
En mi familia somos propensos a la hipertensión, a sufrir trombosis, ictus. Mis abuelos murieron por esa razón. Mi tío tuvo su primer ictus con la misma edad que su padre –mi abuelo- a los sesenta. Y ahora, tres años y medio después, ha muerto. Quizás podría haber llevado una vida libre de excesos, cuidarse más, alejarse de la bebida, pero creo que ya era demasiado tarde. A veces es mejor culpar a algo, porque luego cuando te avisan de que tu amiga del instituto, la chica sana y abstemia con la que quedaste antes del verano para celebrar su embarazo, ha muerto de un derrame cerebral, no sabes como reaccionar y empiezas a ver las costuras al universo.
Cuando muere un familiar con el que no has tenido contacto en diez años a pesar de que ha sido parte importante de tu infancia, todo se torna irreal. Y también demasiado real, porque te percatas del monstruoso efecto que tiene el paso del tiempo, lo degradante e injusto que es que las personas pierdan toda substancia e importancia. No había nada en su casa, ni ordenador, fotos, libros… solo papeles del trabajo, películas, una cadena de música, ropa desperdigada. Y lupas. Me gustan sus lupas, inútiles como cualquier recuerdo.
Los cementerios son visitas guiadas al museo de los muertos, pero en esta sociedad incluso quemar un cuerpo, deshacerte de el, resulta caro, molesto, oneroso. Mi madre discute los detalles con mi otro tío, intentando quebrar años de silencios, de familia desubicada, rancia, egoísta, descastada. Me voy a mi casa, a mi habitación, ¿quiero saber si había demasiadas botellas y caos en su piso, quiero saber si tardaron varios días en encontrar su cadáver, quiero saber porque no le dieron la baja por enfermedad después del primer ictus y en que condiciones siguió viviendo? No, los detalles son quistes, prefiero no saber.
Prefiero entubar las emociones con la segunda botella de vino, dar la espalda y caer sobre un campo de algodones y agujas hipodérmicas. La soledad, mi puta favorita, un mismo concepto en cualquier idioma. Descorchemos otros recuerdos, como la última vez que vi a Daphne, ojos miel, melena azabache, labios entreabiertos, el gesto de morderse el nudillo del indice cuando estaba nerviosa, ese aire frágil y ajeno a la vez.
El sexo sobredimensionado compensaba todas las contradicciones que crepitaban entre los dos; polla, coño, poemas de vida sin derechos de autor, húmedos, ansiosos, abrasados, sodomizados por esa danza de presente puro, llena de miradas fijas y labios abiertos. Siempre buscando ese estertor existencial que lo silenciase todo, aunque solo fueras un mensaje de carmín en un espejo sucio, un neón de bar para el alcohólico, palabras de litio acariciando mi cara.
El vino se derrama sobre el ordenador, desasimiento visceral que provoca el fin de todo.
¡¡Lo sientooo!! ¡¡no veo nada!! solo piojitos de letras ¿¿puedes pedirle a tu tíoabuelo el del ictus, que me preste su lupaaaaaaaa?? ...¡¡please!! :-)
ResponderEliminarComo no pongas las letras más grandes se lo pienso decir a Don Vito Corleone ¡¡teeentaras!! Muaaaakss
Me ha costado leerlo, por la letra minúscula que has utilizado.
ResponderEliminarPor lo visto, la puta genética siempre esta por en medio jodiendo... Bah!!! regalale tu peor sonrisa.
Ja, ja, ja. Es que el texto está codificado...xD Eso me pasa por escribirlo directamente en blogger, sin verificar como quedaba. Me pego una ducha, compro bebida y lo cambio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vaya, vaya, con Harry(IV) ese tío sería su padrino? casi todos tenemos un tío que a la vez también es padrino, aunque para este caso es lo mismo, si en una década no se habían visto.. A veces sucede y mas de lo que parece, estás sin tener contacto con un familiar o un amigo, y cuando te das cuenta han pasado años, tantos que cuesta calcular cuantos han sido.
ResponderEliminarBesos cometidos con nocturnidad.
Ja, ja. Supongo que sí, que a su manera lo era. O puede que les gustase ver juntos esa película…xD
EliminarEl tiempo es una rata de alcantarilla.
Besos con alevosía.
Buenas noches Rorschach!!
ResponderEliminarTantas cosas que conlleva una vida!! ,las facturas,el calor, el trabajo, la familia, esa mosca...y sin embargo podemos llevarlo casi siempre, a ti te ayuda beber y escribir, a mí el leeros y escribir alguna cosa y comentaros, cada uno se desahoga en su parcela particular y sigue adelante.
Pero Harry debe cuidarse algo más, aunque después no se tenga en cuenta y pueda ser congénita la enfermedad y todo se vaya a tomar viento y hasta enterrar a un ser querido te cueste un ojo de la cara,dicen...a mí me quemáis y termináis antes pero y lo que cuesta??.
No te desanimes...no te asustes, quiero decir tu personaje!!
Pensamientos abiertos bajo un sol imperecedero.
Un beso querido amigo!!!!
PD.Cuida el ordenador...que está nuevecito!
Al final todos, renqueando o disfrutando del proceso, seguimos adelante. Me temo que siguiendo la lógica de la narración da igual que Harry beba o no, pero en lo que tengo que darte la razón es en que hay que cuidar el ordenador, ¡esta nuevo! Y no sé, le estoy cogiendo cariño, llevaba muchos años con ordenadores baratos o de segunda mano y de pronto disfrutar de algo decente, silencioso, apacigua mi espíritu…xD
EliminarComo postdata te diré, lo sé por un amigo, que incinerar cuesta actualmente 3500€
La muerte nunca es barata.
Besos, feliz fin de semana.
Es jodida la muerte, y cara, sí. Engorrosa, eso es. Da la impresión que el que se va quiera molestar un poco para que le recordemos, o que los de las funerarias le quieran molestar a él, por darles trabajo de más, no sé.
ResponderEliminarCuando alguien a quien no ves hace tiempo pero ha sido importante de algún modo muere, sientes que tienes que recuperar un poco de ese tiempo perdido. Ahí entran las preguntas, la curiosidad. Pero ya da igual. El tiempo no vuelve.
Hay que aprovechar el tiempo, abrazar (sin que se note mucho), besar, hablar, ... (ahí pon lo que quieras)
Luego es tarde.
Aunque esta noche...uff, qué pereza. Mejor empiezo mañana.
Besos querido poeta, estos no los dejo para mañana.
No puedo añadir nada a tu comentario es, más o menos, lo que pienso yo. Hay que aprovechar el tiempo y sentir. Luego ya es demasiado tarde y te quedas Comfortably numb. Aunque ya me conoces, no suelo predicar con el ejemplo.
EliminarBesos para ti, dulce musa.
Gracias:-)
ResponderEliminarLas costuras del universo y lo inexplicable que resulta explicar lo que ves en cada pespunte.
ResponderEliminarSexo ahogado… no está mal como vía de escape, conducto por el que salirte de tu propio cuerpo por una noche y olvidar que todo es mierda, y que mañana puede que el día sea mejor. Y dormirte.
Un beso, príncipe decadente.
Quizás tú también disfrutes de “las costuras del universo” cuando después del orgasmo cierras los ojos y ves “amarillo intenso y zonas brillantes”. A veces no hay que necesidad de explicar nada y solo se trate de placer sensorial.
EliminarBesos princesa.
alucino con tu memoria, la mejor que he conocido en mi vida ;-)
EliminarHas escrito mucho últimamente y hoy me he puesto al día. Por muy desconectada que esté de bloger, no me alejo ni me distancio de lo que me interesa. Me ha hecho gracia el nombre de Harry porque también es el protagonista de "Quince centímetros" sí, sí, me quedé con la intriga y fui a comprobarlo y entonces me fijé que el protagonista del relato era Harry. Detecto en general un pequeño giro en tu estilo al escribir, más emocional y directo y con un lenguaje muy cuidado como siempre pero más sencillo que antes y sin perder decadencia. Me engancha más este estilo de tus últimas entradas. Es más cercano.
ResponderEliminarResulta curioso cómo vamos aprendiendo a percibir la muerte de una forma experimental. Porque no nos educan en el tema de la muerte, todo lo aprendemos solos. Y es bonito ese aprendizaje, te va cambiando la percepción de la vida y te aporta serenidad.
Un beso
Sí, Bukowski normalmente usaba ese nombre en casi todos sus relatos, un pequeño homenaje, no tenía ganas de pensar en otro nombre impersonal.
EliminarSupongo que tienes razón, quizás a fuerza de escribir voy encontrando mi estilo, quizás me resulta más fácil decir las cosas, a pesar de que me lea más gente. Quizás no necesito usar palabras grandilocuentes porque me siento más seguro de lo que escribo. Quizás sean las últimas lecturas.
Y aunque hay cierto cansancio en lo que escribo luego, sorprendentemente, me pongo delante del teclado, y a la media hora, o a la hora, o quizás pasa más tiempo y estoy tumbado en la cama escuchando música, pero hay un momento en que me levanto, me pongo a escribir y surgen cosas. Y no es lo antes, no sorprende totalmente, pero es algo que no me aburre escribir. Y luego lo corrijo, o escribo comentarios, y sucede lo mismo. No creo que dure demasiado, pero mientras lo disfrutaremos.
Estoy de acuerdo con tu última frase, ganas en serenidad.
Un placer tener algún comentario de nuevo tuyo por aquí. Espero que disfrutes de la semana. Besos.