno de los presentes, José Enrique Serrano, que se equivocó en su voto, hicieron que fuera condenada de nuevo al ostracismo.

Algunos dirán, y con razón, que al PSOE ya nadie le considera un partido de centro-izquierda, pero lo que me ha hecho gracia de la noticia ha sido luego las declaraciones de Margarita, su portavoz, a la salida del Congreso:
“Queremos poner de relieve lo que ha ocurrido en el Congreso: nuevamente y una vez más, el PP y Ciudadanos se han puesto de acuerdo. Lo que han hecho es intentar evitar, y han evitado, que algo tan importante como la ILP propuesta por los sindicatos y por 700.000 ciudadanos pueda debatirse en pleno”. “De esta manera, sustraen a la totalidad del Parlamento el debate en una ley de tanta importancia como esta. Pese a las escenificaciones que cada día están haciendo PP y Cs, están trabajando conjuntamente para que todas aquellas propuestas de contenido social no salgan adelante o, si lo hacen, sea con todo tipo de trabas”.

            Menos mal, y esa es la buena noticia de la semana, que los jubilados están empezando a comprender que su futuro está condenado a la precariedad y que hay que salir a la calle a protestar y a hacerse oír. Espero que su ejemplo cunda, Podemos ha sido contraproducente, ya toca volver al espíritu de la protesta y la iniciativa ciudadana.


La respuesta de Bukowski ante la censura de uno de sus libros en una Biblioteca Pública (Y que viene al caso por la censura que padecemos en este país)

En 1985, a raíz de una denuncia de uno de sus lectores, la Biblioteca Pública de Nimega, en los Países Bajos, decidió retirar el libro de Charles Bukowski Cuentos de locura ordinaria ‒ahora incluido en Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones‒ alegando que era «muy sádico, y de forma puntual fascista y discriminatorio contra ciertos colectivos (incluyendo el de los homosexuales)». En las semanas siguientes un periodista local llamado Hans van den Broek escribió a Bukowski y le pidió su opinión sobre lo ocurrido. La respuesta del polémico escritor no se hizo esperar, en forma de brillante reflexión acerca de la censura y de cómo hay que interpretar su obra.


A continuación dejo una traducción libre de la carta.

22-07-85

Querido Hans van den Broek:

Gracias por su carta comunicándome que se ha eliminado uno de mis libros de la biblioteca de Nimega. Y que ha sido acusado de discriminar a personas negras, homosexuales y mujeres. Y de sadismo por sadismo.

Lo que temo discriminar es el humor y la verdad.

Si mi escritura es incorrecta con los negros, los homosexuales y las mujeres es porque los que conocí eran así. Hay muchos “males” ‒perros malos, censura mala; e incluso hay hombres blancos “malos”. Solo que cuando se escribe sobre los “malos” hombres blancos ellos no se quejan. ¿Y hace falta decir que hay negros “buenos”, homosexuales “buenos” y mujeres “buenas”?

En mi trabajo, como escritor, yo solo fotografío, en palabras, lo que yo veo. Si escribo de “sadismo” es porque existe, yo no lo inventé, y si se produce algún acto horrible en mi obra es porque estas cosas suceden en nuestras vidas. No estoy del lado del mal, si tal cosa como el mal abunda. En mi escritura no siempre estoy de acuerdo con lo que ocurre, ni me detengo en el barro por el puro gusto de hacerlo. Además, es curioso que las personas que despotrican contra mi obra parecen pasar por alto las partes de la misma que implican alegría y amor y esperanza, y hay esas partes. Mis días, mis años, mi vida ha tenido subidas y bajadas, luces y oscuridades. Si escribiera solo y continuamente sobre la “luz” y nunca mencionara lo otro, entonces sería un mentiroso como artista.

La censura es la herramienta de los que tienen la necesidad de ocultar realidades ante sí mismos y ante los demás. Su miedo es solo su incapacidad para hacer frente a lo que es real, y no puedo expresar ninguna rabia contra ellos. Solo siento una tristeza espantosa. En algún momento, en su educación, fueron protegidos contra la totalidad de los hechos de nuestra existencia. Solo se les enseñó a mirar de una manera cuando existen muchas maneras.

No estoy consternado de que uno de mis libros haya sido perseguido y eliminado de las estanterías de una biblioteca local. En cierto sentido, es un honor que haya escrito algo que haya despertado esto. Pero me siento dolido, sí, cuando se censura el libro de alguien, porque ese libro, muchas veces es un gran libro y hay algunos que con el paso de los siglos se han convertido en clásicos, y lo que antes se consideraba escandaloso e inmoral ahora es lectura obligatoria en muchas universidades.

No estoy diciendo que mi libro sea uno de esos, pero sí que en nuestro tiempo, en este momento en que cualquier momento puede ser el último para muchos de nosotros, es humillante, maldito e increíblemente triste que todavía haya entre nosotros gente insignificante y amargada, cazadores de brujas y oradores contra la realidad. Sin embargo, estos también deben estar con nosotros, ellos son parte de un todo, y si no he escrito sobre ellos, debería, tal vez aquí, y eso es suficiente.

Que todos podamos mejorar juntos,

(Firmado)

Charles Bukowski