-coquetería decapitada-
sólo de saber elegir el disfraz adecuado
-¿hombre de nieve en el desierto?-
que maquille el accidente.
Otras veces la golosina ladra
y me quedo solo
observando la luna como si fuera una ventana
y mis canas suspiran, ¿es más importante la Mascara o el Fuego?
-¿o quizás son la misma cosa?-
Y el Hambre de ti crece entre líneas de fuga
donde también guardo algunas de esas sonrisas vulnerables
que nunca me atrevo a mostrar.
Anzuelos de vida, así son las cosas:
el Dolor es la sombra de la Herida
el Placer es un templo de Carne
el Amor es una manzana roja sin Serpiente.
Qué importa si eres Espejo
si humillas a la Trascendencia cuando te desnudas
si ya sufro una sequía de Contexto en tu ausencia
si tus piernas -hermosas criaturas cinceladas en Belleza-
provocan guerras, convierten cualquier puente de Lucidez en ceniza
blanca.
Que importa si eres Muerte
si tu piel de crucigrama forma figuras de helecho con sus lunares
si has domesticado la Ternura
si trazas con compás el círculo perfecto de un abrazo
que sólo el Silencio –ese bosque de Tacones sin dueño- puede reconocer.
Qué importa, reitero, que seas Brújula Rota
si ya me he enamorado
de nuestro Error.
¿Hay aplausos?
Amañemos la Lógica y el Desaire
no quiero negociar el Equilibrio
sólo quiero que beses los ojos heridos de mi piel.
(…)
Sin embargo el tiempo sucede…
y no podemos obviar la triste ausencia de Magia
que nos ha convertido en barcos de alas mutiladas
en mapas de lugares que ya no existen.
Nuestra despedida se convierte en una guerra de ametralladoras
intentando cubrir con ruido nuestra evidente vulgaridad.
Y cuando me abandonas con el eco del último portazo
contemplo angustiado como mi Amor
baila con sonrisa desquiciada
entre cuchillas de tristeza.
Y en ese momento sé sin ninguna duda
que ya no podré hacer nada para evitar
que se transforme en algo mezquino y monstruoso...
…como Tú.
…como Tú.