
Confesiones de un inglés
comedor de opio (1822), de Thomas Quincey. Se trata de un estudio biográfico en
la que el autor confiesa y explora su propia adicción al opio y los intentos
por desengancharse. Describe los sórdidos ambientes de consumo y los efectos
psicológicos que produce en sus recuerdos.
Réquiem por un sueño (1978),
de Hubert Selby Jr. La novela desarrolla dos historias paralelas, por un lado,
una madre obsesionada por adelgazar termina haciéndose dependiente de las anfetaminas
recetadas por su médico. Por otro lado su hijo, junto a su pareja y un amigo,
se hacen traficantes para ganar dinero fácil, pero terminan enganchados. Todos
tienen un final trágico. La adaptación al cine fue dirigida por Darren Aronofsky
y protagonizada por Ellen Burstyn, Jared Leto, Jennifer Connelly y Marlon
Wayans.
Trainspotting (1993). El
debut de Irvine Welsh es el retrato de unos jóvenes yonquis de los suburbios de
Edimburgo que buscan refugio en la heroína para escapar de la realidad. También
“Cola” tiene algo que ver.
Miedo y asco en las vegas
(1971), de Hunter S. Thompson. Este es un caso de un periodista que viaja a Las
Vegas con su acompañante y el maletero de un coche a rebosar de drogas. Los
excesos de heroína y destrozos que dejan tras su paso son una explícita visión
de la contracultura de los años 60 y la búsqueda del sueño americano.
Menos que cero (1985) de
Breat Easton Ellis. Una narración en la que un estudiante se sumerge en la
élite y glamour de Hollywood caracterizada por un consumo en exceso por parte
de una juventud hedonista y desenfrenada.
Diario de un Rebelde
(1996) de Jim Carroll, Autobiografía en la que el Caroll repasa sus años de
adolescente cuando, para mejorar sus resultados como jugador de baloncesto (de
ahí su título original “The Basketball Diaries”), comienza a consumir heroína y
entra en un bucle de adicciones que le llevan a robar en comercios, a meterse
en peleas callejeras o a ejercer la prostitución.
Campos de fresas (1997) Jordi
Sierra y Fabra. Otra historia sobre las drogas de diseño y las discotecas. En
ella, una chica que se ha quedado en coma tras tomar éxtasis se debate entre la
vida y la muerte en la cama de un hospital, mientras sus amigos tratan de
averiguar la composición exacta de la droga para poder salvarla. Novela juvenil
bastante discreta, estilo “Historias del Kronen”
Los Niños en la Estación
Zoo (1978) Christiane F. La historia se basa en los relatos de la adolescente
Christiane que, con trece años de edad, empieza a consumir hachís y LSD, para posteriormente
experimentar con la heroína con su novio. Se vuelven adictos, y terminan
ejerciendo la prostitución, cometiendo robos, etcétera. La
película es bastante conocida, banda sonora David Bowie.
Azul casi transparente
(1976) de Ryū Murakami. La novela se centra en un pequeño grupo de jóvenes
amigos en la mitad de los años 1970. Viven en una ciudad japonesa donde se
encuentra una base aérea estadounidense. La trama de la novela no se separa de
una pegajosa cercanía al sexo en grupo, el abuso de drogas, la soledad, las
alucinaciones, actos de sadismo y sexo violento y la soledad y la desesperanza
que en los jóvenes personajes está todo el tiempo presente.
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