miércoles, 30 de octubre de 2019

Reseña: ‘Factótum’, de Charles Bukowski (1975)

"Fue entonces cuando aprendí que no es suficiente con hacer tu trabajo, sino que además tienes 
que mostrar un interés por él, una pasión incluso".

‘Factótum’ es la segunda novela de Charles Bukowski, aunque cronológicamente estaría situada entre ‘La senda del perdedor’ y ‘Cartero’ . Dado que los primeros párrafos del libro no ofrecen ningún tipo de introducción, conviene ubicarnos: Chinaski es un joven de veintitantos años al que la vida le impone el aprendizaje más difícil: la pobreza, la incomprensión familiar y la hostilidad de sus semejantes. Tras abandonar su hogar, logra evadir el reclutamiento para la guerra y se dedica a sobrevivir, pasando de trabajo en trabajo y de ciudad en ciudad, probando algunos de los oficios más miserables que existen.

La actitud que adopta el protagonista para afrontar su dura existencia es el individualismo y la misantropía, sin ningún deseo por encajar en los ambientes laborales y sociales. Ante la explotación y la falsedad que le rodea se refugia en el alcohol, las apuestas, el sexo sórdido y, finalmente, en la escritura, la única actividad que realmente le proporciona una satisfacción más allá de lo mundano. El autor dota a su alter ego, a pesar de su indolente apatía, de un extraño heroísmo: Hank reconoce demasiado pronto la falsedad de las promesas del sueño americano, y su falta de ambición e interés por una vida normal son su forma de rebelarse ante una realidad de esclavitud asalariada.

Aunque el libro tiene cerca de sesenta capítulos llenos de estrambóticas anécdotas y descripciones de trabajos absurdos, estos solo abarcan ciento noventa páginas. No hay introducciones ni rodeos, no hay excesivas descripciones, sólo la narración llana, reducida al mínimo y exenta de cualquier floritura; todo ello refuerza la sensación de honestidad y desnuda literalidad autobiográfica. Pero a pesar de esta extrema sencillez y la forma tan directa de explicar las situaciones también se percibe cierta carga de crítica y denuncia social, mostrando la derrota de la lucha de clases y cómo la ética del trabajo es una mera coartada para la explotación y la alienación denigrante de la clase obrera.

Padre del realismo sucio el libro está repleto de palabras altisonantes y detalles escatológicos, regocijándose en lo políticamente incorrecto. Otra tema en el que incide mucho es en justificar su alcoholismo, como si esa fuera la única respuesta al vacío emocional y la sensación constante de fracaso. También intenta, sobre todo al final, soslayar reflexiones y sentencias fruto de su particular forma de ver la vida; un ejemplo es el último capítulo, el final mismo del libro, que resume de manera simbólica la problemática, al estilo Sísifo, del personaje. A pesar de la crítica social que fluye en la narración no es uno de sus mejores libros, resulta demasiado repetitivo, un cajón desastre para sus anécdotas de trabajo, que se lee con rapidez pero que deja poco poso.

Factótum fue adaptada en una película homónima protagonizada por Matt Dillon en 2005, abajo tenéis el enlace a YouTube. También, para quien lo quiera leer, (AQUÍ) enlace al ePub.

"Yo era un hombre que me alimentaba de soledad; sin ella era como cualquier hombre privado de agua y comida. Cada día sin soledad me debilitaba. No me enorgullecía de mi soledad, pero dependía de ella".
«Mi ambición está limitada por mi pereza».

Reseñas de otras novelas de Charles Bukowski:
Cartero (1971)
Factótum (1975)
Mujeres (1978)
Hollywood (1989)

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