El ensayo tiene como eje central la transparencia que está impregnando todas las esferas del sistema social. Byung-Chul Han divide el texto en nueve capítulos -la sociedad positiva, la sociedad de la exposición, la sociedad de la evidencia, la sociedad porno, la sociedad de la aceleración, la sociedad íntima, la sociedad de la información, la sociedad de la revelación y la sociedad del control-, para referirse a estos cambios que han derivado de la transparencia como rasgo adquirido en el sistema.
Han identifica la sociedad de la transparencia con la sociedad positiva, debido a la ausencia de negatividad que comporta, entendida ésta como la oscuridad, el misterio, la ocultación, la duda, el problema, etcétera. El autor sostiene que “las cosas se tornan transparentes cuando se despojan de su singularidad y se expresan completamente en la dimensión del precio”. Es decir, que la transparencia convierte a las cosas y a los sujetos en elementos funcionales y los reduce a mercancía. No obstante, la transparencia no es propia del ser humano, solo la máquina es transparente. La esfera privada es natural en las personas, no podemos ser completamente transparentes, ni siquiera para nosotros mismos, pues el inconsciente sigue siendo un misterio para la propia persona.
La sociedad positiva organiza “el alma humana”, al no permitirse las lagunas de información, se sustituye el pensamiento por el cálculo, se busca el consumo y el confort alejado de las complicaciones. “El veredicto general de la sociedad positiva se llama «me gusta»”. El autor razona que el botón de «no me gusta» no se ha incorporado porque se trata de ser positivos y no buscar complejidades, problemas. La transparencia es ciega, no cuestiona el sistema ni se pregunta por otras alternativas. En política debería ser imposible la transparencia ya que, entre otras cosas, la política se trata de las estrategias secretas. La transparencia supone una nueva etapa política, la postpolítica.
Han defiende que de la transparencia surge la sociedad de la exposición, en la que si no estás expuesto, no existes. Esta exposición elimina el valor de culto de las cosas, reduciéndolas a mercancía. Reduce la existencia a algo insignificante. No se suele preguntar más allá de lo expuesto, pero sí que se sospecha de aquello que no se expone. La comunicación visual es anestésica, no invita a la reflexión, el autor sostiene que “la transparencia va unida a un vacío de sentido”.
Han identifica la sociedad de la transparencia con la sociedad de la pornografía, ya que ésta exige un desnudamiento sin límites eliminando todo tipo de significación y sentido. Se reduce a la exposición, a los hechos. Se elimina la fantasía, la imaginación. Por lo que se elimina también el placer, siguiendo a Simmel, Han afirma que lo que profundiza el placer no es el disfrute en tiempo en real sino el imaginativo preludio y el epílogo. La desnudez quita el encanto, allana los hechos.
El académico define la sociedad de la aceleración con relación a La hiperactividad, la hiperproducción y la hipercomunicación no son narrativas, no buscan un fin, no llevan a cabo ninguna función en concreto. La narración no se acelera, se aceleran los procesos que suman ítems. La sociedad de la transparencia elimina todo tipo de ceremonia o ritual que ralentice la comunicación. El mundo se ha convertido en “un mercado en el que se exponen, venden y consumen intimidades”. La transparencia conlleva la exposición de la intimidad, la confesión, el desnudamiento y la falta de distanciamiento. Está habitada por sujetos narcisistas, centrados en el “yo”, pues se han eliminado los signos rituales y ceremoniales que harían que el sujeto se evadiese de sí mismo.
A pesar de ser una sociedad de la información, ésta no garantiza ninguna verdad. Al contrario, el exceso de información que generamos facilita el control y la vigilancia digital. Han define la red como el panóptico digital, una versión incluso mejorada al panóptico de Bentham, quien originariamente ideó el prototipo de prisión perfecta en el siglo XVII. En Internet el control no sólo es invisible, sino que es omnipresente y omnipotente, y los presos no están aislados, todo lo contrario, están conectados y revelan voluntariamente su información personal, creyéndose en libertad. “La vigilancia no se realiza como ataque a la libertad. Más bien cada uno se entrega voluntariamente a la mirada panóptica. A sabiendas, contribuimos al panóptico digital, en la medida en que nos desnudamos y exponemos. El morador del panóptico digital es víctima y actor a la vez.”
Añado enlace a una breve entrevista aquí, y un vídeo donde resume de forma excelente -y muy visual- el libro. Merece que hagáis el esfuerzo:
Hoy me he tomado tiempo para leerte y ver el vídeo entero. Tu explicación me ha parecido excelente: clara y a la vez concisa. Se capta todo lo que quieres decir de una manera perfecta. Y el vídeo es muy bueno, todo ello; el conjunto de lo que tú dices y con la explicación tan didáctica del vídeo te da mucho que pensar.
ResponderEliminarEs cierto que al final todo se mimetiza...somos la masa, no tienes más que ver que cuando buscas algo en Internet, cualquier cosa que sea, después te llega un montón de consumo; propaganda de lo que te quieren vender con la pretensión de que te conocen...
Te agradezco mucho que haya compartido esto, a mi al menos, me ha dado mucho que pensar.
Besos.
El problema de los ensayos es que hay que esforzarse y muchas veces la curiosidad intelectual no gana la batalla a la pereza. Son temas muy interesantes, que tratan de indagar y explicar la sociedad actual, como nos manipulan, nuestro lugar en ella, en resumen: nuestra identidad. Pero entiendo que si ya nos cuesta encontrar tiempo para leer un best-seller, ponerse con libros así, a veces muy abstrusos, que requieren concentración y muchas lecturas pretéritas, no suele ser muy divertido. Mi intención ha sido intentar resumir estos temas para que al menos hagan reflexionar a quien me lea, por eso te agradezco que hayas comentado, que al menos tú hayas podido vencer esa batalla ;)
EliminarLas reseñas muchas veces son intentos de comprender mejor el libro, y hacer un homenaje al autor y su obra, pero, ¿qué mejor homenaje que conseguir que otros se interesen por ella y le lean? xD
Un abrazo, espero que pases un buen fin de semana.
Me apunto a este señor del que me han hablado muy bien y no he leido nada, como siempre tus listas de libros son para mi una referencia. Coincidimos mogollón.
ResponderEliminarHablando de orientales, agradecerte que gracias a tu lista me haya leido Tokio Blues y Los años de peregrinación del chico sin color. Me han encantado los dos.
Aqui he puesto un post tochana sobre murakami:
https://elchicodelaconsuelo.blogspot.com.es/2018/03/pero-que-cojones-os-pasa-con-murakami.html
Abrazos.
De mis libros fíate cuando les pongo una nota de “Excelente”, que leo mucha mierda también xD
EliminarMe alegro de que hayas leído al maestro Murakami, a mí sobre todo me han encantado –curiosamente- dos que no son novela, sino ensayos sobre la escritura, “De qué hablo cuando hablo de correr” que hace un interesante paralelismo entre su carrera de escritor y su afición a los maratones; y otro que ha salido hace poco, quizás un poco más redundante “De qué hablo cuando hablo de escribir”. A mí Murakami me gusta, pero sin estridencias, uno de vez en cuando. Sus libros más largos, tipo 1Q84, me han dejado un poco frío.
Me paso ahora mismo por tu entrada, que he estado esta semana un poco despistado. Un abrazo ;)
Y se me olvidaba: sí, intenta leerlos porque Byung-Chul Han está muy, muy bien, sobre todo para empezar “La sociedad del cansancio” es cojonudo. Ya me contarás.
EliminarMe daba pereza realizar la reseña, porque son densos, pero hasta eso mereció le pena xD