Pero a mi no me servía, y cada día me sentía más enfermo y encasquillado.
Pensé en Breaking Bad. Scarface. La comida no era tan necesaria y decidí gastar
el poco dinero que tenía en medio gramo. A fin de cuentas la vida siempre está
dando pequeños empujones, tarde o temprano se acababa el espacio y vendría la
caída, el jet lag existencial, la náusea, la insoportable levedad del ser. Fui hasta
el Bukowski Club pero estaba
cerrado. En un acto nihilista que él aprobaría, mee en la puerta.
La noche siguió discurriendo como siempre, en los baños, esnifando mierda
blanca que con suerte solo estaría cortada con talco y algo de anfeta. Pequeños
subidones que no escondían durante mucho tiempo el trauma de existir. Pero realmente
no pedía mucho más, solo otra noche sin consecuencias, sin transcendencia,
gritando epifanías apocalípticas en brazos de desconocidas.
Sin embargo, a pesar de mis pobres expectativas y de dos elipsis de carácter
amnésico, me encontré horas después en mi coche siendo fagocitado por una
nínfula de aspecto fabuloso. No creo que esa situación se produjera por mi
atractivo personal, sino más bien al hecho de estar en el lugar adecuado con
las drogas correctas. El problema, cuesta reconocerlo, es que no se me ponía dura.
Justo ahora, rebasando ampliamente los treinta, a punto de atesorar uno de esos
recuerdos que no te abandonan y ayudan en la vejez a sobrellevar el hecho de perder
el control de tus esfínteres, me sucedía esto. Puta mierda.
Ella mientras tanto, ajena a mi drama personal, seguía arriba y abajo,
intentando insuflar algo de vida a ese caprichoso pedazo de carne fláccida,
moviendo esa boca de ciclotímica belleza sin ningún resultado. Y yo, en vez de esforzarme
en aprovechar el momento, empecé a divagar entre recuerdos. Más concretamente
sus recuerdos. Ella, adoradora confesa de Nietzsche, con sus taras, con esas
perfectas felaciones, borracheras de lujuria, manteniéndome dentro de su
garganta hasta que afloraban las lagrimas, la asfixia, y liberaba a su rehén.
Echaba de menos con igual intensidad su coño y su cerebro, echaba de menos
sumergirme en esa carne triste y loca, las manchas que dejaban sus besos en mi
carne, ese baile perfeccionado de contracciones y embestidas, echaba de menos
hasta el sabor de sus flujos, esa forma sublimada empíricamente de placer
compartido.
Todo había sido siempre muy claro entre nosotros, a fin de cuentas una hostia es una hostia, sin mayor divergencia de criterios, sin manipulación
ni gilipolleces. Solo el retroceso de su rostro manchado de carmín. Un corazoño que se divertía
enseñando sus cicatrices. El problema es que ya no era mía, y su ausencia seguía doliéndome.
La piel tirante, una erección pantagruélica me devolvió al presente. Pero era como esa escena de La Naranja Mecánica, placer recorriendo
la médula espinal, pero sin el cuerpo y el escenario adecuado. Empujé su cabeza
hacía la luz y el oxigeno. Me miró extrañada, perdida, quizás era más feliz ahí
abajo exhibiendo su vocación. Pero aunque mis cojones tenían otra opinión, su
coño merecía que la llenasen unos minutos, que ese despiste de los sentidos la
alejase de esta esfera achatada de mierda. A fin de cuentas la noche era joven,
aquí y allá todos estaban follando, el semen se enfriaba entre los muslos de
millones de féminas rumbo a la soledad, cauterizando por unos breves momentos
el ansia perenne de placer y evasión-. Mucho mejor que esos baños con olor a mierda ajena -pero
propia- de muchos matrimonios.
La dejé ahí, en el último bar abierto. Pero antes de volver a casa, de nuevo solo, como en la canción de Los Planetas, me metí las últimas rayas en el asiento de atrás.
Pero la paz duró poco, la ansiedad me corrompió, la ansiedad de
escuchar de nuevo su voz. Tiré el móvil contra el suelo destrozándolo, todos
esos componentes que unos niños en China se habían tomado la molestia en
ensamblar desperdigados por el asfalto, como un animal atropellado enseñando
las entrañas. La dignidad nunca resultó tan barata de conservar.
Te amo aunque no te conozca,
aunque no estés aquí, aunque solo existas dentro de mi cabeza.
Que tierno y estúpido eres cuando quieres :)
ResponderEliminarJa, ja, ja. Me ha gustado el comentario, sí, claro, tengo mucho de ambas cosas.
EliminarUn abrazo ;)
...parece necesario aferrarse a ese algo que perfile las notas de un necesario baile de entendimientos y semejanzas.
ResponderEliminarPensamientos a la deriva sobre los arabescos de la sangre redentora.
Joder, a veces me sorprendo a mi misma supurando esta mierda lírica y me preocupo bastante... en fin. Buena entrada.
Todos supuramos de vez en cuando algo de mierda lírica, debe de ser un efecto secundario de escribir…xD
EliminarPero sí, después de dibujar arabescos de saliva en tu espalda, de llegar al orgasmo y seguir un poco más, lo perfecto sería tener un baile dialéctico de afinidades, no abandonar la cama dejando soledad y algo de frío.
Besos.
Y vuelve esa melancolía... Con tu arte para expresarla en lo sexual...
ResponderEliminarLa última frase... duele... Es más platonismo, supongo, pero no por eso menos real.
Es curioso, porque siempre hay cierta melancolía después del orgasmo, las mujeres no lo sentís de forma tan brusca, pero existe.
EliminarLa última frase, es soledad, esa inquietante sensación que rebusca en los recovecos de la memoria buscando un poco de.
Un abrazo bella catalana.
Y que es el amor...?
ResponderEliminarCreo que la respuesta está entre tus piernas, pero necesitaría algo de intimidad para confirmarlo ;)
EliminarUn abrazo.
Menuda nochecita...
ResponderEliminarSeguramente el amor sin conocerse es más fácil. No se rompe el encanto. Ah, por cierto, la canción de Los seis días del otro post es genial. Perfecta.
Besos.
Sabía que te gustaría. Sí, es una de las canciones más perfectas, elocuentes y tristes que existen. Y el dúo con Santi Balmes, en plena efervescencia LOL, también tuvo la culpa de que calase tanto.
EliminarBesos…
Si sueñas con alguien solo es un sueño pero si ese alguien además sueña contigo, ya tenéis un sueño en común y ESO ES REALIDAD PURA Y DURA. La verdadera ficción del amor es estar al lado de alguien con quien ya no sueñas, por mucho que este ahí y que lo conozcas como la palma de la mano.
ResponderEliminarAsí que si Ella te ama también aunque no te conozca (y no esté ahí) pero estás en su cabeza como Ella en la tuya... eso es amor.
Besos
Ja, ja. No estoy seguro de entenderte. De todas formas ya sabes mi opinión sobre el amor platónico, si se quieren, que lo verbalicen, que se besen, se abracen se posean, se hieran, se muerdan, dibujen arabescos de saliva entre sus piernas, memoricen sus lunares, en resumen, que follen y se dejen de pamplinas metaliterarias…xD Eso es Amor, el que tiene sabor, olor, y duele.
EliminarUn abrazo muchacha.
Dónde estoy?? esto es un antro de locura y perversión. A buen lugar vine a parar !! Abrazos.
ResponderEliminarNo disimule, tengo su reserva desde hace un mes. Ya está su habitación preparada, y el baño caliente. La cena se sirve a las diez, espero que goce de su estancia, si tiene alguna duda, o requiere de algún servicio adicional, ahí tiene mi mail.
EliminarAbrazo.
Y otra noche más, mi querido drugo...
ResponderEliminarBesos.
Como decía Barricada "Ultimo sueño tranquilo de un mercenario
Eliminarpara el todos los días acaban igual. Esta noche no es para andar por esas calles..."
Besos querida musa.