domingo, 7 de septiembre de 2014

Ameba o arte.

Acabo de tener un sueño muy extraño. El escenario era un pasillo de pequeñas dimensiones, sin puertas ni adornos en sus paredes, solo una enorme alfombra roja que cubría todo el suelo. Era una alfombra sucia, áspera, apelmazada por restos de comida y excrementos. Y allí estaba yo: una bolsa de carne, un torso alargado y parduzco con una protuberancia al final en forma de rostro. Mi rostro. Y como un símil kafkiano conservaba a mi pesar los cinco sentidos. Y percibía la sombra de unas voces lejanas: eran los demiurgos, hombres grises que reían, aplaudían, despotricaban, observaban todo desde su atalaya mientras realizaban sus apuestas, como niños crueles jugando con un hormiguero, retrasando la matanza. Y supe que no era el único, había miles, millones como yo en pasillos iguales a este, aislados, atrapados en un horror infinito.
 
Pero a pesar de saberlo no me importaba, era algo secundario, lo más importante era la necesidad urgente de moverme, de encontrar comida, de huir de la oscuridad que se acumulaba detrás. Y esa pulsión no me parecía impuesta o artificial, era más bien una inercia amable, un imperativo moral, porque también sabía que todos los demás lo estaban haciendo, que habíamos sido seleccionados, elegidos, moldeados para este fin. Y empecé a moverme como los gusanos, arrastrándome, arqueando el torso sin separar demasiado la cabeza del suelo. Y aunque sentía un ligero dolor con cada movimiento, como si la alfombra absorbiera mi energía, seguí haciéndolo. Eran las normas: ellos arriba, nosotros enterrados entre paredes.

No sé cuándo empecé a pensar que si me arrastraba más rápido que los demás conseguiría, de alguna forma, ganar, salir del allí. Pero fue así como comencé a no hacer pausas, a no descansar, a dejar caer pedazos de mí que pesaban demasiado, pensamientos, ideas que ya no tenían valor porque la prioridad era avanzar.

Y pasaron horas. Días. Semanas. Meses. Años. Pero el pasillo nunca terminaba, nunca variaba. Y cada vez estaba más ciego por la falta de luz, más cansado, poseído por una sed inaudita, como si masticara tierra con sabor a réquiem. Y cuando después de tres eternidades mi cuerpo colapsó, me sentí derrotado, sentí rabia hacía mí mismo. Intenté acelerar el proceso cortándome las venas, pero ya era tarde incluso para eso: estaba exangüe, vacío. Me di la vuelta y me recosté mirando hacia arriba a esperar la muerte. Y fue en esa posición, quieto por primera vez, sin moverme, cuando me percaté del inmenso espejo que ocupaba todo el techo del pasillo. Y así me llegó la epifanía más simple y tosca de mi vida, algo tan evidente que no pude evitar cerrar los ojos y comenzar a llorar.

Me he despertado justo en ese momento. No he encendido la luz pero instintivamente he mirado hacia arriba. Y por un instante lo he vuelto a sentir: el sonido de sus risas, y también el de millones de vidas crepitando como pequeñas pavesas, muriendo entre los engranajes de una burda trampa circular de espejos...

13 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Una parte de mi geografía, el cuchillo que algunos escondemos debajo de los ojos ;)
      Besos!

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  2. Qué brutal, qué angustia, buenísimo! y qué miedo....

    siempre arte, arte, cariño ;)

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    1. Debe de causar miedo, quizás sea esa la única esperanza.
      Y siempre arte, aunque estemos jodidos y no haya esperanza de cambio; siempre arte, porque de otro modo estaríamos muertos en vida, balando dentro del rebaño, ajenos a la matanza de ideas.
      Un enorme beso bella ;)

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  3. Espejos en el techo... Yo les tiré una piedra y me cayeron encima los trozos, entonces me los comí. Ya no los veo, solo los siento.

    Te leo porque me recuerdas a un bloguero , que ya no publica, que me recordaba a un escritor, que ya no escribe, que me recordó a un amigo, que ya no existe, que escribía como Cortázar. Del que yo estaba, estoy, secretamente enamorada, de Cortázar. Te preguntarás por qué no leo directamente a Cortázar: está muerto. Espero que no te moleste.

    Por lo demás todo Ok salvo cuando utilizas artificiosamente y por millonésima vez las palabras sublimar o cosificar.

    Me gustaba la reacción de silencio pero ya tampoco está.

    Saludos.

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    1. No has comprendido nada, si habilité comentarios de nuevo fue para que mis lectoras exhibieran su amor por mí, su idolatría, describieran como he humedecido su mente y sus circunstancias. Sublimar. Cosificar. Sublimar. Cosificar. Todo eso de la cadena de recuerdos reciclados queda muy bien como un epílogo de cronopios, pero no está a la altura del acuerdo tácito que implica comentar en un blog. Sublimar. Cosificar. Sublimar. Cosificar.
      No importa, soy decadente y entiendo la fragilidad humana. Espero que aproveches la oportunidad que te estoy ofreciendo y en tu próximo comentario no reprimas la enorme admiración que me procesas.

      Enamorarse de gente muerta es muy sano, pero hacerlo secretamente hace que pierda todo el encanto. Sublimar. Cosificar.

      Besos de papel.

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    2. Su amor por vos? se arrastran culebreras por vos, remeras empapadas de babas...

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  4. Una situación espantosa pero es verdad, lo peor es que se parece bastante a algunos aspectos de la vida real.
    Besos escritor, seguimos.

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    1. Hay que seguir dejando una pequeña huella de vez en cuando.
      Son pesadillas de ocho horas diarias con nómina a final de mes ;)
      Espero que hayas disfrutado de tus vacaciones. Besos!

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  5. Lo que uno sueña es el reflejo de uno mismo. En general soñar con laberintos es simplemente el reflejo de la sensacion de estar perdido en la vida. Lo cual es bastante obvio en tus textos. Las pesadillas producen emociones fuertes para que uno las recuerde. Es el inconsciente tratando de salir a la superficie. Tratando de superar a la razón.

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    1. En la literatura –como en la vida- no hay que tomarse las cosas de forma tan literal, si te dijera que padezco insomnio y nunca recuerdo mis sueños, ¿entenderías mejor que se trata de una metáfora, mejor o peor tratada, sobre el homo sapiens capitalista?
      Besos!

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    2. jajajaja... es que yo soy literal :P

      aspie girl como dicen por ahi. sorry!

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  6. La verdad es que es una pesadilla, me alegra que te hayas despertado¡¡¡

    ojú, qué angustia¡

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