Israel: No entiendo, ¿normalizar?
Rorschach: Si, la gente se cambia de sexo con la mayor de las
facilidades. Amputa, recrea, y en un año ya son otras personas. Se puede ir un
poco más lejos y amputar sin sustituir. Un pequeña entrevista con el
psiquiatra, un par de firmas y consigues una muerte rápida, indolora y limpia.
Has pagado al servicio de limpieza.
Israel: No deberías hablar así, no es sano, ves la vida como
una capitulación del alma, de los sueños. Y sin embargo la vida es una
adaptación al medio, madurar, aceptar. La vida no es una canción de Amelie por
mucho que lo intentes.
Rorschach:¿Sabes porque iba a ese banco del retiro cada
veinticuatro de marzo? Porque aunque todo fuera mal sabía que una vez al año la
volvería a ver y podríamos ponernos al día, tendría de nuevo una cita perfecta
con la chica perfecta. Además…solo faltaba un año para nuestra promesa
de…bueno, de intentarlo.
Israel: ¿De quien hablas, de la chica de ojos miel, esa que
conociste en aquel viaje a Granada? Nunca entendí vuestro juego, ese rollo de
“Capaz o Incapaz”. Que habéis estado, ¿once años teniendo la misma cita en el
mismo sitio? No tiene sentido, ¿Qué queríais demostrar haciendo eso?
Rorschach: Quizá precisamente lo que teníamos miedo era poner a
prueba la realidad. Me gustaba la idea de probar mi vida frente a la suya una
vez al año, de ver si seguía igual de atractiva o había dejado que los fracasos
y las frustraciones dejaran sus secuelas en su cuerpo, en su voz, en su
carácter. Pero era la única que invariablemente me sorprendía con su no-cambio,
con su invariabilidad. Y reconozco que cada año me gustaba mas, era más lo que
buscaba y más lo que quería poseer.
Israel: Pero nunca te has atreviste a dar el paso. Detrás de
tus ideas estrafalarias sigues siendo un cobarde.
Rorschach: Ya lo sabes, por eso somos amigos. De todas formas te
reconozco que algún fin de semana fui a verla, y ahí en el coche, fumando un
cigarro la veía pasar a veces con sus amigas, o sola, o con algún hombre
riéndose y colgada de su brazo. Pero el juego me podía. También nos escribíamos
mails, mails largos, viscerales, sinceros, cosas que no he contado a nadie.
Llamadas intempestivas en mitad de la noche, un martes, un jueves, sin sentido
a veces, solo saludar y colgar. Como dejando constancia de que todavía
existimos el uno para el otro.
Israel: Bueno, ¿y las sensaciones de este año como han sido?
Rorschach: Este año no ha venido a la cita. La estuve esperando
durante horas. La llame pero tenía el teléfono dado de baja. Ha debido de ser
hace poco. Hace un momento la envíe un mail, pero la cuenta también esta
desactivada y me lo han devuelto.
Israel: Vaya, ahora entiendo no era de suicidio, era de
desamor de lo que hablábamos.
Rorschach: No, estábamos hablando de suicidio, eso simplemente es
un detalle más del tamiz.
Israel: Un tamiz sentimental. Pero hay más mujeres, más
opciones.
Rorschach: Tenemos mentiras, no opciones. El otro día hablaba con
una mujer de 35 años con dos críos. No tenía tiempo para nada, tiraba de agenda
o de páginas de contactos cuando se sentía sola. El sexo como paliativo del
amor. Pero siempre le pasaba lo mismo, no se sentía como una zorra por follar
con desconocidos -había superado esa fase-, pero aun llegaban a su corazón a
través de su coño.
Israel: Esta claro que inherentemente busca también un padre
para sus hijos, pero ha formado una familia, y aunque a priori sea difícil
encontrar a alguien, no tiene por qué resultar imposible. Por curiosidad, ¿por
qué se separo?
Rorschach: Por amor, la misma razón que tú propones para que no
sea realista. Se enamoró de otro hombre y esa pasión le revelo lo vacía,
insulsa y vulgar que era su vida. Por amor se divorcio, por amor se humillo y
por ese amor no correspondido se siente ahora sola y marginada en el rol de
Madre. Además, desgraciadamente y esto lo he visto en muchas divorciadas ha
tenido un resurgir sexual. Ahora se siente más, ¿cómo lo define ella? Más mujer,
eso es. Añadamos otra frustración más a la ecuación, porque necesita mucho
sexo, pero con amor y de momento nadie se acerca a ella para luego quedar
abrazados toda la noche.
Israel: No quiero soltar un comentario misógino, pero puede
recurrir a la masturbación. Pero dejemos de hablar de ti a través de otros, ¿lo
del suicidio…?
Rorschach: Es mi divorcio de la vida, no quiero vivir los
siguientes años como un zombi, cuando la curiosidad desaparece y solo deja paso
a una carácter aséptico los años son domingos metastásicos de soledad y ruina
moral.
Israel: Vaya con el puto Baudelaire. Creo que lo de esa chica
te ha afectado, deberías buscar trabajo, hacer algo de utilidad con tu tiempo,
sentirte útil.
Rorschach: Mi concepto de trabajo es un poco distinto del
habitual. Es un medio no un fin, trabajo, consigo dinero, sobrevivo. Pero la
gente busca reconocimiento, es decir, un objetivo de vida, la realización
personal en un reto corporativo. Y entiendo esto en un medico, abogado, artista,
en alguien que no sea un numero en una cadena de montaje global. Pero
implicarte en el resto de trabajos, dejando aparte que sea una forma de
sobrellevarlo, es como creer en Dios para no tenerle miedo a la muerte. Un
número no se puede sentir realizado, es tan estúpido como animar a un equipo de
futbol cuyos integrantes cambian cada año, ¿a quien animas, al concepto, a la
marca?
Israel: Simplificas todo de nuevo para adaptarlo a tus ideas
de perogrullo, hay gente que le gusta trabajar de contable, en oficinas, le
gusta implicarse en relaciones sin magia, aunque sea solo por esa sensación de
cariño estable, tranquilizador y quizá algo unidireccional. El destino no
conspira, pero tampoco trabaja en tu contra. Es muy sencillo juzgarlo todo
desde la cobardía de la inacción sin atreverte a luchar por nada, sin jugar a
aceptar el resultado cuando tiras los dados.
Rorschach: Leonard Cohen decía que los dados están trucados. No
puedo elegir ser de otra forma, sin embargo si que tengo que llevar la vida de
los demás, diría que es injusto sino fuera porque provocaría tu risa inmediata.
Israel: Así es, bueno, no quiero cortar nuestra interesante
conversación pero tengo responsabilidades, ¿quedamos mañana para cenar en el
sitio de siempre, cuento con tu presencia un día más?
Rorschach: Sí. Mis palabras son como un tictac en el cementerio,
algo fuera de lugar si estas muerto. Sólo necesito que un medico certifique.
Mañana nos vemos.
Israel: Hasta mañana pues.
Rorschach: Adiós.
Es bonito
ResponderEliminarPero qué pasa, Rorschach? Cada vez que entre a tu blog tendré que anestesiarme... no sé si puedo permitirme sentir tanto.
ResponderEliminarEnhorabuena por cada fragmento que tienes aquí. Es increíble leerte.
Gracias Alba, mi parte vanidosa esta encantada por tu comentario. Espero ir cambiando el tono, pero por ahora lo que vomitan mis dedos es melancolía y suicidio. Léeme en pequeñas dosis.
ResponderEliminarUn beso.
PD: Y gracias doblemente por comentarme este post precisamente, es uno de mis favoritos y sin embargo ha pasado totalmente desapercibido…xD
ResponderEliminarpara mí también es uno de mis favoritos, y cuando entré, precisamente pensé lo mismo... ;)
ResponderEliminarPD: sí, has conseguido que alguien se lea en un día, (una noche) todas tus entradas
Vaya, ¿todas? Halagador fase 2... Espero que no te haya resultado demasiado aburrido por el monotema que subyace siempre... Esta noche me dedicare al tuyo, suelo ser también bastante metódico si lo que leo me gusta.
ResponderEliminarUn abrazo…