lunes, 31 de enero de 2011

Rorschach no tiene tiempo para escribir, esta muy ocupado comprando mucho helado de chocolate. El futuro es inescrutable. 7 De Enero.

Ayer hablé con un amigo por teléfono y me comentó que en febrero se pasaría por Madrid un par de semanas y que si podría hospedarle. "Naturalmente" le contesté, pero al colgar me abrumó un sentimiento de pereza absoluta ante la idea de no estar solo durante dos semanas.

Y que conste que le aprecio y haré de anfitrión y demás zarandadas, pero mi segunda reacción fue esa. Hablando con la guapa Laura verbalizamos el sentimiento: echamos de menos lo que no tenemos, léase pareja, y sin embargo no valoramos demasiado la libertad de la soltería, no dar explicaciones, incluso tener unas perspectivas sexuales mas… variadas.

 Y no sé sí estoy concluyendo un luto extraño o he variado la forma de tomarme las cosas, pero ya no me importa que me digan que me quieren después de abandonarme, que no contesten mis mensajes, que la chica del abrigo rojo no de señales de vida, o que parezca que sólo intereso a chicas que no saben quien es Kierkegaard o Nick Drake. Creo que me empieza a dar igual todo.

Acepto tomarme la vida como viene, y ahora me gusta mi rutina, me encanta pasarme las horas muertas leyendo blogs de gente que nunca voy a conocer, me encanta no tener la obligación de hacer la compra y comer solo, me encanta tirarme todo el día en pijama leyendo o pasear durante horas bajo la lluvia escuchando una y otra y otra y otra vez la misma canción… como si quisiera interiorizarla completamente.

Laura me decía también que Rorschach es diferente, que yo realmente no soy así. Supongo que en la vida real todos somos mas cínicos, mas cobardes. Puede que ser sensible lo único que consigue es hacerte infeliz, porque nadie puede vivir en una burbuja parisina para siempre, ni siquiera en compañía.

caliente by murfila on Grooveshark

jueves, 27 de enero de 2011

Me encantaría masturbarte con mis palabras y educar a tu coño en la lectura de mi miembro.

Hace dos años y medio fue un día especial. Tengo ganas de llamarte y contarte tantas cosas. Pero impongo un silencio entre los dos. Eres la llamada del futuro. Ese alguien capaz de enamorarme con una conversación porque en ella desenredas la visión de tu vida hermosa, valiente y cobarde a la vez, como tú, con esa capacidad para amar la idea del amor pero también para resumir el sexo en una sonrisa y dos palabras. Eres peligrosa porque serias capaz de arrástrame a cualquier parte, a cualquier situación. Pero también eres una llamada del futuro, un futuro que no existe y que sólo vislumbro cuando me susurras al oído tus mensajes para otro.

También hay una llamada del pasado. La seguridad es anquilosamiento, sin sorpresa, solo el proceso lento del cortejo en un embalaje cada vez más pequeño. No hay emoción real ni testimonio de cambio. Pero existe, se puede comparar, medir y valorar con esa objetividad que solo nos da la distancia y el tiempo.

Ataraxia, Ennui, conceptos muy grandilocuentes, pero la conclusión a la que mí estrenada madurez ha llegado es que necesito con urgencia echar un polvo. De los épicos, los que te atenazan las pelotas y no las suelta, de los que recorres el abismo con la mirada y sonríes, de los que te queda un dolor placentero, de esos sórdidos que despiertan una parte de ti reprimida, de los de despedida, agridulces, intensos, rotos, pero a su vez con un poso de entrega inamovible, de los que te dejan ronco hasta el desmayo, de los que echas con rabia, con violencia contenida y pactada, de los que crean dependencia porque surge una química inesperada, de los desesperados como si fuera la única acción que aun tuviera algo de sentido hacer juntos.

Quería divagar sobre mi blog y la blogósfera pero no me atrevo. Me hubiera gustado mostrarme fascista y decir que hay demasiados, que la moda ha masificado el concepto, que antes la intención no discrepaba con el talento. Pero en el fondo es un mal menor. Si la gente invierte algo de tiempo en expresar por escrito lo que muchas veces no saben decir con palabras habremos abierto una brecha entre tanto bostezo universal.

Naturalmente el concepto de blog es narcisista, es hablar de ti delante de un espejo que te hace comentarios maniqueos y proselitistas. Un público comprado muchas veces por fotos subidas de tono o impúdicas introspecciones del alma. Al final no escribes para ti, escribes por y para una respuesta.

Luego están, y es ahí donde deviene mi queja, los otros blogs, gente que escribe por el placer de escribir y encima con talento, individuos diferentes que entienden el estilo como algo propio y no plagio ajeno. Que siguen escribiendo para ellos aunque contesten los comentarios. Gente con la que sueltas algún “Joder” de vez en cuando producto de la envidia sana y un rencor moderado.

Pero desgraciadamente estos individuos están escondidos dentro de esa maraña de cientos de miles de blogs decrépitos y mediocres, de los cuales yo aun formo parte, y escapan a nuestras miradas. Ellos conformes, no venían a eso.

Todo esto ha surgido porque hoy he reencontrado uno así, y no he tenido mas remedio que soltar algún “joder” y pensar con desespero que a partir de ahora tendré más pudor al publicar algo.

con nombre de guerra by Héroes del Silencio on Grooveshark

miércoles, 26 de enero de 2011

La sinceridad de la tristeza nace del amor. La sinceridad del amor nace de la alegría.

La indiferencia no le inspiraba por eso intentaba forzar sentimientos casi inexistentes paseando por escenarios de calles desiertas. El frío se estaba follando sin preliminares a esta mierda de ciudad. Le enturbiaba la sin razón de su existencia. Era una lucha perdida contra la muerte cerebral en vida, contra la dejadez, las secuelas del trabajo deshumanizador, contra las rupturas de ideales; era en el fondo un Sammy Jankis haciendo ejercicios nemotécnicos.

Estaba durmiendo cuando han llamado al móvil, una y otra vez, con esa insistencia absurda. ¿Quién cojones me llama a estas horas? Era claudia, como no. Me quede quieto mirando al vacío mientras su voz rasposa llovía sobre mi cerebro.

- He soñado contigo, solo llevaba unos zapatos rojos de charol, te esperaba con pasión de furcia en la cama. Pero el amor es un suicidio colectivo, cuando te acercaste derramé tu sangre como parte del escenario. Todo era rojo.
- Me ha despertado cierta ternura estas confidencias, pero te he cosificado como parte de mi imaginería onanística. En otras palabras: mi polla esta exhausta y mi corazón encogido, creo que ya no te necesito.
- Yo sin embargo aun necesitare soñarte un par de noches más. Eres un despojo, pero te quiero. Adiós.


Me gusta mi gabán negro, tiene miles de años, esta agujereado, roto, sin bolsillos útiles, manchado, quemado, despide cierto hedor a lluvia, alcohol y humo. Pero me ha acompañado en mis peores noches, en esas en las que odias las drogas pero no puedes dejar de tomarlas y sales de los bares, en una noche de invierno como esta, empapado de agua y con una histeria que quema tu cerebro, esas noches en las que no sabes si lo estas pasando bien o mal, en las que no sabes quien cojones duerme contigo, noches en las que haces reír a todo el mundo pero te sientes desgraciado, noches en las que vomitas como mero tramite hasta el siguiente bar, noches de taxis que cruzan Madrid contigo inconsciente, noches de rechazo, noches violentas, ridículas, de oportunidades perdidas, noches en las que el futuro no era importante pero pesaba como una losa a pesar de la edad. Ahora todo eso no tiene importancia. No tengo que fingir, el suicidio ya no es romántico a mi edad.

Pero si, me cuesta dejar atrás esta segunda piel, este amigo fiel que me protegió y acompañó todos aquellos años sin pedir nada a cambio. Soy más yo con el puesto.


Ayer te vi by Nacho Vegas & Christina Rosenvinge on Grooveshark

martes, 25 de enero de 2011

Saldremos de la cama disconformes y apagados sin saber porque no ha funcionado.

Joder, las confusiones del cuerpo son inexplicables, ahora tengo insomnio. No me produce placer golpearme la cabeza contra las paredes acolchadas recordando sus ojos color miel, esos ojos que violaban con la mirada.

Todos moriremos tarde o temprano. Algunos ya están muertos. Y el sudor del miedo huele distinto.

No quiero mantener una sonrisa boba ante tanto horror, no quiero usar términos políticamente correctos pero literariamente castrantes, no quiero ser un estereotipo, no quiero creer en esa jodida chorrada de la belleza interior, como sino fuéramos carne que atrae a carne, como sino hubiera más de una belleza global que atrape nuestros sentidos, como si las carencias de los cuerpos no pudieran ser compensadas y hubiera que aceptarlas sin mas, no quiero creer en supersticiones entupidas, en vínculos artificiales, no quiero comprarme un piso, fundar una familia y engordar mientras veo a una pandilla de oligofrénicos dar patadas a un balón, no quiero tener éxito o ser ambicioso si eso implica no tener tiempo para pasear, leer o para perderme en divagaciones metafísicas, no quiero acostarme pronto para levantarme pronto, no quiero casarme con mi mejor amiga ni divorciarme de mi peor enemiga.

A mí lo único que me interesa son los detalles de tu cuerpo, como se crispa cuando te penetro, como cambia tu expresión cuando me tienes en la boca, como te muerdes los labios cuando te corres. Sólo me interesa cobijarme en tu alma y esconderme allí toda la noche.

Where Is My Mind ? by Pixies on Grooveshark

lunes, 24 de enero de 2011

No cambies de tema, puto cabrón. Es que esto es repugnante. No me respetas. No me quieres. No me comes el coño con la frecuencia debida.”

Claudia era la respuesta. Vestía totalmente de blanco, con esa melena azabache cayendo sobre sus hombros desnudos.
Esa mirada color miel que fijaba sus condiciones, esos labios entreabiertos, ese aire frágil pero también ajeno.
No me dijo nada, simplemente dejo la botella de vodka, ya empezada, sobre la mesa y se sentó en la cama. La habitación, único reducto de vida de la casa, era un desastre. Había que serpentear entre libros, ropa sucia y bolsas de plástico de contenido inconcluso.
Rorschach la miraba ciertamente preocupado mientras se encendía un cigarrillo. Pensaba que el sexo sobredimensionaba la relación, había demasiadas contradicciones entre ellos, no había futuro, ni siquiera un pasado que pudieran recordar. Solo existía este momento, que paseaba extraño entre ellos.

No hay demasiada metafísica en el polvo de dos personas tan dañadas, quizá un sentimiento indecoroso de libertad.
Para ella polla y coño eran poemas de la vida sin derecho de autor, que todos teníamos la obligación de disfrutar sin censura.
Recuerdo como busque con mis dedos tu placer, recuerdo abandonarme entre tus brazos aspirando tu olor, alimentándome con tu aliento. Recuerdo los sexos húmedos, ansiosos, perfectamente coordinados, mis labios abrasados por los tuyos. La alegría de ver transformado el ritmo monótono de la existencia en un éxtasis de pura sodomización. Recuerdo tu entrega, tú mirada fija, tu ansiedad, tu desasimiento, tus pequeñas nostalgias, tus pequeñas rendiciones, tu beso sincero cuando terminamos, tu mano recorriendo mi cara, tu mirada, ya mas calmada asumiendo poco a poco la realidad de nuestro encuentro. Por un instante me dio la impresión de que caía tu barrera, que ibas a hablarme, a derramar sobre mí tu necesidad de convertir este instante en algo nuevo, quizá la ocasión de arriesgarse, de hacer una apuesta, de darme una oportunidad.

Pero me equivoque. Te levantaste, te pusiste la ropa, frente al espejo retocaste tu maquillaje, tragaste tu pequeña dosis de litio o antidepresivos…y finalmente, sin ni siquiera comprobar si te observaba, me abandonaste.

Un pitido en mi móvil, un sms: “¿no sabes lo que siento por ti? No puedo contestarte a eso, ahora no puedo”

Even Flow by Pearl Jam on Grooveshark

domingo, 23 de enero de 2011

¿Quien me visita repetidamente desde Jaén a estas horas de la noche...?

Quien no ha visto alguna vez, la típica escena del solitario que llega a casa el viernes, comprueba contumaz el contestador en busca de alguna sonda de vida exterior y luego, derrotado por la evidencia, se hunde en el sillón y toma una copa en la impermeable oscuridad. Coño, cuando después del trabajo he mirado mi correo me he sentido así.

Hablaba el otro día de que a mi me encantan los blogs en primera persona, los que desgranan la propia vida con evidente sinceridad, con sombras de autoengaño, frustraciones, obsesiones y contradicciones pero con esa franqueza intransigente que nos da el anonimato. El contenido antes que el continente. También hablaba de que cuando hay demasiados seguidores, gente que comenta, esa espontaneidad se pierde. El público minoritario y silencioso es el mejor. Sabes que están ahí, que de vez en cuando orbitan en tu página, pero no atenazan tu mano en el teclado, no haces que edites o pienses dos veces lo que escribes. Es un equilibrio difícil.

Esto no lo aplico a mi mismo. Por ejemplo el hecho de escribir me gusta, pero adopto un estilo recargado, porque creo que no tengo derecho a escribir. Miro sobre mi mesa y tengo “el americano impasible” de Graham Greene, “Vértigo” de Paul Auster, un libro de Benedetti a medio empezar y pienso: ¿Qué derecho tengo a emborronar una página en blanco con mis miserias? Aprovecha el tiempo y lee a gente que realmente ha escrito cosas que merecen la pena. O al menos lo han hecho con cierto estilo propio.

Se me ha cortado la inspiración porque me ha llamado Claudia. Si, a las 2:52. Algunos de mis lectores reaccionaran extrañados, porque recordemos que Claudia es una fantasía, una muleta sentimental. Un producto de mi enferma imaginación programada para aparecer el lunes. Pero como un peón arbitrario que obstaculiza el jaque, aquí la tenemos, contándome que todavía me quiere, enfadándose por cosas que no entiendo ni me explica. Contando entre risas que tiene pensamientos suicidas recurrentes. Me hace reconocer que llevo deprimido varios meses, que ahora sería capaz de enamorarme de cualquier mujer que me mostrase un poco de cariño. Y ella, con esa voz maquillada de puntos suspensivos, me valora y se despide, todo en la misma frase. Y queda todo ahí, como un sueño a medio cumplir.

Maldita dulzura by Vetusta Morla on Grooveshark

viernes, 21 de enero de 2011

Nuestra mente es cómoda, débil. Siempre intentando obviar las consecuencias de nuestros actos a largo plazo. Y lo más fácil, no siempre es lo mejor.

Miserables babosas que os arrastráis por la fangosa mucosidad que dejáis como única muestra de vuestra miserable y vacía existencia, tan yerma, tan mediocre, tan idéntica a todas las demás, llena de odio, envidia, insatisfacción, frustración, lujuria y resentimiento, que asco me dais, cuanto os desprecio.

Veo el final de ese proceso de formación y sólo me revela lo ya sabido, la putrefacción, un desarrollo constante que se manifiesta desde los primeros días de lactancia, una característica biológica que deja su marca fétida en la personalidad. Amor, cariño, humanidad, sentimientos, solidaridad, fraternidad…memeces, somos demasiado cobardes para aceptar lo que en realidad somos, necesitamos elevarnos a las alturas para poder afrontar nuestra imagen en el espejo todas las mañanas.

Mirar vuestras extremidades superiores con sus cinco dedos, vez como se retuercen y envilecen, como se agarrotan con el paso del tiempo, y preguntar que es lo que han hecho y que es lo que debieron hacer. Miremos por encima del hombro sin molestarnos en ver lo que estamos pisando, rodeemos el ombligo de la creación con nuestro dedo serpenteante. Me gusta dar porque he recibido, me gusta contemplar porque he padecido y me gusta reír porque no es un camino unidireccional, joderos, saboreare ese momento con increíble delicia y aunque no seré causa de tal instante, ni podré estar ahí para presenciarlo, llegará, tan cierto como que tenemos que morir.

Pero pase lo que pase siempre puedes dirigir la visión a los cielos y despotricar contra él, Dios cuanto odio mi parálisis. No quiero ser una parte, pero tampoco quiero ser un conjunto, no siento nada y eso es lo que soy. Lo demás es desconcertante, un camino que empieza en la nada y termina en la nada, ¿pura inutilidad? Quien sabe, a quien le importa; A mí, soy un desgraciado, un infeliz, un masoquista, y me importa. La ignorancia es bendita, la ignorancia es opio, la ignorancia es fe, pero yo no la quiero, no quiero edulcorantes ni días soleados donde los pajaritos canten, soy un adicto de la autocompasión. Infinitud, tiempo, cuanto se parecen, cuanto me asustan, una simple variable en una gráfica dimensional.

Dicen que algún día me arrepentiré, que en algún momento me pesará el haber malgastado ese bien tan preciado en esta época de capitalismo. Pero se equivocan, porque no hay segundo perdido del que no me arrepienta, porque cada gota que cae en ese mar de horizonte es de un dolor insoportable. Creía ser un pagano y soy el más ferviente creyente, es una lastima que haya seguido los pasos del ángel caído. Ahora sólo me toca corromper aquello que una vez tuve y me negaron, pero me gustaría saber el porqué.

Sí, Quiero conocer, quiero saber, aunque esa misma verdad me queme como el fuego de la creación. Y lo quiero porque no es justo, porque yo no soy como el ángel caído, no he pecado de sus mismos errores, siempre he mantenido mi adoración e idolatría. Dónde esta esa virtud humana de la que nos jactamos, ¿acaso es una invención del hombre que utilizamos a nuestra conveniencia? Tonto de mí que me he dejado engañar.

Somos mierda que nadamos en mierda, estamos rodeados de mierda y nos gusta su contacto, la buscamos sin remisión.

Learning To Fly by Pink Floyd. on Grooveshark

jueves, 13 de enero de 2011

-Anónimo:¿Qué tal estas? -Rorschach: Como siempre… fracasando.

Y sé que era una fantasía
Y sé que yo hubiera hecho lo mismo
Y sé que volveremos a hablar
Y sé que somos amigos
Y sé que no es un rechazo aunque me duela
Y sé que empezaste tú
Y sé que seguí yo
Y sé que eres capaz
Y sé que te enfadabas cuando yo no era capaz
Y sé que te estimo
Y sé que estás lejos pero muy cerca
Y sé que ayer soñé contigo
Y sé que esta noche te echaré de menos
Y sé que mañana te seguiré echando de menos.

***
Cuando salgo de mi trabajo, a la una de la madrugada, me asalta una mezcla de soledad y futilidad. Pero también una sensación agridulce de libertad a la que no sé corresponder. No era un buen momento para beber solo, por eso decidí ir a un bar.

Eran la cinco de la mañana, el bar ya estaba cerrado y estaba sentado en un banco de la calle fumando un cigarro cuando aquella mujer se acercó y me preguntó “¿dónde está la salida?” Como decía, estábamos los dos en medio de la calle, no tenía mucho sentido esa pregunta, pero entendí lo que quería decir, me levanté, le di un abrazo y seguí mi camino.

Me he levantado con resaca y lo que en un principio me parecía el pitido constante de la decrepitud buscando mi capitulación. Pero no era un pitido existencial, sino el móvil. No contesté, seguramente eran del banco, gente que se preocupa por ti e intenta localizarte, personas que necesitan que te levantes de la cama para que puedas seguir pagando las deudas. Lo más parecido al amor en tiempos modernos.

Con las ganas by Zahara on Grooveshark

lunes, 10 de enero de 2011

Ficción.

Ultima entrada del día, y con los bolsillos llenos de disculpas, seguimos con el monotema desamor. Intentaré en la medida de lo posible volver a temas pretéritos. Llevaba más de diez años de relaciones concatenadas, y es ahora, alejado de fantasías o “posibles” que siempre ayudan a macerar la soledad, cuando me siento solo.
Una sensación compartida por muchos aquí, lo que hace que te sugestiones, busques entre tus iguales y al final acabes llorando en pandilla. Poco beneficioso. Con lo maravilloso que resulta no dar explicaciones, vivir y administrar tu tiempo como quieras y sin cortapisas. Aun así, y siendo incoherente, reconozco que nada me gustaría mas que encontrar a alguien como Sophia en Madrid.

Hay momentos en la vida en que te detienes agotado, desorientado ante la enorme y oscura encrucijada. Estas demasiado herido para continuar, y tienes miedo de seguir adelante. Por eso aguardas allí, con el alma recogida en una soledad contemplativa y quizá banal.

Y de pronto hay un estallido de luz, una luminiscencia cálida y hermosa que aleja todas las sombras y te devuelve la pasión. Y realmente no lo puedes entender. Has corrido buscando esa luz en todas partes durante mucho tiempo, a veces te conformabas con retazos, pequeñas chispas, el calor de una antigua hoguera… pero siempre la sensación era incompleta, de deshonrosa capitulación. Y ahora de forma inesperada todo cambia, caminas sonriendo bajo la lluvia y te sientes feliz.

Pero pronto descubres que no es el momento, el lugar, ni siquiera la referencia de ti mismo es la correcta. Y aunque no puedes decir que sea injusto porque serías un iluso... si puedes manifestar la tristeza que te provoca.

100 Kilometros by Pastora on Grooveshark

sábado, 8 de enero de 2011

Rorschach Quiere Vivir

En el fondo es de ilusos dar una explicación a los sentimientos. Una persona, llamémosle X se levanta un día y se siente enamorado. Quizá se empuja a ello, se enamora del concepto del amor, de la sensación, necesita ser salvado. Porque el amor salva. Durante un tiempo da sentido a la vida, te empuja a levantarte por las mañanas con la sensación de saber donde esta tu lugar: junto a ella.
Muchas veces he escuchado la conversación, ¿Qué diferencia hay entre hacer el amor y follar? Como si fuera algo que pudieras captar en un video, como si hacer el amor fuera follar mas despacio o con unos preliminares que demuestren un ápice de generosidad.
X enfoca las diferencias no en el acto en si, sino al final. Cuando el hombre tiene su orgasmo le abruma una sensación de desasimiento. La brusca perdida del deseo hace que pierda el interés por todo lo que le rodea, un cansancio tosco se apodera de él. Tiene ganas de estar solo.
Sin embargo el hombre enamorado no le importa perderse en esa unión que es el sexo para él. Posee y se deja poseer. Por eso cuando culmina se resiste a abandonarse, quiere mantenerse junto a ella, no quiere estar solo.

Cuando X conoció a Z sintió que algo se le agarraba al estomago. X no le gustaba estar solo, aunque fuera un solitario, y eso le provocaba cierta desesperación. Eso unido a una ferviente imaginación hacia que cualquier contacto femenino se convirtiera en una fantasía para él. En su descargo podríamos decir que aunque X no lo reconociera era un romántico empedernido. Por eso soñaba despierto con encontrar a alguien que le salvara, una alma gemela, alguien que le hiciera vibrar y transformara su vida. Porque desgraciadamente X estaba dañado y ya fuera por lucidez o una melancolía congénita se veía incapaz de ilusionarse por nada. Sin objetivos la vida de X era un erial sin convicciones. ¿Que mujer podría acercarse a él en esta coyuntura? Buscar la redención en el amor era una utopía. Y como X lo sabía porque para él la fe era un defecto de carácter, languidecía desperdiciando su tiempo sin cambios pero también sin errores.

Pero como decíamos de pronto apareció Z. Y decimos de pronto, porque un día no existía y al día siguiente existía en cada minuto de la vida de X. Sabia que no había ninguna posibilidad de hacerla feliz a medio plazo, pero no podía dejar de pensar en ella. Era perfecta. Era esa mezcla de fragilidad pero enorme pasión por la vida. Veleidosa, fascinante, enigmática.

(…)

Os encontrabais en su casa, solos. Dos copas de vino, música ligera, ella te contaba algo, no podías concentrarte en sus palabras, veías esos labios sonrosados plasmar algún mohín, alguna sonrisa e intentabas registrar todo en tu mente para luego poder recordarlo. La estabas moldeando en tu interior, era tu musa y tu modelo.
En un momento, ella se quedo seria y dejó la copa en la mesa.- ¿me escuchas?  Me preguntó.
Y de pronto esas palabras salieron de mis labios sin yo siquiera pensarlas conscientemente: No, solo te amo.

(…)

Había tanta ternura en sus besos, no se sentía intimidado, solo quería saborear el momento, disfrutarlo, era la primera vez que la sentía tan cerca. Recorría su cuerpo, despojándolo poco a poco de la ropa, la lencería exquisita le provocaba, todo en ella era licencioso. Estaban en la cama, descubriendo sus cuerpos, y cada nuevo rincón inexplorado era un nuevo placer, la lengua, los labios, los dedos, eran gestos repetidos pero en ella eran sacramentos del placer que explotaban cortándole la respiración. Te quiero, se atrevió a decirla de nuevo. Ella le miro, con esa mirada suya, esa mirada azul glacial pero a la vez prendida en todo y le beso, como si las palabras no fueran suficientes para expresar lo que sentía. Como si llevaran esperándose años, cada uno en su camino mirándose de lejos pero sin poder tocarse. Pasaban del roce mas atrevido a la caricia mas tímida, A veces se sentía cohibido en estos preliminares, y entonces ella le guiaba la mano o le rodeaba con sus labios.

No pudo resistirlo mas, se colocó encima y la penetró, sentía sus contracciones, su humedad, su voz como eco repitiendo su nombre, su mano en su pelo agarrándolo con fuerza, sus piernas, todo su cuerpo rodeando, haciéndolo moverse, cambiando de postura, poseyéndole. Y la veía, la contemplaba, como gemía, desinhibida, libre, entregada…y no podía creer que fuera suya, que le hubiera elegido. Se contagiaba de esa febril entrega y no podía dejar de besarla por todo el cuerpo. Se separaba bruscamente y luego volvía con fuerza a penetrarla, como si sus cuerpos estuvieran esculpiendo el poema de la última noche en la Tierra. Cuando Z volvió a tener otro orgasmo no pudo resistirlo más. Se mantuvo dentro de ella, no quería separarse, acompasaban sus respiraciones y la abrazaba como si quisiera fundir sus cuerpos.


-“Te amo y no puedo huir de ello” me decía ella -“aunque sé que me harás daño, aunque sé que no tiene sentido, te amo”.
El sintió como recuperaba su erección. Z se puso encima. Quería verla disfrutar, quería ver esos pechos subir y bajar al ritmo de su placer, quería sentir las gotas de sudor cayendo de sus cabellos, quería adorarla en el altar de su carne. No supo cuanto duro. Nunca se había creído un buen amante. Pero esa noche descubrió la libertad, las risas, ¡cuanto se rieron aquella noche!...conociendo sus cuerpos…sus cavidades…redescubriendo ese lenguaje de los cuerpos desnudos. Y supo que lo que había sentido esa noche se le clavaría como una maldición, la vida nunca tendría de nuevo esa luminosidad, esa sensación de felicidad y libertad imperecederas.

(…)
.
Luego se marchó, como quien se aleja de un sueño no porque lo prefiera, sino con el fatalismo asumido de quien no puede elegir.

Olor a mandarinas by Zahara on Grooveshark

viernes, 7 de enero de 2011

“Por un puto polvo no pierdo horas de sueño” Rorschach no supo que contestar.

Escribir es masturbación, no es trascendental, al menos que creas que el placer solitario lo es, y si es así entramos en el peligroso mundo de la petulancia y la idiotez. Asumamos con humildad nuestra vulgaridad, escribir nos hace bien, dado que en noches como esta es la única sublimación aceptable. Escribir nos da libertad, no nos deja encadenarnos en roles como Rorschach, hace que la ardua tarea de explicar una sensación o un sentimiento merezca la pena porque te permite empatizar con serenidad de animo.

Y eso es lo que busco, templar mis sentimientos. Todo me empieza a afectar, como si no pudiera seguir siendo frío y analítico. Como si ahora todo tuviese mucha importancia: las palabras, los actos, los sentimientos. Como si ya no pudiera estar solo, yo, que siempre he querido seguir estando solo en compañía. No sé que cambio se ha producido en mi, cambio que se lleva incubando desde noviembre, pero no me esta haciendo feliz. Espero que pase.

Pasando a otros temas hoy he leído un blog que me ha producido de nuevo esa sensación. Es el tipo de blog que me recuerda la forma que teníamos de expresarnos a través de Internet en tiempos pretéritos, alejados de modas y notoriedad, esa forma de sincerarte simplemente cogiendo el procesador de textos e intentando sacar la basura de tu alma.

El resumen ideológico del autor era desahogarse sobre una de las causas mas común del mal de amores que acarrea no pocas noches en vela, ojeras y rostros macilentos: la Indiferencia, o esa otra variante no menos molesta: la desaparición sorpresiva. Es en definitiva una maldición para algunos espíritus soñadores y con ínfulas de cuento de hadas. La razón es evidente, dejando aparte que es el peor maltrato para la autoestima, este tipo de personas recurrirán a dos terribles rutinas para salvaguardar su ego.

La primera será justificarlo todo. Serán capaces de defender/disculpar cualquier acto cobarde, cualquier ausencia, pasaran por alto las mínimas reglas de cortesía exigibles a su antiguo partenaire. Para este acto que se prolongara debido a la obsesión y que provocara que la dignidad y el orgullo desaparezcan como por arte de magia tenemos la segunda rutina, el combustible para toda esta locura: la idealización. De pronto los recuerdos de esos meses, o el periodo de tiempo más o menos largo que durase nuestro romance, se modifican, se endulzan, se engrandecen. De pronto las discusiones, las diferencias, las decepciones, las piezas que no encajan desaparecen y solo se ve un Dios entre los hombres que nos bendijo con su breve presencia y que un golpe del destino nos lo ha arrebatado cruel e injustamente. Pero tranquilos, porque la energía que nunca usamos para dirigir nuestra vida la gastaremos para luchar por él/ella porque nosotros merecemos ser felices y mas ahora que hemos tocado la perfección, que hemos saboreado la felicidad imperecedera.

Nadie desea sufrir gratuitamente, simplemente coincide con momentos de debilidad, de desconcierto existencial o emocional en los que no sabemos equilibrar nuestra individualidad. Nos hacemos dependientes. De algo que no existe, de algo que no nos merece. Por ello hay que amputar sin pudor y llenar el hueco con uno mismo. El tiempo te ayudara a saber cuando puedes descubrir la herida y mirarla a la cara.

No hay mucho más que añadir a este manido texto.

martes, 4 de enero de 2011

Hay seres sin pene, la amenaza, entonces, es real.

Rorschach se aburre. Rorschach lee: “Bajo la angustia de castración el niño acepta la ley de interdicción y elige salvar su pene a costa de renunciar a la madre como partenaire sexual“

Rorschach no entiende nada, solo sabe que adora a su pene y no conoce a su madre.

Rorschach apaga la música y escucha con atención. Sus nuevos vecinos están follando con insólita energía. En estos edificios las paredes son un escupitajo a la cara de un onanista como él. La mujer, descriptiva como pocas, gime con tal violencia que Rorschach sufre una dolorosa erección. Esos pequeños grititos de placer, esos suspiros roncos, esas instrucciones apremiantes… no hay nada más excitante que esa victoria acústica mientras sientes las involuntarias contracciones del coño devorando tu entrepierna. Y de esta forma la mujer insustancial y carente de atractivo que Rorschach vio subiendo las cajas de la mudanza esta mañana se transforma en una musa fascinante que da placer con generosidad y desapego, como si su misma existencia dependiera de ello.

Rorschach traza el plan. Naturalmente tiene que ser suya. Ha nacido para complacerle. Hay que deshacerse de su compañero. Eso no será difícil. No es la primera vez que lo hace. Luego acudirá como un buen vecino en su auxilio y transformará sus lágrimas en lirios blancos de semen que anidarán con estético deleite en la comisura de una boca, una boca que violará mil veces hasta que sólo se adapte a él y su monstruo purpura.

Las imágenes naufragan en su mente. Tiene que mantener la calma, serenarse. Irá a su domicilio para presentarse y así enfrentarse a su enemigo.

Sube las escaleras nervioso y hace una pausa antes de llamar al timbre. Es un momento crucial en su vida: dejar la masturbación compulsiva y volver al paraíso de la carne ajena, a los coños, esas oquedades llenas de misterio y locura. Rorschach sabe que se enfrenta a un enemigo poderoso, su rival ha provocado unos gritos dignos de elogio. La inseguridad le atenaza: va a ser una batalla dura. Pero Rorschach se crece ante la adversidad. Rorschach aún no lo sabe, pero está enamorado y la magia del amor está de su lado.

La puerta se abre interrumpiendo el hilo de sus pensamientos. Aparecen dos chicas visiblemente turbadas en albornoz riéndose:
-“Ay cariño perdona, eres el vecino de abajo, ¿verdad? Disculpa si hacemos mucho ruido, nos acabamos de casar y con el lio de la mundana todavía estamos celebrándolo…”

domingo, 2 de enero de 2011

Un consejo.

Mi ex no quiere que escriba sobre ella. Ahora es feliz, algo de lo que me alegro. Tantos años trasegando dejan un poso de cariño. También me indica que no va a prestar mucha atención a mi blog porque es muy depresivo. Bueno, es mi estado anímico actual, ya hay demasiados blogs sobre otros temas. Si en estas reflexiones de chatarrero en paro alguien encuentra cierta afinidad, bienvenido sea.

Me aconseja, mientras caminamos por estas calles fruto de la planificación de un anticristo con odio tatuado en su mirada azul, que no quede con nadie que no sea de Madrid, que luego me implico y me suceden cosas extrañas. Asiento sin convicción, me temo que es demasiado tarde para esos consejos.

La gente feliz es lo ve todo muy sencillo: ¿por qué estás deprimido? ¡Alégrate! La vida es maravillosa, un lugar lleno de oportunidades y orgasmos. Sólo hace falta…  ¿qué? No estar deprimido. Ah, de acuerdo, seguiré tus indicaciones...

Pero claro, aquí me veis, escribiendo sin un tema concreto, por pasar la tarde, con este coro de renuncias y decepciones escogiendo la música por mí. Aunque algo de razón tiene. Será mejor salir de nuevo al exterior, no dejar cocer a fuego lento el alma entre un par de párrafos mediocres.

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Mi consejo es que permitas que las cosas sigan su curso y que por tu parte dejes de pensar tanto (...) y rehagas tu vida de una forma coherente y equilibrada, haciendo nuevas amistades o relacionándote más con la gente que ya conozcas en tu ciudad -amigos, conocidos, familiares, etcétera. De esta forma, poco a poco, podrás ir visualizando esta situación desde una perspectiva totalmente diferente a cómo la estás enfocando ahora mismo.

Saludos y suerte.