jueves, 24 de marzo de 2011

Extracto llamada telefónica

Rorschach: Tenemos que normalizar el suicidio
Israel: No entiendo, ¿normalizar?
Rorschach: Si, la gente se cambia de sexo con la mayor de las facilidades. Amputa, recrea, y en un año ya son otras personas. Se puede ir un poco más lejos y amputar sin sustituir. Un pequeña entrevista con el psiquiatra, un par de firmas y consigues una muerte rápida, indolora y limpia. Has pagado al servicio de limpieza.
Israel: No deberías hablar así, no es sano, ves la vida como una capitulación del alma, de los sueños. Y sin embargo la vida es una adaptación al medio, madurar, aceptar. La vida no es una canción de Amelie por mucho que lo intentes.
Rorschach:¿Sabes porque iba a ese banco del retiro cada veinticuatro de marzo? Porque aunque todo fuera mal sabía que una vez al año la volvería a ver y podríamos ponernos al día, tendría de nuevo una cita perfecta con la chica perfecta. Además…solo faltaba un año para nuestra promesa de…bueno, de intentarlo.
Israel: ¿De quien hablas, de la chica de ojos miel, esa que conociste en aquel viaje a Granada? Nunca entendí vuestro juego, ese rollo de “Capaz o Incapaz”. Que habéis estado, ¿once años teniendo la misma cita en el mismo sitio? No tiene sentido, ¿Qué queríais demostrar haciendo eso?
Rorschach: Quizá precisamente lo que teníamos miedo era poner a prueba la realidad. Me gustaba la idea de probar mi vida frente a la suya una vez al año, de ver si seguía igual de atractiva o había dejado que los fracasos y las frustraciones dejaran sus secuelas en su cuerpo, en su voz, en su carácter. Pero era la única que invariablemente me sorprendía con su no-cambio, con su invariabilidad. Y reconozco que cada año me gustaba mas, era más lo que buscaba y más lo que quería poseer.

Israel: Pero nunca te has atreviste a dar el paso. Detrás de tus ideas estrafalarias sigues siendo un cobarde.
Rorschach: Ya lo sabes, por eso somos amigos. De todas formas te reconozco que algún fin de semana fui a verla, y ahí en el coche, fumando un cigarro la veía pasar a veces con sus amigas, o sola, o con algún hombre riéndose y colgada de su brazo. Pero el juego me podía. También nos escribíamos mails, mails largos, viscerales, sinceros, cosas que no he contado a nadie. Llamadas intempestivas en mitad de la noche, un martes, un jueves, sin sentido a veces, solo saludar y colgar. Como dejando constancia de que todavía existimos el uno para el otro.
Israel: Bueno, ¿y las sensaciones de este año como han sido?
Rorschach: Este año no ha venido a la cita. La estuve esperando durante horas. La llame pero tenía el teléfono dado de baja. Ha debido de ser hace poco. Hace un momento la envíe un mail, pero la cuenta también esta desactivada y me lo han devuelto.
Israel: Vaya, ahora entiendo no era de suicidio, era de desamor de lo que hablábamos.
Rorschach: No, estábamos hablando de suicidio, eso simplemente es un detalle más del tamiz.
Israel: Un tamiz sentimental. Pero hay más mujeres, más opciones.
Rorschach: Tenemos mentiras, no opciones. El otro día hablaba con una mujer de 35 años con dos críos. No tenía tiempo para nada, tiraba de agenda o de páginas de contactos cuando se sentía sola. El sexo como paliativo del amor. Pero siempre le pasaba lo mismo, no se sentía como una zorra por follar con desconocidos -había superado esa fase-, pero aun llegaban a su corazón a través de su coño.

Israel: Esta claro que inherentemente busca también un padre para sus hijos, pero ha formado una familia, y aunque a priori sea difícil encontrar a alguien, no tiene por qué resultar imposible. Por curiosidad, ¿por qué se separo?
Rorschach: Por amor, la misma razón que tú propones para que no sea realista. Se enamoró de otro hombre y esa pasión le revelo lo vacía, insulsa y vulgar que era su vida. Por amor se divorcio, por amor se humillo y por ese amor no correspondido se siente ahora sola y marginada en el rol de Madre. Además, desgraciadamente y esto lo he visto en muchas divorciadas ha tenido un resurgir sexual. Ahora se siente más, ¿cómo lo define ella? Más mujer, eso es. Añadamos otra frustración más a la ecuación, porque necesita mucho sexo, pero con amor y de momento nadie se acerca a ella para luego quedar abrazados toda la noche.
Israel: No quiero soltar un comentario misógino, pero puede recurrir a la masturbación. Pero dejemos de hablar de ti a través de otros, ¿lo del suicidio…?
Rorschach: Es mi divorcio de la vida, no quiero vivir los siguientes años como un zombi, cuando la curiosidad desaparece y solo deja paso a una carácter aséptico los años son domingos metastásicos de soledad y ruina moral.
Israel: Vaya con el puto Baudelaire. Creo que lo de esa chica te ha afectado, deberías buscar trabajo, hacer algo de utilidad con tu tiempo, sentirte útil.
Rorschach: Mi concepto de trabajo es un poco distinto del habitual. Es un medio no un fin, trabajo, consigo dinero, sobrevivo. Pero la gente busca reconocimiento, es decir, un objetivo de vida, la realización personal en un reto corporativo. Y entiendo esto en un medico, abogado, artista, en alguien que no sea un numero en una cadena de montaje global. Pero implicarte en el resto de trabajos, dejando aparte que sea una forma de sobrellevarlo, es como creer en Dios para no tenerle miedo a la muerte. Un número no se puede sentir realizado, es tan estúpido como animar a un equipo de futbol cuyos integrantes cambian cada año, ¿a quien animas, al concepto, a la marca?
Israel: Simplificas todo de nuevo para adaptarlo a tus ideas de perogrullo, hay gente que le gusta trabajar de contable, en oficinas, le gusta implicarse en relaciones sin magia, aunque sea solo por esa sensación de cariño estable, tranquilizador y quizá algo unidireccional. El destino no conspira, pero tampoco trabaja en tu contra. Es muy sencillo juzgarlo todo desde la cobardía de la inacción sin atreverte a luchar por nada, sin jugar a aceptar el resultado cuando tiras los dados.
Rorschach: Leonard Cohen decía que los dados están trucados. No puedo elegir ser de otra forma, sin embargo si que tengo que llevar la vida de los demás, diría que es injusto sino fuera porque provocaría tu risa inmediata.
Israel: Así es, bueno, no quiero cortar nuestra interesante conversación pero tengo responsabilidades, ¿quedamos mañana para cenar en el sitio de siempre, cuento con tu presencia un día más?
Rorschach: Sí. Mis palabras son como un tictac en el cementerio, algo fuera de lugar si estas muerto. Sólo necesito que un medico certifique. Mañana nos vemos.
Israel: Hasta mañana pues.
Rorschach: Adiós.

The Partisan by Leonard Cohen on Grooveshark

martes, 15 de marzo de 2011

¿Conoces la historia del tipo que se tira desde un edificio de cuatro plantas, no se mata y coge un taxi para tirarse de un sitio mas alto?

Al final soñé contigo, dormí a trompicones, pensando en nuestra música y conseguiste entrar, seguramente no es la primera vez, pero esta vez si lo recuerdo. Recuerdo el final, porque todo tiene siempre un final.

¿Por qué no somos simplemente amigos, porque no podemos ayudarnos ahora que lo estamos pasando tan mal, porque la única forma de que no te vayas a llorar a solas es discutir, es sentir que no estoy a la altura, que no compensa?

Da igual, toca ser comprensivos, toca entender las cosas aunque se repitan en diferentes momentos una y otra vez. Toca sentir que en el fondo da igual, que solo es otro día gris, acompañado por compromisos y dolor de garganta. Toca enfrentarse de nuevo a la realidad.

Creo que nunca entenderás lo bien que me sentía en esa burbuja que creábamos de la nada con un par de mensajes mezclado con coqueteo, nunca entenderás que veía mas sentido a esa conversación que todo lo que había hecho el resto del día, o de la semana. Nunca entenderás, en suma, que te necesito como amiga y al parecer eso es lo único que no puedes darme.

Pero bueno, no me hagas caso, a veces me confundo de blog, pongo cosas aquí que deberían ir en el otro, en ese en el que hablo de mí, de ti, de todo sin metáforas, a flor de piel sin pensar demasiado. Solo se trata de quejarse, de escribir, quejarse, escribir, intentando hacer correr los minutos lo mas deprisa posible, sin buscar un sentido inherente que no existe, emborronando, deshilachando el recuerdo hasta que llegue el momento en el que no signifique nada, nada importe, y se pueda cerrar el libro y pasar al siguiente sin ningún sentimiento de culpa.

Sólo es otro día gris, de esos que tanto me gustan, de esos que me gustaría compartir con alguien especial, que entendiera su belleza, que quisiera pasear el día entero, bailando ante los escaparates, riéndose, mientras su enorme bufanda gira con ella. Alguien que relacionase a Nick Drake con la lluvia. Alguien que viera la figura que esconde el bloque de mármol y buscase el cincel para todos pudiéramos verla con ella, Alguien que rescatara lo sublime en lo banal porque es la única forma que tiene de estar viva. Alguien, en el fondo, que impidiera que dentro de un tiempo un día gris sea simplemente eso: algo indiferente y vulgar que nos obliga a llevar paraguas.

River Man by Nick Drake on Grooveshark

lunes, 14 de marzo de 2011

Mariposas Asesinas.

...enfadarse con el amor es como enfadarse por tener las muelas del juicio o apéndice. Un poco de solipsismo. La naturaleza simplemente ha buscado la mejor manera de empujarnos unos contra otros. Si nos disgusta esta mentira aprendida, este cortejo irreal, ¿Por qué seguimos escuchando las mismas canciones una y otra vez entre suspiros de nostalgia? 

Si, al final solo se trata de follar naturalmente, es una obviedad. Pero también creo que hay gente que con su sensibilidad puede convertir cualquier gesto vulgar en algo sublime, romántico, elegante, dotarlo de entidad propia. Se puede pensar que es una impostura, algo caduco, artificioso –como los modales en la mesa por otra parte, dado que solo se trata de alimentarnos-. O también conciliar que es una forma de sublimar el deseo sexual y adaptarlo a nuestra forma de sentir, a la empatía que nos produce nuestro entorno.
Naturalmente esto no está al alcance de todos, y no se puede hacer solo. Los dos tienen que haberse emocionado con Amelie -ejemplo personal-.

Recuerdo aquel día que volvía en metro al amanecer, totalmente borracho. Aún tenía en mis ojos lisiados tu veneno, sabías que prohibir despertaba mi deseo; intentaba convencerte, mientras me acariciabas con tu sonrisa, que lo mejor no era llegar a la meta sino follar durante toda la carrera. Moría un poco en cada intento infructuoso. No quería ir al cine solo, no estaba preparado para construir una vida en soledad. Cerré los ojos. Era Elmer Battes dibujando tus pies con mi cámara, era el maestro, el flagelador en este enorme club de perdedores, esquivando la casquería humana con talento. Cuando los volví a abrir, inmerso en un viaje temporal, estaba de nuevo en tu parada y habían pasado dos horas. Pensé en bajar e intentarlo de nuevo.

Hay seres transparentes en todas partes, como ese carroza sin barbilla, con su cubata en la mano, apoyado en la pared de la discoteca, solo, sin amigos, esperando a la nada rodeado de gente que no repara en su presencia, con esa sonrisa de compromiso -la misma que usarías en un museo Kitsch-. Ver al adolescente bordeando el coma etílico, tirado en el suelo, mientras sus amigos hacían fotos y se reían resultó ser menos doloroso para mi sensibilidad.

Carmen me enseño su habitación, inmediatamente me di cuenta de que algo iba mal: un enorme crucifico presidía la habitación. Uno de esos enormes Cristos llenos de sangre y heridas hiperrealistas en su tortura. La cama tenía la apariencia de haber acogido las bajas pasiones, no ya de los padres, sino de los abuelos. Cuando empezamos el magreo solo tenía en la cabeza la imagen del Cristo cayendo sobre mí, castigándome por semejante afrenta, las posibilidades de que fuera mi sangre y no la del virgo de Carmen las que mancharan esas sabanas se centuplicaban en mi cabeza. Baste decir que no puede hacerlo y que tampoco volví a intentarlo: nunca me gustaron los tríos.

Desear es esencialmente sufrir, como vivir es deseo, la vida es en esencia dolor. Hacía girar el vino de mi copa, embarrado en estos pensamientos optimistas. Fuiste la no-historia más importante de mi nostalgia. Como una canción que nunca dejas terminar, porque solo te gusta el principio. Como esos créditos que esconden un final diferente pero que estropean toda la película. Como esa última llamada en la que sobra que contestes y me dejes hablar. Como la segunda parte de una novela donde te explican todo y los protagonistas acaban juntos. Como un mail donde eres sincera cuando a mí me mientes a la cara. Siempre entiendo mis motivos, lo triste siempre tiene más contenido que continente.

Lucha De Gigantes by Love Of Lesbian Y Zahara on Grooveshark

domingo, 13 de marzo de 2011

El suicida ama la vida; lo único que pasa es que no acepta las condiciones en que se le ofrece.

Me he subestimado un poco. Pensaba que alguno de mis planes saldría bien, pero al final lo único que queda es beber solo en casa, intentar desintoxicarme del trabajo, superar este agotamiento anímico.

El trabajo. No puedo hablar mucho de ello, creo que nos están institucionalizando, como en la película “Cadena perpetua”. Ahora pedimos permiso para cada pausa visual, nos dan toques si tardamos mucho tras llamada o durante la misma. Es aburrido hasta explicarlo. Hablando de esa película hay un diálogo que me gusta mucho:

“Brooks no está loco, sino institucionalizado. Ese hombre se ha pasado aquí dentro cincuenta años Heywood, cincuenta años, no conoce otra cosa. Aquí dentro es un hombre importante, es un hombre culto. Fuera de aquí no es nada, un viejo inútil con artritis en las manos... No podrá conseguir un puñetero trabajo. Créeme, estos muros embrujan: primero, los odias. Luego, te acostumbras. Y al cabo de un tiempo, llegas a depender de ellos. Eso es institucionalizarse. Te encierran de por vida y eso es justo lo que te quitan, la parte que importa al menos”

La noche. Bebo con orgullo, con fiereza, con elocuencia, con método. Con ese regusto de sollozo en el estomago. Me gusta la soledad. Reflexionar sobre esto que, inhumanamente, alguien ha decidido llamar vida. Todo el mundo se masturba con soluciones mediocres. Yo prefiero brindar acompasado de mis penas. Escapar antes de que la luz del amanecer deshilache esos pensamientos. Como el hecho de que todo iba bien entre nosotros hasta que cometí la torpeza de enamorarme.

1999 by Love of Lesbian on Grooveshark

viernes, 11 de marzo de 2011

Laura

No creo que resulte sorprendente, querida Laura, que te dedique una última entrada.

Supongo que puedo brindarte un final melodramático, de esos de escenario de noche con lluvia sempiterna: nuestro protagonista empapado delante de una puerta, la puerta se abre y aparece una hermosa dama. Nuestro gentilhombre le recita su discurso, le revela sus sentimientos, y finalmente se aleja, un Werther moderno. Amelie de fondo.


Mi blog ha sido tuyo, y lo sabes. Me gustaría encontrarme en el futuro con alguien que me dedique unas líneas, que quiera crear tantas mascaras como las que he creado para ti. Sé que tú has tenido algun gesto, pero está claro que cada uno tenía su rol en esta historia.

Pero sabes que las mejores historias son las que acaban muy pronto o no terminan nunca. Ya se verá.

En el fondo nos hemos despedido ya tantas veces. Nos hemos dado tantas veces tiempo para luego no poder resistir y llamarnos unas horas después, esas discusiones y reconciliaciones llenas de sexo que anudábamos en la misma conversación, esas despedidas, esa adicción a escuchar juntos canciones tristes. La diferencia es que esta vez hemos llegado juntos a la misma conclusión. Mis razones son diferentes a las tuyas, creo haber tenido un cuidado exquisito en la mayoría de las ocasiones, me he esforzado contigo, aunque no lo creas. Siempre has despertado en mí esa necesidad de cuidarte, de halagarte. Pero no estas en tu mejor momento, y prefiero alejarme de ti conservando un buen recuerdo de estos últimos meses, de esa persona especial que ha pasado por mi vida, que decepcionarme, desilusionarme de ti, como me pasó el martes.

Cuestión de nostalgias, o de sentimentalismo no lo sé. Siempre has sido mi niña consentida, no quiero que eso cambie.

De todas formas, me has desarmado, como siempre, con el gesto de tu llamada, con tus intenciones, con el modo que tienes de hacer las cosas. Te has equivocado de siglo, creo que los dos lo hemos hecho. Y nos toca sufrir a veces por ello, juntos y por separado.
Sólo decirte por aquí, si no he sabido expresarlo en la llamada, que has sido todo y nada a la vez. Que deseo que seas feliz en el futuro porque lo mereces. Y que me debes una película. Y un concierto.

Vuelvo a Kafka un poco más solo que antes. Pero ya estoy acostumbrado. En el fondo me gusta mi oscuridad. Tú mereces más luz de la que soy capaz de dedicarte. Date tiempo con tus anhelos, ya sabes: poco a poco.

Te estimo.

1999 by Love of Lesbian on Grooveshark

martes, 8 de marzo de 2011

El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.

Sólo era un número, una huella en la ventana en la planta decimoquinta de un rascacielos cualquiera, la mujer que empezó a escribir este día ya no existe. No te obsesiones con la báscula sino sabes chuparla. Siento la necesidad de una muerte sobrevivida cuando me siento patético, aunque no tenga la culpa de tener predisposición a contraer enfermedades afectivas.

El silencio en una canción puede ser más acogedor que las personas.


Sin alarmas ni sorpresas voy vaciando tu carpeta, la agenda vacía, sin imágenes, sin mensajes, sin recuerdos. El corazón puede ser un vertedero que lentamente te mata, por eso prefiero ser todos los días que elegiste ignorar.

Todo bien. Como siempre. Cuando las cosas van mal es cuando me esfuerzo en no ser fiel a mi propia pasividad, con lo fácil que es seguir siendo uno mismo y dejar los cambios para otros. Lección aprendida. El otro día hablaba con una chica que no le gustaba la música. Me pareció extraño. Lo normal es que no te guste la vida, no las cosas que la hacen soportable. Hasta Nietzsche estaba de acuerdo. Recordemos la anécdota del burdel: sus amigos le arrastran a uno y él espera abajo. Divisa un piano y comenta: "La única cosa con alma en la sala" y soporta la experiencia afinándolo y tocando alguna pieza.

Sin embargo muchos de los síntomas de su precaria salud y posterior enfermedad concuerdan con una sífilis arraigada desde su juventud. Puede que la música no fuera tan importante a pesar de todo.

High and Dry by Amanda Palmer on Grooveshark

domingo, 6 de marzo de 2011

¿He ligado? Realmente solo ha sido una cuestión de vanidad entre dos. Bon Appetit. El circo de asfalto.

Salgo del trabajo a la una de la madrugada. Cansado. Voy a casa a ducharme. Mi plan es quedar con Andrés, antiguo compañero de trabajo, y visitar los antros que existen en este pueblo ajeno a la belleza. Recordar tiempos mejores y alejar los pensamientos suicidas recurrentes que me asolan como el eco de una casa vacía. A punto de salir me ponen el Skype, fiesta de Halloween, divertida, chicas guapas, con glamour y la sonrisa pintada en los labios. El efecto es inmediato: mi plan me parece tan lamentable que mis ganas de emborracharme se recrudecen.

Llego al lugar indicado y no viene nadie. Le llamo y, ¿qué escucho? Gemidos. Y un golpeteo rítmico –verídico. Vuelvo a casa y sigo leyendo a Epicuro. Noto como la depresión empieza a romper las pocas sinapsis sanas.
Un extraño canto de sirenas taconea el asfalto. Levanto la persiana y como en la más jodida teoría del caso veo a mi ex. Me saluda. Saldo al balcón y la invito a unas copas. Acepta. Situación surrealista, hace dos meses que ni hablamos.

01:45-02:30 Estamos hasta que cierran el local. Le acompaño a casa, vive en el mismo barrio que yo. No quiere salir más.
02:35 Andrés me llama. Lo siente, pero han surgido cosas que no le han permitido estar a la hora. Quedamos de nuevo. El frío aumenta.
Entramos en un local de salsa. Un matrimonio está discutiendo acaloradamente. La mujer le está golpeando mientras le llama cornudo y marica. Intento que me sirvan una copa antes de que venga la policía. Fracaso.

Siguiente local. Se me insinúa una mujer que usa el corpiño de su hija y que tiene una par de obscenidades escritas con roturador en los brazos. Mi amiga la botella me aconseja que no comparta mi copa con alguien así. Cierran a la media hora.
Sobre las cuatro menos cuarto entramos en otro, con la persiana bajada y todo. Conseguimos convencer al dueño para que nos sirva la bebida en vasos de plástico. Nos encontramos con más gente, músicos sin banda que nos invitan a sus conciertos y me cuentan que siempre hay tiempo para todo. El tiempo sobre cuando tienes veinte años, en mi caso sólo es polvo en un estante vacío al que ya no puedo llegar. Mi risa es desagradable, pero Andrés les convence para que nos lleven en coche.
Deben de ser las cuatro de la mañana cuando nos encontramos a Mauri. Está hablando solo por la calle haciendo eses y hablando de Jesús. Es la primera vez que le vemos pero le animo a que venga con nosotros. Andrés no está muy convencido, pero a mi los psicóticos que abusan de las drogas y el alcohol me parecen la mejor compañía. Pasa de las murgas cristianas cogiéndonos de la mano y recitando la Biblia a hablar de las mujeres como si fueran objetos a los que hace falta sacar brillo.

Conseguimos llegar a la peor zona de bares de Madrid mientras compartimos drogas y alcohol por la calle Esquilmamos a Mauri para que nos invite a todo. Esta totalmente descontrolado y entra a cualquier cosa con falda, incluido un tío. Casi nos pegan en dos ocasiones.
Sobre las cinco y media ya estamos en zona discoteca. Paso por todas las sensaciones. Seamos francos: me siento un carroza. La bebida hace efecto a ratos, noto mi afonía. Me encuentro con un par de conocidos, pero huyo de ellos como de un espejo desenfocado. Mis compañeros más que ligar molestan. Todo es tan mundano, vulgar, triste, lamentable. Ahora se dedican a hacerse fotos con las chicas que les agradan. Es ese momento de la noche en que no puedes seguir fingiendo que lo pasas bien, las visitas al baño ya no funcionan y el cubata es una excusa para no meterte las manos en los bolsillos y tumbarte en el suelo.

La noche finaliza, son cerca de las seis y media y empiezan a cerrar. Las mujeres son pedazos de carne incapaces de coordinar bien su salivación. Una chica empieza a rondarme. No hay visto Amelie, no conoce a ningún grupo decente, no entiende mis bromas. Se me echa encima. Magreo. Fricción. Encienden las luces. No sé como actuar. Intercambio de teléfonos. No quiere que la acompañe a casa. Está claro que con la luz encendida he fracasado.

A Mauri le hemos perdido. O está follando o le han metido una paliza. Su noche era de extremos. Nos vamos a casa en taxi.

Cuando llego a mi habitación todo me da vueltas. Malas noticias: he sobrevivido.

Who Wants To Live Forever by Queen on Grooveshark

jueves, 3 de marzo de 2011

Sólo tienes que decirme que me quieres. Nada más. Un excelso derecho de pernada digital.

La memoria juega malas pasadas a veces. Comprendo que las drogas de mi adultescencia han creado una brecha entre ciertos recuerdos infantiles y el presente, pero al igual que las cicatrices en la piel y los recuerdos de la niñez afloran con virulencia en la vejez, hay momentos de exaltación melancólica en los cuales, sin tener derecho, mi conciencia filtra sin rigor recuerdos sumergidos bajo capas de nostalgia inactiva. 

Estamos hablando, que yo entiendo que no estáis ahora mismo en mi cabeza- de aquella época gloriosa en la que no había Blockbuster y miles de videoclubs cohabitaban en cada barrio, lugares mágicos y entrañables donde podías pasarte horas y horas viendo carátulas de vhs intentando adivinar si lo que prometían esas sinopsis iba a convertirse en realidad –luego finalmente daba igual, es lo bueno de ser joven, todo es nuevo y hasta la basura mas repetitiva tiene un encanto especial-. En esta experiencia coincido con mi mejor amigo y con mi ex, que es ex porque antes era novia y eso implica que teníamos cosas en común. El caso es que yo por aquel entonces idolatraba a Sherlock Holmes, no he admirado nunca a ningún artista, músico o adulto, pero si que me he quedado prendado de personajes de libros o cómics. Me decía a mi mismo que lo mas importante en la vida era la inteligencia y quizá malentendiendo las cosas, ser un poco prepotente y tener siempre razón,. La parte referida a su misoginia, que fuera heroinómano, huraño, condescendiente, quizá un poco ajeno a todo, sin familia excepto su hermano Mycroft Holmes que tenia un talento superior pero que no quería salir del club privado, permanecía en alguna zona muerta de mi idolatría.

Como iba diciendo, estaba una de aquellas tardes que perdia merodeando en aquel enorme videoclub –ahora convertido en una copistería sin mas ápice de magia que blanquear el dinero de sus ilustres propietarios-, disfrutando de toda aquella imagineria que conformaba el mundo interior de mis tiernos nueve años cuando cayo en mis manos la película “El secreto de la pirámide”
 
Es una precuela que narra las aventuras de nuestro querido protagonista y de Watson. La vi dos veces seguidas incapaz de contener mi asombro. Una de las cosas que me llamo la atención, y es que antes si que era enamoradizo, no como ahora, que soy mas bien tirando a dependiente obsesivo, es una escena en la que –escenario colegio mayor ingles, donde irán los futuros lideres de la nación- están discutiendo durante una comida cual es el trabajo o el futuro con mayores posibilidades económicas o de prestigio: abogados, políticos, ejército son las respuestas mas repetidas; cuando llega el turno a Holmes ve pasar a Sofía Ward –sin mucho diélogo pero guapísima en mi recuerdo- y contesta: “No quiero vivir solo...” Todos le miran estupefactos sin entender la profundidad de su respuesta.
A mi también me llevo una vida entenderlo…

Al final ser hijo único provoca que parte de tu infancia se funda en escenas de películas. James Stewart dando un discurso en “Caballero sin espada”, Gremlins cerca de una ducha, Han Solo respondiendo a una declaración de amor con un “Lo se” antes de quedar congelado en carbonita, Leonard Cohen haciendo la entrada en una emisora ilegal, Madoka Ayukawa dando la doceava bofetada –injusta como casi todas- en el rostro a Kyosuke, Rocky perdiendo, Jack Nicholson volando sobre el nido del cuco, Ennio Morricone sonando una y otra vez, Conan buscando su venganza, Paul Newman comiendo cincuenta huevos, Elizabeth Taylor mostrándose como una gata sobre un tejado caliente, Ava Gardner bailando, Humphrey fumando, Katherine Hepburn echando a Cary Grant de su casa, el baile de los vampiros y su "Noche de miedo"…y tantas otras…
Años mas tarde -te has hecho mayor y sin darte cuenta tú corazón se ha ido muriendo-, vuelves a visionar las mismas películas, esta vez en formato dvd, y no puedes impedir que una mueca deforme tu rostro. A pesar de que hemos comprado el mejor cable y la pantalla más grande no es posible digitalizar la nostalgia para que nos emocione como antaño. El problema no es de las películas me temo, ellas no han cambiado nada.

Por eso me gusta mas el amor en el cine, es más puro en el concepto porque los personajes están congelados en su belleza utópica. No vuelven a la mesa de juego como en “Veinticuatro horas en la vida de una mujer” de Stefan Zweig, no hay desesperanza, no hay decepción, no hay realidad en suma. Y más para alguien que pensaba que Sherlock Holmes estaba vivo resolviendo casos en Baker Street.

Me encantaba Scott Summers. Hasta él ha cambiado. Dios mío…hubiera sido mejor morir a los veintisiete. Lo que , arruina lo que deseo.

Abrirse a alguien es la cosa más complicada que existe. Si, a todos nos acompaña esa verborrea robótica del alma, esa adulteración de lugares comunes, esas trincheras donde nos refugiamos sin cuestionarnos nada, vomitando opiniones aprendidas de memoria primero en casa, luego en el colegio y finalmente, cuando creemos tener un criterio ajeno, –que creemos propio por pura repetición sistemática- juntándonos con gente que ha llegado a la misma casilla que nosotros.
Pero de lo que estamos hablando es algo mas profundo, hablamos del susurro, de la infancia. De secretos, de infamias, del germen de las cosas que provocan tus incoherencias, tus misterios, tus desencantos, todas esas cosas que te cuesta asumir pero que, sin embargo, exiges que los demás acepten sin llegar a darles siquiera la oportunidad de entender.

Es comprensible esta actitud, es arriesgado mostrarte tan vulnerable, porque es un salvoconducto a tu autoestima, es mostrar los hilos –pocos y finos- que mueven nuestra psique. Al final nos rendimos, hay mucho daño acumulado, hay rencor, decepción, desconfianza. Creamos un muro de lamentaciones donde van nuestras frustraciones y las ajenas. “Yo soy así, y no puedo cambiar, acéptame o vete” esgrimirás como muletilla ante cualquier discusión. Y puede que me vaya. Y puede que haya lagrimas en mis ojos que tu no podrás valorar porque también lloras, desconsolada, en esa habitación de hotel, mientras te balanceas acunada por una nana que tarareas sin saber muy bien porque, quizá porque era lo mismo que hacías cuando tus padres, ajenos a ti, discutían en el cuarto de al lado de esa casa tan escasa de amor que fue el hogar de tu infancia.

Domingo astromántico by Love of Lesbian on Grooveshark

miércoles, 2 de marzo de 2011

Masoquismo y falta de dignidad.

Enhebro calientes agujas de esperma mientras... guardas mi desgarbado amor en tu bolso, me quedo solo con el reloj contando muertos con su tic-tac, gradas llenas de zombies que buscan un vencedor, números que merecen la fosa común, polvo de esperanza en jaulas de cemento, ojos oliendo a cruz quemada sin resurrección, ese surco de sangre que deja la tos de mis palabras, muletas de espaldas con forma de adiós, corona de vino secándose al fin en esta ensoñación de frenopático, con las paredes resbalando como orugas en cuchillas afiladas, el perro despedazando esa vieja muñeca de trapo que es mi alma. Las palabras bonitas, como las mujeres, se arrugan y mueren al fin.

***
Tú, si tú, el corazón apenas me molesta pero tu lascivia esta dañando otra parte. Soy un ser lleno de sentimientos -todos referidos a ti. Llámame cuando quieras darme un beso de amiga y hablar… sólo hablar. Suelen ser los mejores preliminares.

Ahora estoy practicando delante del espejo como decirte que no. Resultará difícil que lo consiga, eres irresistible. Un beso.
Y escribe algo, lo que sea, que me siento culpable... hay muchas formas de decir las cosas, no lo olvides querida Gretel...-espero que te guste la canción.

You're the First, the Last, My Everything by Barry White on Grooveshark