miércoles, 11 de enero de 2012

La escritura, como el amor, es una mentira muy bonita. Te tomas un par de copas, te dejas llevar, y encapsulas unos sentimientos que solo son una verdad temporal.

La gente que conozco no piensa en el suicidio, el convencionalismo es su semáforo en verde, opinan que es cosa de adolescentes, de parias depresivos que no han sido capaces de enfrentarse a la vida con valentía, adictos a grandes tragedias. Para ellos, al menos que hayan sufrido alguna experiencia cercana, la muerte es solo un concepto, algo intangible, casi irreal, que les suele pillar desprevenidos. Por eso viven el presente como una inercia inducida, sin luchar realmente, postergando. A mí no me asusta la palabra, es como un retazo de libertad en medio de la locura que nos abduce y que todo el mundo considera normal. La normalidad del borrego. Cuando la sensación de esclavitud me ahoga con su náusea, aparece como unas enormes letras de neón SUICIDIO y todo se relaja, adquiero el control. Un botón de pánico, una toalla en medio de la lona, una puerta trasera, una carta de despido que llevas en tu bolsillo todos los días al trabajo basura. Solo necesitamos eso, rodeados de tanta maquina esforzándose en nuestra total y absoluta alienación, un guiño alcohólico que sirva para violar la idiosincrasia habitual, un gesto obsceno ante las puertas del infierno.


Me da cierto pudor releer algunos post del año pasado, desbordan histrionismo, aunque sean sinceros. Antes no había tantos problemas, unas cartas, fotos desenfocadas, algún fetiche como una entrada de cine o alguna camisa o regalo de cumpleaños. Todo cabía en una caja que podías esconder en cualquier lugar. Ahora toda tu relación sentimental está digitalizada, en el fondo puedes borrarla con la misma parsimonia, pero los nostálgicos, pobres victimas de sí mismos, naufragan buceando en ese pasado. Miles de fotos, sms, mails, post, redes sociales en común, logs de conversaciones en el chat. Videos, ya no con la videocámara de formato engorroso, con el propio móvil. Naturalmente con el repuesto adecuado esto no sucede, hay demasiada inercia en el sexo, los problemas, la vida en común. A fin de cuentas la añoranza se alimenta de la desesperación –sutil o no- de la soledad –sea o no en compañía. Pero como sucedía con El extranjero de Camus, la evocación episódica de su vida le permitía ahogar la desesperación de la cárcel y la falta de libertad. Así de poderosa es la mente.

También es curioso el efecto del tiempo. Lees un buen libro, lo entiendes pero, ¿cómo explicar el sexo, el desamor, la falta de libertad, la muerte con el arte si tú mismo no has padecido de primera mano esas experiencias? Por eso con el tiempo ciertos libros se te rebelan distintos, totalmente conmovedores, como si en tu primera lectura hubieras pasado por encima sin apenas tocarlos. Ahora te cambian, te producen dolor, queman. Al final lo que queda, aparte de la inteligencia del escritor en la recreación del personaje, es la empatía ante sus conflictos internos, ante el dilema del escenario, da igual si este es ciencia ficción o de un realismo sórdido y repugnante.

La música como banda sonora de pedazos de tu vida, canciones que te entristecen y que buscas de forma masoquista cuando te acuerdas de su ausencia. Que te alegran, que cuentan tu historia con sus letras. Letras que no significan nada y luego significan todo. Prohibidas, recurrentes.
Con la recreación digital perfecta de tu pasado sentimental sucede lo mismo. Quizás con el tiempo, desde una perspectiva más objetiva, te das cuenta de que fuiste injusto, un cabrón despiadado. Y aunque el amor no deja de ser egoísmo narcisista, el sufrimiento es lo que realmente humaniza. Y darte cuenta de tus errores.

No hay que convertirse en el protagonista de “Días Extraños” que, gracias a la tecnología, revive una y otra vez los mejores recuerdos grabados de su última relación, incapaz así de olvidarla, de desenamorarse. El olvido es necesario, una forma de supervivencia. Si nunca olvidásemos nos volveríamos locos. Es la forma que tiene el cerebro de adaptase, de poder ilusionarse de nuevo, de creer que esta vez será especial, diferente.
Ahora, con más experiencia y menos prepotencia, mido mis palabras cuando alguien me habla de su vida sentimental, no justifico ni juzgo, considero que normalmente hay mucha idiotez intrínseca en su forma de afrontar las cosas, pero puedo llegar a comprender como han llegado ahí.

Entiendo que alguien conserve la foto de un antiguo amor en la mesilla de noche si cree que ella es su Irene Adler y prefiera seguir solo. Entiendo que alguien mantenga una relación sin futuro con un hombre casado, o el hecho de permanecer junto a alguien que está enamorada de otro y solo te toma como amigo. Mil ejemplos. Es un dolor masoquista, vívido, real. Estúpido también. Luego miras a tu alrededor y hay personas que se ha follado a cien mujeres y siguen insatisfechos, o que solo han tenido una relación, o que no se han enamorado nunca, o que se enamoran siempre. Gente que con treinta y cuatro años se dan cuenta que no saben convivir con una mujer, o quizá no saben vivir en general, sin oferta de futuro. A veces ellos también se enamoran, pero la cosa suele durar poco y el egoísmo y las ganas de independencia ganan la partida. Al final hay mucha gente que suspira por algo que les va a hacer infelices a medio plazo. A él y a ella. Lo saben porque ya lo han intentado. Pero a pesar de ello siguen esperando el milagro -como diría Cohen. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar, a fin de cuentas, ese extraño chispazo de endorfinas en el cerebro, la soledad terrible de cada uno? ¿Quiénes somos para juzgar a esa mujer que se enamora en el primer polvo porque solo necesita una palabra amable, sentirse especial dos o tres horas para dejarse llevar?

¿Es una trampa mortal el romanticismo en la época digital? No, el cinismo avanza al ritmo de la tecnología, de la promiscuidad. Pero de todas formas creo que es adecuado ofrendar un pequeño homenaje sin lágrimas y con una media sonrisa, a esas dos o tres personas que, de alguna forma, han conseguido tocarte, influenciarte, hacerte brillar durante algún tiempo. Forman parte de nuestro bagaje y no sería justo simplemente borrarles, colocarles un número como si fueran un lastre. Pero solo de vez en cuando, sin abusar de sentimentalismos.

La vida es una canción, una poesía que se tambalea hacia un final impreciso pero inevitable. Como cantar “Tú eres de mis sueños la medida” mientras dibujo tu nombre con orina en la pared. Todo vale, menos gemir en soledad con ese sonido que hace la vida cuando no tiene energía para seguir, menos llenar los agujeros existenciales con una puta biblia, menos venderte o dejar que te pisoteen. La mierda se acumula a nuestro alrededor, estamos en un escenario infernal lleno de mentiras y amores desquiciados, de pequeños bastardos que intentan penetrar tu alma penetrando tu cuerpo con torpeza. ¿Y las malas noticias? Tranquila: sólo acabo de empezar, déjame quitarme el regusto a fracaso con otra copa.

Waiting For The Miracle by Leonard Cohen on Grooveshark

24 comentarios:

  1. Y seguimos esperando el milagro sin saber (menos mal) como apretar ese botón del pánico.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Verdades como puños...
    y buenas referencias, como siempre.
    Un beso

    ResponderEliminar
  3. Más razón en tus palabras imposible. Aunque yo como Leonard también espero el milagro! ;)


    Besos!

    ResponderEliminar
  4. Me ha encantado esta entrada. De principio a fin.

    Dime cómo se hace eso de ofrendar un pequeño homenaje sin lágrimas y con una media sonrisa a esas personas elegidas, y sin sentimentalismos...

    ¿Para cuándo esa otra copa?

    ResponderEliminar
  5. Acertadísima entrada.
    A mi el suicidio me parece algo egoista(por lo que van a sufrir los que quedan)pero muuuuy valiente.Y el hombre de mi vida lo hizo, creo.

    ResponderEliminar
  6. El deseo no tiene objeto, es una pulsión insaciable. Dejarse llevar sólo por él conduce a la náusea, y lo contrario también.

    ¿Qué es el 'romanticismo de la época digital'? ¿Hacer 5.000 amigos en redes sociales? Aquí me perdí.

    EspectroX

    ResponderEliminar
  7. La clasista: ja, ja. Me da que eres Pseudosocióloga. Que sepas que a pesar de ponerte ese nick tus comentarios han recaído en el spam. Has enfadado a blogger.
    Siento leer esa referencia al hombre de tu vida.
    Creo que hay que adorar a ese botón de pánico, pero al menos que estés en una situación de dolor o enfermedad, siempre hay otras opciones.

    Te iba a pedir que me invitaras a cenar pero ya no es el post adecuado. Habrá que esperar un mejor momento.
    Besos.

    ResponderEliminar
  8. Ada: Por un momento he pensado en Darth Vader, perdona…xD “Su falta de fe resulta molesta”
    Soy un cínico solitario nada más.
    Un beso.

    Jota: Naturalmente, el botón existe, pero hay mejores cosas que hacer mientras tanto.
    Un saludo, cuídese.

    Sara: Un beso a usted también querida Sara, espero que todo te vaya bien, en este extraño comienzo de año

    Chatnoir: Es usted una idealista. Y menos mal. ¿Qué sería de nosotros sin nadie para dar un buen ejemplo por aquí?
    Un abrazo guapa.

    SMI: Con la escritura naturalmente, ¿no se nota? Aunque lo de no abusar del sentimentalismo ya sabes que no se me da del todo bien.
    La copa…no lo sé, supongo que cuando algo de mi entorno vuelva a dejarme insomne y aturdido.
    Un abrazo…

    Pesadillas con cuerpo: Intentamos ser inteligentes para mediar entre deseo e insatisfacción, pero está claro que a pesar de su volubilidad siempre existe un objeto o persona concreto que nos obsesiona. Y cuando te dejas llevar y eres correspondido no creo que la náusea sea el sentimiento predominante. Pero solo es una opinión.
    Lo del “romanticismo de la época digital” me refiero a lo anterior, a la capacidad para almacenar fetiches, recuerdos digitales que te dejan atrapado en el pasado por su perfecta recreación.

    ResponderEliminar
  9. Interesante es poca palabra.

    Es como una foto bien enfocada que muestra sólo lo justo, lo que hace falta para que sea perfecta.

    otra vez gracias

    ResponderEliminar
  10. Yo he conocido persones que desearon la muerte, de dos formas: Una es querer morirse, normalmente asociada a un dolor físico intenso y pocas perspectivas de mejora (enfermos terminales, por ejemplo); otra es querer matarse ─el suicidio─, más asociado al dolor emocional insoportable y muchas veces inescrutable. Este querer acabar con el dolor ─físico o emocional─ depende nuestra forma de ser. A mí, me sucede que soporto muy bien el dolor emocional. Me caben carros enteros en la mochila y acostumbro a salir fortalecida, con una sonrisa y el dedo corazón señalando hacia arriba. ¡Vale, vale, no siempre! En cambio, no me puede doler mi cuerpo. Pero nada. Es que no soporto ni un simple dolor de cabeza. Empiezo a tomarme de todo. Te cambio una resaca física por dos emocionales. Después también está el tema de fantasear con la muerte o el suicidio. Pero creo que el instinto de supervivencia del ser humano está muy por encima.
    Respecto a la digitalización de nuestros sentimientos, conversaría largamente contigo, pero para eso necesito proximidad y vino tinto.
    Besos

    ResponderEliminar
  11. Bueno, como a muchos la idea del suicidio es lo que te mantiene con vida.

    El tiempo es la experiencia y es el olvido. Sin esas dos cosas estaríamos más que perdidos. No nos soportaríamos, como bien decís.

    Y no te sientas solo, yo también soy un cínico solitario xD

    Abrazo

    ResponderEliminar
  12. Estoy de acuerdo en que no hay que juzgar las relaciones sentimentales. Son tan íntimas y a la par tan individuales que veces me asustan, porque yo creia que la relación de amor entre dos personas era de dos. Me acaban de enseñar que no, que somos seres individuales con relaciones de dos. Realmente es para volverse loco. Un beso!

    ResponderEliminar
  13. leonard cohen...hoy iba escuchandolo en el coche...
    del post, prefiero no opinar...muackis

    ResponderEliminar
  14. Nada de suicidio, un buen lingotazo de Whisky y a pasear... SI hubieses añadido algo de sexo sucio al texto serías la reencarnación de Henry Miller ;) He borrado casi todas las fotos de mis ex, menos a uno que lo dejé yo xD ¿Qué más puedo decir? Urdangarín a currar al BurgerKing xDDDD jaja...tengo un día tonto, bueno, noche tonta... Tu texto sublime, Beethoven pensó en el suicido cuando se quedó sordo e incluso escribió una carta pero jamás lo llevo a cabo, porque sentía dentro de él una misión para el mundo, y claro, el tipo no fue egoísta y miró por el bien común. Un abrazo y más Nietzsche con su vitalidad...

    ResponderEliminar
  15. Bufff, tratas demasiados temas en la misma entrada como para opinar de todos. Comentaré lo del suicidio para que parezca que he leído todo :-P, y sólo haré un comentario: siempre se ha hablado de un suicida como de un cobarde, bien, yo creo que hay que tener muchos cojones para suicidarse. No tengo más que decir respecto a esto.
    Respecto a los demás, pues es un extracto sesgado de la cotidianeidad, lo más oscuro y putrefacto y negativo y surrealista.

    Mola.

    ResponderEliminar
  16. Claudia: Gracias…recojo tu aplauso y lo guardo en mi bolsa de bienes preciados.
    Un beso a ti también.

    Adriana: Gracias a ti por leerme, al final me lo voy a creer y todo. ¿no serás de Madrid no? xD
    Un abrazo.

    A veces Eau: En algunas personas no, por lo que se, ya di el dato hace tiempo pero el suicidio es la primera causa de muerte en España por encima de los accidentes de tráfico. Y digo suicidios que se puedan probar como tales. Imagínate cómo están las cosas.
    Vaya, estoy tentado de darte mi número de teléfono y hablar de esto y de otras cosas. Soy un desastre con los mails.
    Un enorme abrazo a las tres.

    Sigma: Creo que no le veo demasiado sentido a mi vida, y cuando me sucede eso me siento solo. Digo esto último porque por costumbre soy bastante antisocial. No sé, supongo que soy un quejica y a partir de ahí lo que queráis llamarme. Me alegro que haya gente que se sienta como yo, aunque es una sensación jodida a veces…xD
    Un abrazo.

    PsicoAlhana: Bueno, la relación sana es que la te hace hacer más cosas o ser MÁS que estando solo, la famosa sinergia. Cuando solo provoca nulidad o te reprime huye. Todo es complicado a veces producto de nuestro propio egoísmo. Porque hay gente que simplemente se quiere y es feliz.
    Un abrazo.

    Arwen: No opinar ya es una opinión. Me alegra que te guste también Leonard Cohen. Algo deprimente el viejo, pero es un poeta.
    Besos.

    La que canta con lobos: De acuerdo con tu comentario. Joder con Beethoven, si esa es la solución, está muy alejada de mi actual autoestima…xD Nietzsche, ese gran hombre que murió de sífilis mientras soltaba sentencias como que el único objeto con alma en un burdel era el piano…xD Ok, te intentaré hacer caso.
    Besos, y un brindis por las noches tontas.

    Sbm: Si mola, ya estoy conforme. Es curioso porque el párrafo del suicidio era más una introducción a lo otro y al final es en lo que más os habéis fijado. Supongo que aun hoy es un tabú hablar de estas cosas cuando la muerte al igual que la vida deberían de tener la misma importancia.
    Un abrazo, y gracias por pasarte por aquí de vez en cuando.

    ResponderEliminar
  17. Pedazo entrada, pedazo texto... me ha encantado, lleno de verdades como puños.

    ResponderEliminar
  18. No he podido evitar comentar este post anterior...sólo puedo decir amén a todo, en especial al tema del suicidio, "la normalidad del borrego", la digitalización del amor...es reconfortante comprobar que existen perspectivas no muy lejanas a la propia.

    ResponderEliminar
  19. ¡Hola! He llegado hasta aquí desde el blog de Marina y esta entrada me ha dado ganas de quedarme. Creo que me la guardo; muchas de las cosas me las planteo yo también pero no me he atrevido o no he sabido sacarlas en palabras: los nostálgicos en la era digital, lo de dejar de juzgar las relaciones de los demás cuando ya llevamos muchos patones metidos, etc. Muy buena...

    ResponderEliminar
  20. CalmA: Gracias :)

    Alalai: al final es cuestión de verbalizar las angustias, o las dudas, o simplemente poner un poco de orden en el cajón desastre de tu cabeza. Me alegra la empatía de pensamiento.
    Un beso.

    Deira: Gracias, espero verte por aquí a menudo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  21. 17-8-2012: bueno, me da igual que lo escrito sea pasado, no me importa, me ha gustado. Besos. Me gusta la gente descriptiva, besos otra vez. Por lo menos eres vaielnte expresando lo que piensas, me gusta la gente valiente, no es lo más común. Besos.

    ResponderEliminar