viernes, 15 de noviembre de 2019

Reseña ‘Psicopolítica: Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder’, de Byung-Chul Han (2014)

Con un estilo conciso, ameno e irónico, Han inicia su viaje hacia la psicopolítica con un retrato de lo que él denomina ‘la crisis de la libertad’. En el sistema neoliberal los ciudadanos actuamos como empresarios de nosotros mismos, lo que nos conduce a explotarnos de forma ilimitada. Enfermedades como la depresión, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno límite de la personalidad (TLP) o el síndrome de desgaste ocupacional (SDO) se han incrementado por lo que denomina la corriente del ‘Positivismo’, la idea de que constantemente debemos mirar el mundo como una oportunidad, dejando de lado el negativismo. Un claro ejemplo es la invasión de libros de autoayuda que te explican las formas en que puedes ser más productivo y sacar lo mejor de ti, apelando a la organización, a levantarte más temprano, a exigirte sin descanso, dejando de lado la negatividad y el ocio, transformado a las personas en simples máquinas de producción.

En este contexto, se producen nuevas necesidades que, según Han, interpretamos erróneamente, equiparando su satisfacción a un acto de liberación. Por otra parte advierte que cuanto mayor es el poder, más silenciosamente actúa. En su forma negativa, se presenta como una fuerza violenta que niega la libertad. En cambio, actualmente el poder adopta una forma permisiva, amable, que depone su negatividad y, por tanto, nos ofrece -y promete- más libertad. En lugar de hacernos sumisos, nos hace dependientes. Seduce, en vez de prohibir. No nos impone silencio, sino nos exige compartir, expresar ideas y emociones, participar; explicar nuestra vida. Por tanto, esta forma de poder es más efectiva porque no niega o somete la libertad, sino que la explota.

Otro enfoque controvertido parte de que el objetivo del sistema neoliberal es la circulación ilimitada de la información. Así, los secretos, la extrañeza o la otredad serían obstáculos que hay que eliminar. En este punto, Han dirige su crítica hacia los ciudadanos como votantes-consumidores-espectadores y su escaso interés real por la política, que nunca iría más allá de la vigilancia y la queja, como los consumidores ante servicios o productos que no les gustan, lo que provoca que “la libertad ciudadana ceda ante la pasividad del consumidor”.

El Big Data que se crea en las redes sociales y a través de los registros de nuestras aplicaciones supone un negocio en el que vigilancia y mercado se fusionan. Se capitalizan los datos personales y se procede a una clasificación de la sociedad atendiendo a diversas características, pero predomina el nivel económico. Es entonces cuando Han habla del Bannoptikum, que representa un régimen en el que se destierran a las personas hostiles o no deseadas por el sistema. Para ejemplificar esto, el filósofo explica cómo empresas que comercializan con los datos personales clasifican como ‘basura’ a aquellos individuos con un valor económico escaso.

Como ciudadanos nos sentimos libres, tenemos a nuestro alcance todos los medios para expresarnos y poner en valor nuestra individualidad, pero en realidad estamos más controlados que nunca: nuestros patrones de comportamiento son previsibles y cuantificables. Ante un panorama tan apocalíptico, Han reivindica la figura del excéntrico, el loco que es capaz de superar la coacción de la hipercomunicación y, por tanto, de ejercer una verdadera praxis de la libertad y tener el valor de desviarse de la ortodoxia. Podéis descargar el ePub (AQUÍ)

“No el valor de uso, sino el valor emotivo o de culto es constitutivo de la economía del consumo. […] Es ahora cuando la emoción se convierte en medio de producción.. […]
La aceleración de la comunicación favorece su emocionalización, ya que la racionalidad es más lenta que la emocionalidad. La racionalidad es, en cierto modo, sin velocidad. De ahí que el impulso acelerador lleve a la dictadura de la emoción. […]
Las cosas no se pueden consumir infinitamente, las emociones, en cambio, sí. Las emociones se despliegan más allá del valor de uso. Así se abre un nuevo campo de consumo con carácter infinito.”

“El sujeto neoliberal como empresario de sí mismo no es capaz de establecer con los otros relaciones que sean libres de cualquier finalidad. Entre empresarios no surge una amistad sin fin alguno. Sin embargo, ser libre significa estar entre amigos. […] El neoliberalismo es un sistema muy eficiente, incluso inteligente, para explotar la libertad. Se explota todo aquello que pertenece a prácticas y formas de libertad, como la emoción, el juego y la comunicación.”

“A los reclusos del panóptico benthamiano se los aislaba con fines disciplinarios y no se les permitía hablar entre ellos. Los residentes del panóptico digital, por el contrario, se comunican intensamente y se desnudan por su propia voluntad. […] La sociedad del control digital hace un uso intensivo de la libertad. […] La dominación aumenta su eficacia al delegar a cada uno la vigilancia. El me gusta es el amén digital. cuando hacemos clic en el botón de me gusta nos sometemos a un entramado de dominación. El smartphone no es solo un eficiente aparato de vigilancia, sino también un confesionario móvil. Facebook es la iglesia, la sinagoga global (literalmente, la congregación) de lo digital.”

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4 comentarios:

  1. Ya sabes que el chulico han me gusta mucho, pero ameno del verbo que ameno es este tio no lo es. Hace pensar, su antiliberalismo a veces satura porque hace conclusiones ed premisas inconexas.
    Esto no quita que haya que leerlo sí o sí.
    Aunque yo ahora de él, me estoy tomando una pausa por saturación.
    Abrazos.

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    1. Bueno, con ameno quizás quería decir que sus libros son bastante cortos y concisos, sacan conclusiones muy rápido en base a las premisas que presenta, de hecho eché de menos en este que no se alargase un poco más precisamente explicando esas premisas que me parecen muy interesantes. Luego en las conclusiones tienes razón, como suele ser habitual parece que el diagnostico es muy acertado pero no sabe alejarse de sus prejuicios ya conocidos. Creo que en el futuro se hablará mucho de este tipo de cosas, de la desconexión de las redes sociales, el decrecimiento, el culto al ocio alejado de todo ansiedad por la ‘productividad’, etcétera. O no. En cualquier caso nosotros ya estamos avisados de sus consecuencias, y solo por eso merecía la pena hacer una reseña.
      Un abrazo muchacho 😉

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  2. No te quedas quieto..., no paras de leer y leer, desde luego tu inquietud e inquietudes no están dormidas.

    Besos.

    Cada época lleva a la prevalencia de ciertas enfermedades, me pregunto si todo éso puede ir aún a peor.

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    1. A veces lo hago para no deprimirme, para justificar un poco mi tiempo libre e intentar aprovecharlo; creo que sí fuera más feliz no dedicaría tanto tiempo a leer y escribir reseñas.
      Creo que todo irá a peor, parece clara la tendencia de que cada vez vivimos peor, que nuestras circunstancias y salud no mejoran, al revés, empeoran. Pero bueno, tampoco quiero ser un agorero, disfrutemos del tiempo presente, intentando esquivar las trampas que nos va dejando esta sociedad putrefacta.
      Un abrazo.

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