sábado, 13 de octubre de 2018

Blogger y la poscensura en las redes sociales.

Blogger lleva sobreviviendo a su propio estertor más de diez años. Es cierto que todavía hay blogs con mucha movimiento de visitas y comentarios, pero no es lo habitual. Uno de los motivos es la falta de savia nueva, cuando alguien quiere escribir se abre una cuenta en Twitter, o un canal de YouTube para grabarse contando sus cuitas. Aún recuerdo cuando comencé en 2011 a escribir las primeras entradas, lo emocionante que resultó recibir mi primer comentario anónimo. Eso de interaccionar con alguien que no conocías, soltar mis parrafadas sabiendo que había gente allá fuera que tenía curiosidad por leerlas… con Twitter todo eso ha quedado anticuado, a fin de cuentas ahora puedes escribir cualquier cosa y tienes veinte interacciones inmediatas, sin esperas, dosis de dopamina casi al segundo.

Sin embargo me sigue gustado esto del blog. Es un desierto de palabras, un lugar donde puedes desarrollar tus soliloquios sin limitaciones de espacio, ¿tiene sentido? Bueno, si tenemos en cuenta nuestra propia mortalidad nada tiene sentido. Desde un punto de vista más pequeño para mí le da un cierto alarde de trascendencia a mi tiempo. Los blogs outsiders, los que tienen pocas visitas y el autor se desmelena y no pone filtros a sus opiniones, siempre me han recordado a la película Rebelión en las ondas. La vi hace miles de años, pero me trae buenos recuerdos: trata de un adolescente neoyorquino (Christian Slater) que al trasladarse su familia de su ciudad natal a Arizona no logra adaptarse y decide montar sin que lo sepa nadie una radio nocturna pirata en el sótano. Desde allí habla sin tapujos de todo lo que se le pasa por su mente, y además pone música fantástica (por ejemplo Leonard Cohen). Empieza a tener oyentes, y a difundirse cintas con sus programas en el instituto, pero él sigue con sus monólogos nocturnos, porque en el fondo son un intento de comprenderse, de buscar un sentido a la miseria y desconcierto que conlleva siempre la adolescencia. Lo interesante de la película es que también habla transversalmente de la libertad de expresión, de como todos tenemos algo que decir, algo que compartir con los demás, y que no podemos permitir que nos censuren por ello.

            Quizás por eso sigue sin convencerme el microblogging de Twitter o Facebook. En las redes sociales hay poco respeto por la diversidad de opiniones. Todo tiene que estar compartimentando, polarizado, si tienes una opinión diferente te van a linchar. A veces da la impresión de que pretenden reducir a todas las personas a cinco o seis etiquetas, simplificarlos lo máximo posible. Lo peor es que la mayoría, en su ansia de aceptación y notoriedad, colabora con esa pulsión, defendiendo sus etiquetas con visceralidad, como si no fuera posible cierta escala de grises, contradicción o duda. La interacción en las redes sociales es como una distopia a pequeña escala donde se pretende imponer el pensamiento único. Tanta virulencia encierra cierta paradoja, ¿si tan seguro estás de tu verdad, por qué te sientes amenazado por quienes no opinan como tú, de qué tienes miedo? Y me da igual que se hable de feminismo, veganismo o cualquiera de las ideas progres que estén ahora de moda. Todos tenemos derecho a cometer nuestros propios errores retóricos, a cuestionar y criticar desde el respeto cualquier dogma de fe que, desde fuera, nos parezca ridículo. El problema es que la propia minusvalía reduccionista de Twitter de sus doscientos ochenta caracteres impide un debate complejo, lo que ayuda a contagiar mucho más rápido la mediocridad mayoritaria. Al final solo queda la propia censura, intentar no crear polémicas ni meterse en líos.

Os dejo un vídeo de Juan Soto Ivars sobre la poscensura, que complementa muy bien el tema de la entrada:

11 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Ja, ja, ja. Gracias por leerme, me alegro que te haya gustado 😉

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  2. Sobreentiendo que la inmensa mayoría de tus lectores no te conocen personalmente, pero aún así, cómo lidias con la sobreexposición? Te sientes cómodo? O no consideras que la haya?

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    1. La paradoja del asunto que planteas es bastante curiosa si reflexionas sobre ella. Por un lado podríamos pensar que un blog en primera persona en la que descuartizo sin piedad mis miserias sería uno de los lugares con más exposición que se puede tener. Posiblemente quien me lea a menudo podrá conocerme mucho mejor que compañeros del trabajo que llevan compartiendo jornada laboral durante varios años. Sin embargo en esta sociedad líquida de usar y tirar, de stress por aprovechar el tiempo, de falta de concentración, de lecturas en el metro con el móvil, de leerse el titular del artículo y opinar sin entrar a leer el artículo entero, la exposición funciona de otra manera: primero el material audiovisual como Instagram, YouTube, fotos, selfies, y luego las redes sociales de microblogging. Tener mil seguidores en Twitter o cientos de fotos mías sí sería exposición, porque llegan a muchísima más gente, un blog, en realidad, ya no.
      Por eso ponía como ejemplo la película “Rebelión en las ondas”, porque los blogs se han convertido en algo outsider, pequeño, íntimo. Además Internet ha convertido a sus usuarios en unos adictos a la novedad, antes cuando llegabas a un blog que te gustaba te lo leías entero, ahora ya solo buscas la última entrada; las indiscreciones y miserias quedan sepultadas rápidamente. Ahí está la paradoja: los blogs que son diarios en primera persona no te sobreexponen porque estás protegido por la pulsión consumista de contenido del usuario medio de internet que prefiere Twitter o Instagram (de consumo rápido) antes que perder más de cinco minutos leyendo la entrada de un blog.
      En cuanto a lo de conocer a mis lectores personalmente, bueno, en realidad al principio (me refiero al 2011) sí que había más facilidad para ello dado que la gente que te comentaba también tenía blog, por lo cual era sencillo leeros mutuamente y e intercambiar mails. Ahora casi todo el mundo me comenta en anónimo, no hay intercambio de blogs, no existe la bilateralidad de antaño. De todas formas tampoco quedaba con mucha gente, solo sí me insistían. Volvemos a la metáfora de la película: una voz anónima, unos oyentes también desconocidos. Señales de humor antes del atardecer.
      Un abrazo.

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    1. 2011 creo que fue el último año decente en los blogs, a partir de ahí Blogger se convirtió en un Battle Royale, y los blogs que había fueron cayendo poco a poco. Pero al menos vivimos el ambiente y el buen rollo que había entonces, con comentarios cruzados y mails. Por lo menos en mi caso se formó un grupo de diez personas, cada uno con su temática, y siempre estábamos comentándonos unos a otros. Lo cierto es que ponerte al día te llevaba toda la mañana, no como ahora que a lo sumo tienes alguna actualización dispersa xD Un saludo.

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  4. Acabo de enterarme de que empezamos en este mundillo bloguero el mismo año y, sinceramente, me ha caído encima el peso de la frustración. Más por el número de visitas y respuestas, que por el contenido en sí (no podría ni, por supuesto, querría comparar, porque entonces ya no levantaría cabeza).
    No quiero hacer de esto un drama, puesto que mi intención primera a la hora de crear el blog fue contentar a las amistades que acostumbraban a leerme en redes sociales (tuenti, sobre todo) y me lo pedían para leerme de forma más asidua y accesible, o poder volver a alguna entrada de forma puntual sin tener que pasar por todas las "actualizaciones del muro" posteriores. También es verdad que cuando creé el blog no conocía en profundidad el mundo blogger más allá de un par de blogs poéticos y de humor que seguía, ni tampoco sabía su función como red social y de contactos; para mí el blog solo era una ventana por la que gritar mis desvaríos y tonterías (la poesía fue apareciendo después), y he de reconocer que esas dos funciones las cumplió debidamente.
    Pero sí es cierto que siempre añoraba un poco de movimiento en mis comentarios. Cuando recibía alguna respuesta a mis textos, ya fuera por parte de alguna persona conocida o no, o de alguien anónimo, algo se movía en mí y me incitaba a seguir escribiendo con más asiduidad y dedicación. Aunque claro, si yo era parco en palabras para otros blogs que leía (por ejemplo, el tuyo), no podía esperar de otras personas que se desviviesen por contactar conmigo. Supongo que, al fin y al cabo, esto funciona como todo: hay que ofrecer algo para poder recibir a cambio.

    Saludos desde mi escondite de lector voyeur, decadente.

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    1. Creo que tuve un poco de suerte y me moví mucho al principio, justo en uno de esos momentos en que Blogger todavía mantenía cierta vivacidad. Pero en año y medio la cosa ya se vino abajo, de hecho solo hay dos personas más que conozca que sigan actualizando sus blogs de aquella época. Y además Google+ fue un fracaso por lo que solo tenías tus propias redes sociales para ganar público nuevo. Pero es todo relativo, recuerdo por ejemplo tener al principio comentarios de Irene X cuando ni siquiera había publicado, intentándose hacer publicidad dado que su blog era bastante discreto; fíjate ahora ja, ja, ja. Es realidad el blog depende de tus expectativas, si tú has conseguido lo que querías, has triunfado totalmente. Yo en parte también he conseguido lo que quería: primero tener público, y luego abandonarlo para poder escribir de forma más discreta. A mí me sigue gustando cuando me comentan alguna entrada a la que he dedicado más tiempo del normal, pero ya hace unos años que mi prioridad es, como diría Machado, el camino, el momento de escribir. Si lo publico es porque es quizás una forma de “obligarme” a corregirlo más. Si lo escribiera en un Word privado no me molestaría tanto en corregirlo.

      Es una lástima que Blogger no se haya molestado en crear más herramientas que sirvan para destacar más, porque seguro que existen muchas personas con talento que abrieron un blog con muchas ganas de compartir sus escritos, pero que enseguida se desanimaron porque no tenían feedback ni comentarios. Por eso da cierta rabia que haya blogs pésimos en contenido (dos frases y una foto erótica) que tengan miles de seguidores y visitas. Pero así es como funciona el mundo. Yo estoy contento con mis trescientas visitas al día, aunque no dejen su huella por aquí. Me alegra que tú hayas salido por un momento de tu escondite, eso me ha permitido seguir tu blog y leerte en la sombra, otra cosa que compartimos 😉

      Un saludo.

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  5. A mi no me gusta Twitter ni FB.

    Pero es que yo soy rara, posiblemen cada día más rara.

    Feliz semana.

    Besos.

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  6. Y bueno Instagram prefiero ni nombrarlo.

    De todas maneras las redes sociales son cambiantes en el tiempo, nada es eterno.

    Prodría hablar más profundo y detallado de este tema, pero es que no tengo ni ganas.

    Sólo decirte que escribas si te apetece y te sienta bien y bueno, dejes de lado las modas, porque luego vendrás otras ...y otras y así hasta el infinito.

    Haz lo que creas sienta bien a tu interior, a tu intelecto o a tu corazón, independientemente de unas u otras modas y punto.

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    1. En realidad yo tengo todas las redes sociales. Incluso Instagram; ahí lo que hacía era poner páginas de los libros que me iba leyendo, extractos de mis escritos, todo muy literario, creo que no he llegado a poner nunca una foto de un paisaje, de una comida o de mi rostro… en realidad las redes sociales no son malas per se, son una herramienta y depende de nosotros cómo gestionarlas. Nunca me he dejado llevar por las modas, al revés, suele ir en contra de ellas. Yo Twitter antes lo utilizaba, al igual que Ask, solo para temas literarios, no respondía ni interaccionaba con nadie, todo eran frases de libros o de mi blog. Era curioso. Ahora es diferente, me gusta porque no tengo seguidores, no me agobia y puedo escribir de cualquier cosa, sea personal o no. Con todo eso quiero decirte que si tienes tiempo intentes probarlas, eso sí, hazlo a tu manera. ¿Quizás tienes prejuicios y por eso no te divierten?.

      Si algún día quieres hablar de forma más profunda y detallada de este tema, o de cualquier otro, bienvenido sea, en realidad no sé si alguna vez lo has hecho, sueles dejar comentarios bastante minimalistas, lo cual no es malo, pero me ha hecho gracia tu matización al respecto xD
      Un abrazo.

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