lunes, 11 de junio de 2012

Entre bayonetas y mortajas siempre hay un destino cruel.

Ophelia

Soy una reconocida psiquiatra. Quería ser enfermera, pero mi condición de conejita solo me permitió tener éxito en la rama de la locura, al parecer los desequilibrados se sienten muy cómodos hablando conmigo. Ahora tengo la consulta privada en casa de Rorschach.

Gano bastante dinero, también hago encargos especiales. El tema de la lobotomía es algo que debería de plantearse más gente. Babeas un poco, eso es cierto, pero imagina estar el resto de tu vida disfrutando de un trabajo que nunca se hace monótono, imagina estar siempre sonriendo sin necesidad de drogas, que no te importe vivir en una condición social de postguerra.

Cuando tengo consulta con Katy siempre recuerdo la castración química de aquel individuo. Su polla era una costra sangrante, según me dijo había recurrido a cosas ilegales para saciarse, la había metido en cualquier agujero con tal de disfrutar de alguna experiencia nueva. No podía tener un animal doméstico. Tenía los ojos inyectados en semen. Estaba desesperado.

Disfrute castrándole más de lo que estoy dispuesta a admitir.

Katy: El amor es coprofagia, algo asqueroso a lo que al final te acostumbras. Un coño, sin embargo, está conectado directamente a la carne del alma.
Ophelia: ¿Has realizado algún progreso para controlar tu obsesión por el sexo?
Katy: Mi coño es un altar de sacrificios, un zombi que devora pollas, bolas chinas, puños, cualquier símbolo fálico que le introduzco, una bestia hambrienta que ladra exigiendo más y más y más, un accidente en una autopista de saliva, una cara llena de cortes buscando la belleza en un jodido orgasmo de temblores que haga del mundo algo mejor, un amante de la música, del golpeteo rítmico de unas pelotas contra mi clítoris resbaladizo.
Ophelia: ¿Crees que enterarte de que eres fruto de una violación ha provocado esa actitud ante el sexo?
Katy: No. Son esos sueños que se repiten noche tras noche. Ojos de sangre en el suelo y el gas como amante besándome. Y entonces, sin poder evitarlo, enciendo un cigarrillo. Las ventanas estallan, las paredes de deshacen como arena húmeda mientras esa llama púrpura, como una sonrisa, lo inunda todo.

Me aburre. Se perfectamente que Katy es virgen, seguramente ni siquiera recuerda sus sueños. Necesita llamar la atención, ser alguien interesante aunque solo sea para mí. O quizás es adicta a las pastillas que le he recetado y necesita mantener el suministro.

No soy feliz. Rorschach no me ama. Pero me he encaprichado, de forma irracional. No puedo evitarlo. A fin de cuentas no somos ordenadores, ni libros abrazados a bolsas de plástico… somos besos de azúcar en el suelo de un ascensor estropeado. Y ahora solo soy una mente entumecida en la comisura de su desprecio, fundida durante media hora en paraísos mal pintados, intentando llegar a su alma mientras penetra la lluvia de mi coño. Pero solo hay indiferencia, frialdad. Y no puedo evitar echarle de menos cuando está a mi lado, sentirme atraída por su rechazo. Mecer entelequias.

La sesión termina y me despido de ella con un abrazo que no acaba de entender. Cuando se ha ido cojo el bote de pastillas. Entro en su habitación. La cama, como un rizado nenúfar, suspira a mi lado.


Rorschach

Llego a casa. Me desnudo. Enciendo el ordenador. Me sirvo algo de vino barato, caliente, con algo más. Me hundo en mi mente. Hay algo cómico en esta soledad, una jaula de pusilánime en un gigantesco Show De Truman. La adolescencia dobló la esquina hace tiempo, pero la sensación sigue siendo la misma. Odio mi cuerpo y lo mutilo. La sangre salpica mi pecho dibujando flores que se retuercen, que bailan música de cañerías, meandros rojos de dolor con olor a vida. Porque la vida es dolor, mariposas con alas de bayoneta atrapadas en un corazón de granito. Heridas nuevas, cicatrices viejas, huesos de color añil buscando la reverberación al final de la botella.
Y consigo el valor para hundirme junto a Ophelia, bella como la nieve, en esas sabanas manchadas de muerte.

Siempre estaré solo.

The Show Must Go On by Queen on Grooveshark

16 comentarios:

  1. Besos de azúcar en..., mariposas con alas de bayoneta? Coño, así no hay quien te abandone una semana, jodido poeta.
    Me gusta, mucho.
    No te maltrates. No lo mereces.
    Un beso, querido decadente, poeta. Feliz semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es el insomnio que compartimos, es anímicamente incompatible con el alcohol…xD
      De todas formas nos vamos a dar una tregua unos días. Hoy he realizado una compra ingente de libros, Murakami entre otros, y voy a intentar rellenarme de energía.
      Besos, y suerte con los exámenes ;)

      Eliminar
  2. El destino que nosotros mismos nos hemos buscado, Rorschach.

    Te diría que nuevas cicatrices taparan las viejas, que quizás entonces duelan menos, o que sólo dolerán las nuevas y las viejas no. Pero nada es autobiográfico, sólo una noche más solo, con algo de alcohol y la soledad que a casi todos nos acompaña.

    Un beso de esos, de azúcar en el suelo de un ascensor estropeado.

    Pd. por si no lo sabías... me ha gustado ;-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya lo sé, ya no te impresionan mis textos, luego me escuchar reír por teléfono y todo queda en vapor de cristal. Pero la soledad existe, se mantiene, y al final hace mella. Es un consuelo que te siga gustando mi decadencia.

      En mi bloque no hay ascensor, pero si vienes podemos buscar uno ;)
      Feliz semana.

      Eliminar
  3. !!Hola,Rorschach!!
    Un relato magnifico,

    Esas alternativas q nos pone la vida en nuestro camino nos convierten,en ocasiones, en seres absurdos,siendo lo q no queremos ser o aceptando como realidad nuestro propio mundo.Nos convertimos en seres coherentes con la utopía de la vida o mentes vagando en nuestro propio infierno.

    Hace tiempo lei una frase q me fascino y decia asi...Si quieres matar a un loco,atale a la pierna de un cuerdo.

    Tu relato me ha recordado una pelicula q vi no hace mucho"La vagina dentada",no es una buena pelicula,pero me gusto.

    Muy buen post.Muchisimos besitos,Rors.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si es una recomendación intentaré descargarla ;)
      Me gusta tu frase, es real y sirve en cualquier contexto, tanta ansiedad por estar solo, cuando compartir tu vida con la persona inadecuada es tremendamente contraproducente. Digo esto porque estar loco no es tan malo como parece, estar loco en muchos casos es simplemente no seguir el camino de la mayoría, ser audaz con tus opiniones.
      Besos correspondidos.

      Eliminar
  4. ¡¡Ahora mismo sólo me sale decirte que te mereces una buena paliza M!! que lo sepas;-)

    Debe ser que se me está metiendo dentro el espíritu de loca agresiva ese que en el pasado le atribuías a Ophelia, porque aquí, no... aquí la has vuelto todo ternura, se resiste ( creo que no le gusta nada que se le vea el plumero:-) pero se le sale, sí o sí. Por eso se entiende tan bien con los locos.. ella, es otra igual.

    Ya te he dicho, aunque es un poco odiosilla, se le coge cariño. Con todo lo encrespadas que sean sus orejotas a veces, mandona, convencional, casi sádica y medio brujilda...resígnate jajaja te quiere ¡¡ so bobo !! y por eso lo de la paliza:)) ... tu sino es estar rodeado de miles y miles de conejos jajajaja

    Si es que los hombre nunca os enteráis de nada xD ;-)

    Sois dos universos paralelos separados por unas enooormes orejotas, nada más.

    Precioso.

    Un beso M y ... ¡¡sonríe!! ¡¡tú que vas a estar sólo, por favooor!! si tienes al universo entero metido en la cabeza... lo que te sobra es compañía ;-) ... intenta ser un poco feliz en esta semana, por mucho que los malos de fuera se empeñen en amargarnos la vida... yo, no pienso dejarles y tú... si no quieres que Ophelia te arree con el rodillo ¡¡tampoco!!:-) pienso chivarme, así que tú verás...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay un destino inherente al nombre de Ophelia. Pero está bien, tienes razón, me amaba, con rodillo incluido.
      La paliza es merecida, pero ya sabes que cómo demiurgo decadente todo puede cambiar en el próximo post. Me alegra saber que Ophelia cuenta con tu apoyo.
      Los malos nos rodean. Pero sí, intentaré sonreír un poco más, descansar e impregnarme de la filosofía Welsh y Murakami.
      Te deseo lo mejor para esta semana que acaba de empezar ;)

      PD: tanto comentario de sus orejas, ¿tú de pequeña tenías las orejas de soplillo no? De ahí tanta empatía…xD

      Eliminar
  5. fabuloso, uno de tus mejores textos :)

    ResponderEliminar
  6. La frase final se ha convertido en un nudo en mi garganta. La tristeza me ha hecho olvidar el comentario salido que quería hacerte a raíz de que has mencionado que al llegar a casa te desnudas...
    Abrazos (Muchos)

    ResponderEliminar
  7. Sigo diciendo que Ophelia no me da ninguna pena, ella misma reconoce que mantiene contigo una relación de capricho irracional, lo sabes pero aún así, hay una parte de tu mente capaz de inspirase en ella.
    La prueba es este escrito, casi duele al leerlo, genial Rorschach.
    La Música o la lectura como parece es tu caso, son un buen refugio para alejar la soledad, cuando amenaza con dejar vacía el alma. Has elegido una buena compañía.
    Más besos suaves, más abrazos fuertes o al revés, si lo prefieres.

    ResponderEliminar