
Desapareciste durante dos días. A saber qué te hicieron esas bestias
de lógica blanca. El tercero, no sería ni media mañana, volví a verte. Ojeroso,
pero aquí todos estamos ojerosos, con marcas en las muñecas, como las mías.
Aquí todos intentamos suicidarnos. Yo seguía en mi ventana. Entonces me
reconociste. Sí, claro que me reconociste y no te acercaste, aquí tú eras el
más cobarde. El cielo siempre está plomizo, no puede ser más hermoso, la
degradación de abismos entre dos aguas invertidas. Pero no te acercaste, sólo
sujetabas la botella. Tu botella.
Imagina el espacio que nos rodeaba, un desierto lívido sin más tinte
que el rojo de tu vino y el verde de mis ojos. Se te veía tan pequeño, mi
decadente ninfómano, tan frágil... Aquí todos somos putas rotas.
Compartimos aquella distancia galáctica durante ¿una, dos horas? y
luego, bajo el silencio esquizo, me digné a acercarme, lenta, puede que incluso
temerosa, a ti. Creo que hacía tiempo que no tenías tan cerca un rostro
adolescente. Se te notaba porque tus pupilas se dilataban sangrantes. Y estaba
tan cerca, mi boca de tu boca, que te hincabas violentamente en la botella.
Entonces me arrodillé a la altura de tus rodillas, también creo que pensaste
que iba a mamártela (te sobrecogiste), pero no. Cogí tus manos y les di la
vuelta, quería ver los vestigios, tus caminos extraviados. Y apoyé mi cabeza en
ellos, aún no habían cerrado sus bocas. Y como buen cobarde, te quedaste ahí,
quieto. Me estabas manchando de sangre. Tu muerte se corría en mis mejillas.
Pero se nos acababa. Tú no lo sabías, yo sí. Incorporé mi lengua hasta
tu garganta, hasta tu oído. Iba a sisearte algo, pero se me olvidó. Había empezado. Mi cuerpo estaba muriendo en humo, y tus cicatrices supuraban vino. Y
nos deshicimos en los vicios del alma, lenta y desoladamente.
Échale la culpa al alma.
Échale la culpa al alma.
Brutal.
ResponderEliminarPero precioso al mismo tiempo.
Gracias por compartirlo.
Enhorabuena y abrazo sentido a la autora.
Brutal y precioso, eso es.
EliminarUn saludo.
Madre mia... Fascinación es la palabra.
ResponderEliminarLos abismos, las metáforas, la extraña ternura.
Buena elección.
Besos mi tejedor de alas perfectas.
Sí, es un texto que no deja indiferente. Un buen regalo.
EliminarBesos querida musa.
Me alegro que no seas de fiar y lo hayas publicado... me parece un texto muy especial.
ResponderEliminarEspero que te mande más y los disfrutemos ;)
(Conste que me he quedado con las ganas de saber la última frase, curiosidad...)
Besos abisales
Al final lo he publicado tal y como me lo envió. Es lo adecuado, aunque no me agrade del todo como utiliza la palabra “alma” en el texto no me apetece sentirme como Max Brod…xD
EliminarBesos decadentes versión 3.0
Tremendo escrito. Admirable lo que se puede crear con la mente y saber plasmarlo de una manera tan impactante...
ResponderEliminarBesos merecidos a la autora, y también ti ;)
Me alegra que te haya gustado.
EliminarBesos irisados.
Sí, es brutal. Entre lo vivo y lo casi muerto.
ResponderEliminar:)
Un beso
Coincido con los comentarios es brutal,intenso magnifico no deja indiferente;me ha gustado.
ResponderEliminarComo ves no soy tan mala y por fin me decido a comentar.Saludos
Muy buena entrada Te felicito, muy bonito, besos.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Felicidades a la autora! Estarás contento, eh? tu blog no es sólo bueno por lo que escribes tú ;)
ResponderEliminarMe gustaría saber por qué lo del alma...
Besos
Es muy bueno el relato anónimo, hay que reconocerlo, pero empiezo a echar de menos un relato tuyo... Nos tienes tan mal acostumbradas. ¡Anda... escribe algo tuyo esta noche! Me encantaría leerte a las siete y media, mientras desayuno mis tostadas de mermelada de fresa. Eso sería genial.
ResponderEliminarBesos mon frère...