jueves, 20 de junio de 2019

Reseña: Libro 'Piscinas Vacías', de Laura Ferrero

Escritura intensa, intimista, evocadora, afilada y escueta, así podría resumir el estilo de esta maravillosa autora, Laura Ferrero, que primero por medio de la -de momento- denostada autoedición por Amazon, y un par de años después gracias a la editorial Alfaguara, nos regala esta maravillosa antología de relatos cortos. Todos albergan cierta profundidad, la capacidad de conseguir que sintamos empatía por el sufrimiento y sutil amargura que muestran los personajes. Desde el principio no hay tregua para el lector: pasamos de la peculiar y conmovedora declaración de amor titulada ‘Sofía’ ("¿Sabes?, los hijos que no nacen también cuentan. Los padres que nunca llegan a serlo, lo son para siempre. De alguna manera extraña. De esas maneras que nunca salen en el diccionario"), a ese triste ‘Pan de molde’ que tan bien refleja la incomunicación de una joven madre agotada y casi resignada al desamor, ‘La casa más vacía del mundo’ enfrenta a un padre con un hijo a su reciente viudedad, ‘Lo que brilla’ reflexiona sobre lo que uno tiene y lo que deja en el camino, esa incertidumbre de haber elegido bien que a todos se nos plantea en algún momento de nuestra vida ("A veces cuando me observo desde fuera, sumido en esta vida dichosa que llevo, no puedo dejar de pensar en esa otra vida que fluye entre ríos de lágrimas y mujeres que se suenan la nariz con pañuelos de papel. Entonces no puedo hacer otra cosa que preguntarme si elegir un ideal no es quedarse con la parte muerta de la vida"), en ‘Piscinas vacías’, el relato que da título al libro, una joven recuerda a su hermano menor fallecido en un accidente y su incapacidad por superar la pérdida... y así hasta veintiséis relatos en menos de doscientas páginas, todo un alarde de concreción.

El gran protagonista de ‘Piscinas vacías’ es el amor, la sempiterna falta de un manual de instrucciones para afrontarlo y la práctica imposibilidad de evitar su obsolescencia; también supuran en sus relatos las secuelas de la falta de comunicación, el miedo a la muerte, la melancolía e incluso la enfermedad mental. Su estilo me ha recordado a la eficiente brevedad de Raymond Carver, esa manera de introducirnos en pocas páginas en situaciones cotidianas y sacar a la superficie toda la fealdad, el absurdo y la torpe y cruel forma que las parejas tienen de aborrecerse y aislarse uno del otro con el paso del tiempo. Quizás adolece de cierta falta de variedad en los temas y su inflexión final, pero a mí me ha encantado. Como curiosidad Laura Ferrero cita a menudo un poema de Anne Carson en el que aparece el término ‘worldsharp’, ‘agudo como el mundo’, que es el que le hubiera gustado utilizar como título del libro; pero le aconsejaron que no lo hiciera, a fin de cuentas hay que dar al lector facilidades, no sea que no vaya a comprender una simple metáfora.

Recomiendo su compra, pero como entiendo que no todos se pueden permitir gastar tanto dinero en libros como yo, añado sutilmente el enlace al ePub aquí.

“En su vida todo parece haberse estancado en un nimio y complaciente punto medio.”
“Es la lluvia, que despierta a las cicatrices y las convierte de nuevo en heridas. Pero únicamente ocurre en los días lluviosos. No sangra, sólo escuece ahí dentro; aunque "dentro" es una palabra confusa. Es el agua que cae, que limpia las calles de mugre, que salpica las ventanas en las que me reflejo mientras escribo esto ahora, la que parece abrir cicatrices para dejar paso al recuerdo.”
“Uno no escoge su propia memoria. Solo es verdadera la primera imagen del recuerdo, a partir de entonces cada vez que volvemos atrás es para deformar esa primera instantánea. Vivir, supongo, es lo contrario de recordar.”
“Los peores ruidos son los que no se oyen, los que hacen que las cosas desaparezcan sin que sepamos muy bien por qué. A veces, no decir las cosas es otra manera de constatarlas. También somos lo que callamos.”

viernes, 14 de junio de 2019

Antidepresivos y cafeína fracasando ante el despropósito vital; la fatalidad tiene una belleza fascinante y arbitraria.

Últimamente estoy muy cansado. El insomnio. El stress. La falta de talento. La falta de una musa. La falta de trascendencia. La falta de futuro. Cierta nostalgia mal entendida. La falta de sentido. Decía Camus: “Perder la propia vida es una nimiedad, pero perder el sentido de la vida, ver cómo desaparece nuestra lógica, es insoportable. Es imposible vivir una vida sin sentido". Imposible no es, puede resultar difícil, desesperante y cruel, pero no imposible. El ser humano se acostumbra a todo. Vivimos padeciendo limitaciones propias y ajenas. Vivimos en el humus de la mediocridad. Vivimos con la imagen tranquilizadora del suicidio. Vivimos con los pies fríos. Vivimos dentro de canciones, libros y personajes de ficción, y esa infantil idealización de la realidad no nos prepara para relacionarnos con personas incapaces de emocionarse más allá del hedonismo más trivial. Esa es la herida. Esa es la bestia que ladra desde el fondo de nuestros anhelos. Nos masturbamos en soledad, compulsivamente, dejándonos el recuerdo en carne viva. Suspiramos y luego olvidamos. Buscamos la perdida euforia adolescente. Leemos libros de autoayuda. Y nada de eso evita que canibalicen nuestros sentimientos y los transformen en algo que evitamos mirar en el espejo. El hueco, la hoja en blanco, el invierno cancelado, el réquiem perfecto, el desorden febril de una ausencia, el hambre, el sabor metálico de la boca nada más despertar, el aullido. Nos escondemos en excesos para no exponer nuestros pedazos, nos burlamos de las cicatrices como táctica disuasoria. Pero no hablemos de heridas, hagámoslo de fracturas: son más feroces, más definitivas, menos evidentes. La fractura es la ceremonia del adiós. Es una frontera inútil. Es más tiempo para desgastarnos y magullarnos. Es un escenario donde el público tolera nuestra tristeza siempre y cuando no perdamos nuestra impostura de río congelado. Recordad: el amor está condenado a la muerte, como todo lo humano, no importa si lo transformamos en un campo de batalla o en una señal de auxilio.

Reseña: Charles Bukowski, Las campanas no doblan por nadie

La editorial Anagrama ha sacado otra recopilación de relatos cortos y artículos que el autor fue escribiendo a lo largo de su vida. Se trata de cuentos extraídos, sobre todo de la serie publicada en L. A. Free Press, «Escritos de un viejo indecente» en los años 70, y se pueden leer otros que aparecieron, en las revistas «Hustler» y «Oui» en los 80 e incluso uno que jamás vio la luz, de 1948, «Una cara amable, comprensiva». Quince cuentos que muestran al Bukowski más salvaje y procaz, piezas bañadas en sexo y alcohol y como guinda también se incluyen algunos de sus dibujos. Los temas suelen ser una excusa argumental: Hank ayuda a un viejo amigo alcohólico a largarse de un hospital; el empleado de un sex shop cuenta anécdotas estrambóticas protagonizadas por algunos clientes, como aquel que debido a sus problemas respiratorios pide que le hinchen una muñeca; un solitario masturbador sueña con que aparezca la mujer de su vida; un tipo es secuestrado por tres mujeres; una chica acude a una entrevista de trabajo en la que le hacen preguntas sobre prácticas sexuales extremas…

Anagrama ya había publicado en 2012 ‘Ausencia del héroe’, más de trescientas páginas de relatos y ensayos escritos entre 1946 y 1992, y un año después ‘Fragmentos de un cuaderno manchado de vino (1944-1990)’, dos libros que merecían la pena porque había mucho material inédito y de calidad. Sin embargo, este libro no merece la pena, son regurgitaciones de historias leídas mil veces, o simples encargos a revistas pornográficas sin mayor relevancia. Llevo notando que los últimos años todo lo que se publica de Bukowski es tremendamente innecesario, sin un filtro de calidad; la editorial ‘Visor Libros’ parece obsesionada con sacar un poemario anual, ¿cuál es el truco para sacar tantas antologías de material inédito cuando nuestro querido autor murió en 1994? Tan simple como mandar a la viuda y a su editor a rebuscar en los armarios material desechado, aunque sea un ripios inconexos en servilletas manchadas de mierda, juntarlo todo y poner en portada el nombre de Bukowski en letra grande. Creo que para el lector es contraproducente leer este libro porque se crea una idea equivocada, rancia y defectuosa de Bukowski; aunque también es evidente que tanta novedad editorial puede despertar la curiosidad sobre su obra a nuevos lectores.

Resumen: una montaña de mierda con alguna perla residual, como casi todos los libros que se llevan publicando desde hace diez años. Bukowski es ‘Mujeres’ ‘Cartero’ ‘Poemas de la última noche de la tierra’ ‘El amor es un perro del infierno’, etcétera. Esto es una pantomima comercial que ya dura demasiado y empieza a causar repugnancia.


"Había roto con Jane y ella había sido la primera mujer a la que había amado y tenía las tripas colgando de una cuerda y empecé a beber, pero era igual, era peor, beber no hacía más que agravar el dolor, pero también estaba furioso porque se había acostado con otro hombre, un idiota de cuidado además, como para castigarme, y eso acabó con parte del amor pero no con todo y, para asegurarme de no encontrármela en algún bar de la ciudad y que volviera a empezar todo el sufrimiento, esa tarde cogí un autobús (me habían retirado el carnet por conducir borracho) a Inglewood y me puse a beber en un bar lleno de paletos, un bar decorado como Hawái y, puesto que Hawái me parecía el lugar más falso del mundo, entré en el bar y me puse a beber, con la esperanza de buscarme una buena pelea con quien fuera, pero no me molestaron y Jane se me seguía apareciendo, escenas suyas en las que cruzaba la habitación, se ponía las medias o reía, y bebí más rápido, puse canciones y conversé como loco con la gente, sin la menor sensatez, pero se reían y, cuanto más reían, peor me sentía. Las partes buenas de nuestra relación eran como una rata revolviéndose y mordiéndome en el estómago.”

viernes, 7 de junio de 2019

El arte no salva, sólo se enamora de una soledad llena de autismo poético.

Soledad, tristeza, el aullido del lobo estepario. El drama, la culpa, el tabú, la revancha, el ardid poético, el vagabundo, el idiota, el sinónimo de insomnio, los remordimientos de dinamita. El pájaro azul conciliando el silencio de mi corazón, Jim Morrison cantando en el templo del Sol. Ensueño, estigma de Sade. Tragedia. Orgía. El brillo de una tumba. Tocarte. Morirte. Amarte. Follarte. Ladear tu psique hacia un eclipse total de humanidad. Seguir. Seguir. Seguir hasta que digas basta y pidas más. La ebriedad del chacal empuñando un cuchillo congelado al que llamamos amor. Tú disimulas, pero mi infierno es tu lluvia, tu garganta de aristas, tus puntos suspensivos, el vals de humor negro de tu corazón. Jardín de sudor, rosa azul y cuervo negro en medio de una tormenta cruelmente humana de indiferencia y omisión. Me quieres tanto que necesitas destruirme poco a poco. Pido otra carta. Lanzo los dados trucados. ¿Para qué sirve la literatura? Hay que matar la carne. Alzarla y golpearla contra la pared. Atravesarla. Ir más allá. Cosificarnos. Tatuarnos cicatrices con nombre propio. Ahogar el desierto tullido. Buscar la excepción en la grieta, en la poesía de nudos y cepos, en las bofetadas sin bragas, en los dedos abriendo la carne. Dolor. Placer. Mentira. Posesión. Fricción. Sangre. Orgasmo. Anzuelo. Mascaras. Vesania. Frío. Espejo. Amnesia. Futilidad.

miércoles, 5 de junio de 2019

Reseña: Quinta Temporada de 'Black Mirror'

Estoy un poco decepcionado, si ya la película interactiva (Black Mirror: Bandersnatch) se quedaba en la superficie de la idea (el espectador apenas tenía libertad de elección, y aunque tenía varios finales casi todos eran parecidos y se decidían prácticamente en solo dos puntos) al menos habían intentado algo diferente, y aunque había salido mal -al menos en mi opinión-, se intuían las ganas de innovar. Con esta temporada de solo tres capítulos la sensación que he tenido es que esto no es Black Mirror, y que no se ha pretendido explorar nuevas ideas, si no más bien aprovechar la franquicia.

Striking Vipers. Sinopsis: Cuando Danny y Karl, dos antiguos amigos de la universidad, se reencuentran en un juego de realidad virtual, sus partidas nocturnas tendrán consecuencias inesperadas. El capítulo reflexiona sobre los límites de la amistad, las relaciones de pareja, la crisis de la mediana edad y la alienación tecnológica.
El episodio al principio gustará a los gamers que podrán disfrutar de los combates virtuales casi en primera persona gracias a una grabación muy dinámica y a técnicas como el anclaje de la cámara en los cuerpos de los contendientes. Pero esa idea preliminar se alarga sin aportar nada más, sin riesgo. Cuando me dispongo a ver un episodio de Black Mirror espero ver la tecnología y la ciencia ficción como principal protagonista de la trama, algo que trascienda el propio argumento del capítulo, una sátira que me haga pensar sobre las consecuencias de la tecnología en nuestras vidas, sea en el mundo actual o en una distopía futurista, todo ello normalmente con una fuerte crítica social. Este capítulo no ofrece nada más allá de la historia en sí, por otro lado contada mil veces mejor en otras series o películas. Supongo que con meter el toque Brokeback Mountain ha ganado puntos entre los millennials, pero yo soy un pelín más exigente.

Añicos. Sinopsis: Un conductor recoge regularmente a trabajadores de una poderosa compañía de telecomunicaciones. Un buen día, toma a uno de ellos como rehén. Su finalidad: hablar con el máximo responsable.
            Me vuelve a suceder lo mismo que con lo anterior. Estamos ante un thriller muy bien llevado, el actor protagonista es Andrew Scott (Jim Moriarty en la serie Sherlock) lo hace bastante bien, pero el contenido no justifica su duración, es bastante plano y repetitivo y pierde fuerza por llegar a su conclusión tarde. No obstante el montaje paralelo final tiene su gracia y la canción final mola. Pero insisto en que moraleja es tan clara y predecible que no logra ningún impacto en el espectador, además de que ya nos lo han contado lo mismo antes muchas veces, y bastante mejor.

Rachel, Jack y Ashley Too. Sinopsis: Rachel y Jack son dos hermanas adolescentes que no acaban de llevarse del todo bien. Rachel está obsesionada con la cantante pop Ashley (Miley Cyrus) e incluso le pide a su padre que le regale un robotito con inteligencia artificial, llamado Ashley Too, y basado en la artista.
El episodio reflexiona sobre hacia dónde podrían evolucionar los conciertos y las representaciones musicales en directo en un futuro en realidad cercano, tomando ideas descaradamente prestadas de la novela “Congreso de futurología” de Stanislaw Lem acerca de los límites de esa explotación de la imagen digital. Sin embargo la conclusión facilona, una puesta en escena que a veces parece prestada de Blade Runner 2049 pero sin presupuesto ni originalidad, los toques cómicos de unos personajes adolescentes y planos, Miley Cyrus haciendo de Miley Cyrus… nada de eso ayuda a meterte en el episodio.

En resumen, si vienes a disfrutar de tu dosis anual de Black Mirror mejor rebaja tus expectativas, aquí solo queda un barniz, una excusa tecnológica para lo que antes era el leitmotiv de una serie que quería sorprender, impresionar y maravillar al telespectador. Asumo que la crítica encumbrará Striking Vipers porque queda bien hablar de la supuesta “crisis de la masculinidad”, pero a mí me ha divertido más Rachel, Jack y Ashley Too, total, sí esto no es Black Mirror y me lo tengo que tomar como cualquier serie normal, mejor apoyar a Miley Cyrus y su crítica sobre la explotación artística y las consecuencias de servirle al público exactamente aquello que está pidiendo. Charlie Brooker, vete a un retiro espiritual de diez días, o mejor, de diez meses, creo que lo necesitas urgentemente.

martes, 4 de junio de 2019

Reseña: Miniserie Chernobyl (HBO, 2019) + Enlaces de Descarga

Después de la depresión del final de Juego de Tronos, huérfanos -a pesar de todo-, de la emoción de esperar un nuevo episodio los lunes, tenemos que llenar el hueco con nuevas series, y por eso os propongo esta miniserie de cinco capítulos de HBO. 'Chernobyl' narra los hechos ocurridos en abril de 1986 en la central nuclear de Pripyat (Ucrania), entonces de la Unión Soviética. Un simulacro fallido por culpa de problemas en el reactor, errores humanos y decisiones frustrantes hicieron que Europa viviera la peor catástrofe nuclear de su historia. Murieron miles de personas, el territorio que rodea la central fue desalojado y a día de hoy sigue deshabitado por cuestiones de salud pública.

Lo estimulante de esta propuesta es que no está creada desde el morbo, la manipulación emocional o la falta de lealtad hacia los hechos. El guionista Craig Mazin (sorprende que sea el responsable de Resacón en las Vegas y Scary Movie 3, pero ayuda mucho que el director sea Johan Renck, responsable de 'Bloodline') se distancia de las tramas personales para contar los hechos con una mirada casi documental. Los efectos de la radiación en el personal que acudió como primera respuesta o las terribles condiciones en las que trabajaban los liquidadores (cuyas tareas iban desde destruir cosechas a matar a las mascotas dejadas atrás en la evacuación de la zona) buscan no dulcificar lo peligrosa de la situación ni lo expeditivo de algunos de los métodos empleados. Lo único que chirría de esta enorme producción es que los personajes hablen un inglés británico; quizás el típico acento ucraniano o ruso forzado hubiera venido bien para dar más autenticidad. Todo lo demás, localizaciones, fotografía, vestuario, está cuidado al máximo.

El rodaje duró dieciséis semanas, dando comienzo el 13 de mayo de 2018 en Vilna, Lituania. Más tarde se trasladaron a Ignalina para grabar el interior de la central nuclear de esta ciudad, que está sin uso y es denominada 'la hermana de Chernobyl', ya que visualmente se parecen bastante por el diseño del reactor nuclear. Finalmente, en Ucrania se rodaron también varias secuencias.

La banda sonora de 'Chernobyl', que tiene una especial importancia a la hora de transmitir el horror que se vivió, cuenta con la colaboración de la violonchelista Hildur Guðnadóttir. Entre sus obras maestras, se encuentran las películas 'La llegada', 'Sicario' o 'El renacido'.

Os animo encarecidamente a verla, son solo cinco capítulos. Dejo un enlace a los cinco capítulos en calidad matroska 1080p (la más alta) para descargar directamente desde mi cuenta de MEGA.