jueves, 5 de diciembre de 2019

La vida es azar en movimiento, la fatalidad es tan natural como la belleza y un millón de veces más justa. Los porqués son solo migas de afán falsas. Lo único real es el alud carnal, lo ajeno callando nuestra voz interior y provocando el fundido en negro.

A veces me preguntó para qué escribir. Y me contesto que no es solo por el desahogo, me gusta también la belleza estética que se consigue cuando alguna pizca de talento se combina arbitrariamente y me evade de esta vida que silba como un tren de mercancías, llena de frustración y despropósitos. Delante del teclado está todo bajo control, siempre hay una segunda oportunidad para enmendar las cosas, el «L'esprit de l'escalier» se convierte en virtud, puedes estar a la altura de tus expectativas, acercarte a esa mujer que tanto te gusta y abrirle tu corazón, expurgarte en voz alta y esperar que las taras y los dados trucados no ganen la partida esta vez… Recuerdo a Cioran totalmente enajenado y odioso por el prolongado insomnio confesarle a su madre que su vida era insoportable; y ella contestar en un arrebato de ira: “Si lo hubiera sabido, ¡habría abortado!”.


Reflexionando tiempo después sobre este incidente Cioran llegó a la conclusión de que su existencia era un simple accidente, por tanto, para qué tomárselo todo tan serio; así empezó a escribir, para injuriar la vida e injuriarse a sí mismo. Tal vez sea la respuesta, a fin de cuentas, ¿qué otra opción coherente nos queda como venganza por este dolor que nunca pedimos, que no sabemos soportar, más que injuriar a la vida y su sentido de todas las formas posibles a nuestro alcance?

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Rompámonos de espejos, quiero una flor que recuerde tu nombre, que guarde un luto de ambulancias y velatorios, que no muera de pie, que perfeccione su preñez y delate su perfume en pleno invierno. Un gato camina por el techo insultando mi último poema, me exige que traiga antidepresivos, dos máscaras y un manual de guerra al que le falten las últimas trescientas páginas. Sería inmoral leer el poema de forma literal, todo tiene su parte de ejercicio mental y sensibilidad dormida, como olas de caricias zozobrando tu embarcación de carne. Quiero follarte a besos, devorarte y silenciarte el pensamiento. Para entenderme tendrías que ver un hermoso amanecer y pensar en hemorragias y masacres improvisadas. Tengo demasiadas canas en mi perilla planificando orgasmos de gas. Nuestras piezas nunca encajaron, pero la última mirada azul que echaste sobre mis hombros sigue prisionera de un temblor de esperanza. Por eso todas las respuestas murieron de frío hace meses y ya solo quedan heridas de carmín fucsia y ataques de risa producidos por sombras que no sé dónde terminan. La hazaña grandilocuente de brindar con vino barato pensando siempre en ti. La siguiente hora ha tosido en la esquina, será la siguiente en morir, ¿Quién quiere torturarla conmigo?

2 comentarios:

  1. Preciosa música!!
    Se escribe para desaguar
    Abrazos.

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    1. Lo mejor de la entrada es el comentario de la madre de Cioran y la música ja, ja, ja.
      Un abrazo muchacho, espero que disfrutes y aproveches el puente 😉

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