Me tiembla la voz mientras
camino, con el sonido del camión de la basura de fondo, por una serie de puntos
suspensivos en cursiva. Los ritos de cortejo provocan risa o muerte cerebral, pero siempre me he escudado en el triste analgésico de la aceptación
patológica. Miro mis muñecas, pienso en él, y da igual y duele a la vez, a fin
de cuentas todos seremos polvo dentro de unas décadas. Le amo como una
caprichosa niña a la que le tiembla la voz el día de su cumpleaños. Familia
desestructurada. Hay que combatir el sueño de alguna manera en esta noche masticable
de vino, idiotez y muerte. Dejadme sangrar.
Tu negación abriéndose paso
como un cuchillo de inaudible risa. Nos colonizó la modestia existencial de una
pizza que se enfriaba mientras discutíamos. Vencejos acuchillando el aire en Soylent
Green. Labios resecos, besos de cartón. Muérdeme, haz sangrar a las sabanas,
soy tu victima, un puto saco de genética desparramada sin talento que se convierte en una amante circunstancial.
Córrete. Córrete conmigo. Comparte
mi lluvia. Soy un coño quebradizo, un alfeizar de carne, un cuervo hambriento,
una mancha de fiesta en la pared. Y aunque el desastre sea evidente, miénteme,
escupe mi nombre, muérdeme, úsame, fóllame en el baño de cualquier bar.
Bésame hasta
que duela.
Madrid y el mar. A pesar de ser joven y
bonita hoy me siento infinitamente sola porque he perdido uno de mis calcetines
favoritos. Ni siquiera ese gesto de sorpresa y lubricidad al subirme la falda
ha conseguido que la noche mejore. Ni correrme en. He huido en cuanto la niebla
de la garganta ha desaparecido, sintiéndome como una retorcida fuente de vida,
blanca huella de lo efímero fluyendo analmente, deslizándose por mis muslos
rotos. El amanecer de un matriarcado con olor a alquitrán.
A veces me gustaría ser
una lesbiana que se enamora de hombres, que desbroza ansiedades escuchando
canciones tristes, atiborrándose de helado porque sabe que el mundo es tan atroz que es
imposible no enamorarse. Pero también vive en mí quien lo niega todo y se
revuelca en la pornografía nihilista y aséptica de internet, no busca salvarse
en besos, abrazos, o en esos leves mordiscos en los pezones que golpean el alma
como un accidente de trafico. Ahora, como punto medio, me hago fotos delante del espejo, quizás para demostrar que existo.
Contengo la respiración,
el silencio me aplasta. Intento distraerle entrechocando los cubitos de hielo del
vaso. El vodka hace un quiebro. Bailo un vals -o quizás sea un tango-, delante
de la ventana. Luz de luna, jardín inmenso. El sonido de ambulancias en Madrid rompe el
embrujo.
A veces pienso en ti, te
(d)escribo desde el manido artificio del lado frío de la almohada. Porque la
antítesis del amor no es el odio, pasión fea y mezquina que insiste en forcejear con la sensibilidad para no pasar desapercibida, la antítesis es la
indiferencia, terrible y dolorosa para cualquier amante.
Al final los sentimientos
residen en el estómago, no en el corazón; cuando el amor se rompe el corazón no
se inmuta, sin embargo el estómago se cierra y vomitas aire y vacío.
La niebla en la garganta
se sigue expandiendo, pronto, siempre demasiado pronto, moriremos todos de
normalidad.
La realidad no imita al
arte, la realidad se compra con dinero. Y a pesar de ello hay cierta belleza en
la destrucción, en el ruido de las balas de arena, en los caramelos llenos de
cuchillas de afeitar, en los frescos de sangre que forman los vasos heridos. Y
tu ser gotea, se escapa de mi boca formando un círculo de moho, como una mosca
analfabeta que se golpea una y otra vez contra el cristal de la ventana hasta
morir.
El día ha sido como una
mota de polvo. La luz de la farola entra sin prisa, no se inmuta ni finge
sorpresa ante el perfil del cuchillo. Noches ínfimas, toda la casa sufre la
falta de sentido. Incluso la nevera, en su lenguaje sintético de freón, purga
su llanto en forma de ruidos extraños, congelando su propio vacío. Ángulos
difuntos. Piensa, ¿cuántas cosas puedes salvar de la falta de milagros solo con
un poco de calor? Se ha acabado el Haloperidol y siento el ronroneo de los
buitres sobre mi piel. Mi mente sangra, pero intento fabricar mis alas con vino
y escarcha, con una mueca de carne y un par de silencios.
El amor, un virus, una
fiebre psicótica que nos reúne en la sección de congelados, con su cola de
espera, sus tickets descuento, su cadena de frío que no hay que estropear, su
caducidad, su sabor prestado que solo llena estómagos, animales-hormonas-orgasmo-niños-vejez-muerte-bucle.
Pero llueve. Dentro de mí.
Tengo tu número de móvil y
una historia preparada, seré de nuevo tu metáfora, la compresa donde vuelques
tu copa de vodka, la cara donde eyacules tu otoño mientras doblegas a golpes de
cadera la primavera de mi coño. No quiero ser tu pareja, ni tu puta, solo
quiero otra cicatriz. Sí, me lo tragaré todo. Ven, hazme daño. Duerme en mi
sueño, aunque después de follar la calma huela a muerte y volvamos a ser solo
carne sobria de pasión.
Después sola, como
siempre, pondré una lavadora y miraré embelesada como giran y giran las
sabanas, mi ropa interior empapada de ti, como se ahogan todos esos millones de
posibilidades de vida. Y a pesar de tan alegre genocidio, no podré evitar
desear, al menos por un instante, estar también ahí, centrifugándome y
limpiándome de toda posibilidad.
Deseabas mi voz, mi polla, sin apenas conocerme,
y de forma caprichosa manchaste de amor tus labios con un beso de puntillas.
Te regalé
sempiternos y me contestaste con efímeros, con angostas calles llenas de una
necesidad azul de ti.
Dibujé con tus flujos mi locura, tu placer, inmolé todas mis noches en tu boca, tus labios, tus pestañas,
en ese rio de vida que se desliza entre tus piernas.
Y cuando me abandonas no me queda nada, nieve, el sonido del piano en un burdel,
tu recuerdo secándose en el cenicero, los bares como ruta de rostros ahítos de melancolía.
En uno de ellos me
encuentro al amor, que me saluda como a un viejo amigo.
Le emborracho. Hablamos de ella pero apenas la
recuerda,
no me sorprende: nunca tuvo buena memoria.
Cuando cierran el bar le acompaño a mi casa y allí lo
apuñalo, junto a las perchas desnudas,
para que no vuelva a joder a nadie sin antes
desnudarse.
Me mira mientras se desangra: “Es la muerte o yo, mejor herido que dormido”
Le remato, naturalmente, ¿qué otra cosa podría hacer?
Quizás esté asustado
aunque no lo quiera reconocer; quizás sea incluso normal, la vida, las deudas,
el trabajo, las mujeres guapas que desarman con una mirada, la bebida.
Demasiadas cosas para una habitación tan pequeña. Sigo fumando, otro viejo
habito adquirido, otra puta dejando su cicatriz tras el abandono. Pero me gusta
este sabor opaco que agarrota la garganta, me gusta recrear con el humo cierta
elegancia de película en blanco y negro, quizás el ambiente sea importante antes
de la paja solitaria, antes de golpear el teclado. Aunque enseguida rompo el
encanto, cojo sus bragas y las olisqueo como un perro sarnoso. Pero así soy yo,
así es Harry, una suma de idioteces.
En mi familia somos
propensos a la hipertensión, a sufrir trombosis, ictus. Mis abuelos murieron
por esa razón. Mi tío tuvo su primer ictus con la misma edad que su padre –mi
abuelo- a los sesenta. Y ahora, tres años y medio después, ha muerto. Quizás
podría haber llevado una vida libre de excesos, cuidarse más, alejarse de la
bebida, pero creo que ya era demasiado tarde. A veces es mejor culpar a algo,
porque luego cuando te avisan de que tu amiga del instituto, la chica sana y
abstemia con la que quedaste antes del verano para celebrar su embarazo, ha
muerto de un derrame cerebral, no sabes como reaccionar y empiezas a ver las
costuras al universo.
Cuando muere un familiar
con el que no has tenido contacto en diez años a pesar de que ha sido parte
importante de tu infancia, todo se torna irreal. Y también demasiado real,
porque te percatas del monstruoso efecto que tiene el paso del tiempo, lo
degradante e injusto que es que las personas pierdan toda substancia e
importancia. No había nada en su casa, ni ordenador, fotos, libros… solo
papeles del trabajo, películas, una cadena de música, ropa desperdigada. Y
lupas. Me gustan sus lupas, inútiles como cualquier recuerdo.
Los cementerios son
visitas guiadas al museo de los muertos, pero en esta sociedad incluso quemar
un cuerpo, deshacerte de el, resulta caro, molesto, oneroso. Mi madre discute
los detalles con mi otro tío, intentando quebrar años de silencios, de familia
desubicada, rancia, egoísta, descastada. Me voy a mi casa, a mi habitación,
¿quiero saber si había demasiadas botellas y caos en su piso, quiero saber si
tardaron varios días en encontrar su cadáver, quiero saber porque no le dieron
la baja por enfermedad después del primer ictus y en que condiciones siguió
viviendo? No, los detalles son quistes, prefiero no saber.
Prefiero entubar las
emociones con la segunda botella de vino, dar la espalda y caer sobre un campo
de algodones y agujas hipodérmicas. La soledad, mi puta favorita, un mismo
concepto en cualquier idioma. Descorchemos otros recuerdos, como la última vez
que vi a Daphne, ojos miel, melena azabache, labios entreabiertos, el gesto de
morderse el nudillo del indice cuando estaba nerviosa, ese aire frágil y ajeno
a la vez.
El sexo sobredimensionado
compensaba todas las contradicciones que crepitaban entre los dos; polla, coño,
poemas de vida sin derechos de autor, húmedos, ansiosos, abrasados, sodomizados
por esa danza de presente puro, llena de miradas fijas y labios abiertos.
Siempre buscando ese estertor existencial que lo silenciase todo, aunque solo
fueras un mensaje de carmín en un espejo sucio, un neón de bar para el
alcohólico, palabras de litio acariciando mi cara.
El vino se derrama sobre
el ordenador, desasimiento visceral que provoca el fin de todo.
“Teddy bear Strapon Oral with
Anna”... Me gusta el título del
vídeo, ya me falta poco para llegar al punto de ruptura, para un onanista
compulsivo esta web de vídeos amateurs ha sido un gran descubrimiento, la
mezcla de morbo voyeur unido a la incertidumbre sobre los detalles que
diferencian a una pareja de otra hacen que esté tan entusiasmado como un niño
la mañana de Reyes. Creo que podría estar así todo el día, viendo vídeo tras
vídeo, metiendo algún añadido en forma de conversación sucia y caras conocidas
para que todo resulte más emotivo. Yo soy más egoísta, no compartiría los
vídeos que he grabado a mis amantes con nadie, pero reconozco que mi diletante
práctica de director se está enriqueciendo con cada visionado.
Sigo enhiesto, vamos allá.
Aparece en pantalla una hermosa joven con un arnés y un enorme consolador, está
encima de una cama de colcha infantil acariciándose al lado de un enorme oso de
peluche marrón. Atónito contemplo como le coloca a él su arnés y empieza a
follárselo, le toca la cara, cambia de postura, se agarra a sus brazos de felpa. El vídeo dura
solo cinco minutos y acaba con ella mandando un beso a la cámara con una enorme
sonrisa de satisfacción mientras abraza con una mano a su peludo e impertérrito
amante. Vuelvo a verlo. Sigo atónito. Busco información, ¿soy un privilegiado
que ha descubierto una filia más, es un mensaje personal que se ha filtrado en
la red, una genialidad fruto de una mente enferma? Encuentro un par de vídeos más de ese estilo. Que deprimente; me doy cuenta que los ositos de peluche tienen
más sexo que yo.
Me guardo mi enorme y fláccido
miembro. En cualquier caso no es tan difícil tener sexo con alguien, el
problema viene después del orgasmo, incluso diría que ya durante el sientes como
te resulta cada vez ajeno el cuerpo en el que te vacías, ya no forma parte de
ti. Te dejas abrazar, haces los comentarios de rigor, pero en el fondo quieres
apagar el cigarro y huir. Supongo que a ellas también les sucede, pero su
orgasmo es diferente y tardan más en observar las grietas de la escena.
Pienso en las
oportunidades perdidas de este año. No han sido demasiadas pero sí inquietantemente
iguales, como lo es también mi gusto por las mujeres. Me fijé el otro día, una
fiesta, todo el mundo pasándoselo bien, y justo voy a sentarme al lado de la
única mujer que parece que, como en la canción de U2, está esperando el fin del
mundo. Demasiada inseguridad por mi parte supongo. O quizás lo vulgar me
aburre, entendiendo lo vulgar como común. Aunque hay gente que opina que nadie
es mediocre, solo hay que dar
una oportunidad de que la intimidad desperece la singularidad que todos escondemos. Quizás yo, que me presto a unas creencias demasiado particulares,
resulte ser el más vulgar en esa intimidad.
Tengo un vino realmente
bueno en la nevera, ha sido escogido por manos femeninas. Es deprimente que lo
tenga que beber solo, aunque mucho más el asunto del oso de peluche. No podemos
escoger las imágenes que nos llevamos a la tumba. Por otro lado he de confesar
que he caído en la trampa del capitalismo, y ahora, en tres cómodos y esclavistas
plazos, disfruto de un nuevo ordenador, silencioso, con más de seis gigas de ram y que no destrozará mi paciencia por su pertinaz incapacidad para sufragar más
de cuatro programas simultáneamente. Debería de montar los dos servidores, pero últimamente con
tantas limitaciones para encontrar buenas películas o series, o lo que sea, me
veo sin ganas de nada.
Voy escribiendo a ratos,
cuando me aburro; recuerdo cuando en aquella película le preguntaban a Brando: “¿Contra qué te estás rebelando?”, y él
respondía: “¿Qué puedes ofrecerme?”. Hay
una cierta pulsión cuando me pongo ante el teclado para escribir de forma decadente,
supongo que después de un año y medio es sencillo “Hotel. Señora De La Limpieza. Grito. Bañera. Agua Roja. Cuerpo Blanco.” Pero hay otras cosas que, por despertar mi aversión, también fustigan mis dedos, como la
gente que tiene faltas de ortografía, me entran ganas de ponerles un enlace del
torrent al Microsoft Word y que el programa les haga el trabajo sucio, no por
el hecho en sí, sino porque actúan como si estuvieran orgullosos –y algunos lo
están- de que su estandarte sea la estulticia, la ignorancia, de que una mal
usada libertad de expresión fagocite la meritocracia que todo texto debería albergar.
Pero da igual, porque al menos todas esas personas que se olvidan de limpiarse
el culo cuando escriben hacen uso del teclado. Mejor eso que nada, mejor leer
una revista del corazón que no leer nada en absoluto. ¿Mejor votar al PP que no
votar? Ups, quizás sea un tema complicado, quizás la inacción en si misma sea
una virtud que deberíamos respetar.
También me provoca
aversión las fiestas que van a empezar la próxima semana en este pueblo de
extrarradio. Son famosas en España. Encierros. Se llaman “Fiestas Cristo De Los
Remedios” Lo sé, lo sé, suena dantesco, anacrónico, provoca urticaria, pero es
real, se esperan con sonada devoción, emoción y vísperas de coma etílico. Este
año se han gastado el grueso del presupuesto en traer a David Bisbal, que rima con bilis y mierda.
Me despido hasta la noche y
los escritos alcohólicos.
Ya he conseguido más
alcohol. Mis fuentes son ilimitadas, sobre todo cuando tengo tanta chusma
comerciando con el alma humana por aquí, en mi gueto de extrarradio.
Quizás este sería el
momento para dejar de escribir, o dejarlo como borrador para más adelante, no
conviene dar demasiado material seguido. Pero en el fondo me importa un bledo
escribir o no, es una lucha contra el tiempo, el insomnio, la botella medio
llena; vomito y publico, las reacciones me gustan pero me considero, por el
contexto y mi realidad personal, el demiurgo de una mierda cantante y danzante;
“no es por ti, es por mí”, claro que
me gustaría aleccionar a las masas con la genialidad de mis pepitas de oro
literarias, pero esa idea no concuerda con la realidad.
Los blogs son estercoleros
literarios, siento dar una visión tan negativa de todo esto, no sigo a nadie en
particular, sigo a la persona, sigo su diario personal, pero no compraría su
libro. O quizás sí. Me gustan los libros, incluso los malos, un síndrome de
Diógenes particular. Pero vamos a lo importante: sigo cachondo, la bestia ha
vuelto a despertar, el monstruo purpura ha cobrado vida; esto es un infierno,
vosotras, pequeñas nínfulas, no podéis comprenderlo, pero tener polla es un
suplicio, es un animal insaciable, un calambre enjaulado, el ansia se apodera
de nosotros y necesitamos despedazar vuestra ropa, arrancaros las bragas,
lameros todo el cuerpo, llenar el aire de sudor y sexo.
Por eso pienso en ella, mi
pequeña musa, chica menuda, pechos pequeños, media melena, no demasiado
atractiva, pero con unos ojos salvajes que solo el poeta experimentado sabe
interpretar.
¿Recuerdas ese hotel? Te desnudaste
de inmediato, pero te dejaste puestos los zapatos de tacón como una buena
chica. Todo esto no era nada nuevo, rellenabas tu vida con momentos como este.
Empezaste a contonearte con la misma naturalidad con que dejabas ese puente de
saliva ente tu boca y mi polla, malévola en su tamaño, mientras te
inmortalizaba con mi cámara. Una buena felación se realiza no solo con las
manos y la boca, también con los ojos, muchas os negáis a hacerlo sin percataros
del poder que ejercéis sobre nosotros, es lo más parecido a la adoración que
sentiréis en vuestra vida.
¿Recuerdas cómo te
contoneaste hacía atrás y te abriste de piernas ante mí y como yo, en un acto
reflejo, te ofrendé mi boca, mi saliva, mi lengua, y el resto de mi cuerpo?
En ese recuerdo, que ahora convierto en presente perfecto, no
puedo contenerme y te penetro. Te masturbas compulsivamente el clítoris, un
desliz de experiencia que provoca la quemazón en mi cerebro. Te pongo de lado y
te follo con fuerza mientras te beso. Me encanta como gimes, más y más alto,
como si quisieras reventar los corsés de la represión judeocristiana que domina
toda nuestra cultura. Me coges el brazo y lo empujas hacía tu garganta para que
haga presión. Veo en tus ojos ese punto de sadismo que no se conforma con la
palmada en el culo y algunas palabras duras.
Te meto un par de dedos en
la boca y me los chupas como si fuera la polla de alguien con quien formáramos
un trio. Me excitas demasiado, ningún cambio de postura me salvará de correrme,
de que esto acabe demasiado pronto y te vayas con otra muesca en tu agenda.
Hago un esfuerzo y salgo de ti, te doy la vuelta y empiezo a follarme tu culo
con la lengua; estás deliciosa, como un helado exultante que se derrite en la
boca en verano, podría correrme solo haciendo eso. Y no paras de gemir, de gritar, de
tocarte...
Te sodomizo, pero a pesar
de eso no consigo dominarte. Gritas hasta un orgasmo ya por fin reconocible. Recuerdo
a mi ex, todo tan automático, un matrimonio de mierda con los polvos
programados con un límite de tiempo. Pero tú te dejas llevar, sigues y sigues.
Ahora me quedo quieto, eres tú la que se penetra a su ritmo una y otra vez. No
he visto nunca una jodida puta que disfrute del sexo con tanta naturalidad como tú.
Tu culo dilata el tiempo, mis
cojones hieren tu coño al ritmo de palabras obscenas. Tus pechos son cada vez
más grandes, me voy a consumir dentro de ti. Te amo. Te amor. Te amo. Te amo.
A pesar del aire
acondicionado estamos empapados en sudor, tu pelo forma arabescos maliciosos en
tu espalda. No puedo más, el alcohol me vence, me dejo caer en la cama. Pero para
ti no es una capitulación, quieres seguir; coges del bolso un lubricante, lo
echas sobre mi polla. Está caliente, muy caliente. Me masturbas y a la vez te
follas el culo con los dedos, te lo abres para mí. Me vuelves a convertir en un
animal, te pongo de lado y vuelvo a follarte el culo, quiero llegar a tu límite
y te meto dos dedos en el coño; respondes con un gemido entre dolorido y
extasiado.
Dura poco, como cualquier
placer descontrolado. Pero cuando me corro rozo el cielo, la amnesia, te
conviertes en mi particular I Ching,
consigues enamorarme sin piedad.
No te he vuelto a ver. Te
asustan demasiado los autobuses.
O quizás lo que te asuste de verdad es esa sensación
inaprensible que algunos llaman amor y a ti siempre te ha provocado tanto
sufrimiento.
A Harry no le gusta
excesivamente la gente; hay demasiada por todas partes, ¿qué hacer con ella? A
Harry le duele la cabeza, las muelas, los cojones y el alma. Simple enumeración
sin orden de importancia. Harry decide hacerse una paja. No queda tan bonito
como decir que “Harry se masturba” o “Harry se acaricia por debajo del
pantalón” o “Harry satisface con un movimiento rítmico sus pulsiones
interiores” o “Harry recuerda con ardor a su musa”, pero prefiere la versión
sucia y soez. Harry después de ímprobos esfuerzos que fluctúan entre intimas
fantasías con su vecina septuagenaria y un par de vídeos de triples
penetraciones, torturas y violencia consentida, se corre, eyaculando doscientos
cincuenta millones de espermatozoides. Harry observa el pañuelo de papel donde
todas esos millones de posibilidades de vida abortadas se secan a temperatura
ambiente. El feto de una nación boqueando ante él. Harry a lo largo de su vida,
en cada una de sus descargas infructuosas, o licuados entre crema espermicida y
látex, ha exterminado a todo un universo entero de vida.
Harry se entristece ante
esa masacre de placer y muerte. Se siente como un nazi abriendo las espitas de
gas en un campo de concentración, como el piloto del Enola Gay después de
lanzar la bomba sobre Hiroshima.
Le hace pensar,
¿Jesucristo se masturbaba, folló alguna vez? ¿Por qué nadie habla de sus
poluciones nocturnas, de sus primeros toqueteos? ¿Hay alguna reminiscencia
homosexual en ese corrillo de apóstoles caminando por los montes? Es lógico que
no haya un segundo advenimiento, dejando aparte el significado de redención y
sacrificio, joder, el puto cabrón murió entre terribles dolores en la cruz, ¿y
qué hacemos nosotros? Convertimos la cruz en un símbolo sagrado que todo el
mundo porta sin disimulo. ¿Si tú fueras Ian Curtis y resucitases, te haría
gracia ver a todo el mundo con un colgante en forma de soga de oro en el cuello
cómo homenaje?
Harry se da cuenta que
tiene la grandeza espiritual de un teletubbie, pero de pequeño tenía sueños
eróticos en los que era el hombre de hojalata y le pedía a Dorothy que le
engrasara los bajos. Eso siempre provoca secuelas. Harry solo quiere ser
inmortal, como una bala atravesando un cráneo, como una cabeza en la guillotina
que sigue parpadeando en la cesta, como un médico diciendo “es benigno”, como
un poema que te folla durante el telediario, como un gato bufando a algo que no
puedes ver y sigue en tu habitación.
Harry está harto de la
tercera persona, seguramente solo el 10% de sus lectores ha llegado hasta aquí,
esa intimidad le ayuda a pasar a una cómoda primera persona.
Abro la segunda botella de
vino barato, rancio, y tibio. Algo pasa con la nevera. Es como los vecinos:
necesito cambiarlos. Mis vecinos se dividen en putas y gilipollas. Las putas no
quieren que los gilipollas metan su polla en sus coños. Pero la vida es dura, o
más bien la bebida amortigua la sensibilidad. Se habla de tarifas, es decir, de
contratos sociales, en que va a ceder cada uno en base a su desesperación o
valor en el mercado, no se suele hablar de ser leal, quizás sí de fidelidad, se
lubrica todo con frases manidas, sin sentido ni significado por repetidas, el
puto juego social; y luego, quizás con el tiempo, alguno bajará la guardia y
terminará escuchando canciones tristes en la soledad de su cuarto. La
idiosincrasia de nuestra mongoloide población.
Antes te casabas con
alguien racionalmente afín, cuya compañía pudiera hacer del entorno familiar un
hogar. Pero a mediados del siglo dieciocho algún cabrón burgués inició una
vendetta contra el sentido común y nos endilgo la idea de que el matrimonio por
amor estaría bendecido por la felicidad. La santísima trinidad de esta
felicidad se basaba en tres preceptos eternos: familia, sexo y amor. Algo
virtualmente imposible con los años. Y eso que la puta burguesía era una
descastada con sus hijos y normalmente tenían una vida privilegiada, no como
ahora, que tener un trabajo que te guste y seguridad de seguir en el los
siguientes tres años es casi imposible. En la película “Secretos De Un
Matrimonio” de Ingmar Bergman se explican algunas de estas ideas.
Mierda. No hay bebida.
Sacrilegio. Apocalipsis Maya. La onceava plaga bíblica de Egipto.
Ha faltado poco para
derretirme en esta vagina de cemento que forman las calles insoladas de Madrid.
Sin embargo he sobrevivido y ahora, con una nueva dosis de alcohol en mis
venas, con oasis reflejados en las maravillosas botellas de vino que he
conseguido, me propongo divagar un día más. Mi gato agoniza a mi lado entre el
odio y el amor, sabe que es mejor que yo, pero también que la muerte acecha
bajo el sol y no se atreve a huir. Simplemente me mira con desconfianza
mientras golpeo el teclado con mis puños.
Mi blog es un caos, echadle la culpa al gobierno, la
Zyprexa ya no está subvencionada y me resulta demasiado cara; las voces
taladran mi soledad, cada una quiere su parte de notoriedad: los conejos
parlanchines, Ophelia, Casimiro y sus historias violentas de burdeles y filias,
los inútiles top musicales o las historias de esa infancia que nunca tuve.
Pero hoy un lector anónimo me sugiere amablemente que
escriba una entrada sobre mis personajes femeninos preferidos en el cine. Suena
bien, de hecho si alguien más quiere colaborar con alguna sugerencia que haga
de este horrible y solitario mes de agosto algo más divertido, será bien
recibida por mí. Aunque la experiencia me ha indicado que sois personas tímidas
y pasivas. Quizás me sorprenda. Eso sí, sugerencias tales como “háblanos de la comida tailandesa” serán
acogidas con un escueto y seco enlace a la Wikipedia.
Bueno, vamos a ello, -redoble de tambores- Top Rorschach
Personajes Femeninos En El Cine:
Hago una asociación entre las actrices y sus papeles, hay
muchas mujeres muy atractivas pero si no dan con un papel concreto para mi
pasan totalmente desapercibidas. Ahí tenemos a Helena
Bonham Carter cuyo romance con Tim Burton, en mi opinión, no le ha venido
muy bien. Pero su celebérrima Marla Singer de Fight Club me la pone
dura. Ser un adicto a los grupos de terapia para conseguir dormir y encontrarte
en el de cáncer de próstata a una mujer allí a la que luego
persigues para llegar a acuerdo mientras ella roba ropa en una lavandería es
una escena increíble. Estética deudora de Judy Garland, o frases como: "eres lo peor que me ha pasado
nunca" “me has conocido en un momento extraño de mi vida” “"Quiero
que me dejes embarazada, quiero tener tu aborto" se han clavado en mi
memoria.
Me gusta también Julie
Delpy en Antes de
amanecer y su secuela. De hecho tiene una película similar 2 días en París en la
que dirige, se encarga del guión, actúa y compone la música. Es una historia
muy romántica. Tengo buenos e ingenuos recuerdos asociados a ella.
Por ejemplo Scarlett
Johansson solo me gusta en Lost in Translation,
la he visto en Los Vengadores, en Vicky Cristina Barcelona, en El Truco Final,
trabajando con Allen en Scoop, y de hecho Ghost World es
una de mis adaptaciones al comic favoritas. Pero ella siempre será Charlotte,
perdida, reflexionando sobre la inconsistencia de su vida y su matrimonio.
Con Jennifer Connelly no me sucede eso. Tiene varias
películas, y no puedo evitar mencionarlas todas. Érase una vez en América,
Phenomena
con el genial Dario Argento, Dentro del laberinto
–creo que no hace falta dar detalles de esta película-, Algunas chicas
típica película sobre los avatares de un adolescente para conseguir sexo, como
curiosidad el protagonista es Patrick
Dempsey el doctor de Anatomía De Grey, Dark City otra
película de culto de ciencia ficción inmensa, y por último Réquiem por un sueño
película sórdida y decadente, pero como siempre insisto en decir, hay que
compensar tanta mojigatería y ñoñería, además Darren
Aronofsky es uno de mis directores favoritos.
Hay actrices españolas que destacan también. Tenía mucha
confianza en Maria Valverde después de ver La flaqueza del
bolchevique, pero luego solo ha participado en producciones basura,
estilo Melissa P.
Sin embargo me sorprendió el año pasado de la mano de David Trueba
–escritor de “Cuatro amigos”- con Madrid, 1987.
Najwa Nimri me ha gustado en varias interpretaciones, sus
colaboraciones con Daniel
Calparsoro destacando Salto al vacío y Asfalto soberbias
y valientes. Y luego con Los amantes del círculo
polar o El
método ya tiene ganado su porción de eternidad en mi imaginario
personal. Me encanta su voz, aunque no termina de convencerme como cantante.
Actuales tenemos a Uma Thurman, todo el mundo la recuerda
como musa de Tarantino en Kill Bill: Volumen 1
o Pulp Fiction pero
ya la conocíamos, por ejemplo, en Jennifer 8. Donde
me resulta irresistible es en Gattaca.
Amélie
es una película que siempre tendrá un lugar de honor en este blog,
protagonizada por entrañable -e inquietante a veces- Audrey
Tautou. He visto recientemente La delicadeza y
resulta una buena recomendación.
Destaco también a Carey
Mulligan. No es una mujer guapa -quizás un momento fugaz en Shame-, pero
en Drive
quizás debido a la mezcla de fatalismo, ternura en sus gestos y silencios
frágiles pero incisivos, me resulta enormemente atractiva.
Portentosa la actriz Kate
Winslet. En Eternal
Sunshine of the Spotless Mind (Olvídate de mí) está estupenda como
Clementine. La película tiene momentos inolvidables (ja, ja) pero especialmente
el final.“-Clementine. -¡no soy un concepto, Jose! Soy una mujer
jodida que busca su propia paz de espíritu. No soy perfecta. -J. -¡no veo nada
que no me guste de tí! Ahora mismo no lo veo... -C. -¡Pero lo harás, pero
lo harás! ¡no sé! ¡ya se te ocurrirán cosas! Y yo me aburriré
de tí y me sentiré atrapada porque eso es lo que ME suele pasar... -J.
-¡vale!”
Kevin Smith siempre crea musas en sus películas muy
particulares pero de las cuales al final te enamoras. Aunque guardo un cariño
especial a Joey
Lauren Adams en Persiguiendo
a Amy, si tuviera que elegir a una sería a Rosario
Dawson en Clerks
II. Hace un bailecito estupendo en la azotea y también aparece en una
de Tarantino Grindhouse
(Death Proof).
Irene Adler ha tenido buenas adaptaciones, primero en la
serie Sherlock
en su segunda temporada y luego con la película La vida privada de
Sherlock Holmes de Billy Wilder. Pero me gustaría que otras féminas
literarias tuvieran su alter ego en el cine.
Por ejemplo Madoka Ayukawa, de la serie Kimagure Orange Road.
El nombre de Ayukawa lo componen dos kanji: "ayu", que es un
pequeño pez plateado de río, y "kawa", literalmente rio o arroyo. El
reflejo de esos peces en los ríos produce que a veces el agua brille como la
plata y después se oscurezca su tono. Una forma sutil de decir que es
tremendamente ciclotímica. A veces hosca, otras dulce o distante. Ahí entraña
parte de su atractivo.
Otra, así a voz de pronto, sería Crysania de Tarinius, una
muchacha procedente de una familia aristocrática de Palanthas educada para el
sacerdocio. Su vida se complica cuando conoce a Raistlin Majere, archimago
Túnica Negra que la embauca para llevar a cabo una misión casi suicida, lo que
da comienzo a la trilogía "Leyendas de la Dragonlance". Al final él
muere y ella se queda ciega. Novelas de fantasía épica: Dragonlance.
En cualquier caso ya es suficiente, Casimiro y Kierk cada
vez discuten más alto dentro de mi cabeza y no me permiten concentrarme. Voy a
abrir otra botella, subir la música y pensar en esa última copa de vino que
tomó Hemingway antes de dibujar la pared con sus sesos.
Soy una muñeca que escupe flores, deshilachándome día a
día, durmiéndose en abrazos tibios y aguaceros aislados. Un monstruo lleno de
belleza, de pensamientos huérfanos, de polvo en los ojos. Mi sangre rechina,
por eso leo tu poesía de noche, envuelta en la mortaja de mi piel.
Tu web, tus palabras, una posibilidad efímera y anónima
entre millones. Pero aquí no hay lenguaje almibarado, escenarios bucólicos o
arañazos residuales, tú hablas de angustia vital, de insomnio, de dar un puñetazo
en la pared, primero sin energía, y luego continuar más y más fuerte, porque
comprendes que cuando ya no eres capaz de sentir nada el dolor es vida. Una metáfora
decadente, como aludir a esas mariposas disecadas que me impiden ser romántica.
Y me hablas de coños que destilan poemas, de musas ficticias,
hermosas psicópatas. Me penetras con trozos de abismos, palabras que desgarran
y hacen sangrar el aire, me empujas contra montañas, de esas que no saben
gritar ni llorar, y me obligas a atravesarlas junto a ti.
Un silencio lento flota en mi almohada después de leerte,
y poco a poco me llena de nosotros,
de luciérnagas desnudas, risa y manzanas rojas.
Aparte de revelar un
frikismo inquietante en este post, he de llamaros la atención sobre las letras tan extrañas
y lisérgicas que servían de entradilla para nuestras series de televisión
favoritas. No pensemos en las posibles secuelas y curvad esas comisuras hacía
arriba:
El coche fantasticoEs una trepidante aventura de un hombre que no existe en un mundo lleno de
peligros. Michael Knight un joven solitario embarcado en una cruzada por
defender la causa de los inocentes, los indefensos, los débiles, dentro de un
mundo de criminales que operan al margen de la ley.
El equipo A En 1972, cuatro de los mejores hombres del
ejército americano que formaban un comando, fueron encarcelados por un delito
que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la presión en la que se
encontraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el gobierno, sobreviven como
soldados de fortuna. Si tiene usted algún problema y se les encuentra, quizás
pueda contratarlos...
Oliver y
Benji Allá van con el balón en los pies, y ninguno los podrá
detener, el estadio vibra con la emoción de ver jugar a los dos, a los dos.
Solamente juegan para ganar, pero siempre con deportividad, y no hay nadie
mejor para la afición...
Caballeros
Del ZodiacoLos
guardianes del universo Al triunfar el mal, Sin dudarlo salen a combatir Por un
mundo ideal. Caballeros del zodiaco Cuando lanzan su ataque, Entonando siempre
su canción La canción de los mejores.
Dartacan y los tres mosqueperrosEran uno, dos y tres Los famosos mosqueperros El pequeño D'Artacan Siempre
va con ellos Amis, Pontos, Dogos son Los tres mosqueperros Sus hazañas más de
mil Nunca tienen fin…
La bola de cristal Fíjate en eso que brilla encima de la camilla sin
pilas ni enchufes a la red, puedes ver como en videocassette. Esta bola de adivina pone música divina y sin plato ni amplificador
suena igual
que en la televisión. Zoom, zoom..., culombio, culombio zoom, zoom..., y me pego un voltio, apréndete estas
palabras son el nuevo abracadabra
Fraggle
Rock Vamos a jugar tus problemas déjalos Para disfrutar ven a
Fraggle Rock. Hay que trabajarno podemos
descansar vamos a cantar con Gobo, Muzzy, Dudo, Bombo, Rossi.
Juan y
Sergio Mira mira en cancha está, una nueva jugadora, Juana es su
nombre, y tiene mucha calidad, en la grada Sergio está, viéndola jugar, y su joven
corazón, late, late fuerte, fuerte, fuerte. Juana, y Sergio, son ahora los
enamorados
HeidiAbuelito
dime tú, qué sonidos son los que oigo yo. Abuelito dime tú, por qué yo en
la nube voy. Dime por qué vuela el águila así, dime por qué yo soy tan feliz, abuelitooooo, nunca
yo de ti me alejaré.
La aldea
del arce Ven a nuestra aldea a jugar con nosotros -a jugar con ardillas,
a jugar con los osos- Ven que te esperamos, serás nuestra alegría -jugaremos de
noche, jugaremos de día- Uooohhh !! Uoooohhhh !! Somos tus amigos y saldremos
contigo, a enseñarte los bosques, a enseñarte los ríos… Y disfrutaremos de
muchas aventuras y también diversiones y muchas travesuras.. Uooohhh !!
Uoooohhhh !!
La Abeja
Maya En un país multicolor nació una abeja bajo el sol y fue
famosa en el lugar por su alegría y su bondad. Y a la pequeña abeja la llamaron
Maya, la pequeña y dulce abeja Maya.
Dragones
y mazmorras Llegamos a un mundo fantástico, lleno
de seres extraños, el amo del calabozo, nos dio poderes a todos, tú el bárbaro,
tú el arquero, acróbata, mago y el caballero.
Willy Fog
Sílbame Dar la vuelta
al mundo es una historia sin final nunca sabes cuando acaba bien o acaba mal lo
único importante es estar juntos y ya está. Hay muchos peligros cosas fáciles,
difíciles y gente buena y mala aventuras, desventuras sin parar
Dragon
ball Z Volando, volando, siempre arriba (Siempre arriba) imagina,
tú y yo, lucharemos los dos. Volando, volando, siempre arriba (Siempre arriba) imagina,
nunca a un amigo abandonaremos. Luz, fuego, destrucción, el mundo puede ser una
ruina, no lo podemos permitir.
Dragon Ball Vamos
con afán todos a la vez vamos a buscar con ahínco la bola dragón convencido
estoy una tarea ardua y llena de emoción Este mundo es una isla sin fin donde
hay escondido un tesoro en él Juntos podremos romper un iceberg. Unamos
nuestras manos, combatamos al mal que nos persigue.
Siguiendo con los artistas extranjeros, más enfocado al
heavy metal:
Iron Maiden - Aces High Siguen en activo. Bruce Dickinson y la mascota zombi
Eddie, forman parte del imaginario adolescente en forma de canciones e himnos. Incombustibles.
ACDC - Thunderstruck Primero en la etapa de Bon Scott y luego con Brian
Johnson nos han regalado unos directos impresionantes.
Metallica - Nothing Else Matters Innovó con su Trash metal aunque luego se dejaran
sodomizar por la industria a partir del Black álbum.
Guns N`Roses - Sweet Child Of Mine“Appetite for Destruction” es un
disco perfecto, la forma de cantar de Axl Rose, las impresionantes baladas,
letras polémicas, llegaron en el momento justo en el que el glam rock había
saturado a todo el mundo. Slash ha continuado en otras bandas, echad un vistazo
a su grupo Velvet revolver.
Queen - Bohemian RhapsodyQueen es simplemente la mejor banda de
rock que ha existido y Freddy Mercury el mejor frontman de la historia.
Korn – Thoughtless / Deftones – Digital BathCreadores del llamado nu-metal y
que al final se ha quedado en nada. Pero tuvieron un par de buenos discos al
principio.
Tool - Schism Banda de metal-progresivo de difícil escucha pero
absolutamente recomendable.
Rammstein – Engel Metal industrial llevado a la enésima potencia. No
requieren presentación. Letras sin tabúes. Y encima ¡alguna la cantan en
castellano! Rammstein -
Te quiero puta
Steve Vai – For The Love Of Goduno de los mejores guitarristas del
mundo, junto a Joe Satriani, Yngwie Malmsteen o John Petrucci. Participa casi
todos los años en el G3
Anathema – Deep Al igual que Paradise Lost y My Dying Bride empezaron desde el Death metal. A partir del cuarto
disco evolucionaron hacia el rock progresivo –semejanzas con Pink Floyd- sin
abandonar del todo ciertos elementos de doom metal.
Babylon Zoo - Spaceman La descubrí gracias a mi ex, cuando ella estuvo
trabajando en la radio. No sabría decir si es rock espacial, pero tiene algo
que engancha.
Prodigy – Funky ShitUn festival de tres días tragando polvo
y calor puede merecer la pena solo por escucharlos en vivo. El final de este vídeo sigue siendo muy divertido.