Como
ya he comentado en alguna ocasión trabajo de teleoperador, trabajo abominable
donde los haya, pero que, en mi caso, tiene algunas ventajas gracias a mi
horario de madrugada. Sigo recibiendo bastantes llamadas, pero puedo leer unas
horas sin muchas interrupciones, siempre y cuando sea una lectura “ligera”. Durante
unos años estuve leyendo poesía, hasta que acabé saturado, y desde hace algún tiempo
me gusta llevarme novelas del género Young Adult, que, básicamente, son novelas
para adolescentes con muchas escenas de sexo. En general la trama es muy
básica: chica frágil, tímida y con varios traumas conoce a un muchacho increíblemente
guapo y sexy, pero que, por desgracia, también está repleto de traumas y se
muestra huraño con todo el mundo. La tensión sexual se mantiene durante unos
capítulos, se van superando adversidades hasta que él (obviamente también superenamorado
de ella desde la página treinta) supera sus múltiples mierdas personales y
empiezan a fornicar como conejos mientras a su alrededor se siguen sucediendo
más problemas, equívocos, etcétera. Tampoco vamos a desprestigiar a este tipo
de literatura cuando también existe las novelitas románticas estilo Chick lit,
50 Sombras de Grey y Paulo Coelho. Y no olvidemos que Anna Karenina era otro
folletín por entregas, aunque a veces te hablase sobre las necesidades de los
campesinos en la Rusia de los zares.

Sin embargo el libro que nos ocupa me ha sorprendido
gratamente, de hecho me ha recordado a “El mar de la tranquilidad” de Katja
Millay. La autora ya ha escrito varios libros y aquí desarrolla su estilo con
bastante prestancia, me refiero a la forma en que gestiona los diálogos, las
descripciones, la voz en primera persona: no es nada repetitiva, no abusa de clichés,
desarrolla a los personajes con lentitud pero con ingenio. Suceden cosas, pero
sin exageraciones. Incluso el sexo sucede casi al final de la novela y no ocupa
demasiadas páginas. Además es una historia autoconclusiva, teniendo en cuenta
lo que ya he comentado es casi un hito. Ella arrastra traumas pero no dramatiza
demasiado la novela. Y aunque se enamoran enseguida, etcétera, no tiene nada
que ver con el rollo toxico-obsesivo habitual.
Y poco más. No voy a hablar de la trama, porque me
sentiría ridículo xD. Si tienes entre quince-veinte años, o tu escasa experiencia
sexual-sentimental te permite todavía conservar la ingenua creencia de que allá
afuera existe una persona que te va a permitir vivir un amor perfecto de
romanticismo idealizado, enhorabuena, lo vas a disfrutar; incluso te
emocionarás en algunas partes. Para el resto, un simple divertimento entre
lecturas con más enjundia.
El cine y las novelas para teenagers tienen algo de atrayente (quizá sean las mentes enfermas pidiendo algo ligero con lo que entretenerse, un tentempié).
ResponderEliminarEl Mar de la Tranquilidad me gustó, tomo nota de este.
Besos
A mí me emocionó bastante. Supongo que también necesitaba un respiro a tanta literatura “seria”. Me hizo gracia que ayer fui a la Fnac de Callao y tenían un estante con todos sus libros, qué gracioso xD
EliminarYo te lo recomendaría si te gustó “El mar de la tranquilidad”, es parecido en cierta manera, dos personas rotas, una historia que se va desarrollando poco a poco, lectura amena, y no cae en esos vicios de pensamientos reiterativos sobre lo maravilloso que es la otra persona y miles de escenas de sexo, es más sobrio y romántico. Bueno, que conste que me ha pillado en una época floja, y que esto no saldrá de este blog, tengo una reputación que mantener je je
Hay que colaborar monetariamente con la autora, pero si primero quieres echarle un vistazo antes de comprarlo:
http://www.megaepub.com/alice-kellen-el-da-que-dej-de-n.html
Un abrazo.
Me han regalado el libro pero aún no me lo he leído. Pero si puedo decir que yo sí he encontrado el amor del que hablas. Es mi marido y tenemos 4 hijos. Yo lo encontré. Mis padres lo encontraron antes que yo y mis abuelos. Mi abuela murió de pena cuando mi abuelo murió. Para ella, a sus 90 años él era el mejor hombre del mundo. Él había vivido suspirando por ella, siempre decía la suerte que tenía de haberla conocido. Yo buscaba el amor de ese que se supone que no existe y lo encontré. Él me adora y yo a él. ¡Feliz día!
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