martes, 30 de agosto de 2011

Mischief. Mayhem. Soap.

El ser humano es eminentemente estúpido, si no, ¿por qué boicotearse a sí mismo? Es como no estudiar para un examen importante, el motivo concreto es inasible, quizá no soportas la presión, miedo al fracaso, debilidad, falta de disciplina, inseguridades.

Conoces las consecuencias pero aun así escondes la cabeza en el suelo. Estamos rodeados de secuelas.

Las resacas son depresivas, pero con el estado anímico descompuesto son autenticas venganzas existenciales que provocan pensamientos extraños, alienantes. Pensamientos vergonzosos por los que me siento fascinado por primera vez en mi vida. Llevo consumiendo alcohol desde el miércoles en cantidades cada vez mayores. El último contacto humano fue a las siete de la mañana haciendo reconocer a una mujer que su marido no se la folla bien, que la prepotencia de su coqueteo es una ilusión porque tampoco tiene mucho que ofrecer. Pago rechazo con rechazo como un alma desalmada. La dejo en su coche borracha y me voy a casa.

Intento dormir la resaca, pero mi barrio no es feliz, las cucarachas humanas se dedican a gritar su soledad, a golpearse entre si con objetos romos de vocación. Engullo algo reciclado a media tarde. No me sentía con ganas de leer o de escuchar música, escribir, buscar trabajo. De nada. Voy a tener problemas graves para pagar el alquiler este mes y perdí el móvil. Pero es algo que no me preocupa realmente, sé como relativizarlo. Sin embargo la única forma que tengo de protegerme de este balbuceo del alma, de estas heridas en la autoestima, es acostarme e intentar dormir.

El viernes recibí dos llamadas de la innombrable. Estaba acompañado y no respondí, pero ahora pienso en ella, en como estará después de estos meses de silencio. Me hace elegir de nuevo -maldita sea- y elijo con bilis la soledad. Le dije el año pasado: "has perdido una de las mejores oportunidades de ser feliz de tu vida".

Me gustan las despedidas melodramáticas, aunque sean trampas transcendentales que te atrapan a ti también haciéndote dudar en la nada inconsistente de la nostalgia de lo que nunca aconteció.


Our Mutual Friend by The Divine Comedy on Grooveshark

viernes, 26 de agosto de 2011

Rorschach echa un polvo.

La única mujer que me consideraba guapo es mi ex, y creo que es un efecto entrópico de su mente luchando por superar la experiencia de nuestra relación, una especie de secuela del síndrome de Estocolmo. Esto unido a que en mi último viaje de avión me obligaron a pagar dos plazas por razones de peso, me hace pensar que no soy bueno en las distancias cortas.

No me enfado por ello, la sabiduría que me da el fracaso me hace tomar pequeñas decisiones que algún día reverdecerán en grandes conquistas. O bien en un viaje a Tailandia para comprobar tarifas internacionales.



Pero no estábamos hablando de mis problemas de tiroides o de mi pene, cada vez más oculto entre pliegues y pliegues de grasa, no, bellas damas, de lo que aquí se habla es de llevar a una mujer al catre, o de masturbarse en el intento.

Pero desgraciadamente había quedado ya con todas las mujeres de mi trabajo -las plataformas de teleoperador son donde anidan más féminas por metro cuadrado de ahí mi elección-, y no había conseguido ningún resultado, bueno, miento, algún bofetón y cumplidas deudas contraídas queriendo mostrar un nivel de vida ajeno a la realidad.

Heme aquí entonces en las fastuosas fiestas de San Sebastian De Los Reyes, famoso pueblo de mierda por sus encierros –con esto digo todo- donde la lubricidad de jóvenes vestales en el césped se combina con el olor a basura, perrito y algodón de azúcar. Naturalmente estaba solo, mi último simulacro de affaire estaba siendo penetrada por el macho alfa de turno en el asiento trasero de un coche. Yo no tenía coche, pero me gusta andar hasta que me canso. Desilusionado -era ya de madrugada-, compré una bolsa con costillas de cerdo, la versión masculina del helado de chocolate. El plan era encontrar alguna borracha con los sentidos aletargados a la que poder acercarme con la suficiente rapidez para que no gritara o saliera corriendo pidiendo ayuda.

De pronto un brutal golpe me sacó de mis pensamientos y casi provocó mi caída. Pero la imagen de las costillas desperdiciadas en el suelo hizo que recobrara rápidamente el equilibrio y me irguiera dispuesto a enfrentarme, como una madre defendiendo a su camada, a aquel poderoso ser que había podido cambiar mi gravedad tan fácilmente.

Era una mujer de una belleza sin igual, vamos, que era fea, enorme y fea para los amigos. Riadas de carne que acompasaban las mías como un reflejo de espejo deformado de circo. La llame Eva porque le ofrecí inmediatamente una costilla con la ceremonia de una petición de mano. Mi querida Eva cogió directamente la bolsa y como una plaga de langostas las fagocitó en pocos segundos, en una exhibición de poder que solo la gente sensible y empática sería capaz de percibir. Luego, con esas manazas llenas de grasa, se limpio en mi camisa en un abrazo demudado.

No estoy acostumbrado al contacto físico y enseguida tuve una erección. Ella se santiguo, y con ira zulu agarró mi paquete y me gritó que era un pecador y que no me dejase llevar por mis instintos. La giganta, esta valkiria desproporcionada, apretaba con rabia entre imprecaciones religiosas y  estuve a punto de desmoronarme en uno de esos tránsitos místicos que la apocada Santa Teresa de Jesús refiere pero que solo eran producto de su anemia sexual.

De alguna forma llegamos a mi casa, solo sé que intenté penetrarla y algo de fricción hubo, quizá entre sus muslos, unos segundos maravillosos antes de que empezáramos a entrar en el campo de la asfixia erótica, es decir, ella encima. En algún momento me desmayé y sentí su violación, pero era sexo, algo que había esperando durante años, décadas incluso, y de lo que podría hablar cuando tuviera amigos. Y bueno, no estuvo mal, no tenia mucho con que comparar, quizá logré correrme a pesar del dolor, tengo un recuerdo difuso, solo sé que le dije que la quería y me dio una buena bofetada acorralando al romanticismo y disparando a matar.

Luego me enteré de que era una Kiko, ya sabéis, ese grupo de mierda ultraconservador, esa secta amparada por Benedicto XVI, el que fue compañero de Günter Grass amigo de las SS. Siempre hay barreras para el amor, no solo el condón, la primera era un diezmo que me exigían, luego tenía que irme a Asia a evangelizar chinos. Joder, no pintaba muy bien. Personalmente el tema secta no me parece mal, pero alguna que predique el amor libre y que no mande a las mujeres a clausura.

Y ahora, antes de irme en busca de nuevas aventuras, con ese dolor difuso que ha transformado mi pene en algo amorfo y amoratado, pienso en esa frase que leí en alguna parte: si me cortas las alas volaré con los cojones…o algo parecido, la bebida tiene también su coste nemotécnico.

Besos y abrazos, y ya sabéis: ojos cerrados y piernas abiertas.

Un buen día by Los Planetas on Grooveshark

jueves, 25 de agosto de 2011

Breve pero intenso.

No me lo puedo creer: a punto de besarla, una oportunidad donde el cinismo estaba en terreno desconocido, y de pronto suena esa canción de fondo en esta puta feria olvidada de la mano de dios.

Nota mi duda -como no notarla- y en sus ojos se trasluce mi fracaso, la oportunidad perdida, la lucidez volviendo por sus fueros. Ni siquiera me pregunta que ha pasado, para ella era uno de los momentos, uno de tantos que hay que superar para poder paladear el origen del mundo. Y ahí, en las prostimerías de mi fracaso, noto como ya no hay marcha atrás, miradas esquivas, pezones desmarcando su contorno, la sangre volviendo a su lugar establecido.


Todo se pierde en un instante, instantes que acercan a personas que no tienen nada en común. Sólo encontrarse en un bar a una hora determinada, tener una mirada triste, una copa más, viajar juntos, sonreír en vez de mirar al suelo, comprar una rosa para una amiga, ayudarla su primer día de trabajo, llamar a las cuatro de la mañana y que este despierta. Llamarla otro día y que siga igual de encantadora, compartir una mesa en un restaurante abarrotado, un gesto protector, proyectos. Sueños inconexos que se comparten, química desbordándose en una noche de verano, inercias, conexión, ¿Cuántas veces lo sientes y lo dejas marchar?


Tampoco es tan importante, hablar, hablar, hablar. Cualquier mendigo existencial que ha resistido el paso del tiempo tiene una base de vivencias susceptible de aguantar unas horas de conversación. Solo somos datos, datos, datos. Pero, ¿y cuándo se produce el contacto? ese juego genético de expresión corporal -todos lo hemos notado-, esas miradas largas y brillantes sin palabras, ese cogerte del brazo casi accidentalmente, o acariciarte la nunca mientras te susurra alguna confidencia al oído, caza y seducción, caramelizando las palabras, vendiendo algo inasible en realidad, pero con esa sutil invitación a la intimidad trasluciéndose de fondo.


Entonces, por primera vez en la vida, me sublevo contra la fatalidad de mi destino y la beso de improviso.

El bofetón me saca de dudas: estos mojitos están jodiendo mi percepción de la realidad.

mi suerte by Vetusta Morla [aticus] on Grooveshark

miércoles, 24 de agosto de 2011

Elemental, mi querido Rorschach

Habitación con olor a comida, sudor y animal muerto. Rorschach de pie en ropa interior gesticula ante el espejo, Erika tumbada en la cama fuma su desaliento entre las sabanas rancias. La única nota de color es un foulard azul enroscado en el cabecero junto al resto de ropa femenina.

Rorschach: Bueno Sherlock, ya sabes que te admiro ¿Qué piensas de todo esto?
Sherlock: El truco es una solución al 7% de cocaína. En cuanto a las mujeres, hazme caso: no merecen la pena, son –y perdona la pausa dramática me tengo que inyectar – un despropositito sin talento, no es misoginia, es que desconfío abiertamente de ellas. Quédate solo.
R: Intentaré hacerte caso, eres la persona más inteligente que conozco…
S: Elemental, mi querido Rorschach.
R: Tú nunca dijiste esa frase…
S: Hay que estar a la altura del mito, ¿Te preparo un chute…?

Erika: ¿Puedes dejar de hablar solo? Me pone nerviosa…
Rorschach: Tienes la molesta costumbre de interrumpirme. Ayer estaba hablando con Hemingway y estaba a punto de convencerle para que alejase la escopeta de su cabeza. Nos estábamos tuteando una vez llegado al acuerdo de que el Viejo y el Mar era una puta mierda sobrevalorada.
E: Tu mente esta muy dañada y aun no he encontrado ninguna excusa en tu biografía.

Rorschach pone la radio -suena algo de música clásica- tira la sabana al suelo y mira el cuerpo herido de Erika con una sonrisa.
R: Me encantan tus quemaduras, aun no me has dicho como fue el accidente, algo extraño seguro, solo tienes quemado el torso y parte del cuello, ni extremidades ni cara, únicamente tus amantes pueden disfrutan del espectáculo. Me encantan tus pechos, es como si hubieran apagado miles de cigarrillos en ellos y tu espalda es una región de tatuajes volcánicos.

Erika recoge la sabana y se vuelve a tapar.
E: Eres un puto loco, un acomplejado, casi diría que solo te gusto por mis cicatrices.
R: Tú eres la insegura, estamos en un mercado de carne, solo tienes que revolotear de madrugada en cualquier local y pedir tu ración de sexo, barra libre para tu vagina. Sin embargo yo te quiero, eso es más difícil de encontrar.
E: Sí, es una lastima que hables con gente muerta y que tu mayor aspiración sea seguir en esa mierda de empleo de horario nocturno.
R: No nos enfademos, llevamos solo tres días de relación, ¿Vemos alguna película, compramos algún libro, follamos?
E: No me gusta últimamente como me follas, buena banda sonora, intensos preliminares, pero luego me siento como tu hermana.
R: Me veo incapaz de hacerlo de otra forma la verdad, no sé si es porque te quiero o porque tengo algún episodio oscuro en mi infancia que me impide golpearte mientras te llamo puta.
E: ¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha concluido… te voy a dejar por ese motivo, necesito violencia en la cama, necesito sodomización verbal, que alguien pierda el control sobre mi. Lo siento, era cuestión de tiempo.
R: Te comportas como una zorra pero ya estoy acostumbrado. Adelante, busca tu felicidad a pesar de mí.

Erika se viste con su conjunto de lencería rojo mortalmente atractivo. Ya esta fuera de mi alcance. Se despide. Adiós. Adiós…
La angustia sobrevuela la habitación, no podré olvidarla jamás, no podré superarlo nunca, cada pequeño detalle enquistado por la magia del amor en mi cerebro, convirtiendo cada fetiche en un altar. No importa si han sido tres días o treinta años, algo transcendental ha acontecido y merece mi respeto perpetuo.

R: Siento tus pies desnudos taconeando mis pensamientos, luz asperjada en el aguacero de mi cara, la nostalgia de tus manos convertida en sombras chinescas de un desamor encanecido…solo fuimos un momento de ternura, mentes farfullando sobre el orgasmo, camisas de manga larga ocultando el delirium tremens de una obsesión…fuimos como…como…

Desgraciadamente mis intestinos no entienden de poesía ni desgarros sentimentales y una violenta necesidad diarreica hace que doble las rodillas por los retorcijones. Me muevo rápidamente hacia el baño pero el destino tiene a bien de humillarme de nuevo: no hay papel higiénico. Mierda. Miro asustado la habitación ponderando las posibilidades, se acaba el tiempo. Pero allí, en ese rincón, la esperanza se viste de azul. Y con el hermoso foulard en las manos me dirijo al baño pensando en aquella chica del trabajo y cuanto costará emborracharla esta vez.

Just Like You Imagined by Nine Inch Nails on Grooveshark

domingo, 21 de agosto de 2011

No te quiero. Te jodes.

La vida, ese regalo titánico, frases hechas -meandros de orín- con el Carpe Diem a la cabeza, esa responsabilidad con los demás, con los muertos y con los vivos. No, disculpa, aquí el problema no es ser un cristal roto que brilla por ti –como un satélite moribundo- pero que solo puede amarte en la oscuridad. Hablamos de palabras que mienten a destiempo, como tus besos, tan hermosas que transpiran junto a tu cuerpo pero causan esa frígida desempatización en tu alma.

Mi muñeca desangrándose cubre de sonrisas mi ánimo, como soñar despierto con una herencia millonaria, sí, así sí, o todo o nada, ahora o nunca, luchar o morir, esta edad no sobrevive a las tibiezas. Quiero mi legrado existencial, como un mono de circo en un zoo destartalado pidiendo su recompensa por haber divertido al público durante años.


Pero así son las fantasías, como un orgasmo efiterno, el efímero placer de un sueño eterno de princesita ensayando diálogos ante el espejo, para irse desmoronándose en flecos de desilusión. Al final prima el estoy cachondo en moteles de carretera, con las ratas royendo tu vestido de novia. Y así seguimos, sobreviviendo en esta fosa común de despojos y olvidos, ¿Qué más da? Morir solos, follar solos, la compañía esta sobrevalorada.


Al menos no tengo fantasías de violación como esas vaginas floreteadas de romanticismo que se retuercen a oscuras en su cama, sólo conservo pequeñas quimeras donde conjugo mi onanismo adolescente -gañan, vulgar e insulso-, con mujeres prepago.

Pero hoy, ahora, cuando no puedo dormir, cuando saco las botellas escondidas, amargas y calientes, cuando me escondo escribiendo hundiendo mi recuerdo en tu pubis -cojones, colgajos de enfermedad blanca-, literaturizando un contexto sin transcendencia, como la soledad que sientes cuando te penetro, es ahora cuando acuchillo masoquista mi sensibilidad con mierda digitalizada, con un grito, con el sonido de ella ahogándose, puños, grilletes, animales disfrutando de una trilogía, mujeres violentadas en potros, dilatando, abriéndose en penosas violaciones de transexuales, cosificándose en una guerra eviterna. ¿Qué fue antes, la demanda de una perversión nueva o el contrato sin escrúpulos? No moralizo, no jodamos, solo lamento mi viudez del softcore al estilo “Cinco horas con Mario”

En una carta a uno de sus amigos Byron recapitula sobre sus conquistas, y aparte de hacer una relación de sus nombres comenta: ”algunas de ellas son condesas, otras esposas de zapateros, unas son nobles, otras de clase media, otras de clase baja… y todas putas” He aquí retratado a uno de los creadores del movimiento romántico ingles, un galán.

Sin embargo Kafka, con esa incapacidad para ser feliz o disfrutar del sexo, nos reserva la siguiente anécdota. Se encuentra a una niña en la calle llorando, había perdido su muñeca. Kafka le saca de su error “no, la muñeca se ha ido de viaje, incluso me ha comentado que te enviará alguna carta explicándote sus aventuras” la niña se queda tranquila y de pronto, en las semanas siguientes, recibe cartas –de la muñeca naturalmente- donde esta le cuenta sus viajes, como se enamora y, finalmente, se casa. La niña queda feliz totalmente fascinada por la historia. Kafka muere ese año.

28 Days Later by London Music Works on Grooveshark

miércoles, 17 de agosto de 2011

Suripanta

Alborada noctívaga. Suspiro oximorónico. Hoy es un día de esos, de los malos, de los de desamor y melancolía. Porque sí, lo reconozco, lo de Laura me ha afectado. Se queda con mi pasado mientras la borro de mi red social ¿Un paso adelante? Más bien una chorrada, como un eunuco coleccionando pornografía.


Y es por ello que todos estos temas sobre el Papa y la subida de precio de los transportes, la crisis económica que esta provocando America, etcétera me son indiferentes, llevo años sintiéndome como alguien enjaulado en un zoo llamado España donde los políticos se encargan cada cuatro años de echarme cacahuetes y limpiarme la jaula. Sin margen de acción. En Londres simplemente son violentos, y aunque el viernes pasado mataron a navajazos a un tipo antes de la hora de la cena en mi maravilloso guetto, todavía no siento esa pulsión en el dorso del cerebro pidiendo sangre. Soy tibio de vocación.

Estoy intentando quedar con mujeres de Madrid a ver lo que sucede. Estamos hablando de mujeres que ya me conocen. Que han superado ese primer trámite visual que conlleva mi sobrepeso, la mirada de loco y las cicatrices en mi cabeza por aquella lobotomía que intentaron practicarme de pequeño.

Soy raro, soy ese que esta obsesionado con la biografía de Van Gogh, o que se levanta de pronto de la mesa y dice “Soy un genio, aunque sólo yo lo sé”. Pero nadie ha leído a Bukowski y los condones estriados caducan sin decoro.

No hay nada que hacer, no buscan mi alma ni yo la suya. El alma es fluidez, el alma es llorar sentimientos, es apretar el acelerador cuando ves el callejón sin salida buscando un bonito accidente, el alma es la calidez de un abrazo por detrás mientras murmuras sigues tan guapa como siempre Pero no, ahora no hay eso, solo hay condones dispuestos en fila, como ejercito invasor, dispuestos a llenar huecos, pero no los del alma claro esta.

Porque sino tienes valores, sino crees en Dios -ni en el puto Papa-, en la familia, en un trabajo edificante, en la sociedad, en una bandera, ¿de donde sacas las fuerzas si ni siquiera te caes bien?

Ahora solo intento amputar la luz de estas luciérnagas existenciales gracias a la bebida, mientras ellas, ajenas a mis esfuerzos, bailan como tijeras bajo mi piel y abren –puñeteras- surcos de memoria sin mi permiso.

Buscando una luna by Extremoduro on Grooveshark

martes, 16 de agosto de 2011

Decadencia Real

Idolatrarte, despreciarte, amarte, odiarte, soñarte, olvidarte, tatuarte, quemarte, necesitarte, abandonarte, evocarte, azotarte, arroparte, delimitarte, reivindicarte, negarte, liberarte, denunciarte, respirarte, atormentarte, enriquecerte, parasitarte…al final me despido destruyendo tus mundos alternativos de felicidad, sin invitarte a Tiffany, boicoteando tu recuerdo a pesar de intuir que eres más real que esa puta que se desnuda y me enseña los pechos ahora.
Porque sólo tú inmolas mis sueños, sólo tú entiendes de paraísos perdidos. Joder, es posible, aunque ya sea demasiado tarde para heroicidades, que te quiera de verdad.

Pero dejemos Amelie, quería hablar del telediario. Sí, ese universo Lovercraftiano de sucesos, un fresco de odio, como si la mente del ciudadano medio se estuviera resquebrajando y esa acumulación de dolor y frustración explotase, no en forma de cáncer o suicidio anónimo, sino con la máxima expresión de violencia hacía su entorno.

Quizá exagere, quizá solo quieren provocar miedo, insensibilizarnos ante los cambios, enajenarnos con el agravio comparativo. Pero a veces subyace la sensación de que el individuo que no entiende porque no te corres tiene licencia de armas. Tenedme en cuenta, aunque este loco nunca os haría daño fuera del ámbito sexual.

Coño, divago y en plan victimista, ¿cómo he conseguido lectores? Hablemos de mis vecinos, de esas hermosas estampas familiares.

Mi vecino del Segundo A tiene una hermosa familia: su hijo le ha perdido el respeto, su mujer le es infiel y se gasta su dinero en el bingo -lo sé por mi madre, que entre mujeres no hay secretos. ¿Él es consciente? Sin duda, pero ahora su prioridad es bajar de los doscientos kilos, pero el maldito destino y su sobrepeso le han provocado un problema de corazón que le impide bajar las escaleras con normalidad y salir al exterior, por lo que su plan maestro frisando los cincuenta es conseguir una pensión de invalidez. Siempre me entero de los partidos de futbol y los resultados en tiempo real gracias a sus gritos y sus salidas al balcón emocionado. Creo que me aprecia y todo.

De los del Segundo B no hay queja: están muertos, aun nadie se ha atrevido a alquilarlo.

Tenemos a la del Tercero A, unos setenta años, pequeña…muy pequeña en todos los aspectos. Estuvo aterrorizando a su marido media vida, todos somos especiales, pequeñas cagarrutas alineadas con una capacidad innata para joder la vida a los demás, un pequeño don repartido equitativamente que algunas mujeres afilan al máximo. Su marido era un asiduo del bar, no sabemos si aquí existe causalidad o era solo un síntoma de infelicidad, pero recuerdo como las broncas y los insultos amenizaban las comidas en verano cuando amenazaba literalmente con tirarle por la ventana, cada cual tiene su forma de soltar adrenalina.

De pronto el marido muere, el pobre borracho al que siempre zarandeaba, callado, tranquilo, arrastrando los pies en silencio desaparece tal como vivió: sin apenas un sobresalto. Y mi querida vecina pierde la cabeza. Se le olvida cual es su piso, comer, sale en camisón a la calle sin llaves. Al final tiene que venir unas de las hijas mayores a vivir con ella. La razón de su vida había desaparecido. Eso sí, cuando llama a mi puerta, esperando ver a no sabemos quien, se me muestra sonriendo. Joder, es una sonrisa de niña pequeña como si ahora su boca hubiera descubierto esa habilidad y la mostrase limpia y pura sin adornos, una mujer a la que nunca he escuchado reír, con el rostro humanizado por la senilidad, pero que solo me provoca desasosiego.

Los del Tercero B… La mujer ronda los cuarenta, tienen una hija autista. Esta casada con otro asiduo a los bares. Durante un tiempo estuvo intentando envenenarle hasta que el buen hombre fue al medico y los análisis dieron unos resultados un poco extraños. Lo de los análisis lo sé porque hizo copias y las repartió entre los vecinos, mi copia concretamente la dejo en el buzón. Por si le pasaba algo. Estuvieron al borde del divorcio (¿?) pero ahora, después de dos ictus se limitan a discutir y romper cosas, de forma muy civilizada, los martes y los jueves. Otro ejemplo de que el amor es capaz de superar cualquier dificultad.

Y hay más, muchos más, un puto guetto de infelices a los que no puedo juzgar porque formaba parte de ellos hace apenas un año, ahora también claro, pero la soledad siempre es más digna y menos ruidosa.

Recordad: no hay nada peor que un demasiado tarde.

Pyramid Song by Radiohead on Grooveshark

domingo, 14 de agosto de 2011

Chorrada

El trabajo es una infamia, han retirado las maquinas de café porque había una colonia inmensa de cucarachas insomnes que planeaban invadir el resto de la plataforma, han puesto unas cajas de plástico con llave rodeando los controles del aire acondicionado para que no practiquemos el libre albedrío y nuestra insana querencia a no resfriarnos en verano, si quieres abandonar tu lugar de trabajo para expresar libremente tu opinión y dejarla como recuerdo en el baño tienes que pedir permiso y a veces ¡no te lo conceden¡

Maldita sea. Estamos condenados al fracaso. Yoigo es una infamia, es una degradación del individuo, es una ausencia total de soluciones, es una alerta por desprendimiento de inteligencia, es una falaz propuesta de matrimonio en las Vegas con un transexual, son bases de datos de oligofrénicos incapaces de encontrar la tecla almohadilla en un móvil, es encontrar una mujer que me indica que solo se es una verdadera mujer cuando eres madre, es explicarle para que sirven las bolas chinas sin éxito, es la oficina de la tregua, un lugar donde el embrutecimiento, la tosquedad, la línea difusa entre lentitud y estupidez no hacen mella sino que compiten sonrientes con el devenir de los años, años de postergación, años sin futuro que se suceden sin dejar huella en contraste con esas horas mojadas en brea que anclan el animo.


¿Es una sonrisa lo que veo en tu cara? Bien, conseguirás un ascenso, podrás pulir y rumiar cada segundo de desencanto, cada suspiro como una nota desafinada que adormece el latido de tu cerebro. Sigue sonriendo, nos merecemos mutuamente.


The National Anthem by Radiohead on Grooveshark

sábado, 13 de agosto de 2011

Resortes existenciales

No es de extrañar que me de por escribir, después de Barcelona la quemazón en el alma me impide caer en la apoplejía del zombie, en ese duermevela de la conciencia que te permite seguir respirando en el deposito de cadáveres, en esa rueda de noria que empujamos día tras día, sin más legado que mearnos en las brasas de un campo de concentración.

Leo a Kundera y me recomienda desde sus líneas a un compatriota Leos Janacek, con unas maravillosas composiciones de piano que brindo a mi vecina, ahí quieta de nuevo, observando la nada con cierto asco. Todo es perfecto, quizá falta esa mujer sumisa buscando mis zapatillas mientras me roza el paquete con sonrisa de zorra.


Quizá debería revolcar mi dependencia en una puta, de esas cariñosas que te dan charla antes y después, alargando la media hora de su cliente fijo. Para eso tendría que trabajar más de media jornada, el amor es caro.


Las mujeres tienen fácil su legado, concibiendo, amaestrando a sus pequeños tiranos ingratos. Vivimos en un puto matriarcado y ellas, tan listas para todo tipo de sutilezas, todavía no se han dado cuenta, simplemente esperan como una maquina bien lubricada a que el amor se haga carne, como si el milagro de la erección ante una belleza dudosa no les pareciera suficiente.


Digresión. Me gustaría hablar de mi primera novia: se suicidó. Ya me imagino a esa caterva de anónimos que pululan por la red frotándose las manos con los lugares comunes. Pero vamos, que se suicidó años después. No tuve que ver, al menos conscientemente. Estuvimos juntos y nos tratamos mal, lo habitual a esa edad.

Con ella perdí mi virginidad en un cementerio. Creo que mis problemas de erección a partir de ahí están sumamente justificados, sí, el rollo romántico todavía me posee, pero hay una ciertas practicas perturbadas que salen a la luz en la tercera cita que aun no puedo dominar.

Fue como era ella, frío al principio, no solo por la lapida escogida o la brisa otoñal, y brutal al final, con mordiscos, arañazos, golpes y esas peticiones desbocadas para que me la follase con dureza, como a una puta. Le gustaba más el dolor que el placer. Me enseñaba esos surcos blancos cicatrizando lentamente en su antebrazo y sonreía, "Un tributo", ¿A qué? le preguntaba. "A mí misma. No lo puedes entender".

Su vida había sido normal, sin traumas, con unos padres amantísimos y protectores…no había explicación a su caótica existencia…quizá se conocía demasiado bien y no quería rechazar esa parte de si misma a pesar de las consecuencias.


Luego esas conversaciones sobre la muerte, ideas demenciales para alguien que frisaba los diecisiete pero un juego más de fin de semana mientras pateábamos los góticos de Madrid y volvíamos medio dormidos en el búho de las dos, ateridos en plaza castilla, dormitando confesiones, eligiendo el hombro izquierdo -¿o era el derecho?- para un tatuaje de Robert Smith. Recuerdo traducirle canciones de Depeche y The Cure mientras estábamos en mi casa y como ella se emocionaba.

No sé cuanto tiempo estuvimos juntos. Quizá cinco meses. Me dejó ella, naturalmente, creo que nunca he abandonado a ninguna mujer, incluso cuando he tomado la iniciativa han sido ellas quienes lo han provocado. Podría decir que hubo cierta elegancia en las formas pero no fue así, a la semana siguiente ya se la estaba chupando a otro en un baño de Argüelles. El amor, el amor…

Hubo un par de meses en los cuales mi orgullo se fue de vacaciones. Luego estuve casi tres años sin estar con nadie más. Joder, reconozco que estaba algo resentido, quizá asustado. Tenía demasiada libertad, me limitaba a quedarme en casa bebiendo o escuchando música. Para mí la selectividad fue como Woodstock.

Años después, en una de esas reuniones sociales en las que odias la vida, Antonio se acercó ávido de morbo y me soltó la noticia.
-¿Sabías que tu antigua novia se suicidó?
-No puede ser, ¿estás bromeando?

No, no bromeaba. Y como en estas cosas todos estamos al mismo nivel, la siguiente cuestión fue preguntarle cómo lo hizo.

From the Edge of the Deep Green Sea by The Cure on Grooveshark

viernes, 12 de agosto de 2011

La vecina

Dejando aparte la opción de la castración química siempre me llena de esperanza y tranquilidad mi vecina ¿nunca os he hablado de ella? Pues veréis, siempre he vivido solo, la típica renta antigua de dos pisos en la misma planta En uno yo, con mi madre soltera siempre trabajando, y en la otra la casa de mi abuela.

El caso que ella, que no sé ni como se llama siempre ha estado omnisciente, apoyada en el quicio de la ventana, mirando hacía los lados con pesadumbre, ya sea en batín, camisón o como sea. Su marido es un tipo que se pasea en verano sin camisa con un principio sin final de tisis que le obliga a toser de forma estentórea cada media hora.

Lleva así que recuerde desde que volví de Barcelona, unos cuatro años. Viven solos, a veces reciben las visitas de alguno de sus hijos. Siempre ha sido una infeliz, sale a la ventana más que por mirar fuera para no mirar adentro. También tiene la manía de sacudir manteles, escobas o cualquier cosa por la ventana. Este último año he puesto la mesa del ordenador orientada a la ventana, básicamente la tengo siempre delante cuando escribo, como el pájaro azul de Bukowski.


Realmente es una desgraciada, siempre lo ha sido, cuando criaba a sus hijos también se le veía un rictus contraído, ahora hasta su voz se ha transformado en un graznido que daña, altisonante, amargado y rancio. Toda una vida así, asomada a la ventana, sin cambiar nada. La gente infeliz se vuelve fea, no lo digo en plan superficial, es que sucede, su cara se llena de arrugas prematuras, su pelo pierde color, su ropa deja de estar ceñida. Es una transformación lenta. Ahora mismo me mira sin verme, con la mano en la mejilla, en camisón, con el pelo descompuesto y mal teñido. Mira hacía un lado, murmura. Le quedan todavía diez años, a su marido menos claro, con esa horrible tos. Una vida entera así, mirando por la ventana, esperando ¿el qué? ¿La felicidad? ¿Un cambio?

Es un barrio extraño, ningún comercio abierto, sólo un local de alterne al final de la calle, un barrio de gente hacinada y triste que espera la muerte. La tasa de suicidio es demasiado baja.

Ayer escuche llorar a una mujer. La pelota a veces rebota en vuestro tejado.

Piano Sketches No. 8 Unutterable Anguish by Vaclav Macha on Grooveshark

jueves, 11 de agosto de 2011

Nunca fui bueno con los finales felices.

Hay muchos tipos de talento. Follar con convicción es uno de ellos, los mejores polvos suceden cuando la tía te importa una mierda, así no te bloqueas y no te quedas agarrotado entre palabras y una almohada de cemento. Al final el mediocre se conforma con que se le piense en un recuerdo, como un poema que te turba por la noche y al día siguiente no le encuentras ningún interés.

La soledad también puede ser una llama, pero para mí es la forma azulada del no-ser. Considero, y no me llaméis pedante, que la poesía de la existencia esta en la digresión, vamos, que no tengo porque fabular si puedo simplemente divagar con empeño y una mano ocupada en mi polla. Me decía Agelasta –otro de mis amigos imaginarios- que no cuestionarse las ideas preconcebidas era la mejor manera de integrarse en la vida, de vivir. Mejor herido que dormido le contestaría un poeta. Mi respuesta fue beberme su copa, la mía y seguir mirando al techo, ¿aquí de que hablamos?, ¿De volar juntos, de mujeres etéreas? ¿De racionalizar? Pero racionalizar el qué ¿el fracaso? Es como si por ser gracioso creyeran que soy feliz, como ser irregularmente inteligente, como intentar intentar suicidarse


Me dicen que escriba un libro, ¿de que podría ir exactamente, de lágrimas de semen? ¿de un futuro sin amor?, ¿de la relación de amistad entre un paraguas rojo y una lámpara llena de polvo? Quizás haya que resignarse. O esperar a la madrugada que suelo escribir mejor, dentro de las limitaciones ya conocidas claro...

Precious by Depeche Mode on Grooveshark

miércoles, 10 de agosto de 2011

Eternal Sunshine Of The Spotless Mind

Hay que escribir algo breve para que la última entrada pase desapercibida. Y al despertar, si lo hemos olvidado, quizás no habrá final. Pero sigo recordando, aunque haya una botella a mano y el teclado, como un ano sudoroso, me sonría indecoroso. Lloraba mi cabeza las pequeñas traiciones de la vida real. Recordaba a esa puta que había visitado hoy. Si, las putas molan, tienen incluso orgasmos y las puedes besar en la boca, bueno, para eso las pagas, algunas con una cena escanciada en buen vino y a otras directamente después de correrte en su boca.

Como acariciar la soledad esperando que el universo conspire arreglándolo todo, y con esa misma inacción –que es acción- provocar una historia de amor que empieza en los títulos de crédito, unos escalones de carne a la nada, a la soledad mas desairada.
Hay que alegrarse por tanto y esperar a la siguiente, sin pánico escénico, practicando el mismo soneto, las mismas palabras, los mismos gestos en un ensayo y error perpetuo. Ella, tu único público, espera ansiosa que subas el telón para poder darte la replica...pero todo llega demasiado tarde.

Pero hablábamos de orgasmos, orgasmos sumisos, orgasmos fingidos porque no puedes creer que el sentimiento no venza a la carne, a la realidad, cuando descompuesto giras la cabeza sin aliento y no encuentras lo que buscabas, palabras sincopadas que se recuestan sobre un ideal vencido, contra una sonrisa de desaliento, no hay oportunidades, ni un reset, solo hay hedor a descomposición, a sangre, a error. Como parásitos con una vida demasiado larga.

Everybody's Gotta Learn Sometimes - Beck by Eternal Sunshine Of The Spotless Mind on Grooveshark

lunes, 8 de agosto de 2011

Laura

Hay muchas formas de contar una historia. Puedes coger una base real, verbalizarla, acosarla hasta exprimir cada sensación. También puedes dejarte llevar por los sentimientos, ¿Qué es más fidedigno? Al final la realidad es simplemente tu punto de vista macerado por una memoria imperfecta secuestrada por sicarios emocionales.

También puedes inventarla desde el principio, ni siquiera conocemos al autor, ¿Cómo fiarnos de él, quien es Rorschach, realmente es alguien de Madrid, es importante para disfrutar de la historia?

El viaje era un suicidio emocional, las cosas estaban claras: ella estaba con otro y yo había llegado tarde a todo, aunque realmente esta solo fuera una razón entre otras. Pero recordaba como nos habíamos encontrado, casi de casualidad, en medio de un párrafo de desamor, como habíamos empatizado con esa fragilidad, esa locura y como, durante meses, habíamos ido creando una burbuja romántica que nos protegía de todo y de todos. Cada vez que uno se sentía inseguro se acercaba a ese jardín privado y se apoyaba en el otro: era allí donde se querían, escuchaban música, hacían el amor. Todo bajo control, sin arriesgarse, sin ir demasiado lejos.

Pero al final ella, la que parecía más dependiente, salió al exterior y marcó los tiempos. La burbuja ya no le servía, le atrapaba y le impedía continuar. Y me quedé ahí, sin saber como continuar, más solo que antes.
Por eso necesitaba hacer ese viaje: tenía que confrontar la realidad, tocar el ideal, reconocerme en los ojos de ella, validar todas las palabras, todos los gestos fuera de esa burbuja, realidad contra ficción, comprobar que no era una locura lo que había sentido.

Cuando te vi me pareciste preciosa. Naturalmente no era la primera vez que nos veíamos. Pero habían pasado dos meses. Venías con un vestido blanco –como sabía que harías- y un maquillaje perfecto. Estuvimos andando ese primer día durante horas, haciendo la ruta de tus palabras, haciéndome partícipe de ellas, de tu vida, sintiendo como volvía la vieja afinidad, los matices de tu voz, como la risa se desbordaba hasta que, casi sin creerlo, me besaste junto a la playa. Y no me atrevía a dar un paso en falso porque no sabía exactamente cual era el camino que debía tomar.

Y seguimos jugando a este juego varios días, primero me hablabas de él y luego me besabas. Nada salía natural entre nosotros, solo a ratos, en suspiros de canciones que canturreábamos cuando nos mirábamos casi a escondidas, cuando nos abrazábamos y nos deseábamos un futuro feliz en un balcón, cuando subimos a aquel árbol, cuando gritaste en Arc del Triomf que se jodiera el destino y empezaste a espolvorear Chanel No.5, cuando te empotré contra una pared, cuando me dijiste que te besaba como a una hermana, cuando asegurabas que lo nuestro no podría funcionar nunca y luego, acto seguido, confesabas que estabas cachonda, cuando te llamé pidiéndote perdón y estabas sentada en un banco delante mío, cuando me tumbe en tu cama y me echaste una bronca como si fuera tu exmarido, cuando me hablaste de tu colegio de monjas, cuando me enviabas mensajes de reconciliación de madrugada, cuando nos bañamos de noche en la playa, cuando te pedí que te quedaras y cogiste un autobús diciendo que no era el día adecuado, cuando me llamaste y te hice llorar, cuando me besaste y luego me diste una bofetada, cuando me metí en la cama contigo y tu amiga, cuando me pediste que tocara la guitarra cuando solo sabía tocar el bajo, cuando me decías que lo tuyo con él no tenía futuro y luego te sentías mal por estar conmigo, cuando íbamos por la tercera cerveza y sonó Persiana Americana, cuando hablamos de mamuts, cuando nos besamos ajenos a todos y Ricardo puso Amelie rompiendo la magia, cuando...

Al final nos acostamos en el peor escenario posible: cansados, heridos, en un colchón en el suelo, en una habitación insalubre por el calor. Y sin embargo en cuanto nos tumbamos empezamos a magrearnos casi sin darnos cuenta. Empecé a besarte por todo el cuerpo, ese cuerpo que había deseado antes, esos pechos, ese redescubrimiento, los lunares de tu espalda, tu piercing, la forma perfecta de tus labios, tu cuello, tus ojos…
Enseguida tuviste un orgasmo entre gemidos acompasados por mis palabras. Porque sentía que eras deliciosa, que te quería, que tu nombre era mío como tu cuerpo esa noche, las palabras surgían y te acariciaba como si aun estuviéramos juntos en la burbuja.
Pero en algún momento la conexión se rompió: no sé si fuiste tú, o yo, el calor de la habitación, el dolor menstrual...pero sentimos la verdad: ya no era eso épico, maravilloso, acuciante que nos había poseído antes. Terminamos como lo harían los demás.
Me diste las gracias por ese momento y te abracé, intentando dormir así, sabiendo que era la última noche, aunque eso me lo confirmarías al día siguiente.

Nuestro último encuentro es en el aeropuerto. Te regalo un libro que luego me confirmas que te resulta deprimente. Hablamos de lo mismo una y otra vez. “Las cosas suceden por algún motivo -me dices-, juntos seríamos infelices, me odiarías, es mejor que no me haya enamorado de ti”
Me despido antes de embarcar. Me aparto un momento y no puedo reprimir un “Eres increíble” Bajas la cabeza y te abrazo con fuerza. Me dices que me quieres. Nos separamos. Te pido que te vayas, no me gusta alargar las despedidas, no quiero ver como te alejas. Naturalmente miro hacía atrás, y ahí sigues tú, observándome...hasta que finalmente te pierdo entre la gente. Ibas muy guapa.

Ahora cojo mi fetiche, ese lápiz que usaste para hacerte un moño, y pienso en ti, géminis con ascendiente piscis, añorándote terriblemente aunque a veces quiera matarte y otras simplemente dejarme caer al suelo para que recojas mis pedazos. Me despido de ti hasta que sea capaz de hablarte como amigo, sin pensar en esos labios perfectos que anudan mi alma, mi niña caprichosa, a tu rostro.

The end by Kings of Leon on Grooveshark

martes, 2 de agosto de 2011

Coños

Programa de televisión. Cualquier hora de la tarde. Presentador. Primer payaso del circo.

Rorschach: Hola, soy Rorschach. Hay recuerdos enquistados en canciones. A veces escribir transforma la ficción en partículas de realidad que se adhieren a tu psique, no es la vida real, sólo un punto de vista, pero la repetición contumaz puede convertirse en amor, la autoestima en un paredón donde hay un redoble de tambores. El destino puede ser muy cabrón si permites que siga decorando de mierda tus paredes.

Pero aunque lo sé, no puedo evitar seguir moviendo las palabras, en este juego en el que me has dejado solo, recreando historias indecorosas que lubriquen corazones o coños, quizá corazoños. Y es que todavía me dueles a pesar de mi mismo.

Celos. Eso es lo que siento. Celos… Celos que aturden, que desligan rechazo, que transpiran ansiedad cuando entre bromas cuelgo tu llamada y sigo escribiendo. El accidente ha ocurrido ya.
Sin embargo -tú lo sabes- si alguien te hace daño solo tienes que silbar y acudiré a tu lado, como amigo, como siempre. Aunque tu ciudad me aborrezca y solo te masturbes pensando en él…en mí nunca…

Aparece un subnormal con traje de presentador y echa al tonto de Rorschach del escenario con brusquedad. No ha tenido mucho éxito. El público mira hacia los lados sintiendo vergüenza ajena…

Presentador: Después de este exabrupto pseudo romántico, que ha provocado –y disculpen por la información- ganas de cagar en casi todos nuestros contertulios, pasemos a cosas mas importantes no sin antes aconsejar a este cabrón sin talento que deje de perder el tiempo escribiendo semejante bazofia y que se folle algún coño de una puta vez. O que hable con alguna mujer real porque da la impresión de que le sacaron de la incubadora demasiado pronto.
Ahora con todos ustedes Braulio el Gañan…un fuerte aplauso.

Braulio el Gañan: Hola, soy Braulio el Gañán, y he encontrado la clave de todo: El Coño. No en si mismo, sino su ausencia. Yo no tengo. Una tragedia. La aportación más importante en una relación no depende de mí. Solo poseo un pene, un pene pequeño que subordinado por fluctuaciones del riego sanguíneo me deja a merced de las propietarias de El Coño.
He tenido malas experiencias, pero siempre intento ser paciente, si ellas me dicen que ya me llamaran, espero, llevo haciéndolo cuatro años con Andrea, y solo dos con Anita. A veces he hecho guardia delante de sus puertas hasta que finalmente he podido hablar con alguna de ellas, pero frases como “el mensaje no me llego” o “he estado enferma y luego se me olvido” han terminado desanimándome. Puede que solo haya tenido éxito en dar esquinazo a mi inteligencia porque sigo esperando noticias de Andrea…que buena estaba…
La única vez que intenté tomar la iniciativa, aquella chica pelirroja de la discoteca Moebius me roció con un spray de pimienta mientras balbuceaba que todavía no estaba tan borracha. Son cosas que te hacen pensar. Crees que mañana será otro día, pero no, mañana será el día después de que una mujer te gaseara como una cucaracha por intentar besarla.
Otra estrategia es escucharlas, siempre me he encontrado con mujeres que son capaces de hablar durante horas, grandes monólogos sobre si mismas y El Coño con la única aportación de un “aha” o “sí, claro, tienes razón” encajados cada diez minutos por mi parte. Desgraciadamente son las que finalmente te sueltan “eres demasiado bueno para mi” o terminan la amistad de pagafantas por cualquier tontería sin importancia, mientras permiten que el macho alfa de turno les doblegue a base de latigazos de semen sobre su cara.

Cuando había perdido toda esperanza de encontrar el amor verdadero y vagaba por calles desconocidas sumido en la desesperación, me cruce con Lola, que con gran desparpajo me agarro el paquete con fuerza y me dijo: “Cariño, 30€ y te daré todo el amor del mundo”.
Esa frase me llego al corazón y de pronto todas las piezas encajaron: supe que tenía una oportunidad de ser feliz, feliz junto a ella.

Sé que muchas pensaréis que es triste y un fraude pagar por El Coño cuando follar es comunicación, un ejercicio de naturalidad instintiva mezclado con la capacidad para obviar toda educación social. Actuar como putos animales descontrolados en un ring de carne. Utilizad la metáfora que más os lubrique.

Pero yo, Braulio el Gañán, demasiado jodido ya por el insomnio, las resacas depresivas, los pulsos ansiolíticos del alcohol, por las drogas –que son alegría y autentico bienestar solo los primeros cinco años-, prefiero caer en esa violenta honestidad del trueque para salvar un poquito de dignidad –inalienable dicen- que vosotras esnifáis como si fuera soma liquido, como putas dosis de vanidad a mitad de precio que El Coño necesita para sobrevivir en perfectas condiciones.

Sé que en ese solaz de media hora semanal que, como único capricho, mi trabajo basura me permite, estoy poco a poco entrando en Lola, en su alma, en su corazón. Sé que debería follármela con la intensidad adecuada pero aun sigo en conflicto con las limitaciones de mi cuerpo. De todas formas esos veinticuatro minutos que sobran están sirviendo para comunicarnos más, ella me ha pedido dinero prestado para traer poco a poco a sus siete hijos y cuatro nietos a España. Y sé que a partir de ahí podré ser feliz junto a mi amor y su familia porque…

Presentador mirando el reloj.

Presentador: Gracias Braulio por la generosidad de tu testimonio. Hombres así es lo que necesita este país violado por las agencias de calificación externas. Hombres que no se derrumben ante la adversidad, que luchen por su felicidad, con pundonor, con ganas, con esencia a casta, a toro de Osborne, a carajillo, a casquería de matadero. Gracias Braulio, creo que todos hemos aprendido algo muy valioso hoy.

Aplausos.

(…)

Moldy Eye by Igorrr on Grooveshark