miércoles, 27 de noviembre de 2019

Reseña: Álbum ‘When We All Fall Asleep, Where Do We Go?’ de Billie Eilish

Uno de mis grandes defectos como melómano es que cuando escucho un nuevo álbum lo suelo hacer de forma superficial y las dos o tres canciones que me llaman la atención son las que incluyo en mis playlist aislándolas de la entidad del disco. Seguramente mucha gente hace esto hoy en día, vivimos en una sociedad histérica por la 'productividad', por escuchar muchas cosas y aprovechar el tiempo, en una época en la que el MP3 ya está superado y ahora escuchar Spotify en el móvil es algo habitual parece que nos hemos convertido en meros coleccionistas de singles. Pero el insomnio me está dando la oportunidad de pasarme las noches tumbado en la cama diseccionando algunos álbumes, escuchándolos con más paciencia; con esto me refiero a no hacer una escucha rápida, sino leer las letras, prestar atención a los detalles y -aunque esto ya es una cuestión personal- investigar un poco la vida del artista. Con Billie Eilish ha resultado muy esclarecedor porque no comprendía cómo una chica de diecisiete años podía haber sacado un disco de tanta calidad.

When We All Fall Asleep, Where Do We Go?’ fue grabado en la casa de su familia en Los Ángeles con la ayuda de su hermano mayor Finneas O'Connell, la mitad artística que complementa tanto en la producción como en la elaboración de letras y canciones; quizás esté más a la sombra, pero de no ser por él Billie Eilish no se habría convertido en lo que es ahora. Es un álbum de avant-pop lleno de intimidad e inmediatez donde Eilish establece el swing consciente del jazz en sus voz sobre ritmos de trap y sonidos de piano al estilo doo-wop; a lo que hay que añadir su gusto por su macabro -ella se encarga también de la estética y elaboración de todos sus videoclips-, y una estética femenina a la que no estamos acostumbrados, llevando siempre ropa muy holgada; esto último tiene una explicación sencilla: ha querido evitar en todo momento la hipersexualización de su cuerpo, taparlo y que solo nos centremos en su música. Añadir también que sufre del síndrome de Tourette -movimientos involuntarios de la cara, de los brazos, de los miembros o del tronco. Estos tics son frecuentes, repetitivos y rápidos-. También lleva sufriendo depresión toda la vida, diagnosticada a los doce años, y tiene ataques puntuales de ansiedad y parálisis del sueño. Sus padres son artistas, y nunca ha tenido una educación convencional, durante su infancia se encargó su madre dando más prioridad a los aspectos artísticos.

Yendo ya al disco, para mí las canciones más destacables son: ‘You Should See Me In a Crown’ inspirada por una frase de Moriarty del show de la BBC 'Sherlock'. El sonido de apertura es una grabación de los cuchillos de afilar de su padre, y luego se mantiene gracias a un destacable dubstep. La canción fue acompañada por un video animado por Takeshi Murakami, en el cual le brotan ocho patas a Eilish y destruye una ciudad. Como contraste más adelante nos encontramos con ‘Bury A Friend’, adoptando un pentámetro yámbico inquietante mientras repite "I wanna end me" sobre un ritmo casi silencioso de R&B, la letra es un diálogo autodestructivo entre ella y el monstruo que forma parte de sí misma. Luego llega la sinceridad sentimental teenager en la balada ‘When the Party's Over’ y en ‘Wish You Were Gay’, donde profesa su amor por un chico cuya falta de reciprocidad encuentra extraña: “Para salvar mi orgullo / Para darle una explicación a tu falta de interés / No soy tu tipo / Quizás no soy de la orientación sexual que prefieres". En ‘Xanny’ aboga en contra de las drogas, pero sin moralismos ni exageraciones, mera presentación: no se droga ni bebe y se siente aislada cuando sus amigos lo hacen. El final del álbum es una frase de tres canciones: “listen before i go, i love you, goodbye”. En ‘Listen before i go’ canta sobre alguien que ha decidido suicidarse y tiene prisa por despedirse y hacerlo. ‘I love you’ es delicada y honesta, interpretada con una tenue guitarra acústica a la que se suman tímidos coros y pianos, pone la voz de Billie en primer plano, mostrando la desnudez y extrañeza que siente la propia cantante ante un amor sin ambages. La interpretación acústica en directo es uno de los puntos culminantes de sus conciertos: Billie y Finneas transmiten la intimidad del momento cantando juntos sobre una cama que se va alzando, poco a poco, sobre el escenario. Finalmente ‘Goodbye’ es un simple collage con frases de sus canciones anteriores que funciona muy bien como cierre.

Afirma Eilish que su disco está inspirado en las pesadillas, en la parálisis del sueño y en los sueños lúcidos, en ese mundo de nuestro subconsciente que existe entre el sueño y la vigilia, y si algo consigue la producción del álbum es evocar una sensación de ansiedad y desorientación que podríamos asociar a esos estados, en particular por el modo en que las canciones emplean la distorsión como parte de su tejido sonoro. Estamos ante un disco que ha conseguido llevar al pop masivo el nihilismo y pesimismo adolescente, rompiendo los límites entre géneros musicales, todo ello además con unas letras muy personales. Destacar también los silencios que existen en muchas canciones en una época donde parece que la única forma de destacar es con producciones de sonido anfetamínico -cosa de la que peca incluso Lana del Rey-, sin embargo aquí tenemos silencios, atemperación del volumen y una voz que en muchas canciones como en ‘When the party's over’ es un susurro casi sobrecogedor. En una entrevista leí que habían intentado que cada uno de los catorce temas fuera diferente y poder llegar así a más gente, quizás por eso aparte de los típicos fans adolescentes también hay gente de más edad fascinada con este álbum.

En una industria cronificada con boybands coreanas, ídolos pop hipersexualizadas sin talento y géneros como el rock o el heavy metal sin apenas representación, es de agradecer que alguien consiga sacarnos del sopor. Hacedme caso y dadle una oportunidad a este disco; podéis escucharlo entero en el último enlace de YouTube que he añadido más abajo.


2 comentarios:

  1. A mi también me parece muy bueno para los tiempos que corren.

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    1. Que conste que suelo escuchar otro tipo de música, no soy muy aficionado al pop, la reseña ha surgido un poco por casualidad, en plan ‘quiero escribir algo sobre música, ¿qué es lo último que me ha enganchado?’; pero hay que reconocer que Billie Eilish tiene talento. Veremos cuál es su futuro, si acaba -como la mayoría-, siendo otro juguete roto de la industria o consigue sortear todas las tramas propias de su edad y la fama.
      Un abrazo.

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