sábado, 29 de septiembre de 2018

El mito de la regla de las 10.000 horas. (29/30)

La regla de las 10.000 horas de ‘práctica deliberada’ está basada en la investigación del psicólogo Anders Ericsson. Estudiando a un grupo de alumnos de música, el psicólogo se planteó el motivo por el que algunos alcanzaban la excelencia mientras otros no conseguían salir de la mediocridad. La conclusión para él fue tan obvia como rotunda: la brillantez procedía del esfuerzo continuado de los alumnos. A más horas dedicadas a la perfección de ese conocimiento, mayor perfección: “muchas características que creemos reflejan el talento innato son en realidad el resultado de la práctica intensa.”

De ahí dedujo que basta con dedicar 10.000 horas de trabajo a lo largo de diez años para convertirte en experto de lo que deseas. Pero dedicarle horas no es suficiente, a ese tiempo hay que añadirle deseo de mejora y calidad. A la suma de ambas es lo que llamó ‘práctica deliberada’, practicar a diario y concienzudamente la materia en la que queremos destacar.

Desde entonces hay un gran debate en cuanto a la veracidad de esta investigación y en especial esa cifra mágica de horas. Aparecía la epigenética, que se basa en la idea de que la expresión de los genes se da en interrelación con el entorno, y otro gran impulso a esta idea la dio Malcolm Gladwell en su libro de 2008 “Fuera de serie (Outliers)” volvió a popularizar la teoría afirmando que el éxito de artistas como The Beatles o de empresarios como Bill Gates se debía sobre todo a que había destinado más de 10.000 horas de su tiempo a ejercitar y mejorar sus habilidades; ¿la práctica, por encima de la inspiración del superdotado Naturalmente esta teoría también tiene detractores igualmente célebres, como el economista Peter Orzag o el ciclista profesional Richard Moore. En su libro El gen deportivo, el periodista David Epstein ataca sin piedad la hipótesis y asegura que en varias disciplinas deportivas, como el salto en alto, el lanzamiento de dardos o las carreras en velocidad, son los dones naturales los que cuentan, por encima de la práctica.

Ante la fama que alcanzó esta teoría, muchos investigadores buscaron comprobar su veracidad en distintas áreas y allí se descubrió que no en todos los casos sucede lo mismo y que los resultados no son tan lineales como se creía. En 2014, especialistas de diversas universidades, entre ellas Princeton y Rice, trabajaron junto a un total de 11.135 voluntarios con el objetivo de probar la supuesta correlación entre número de horas de práctica y rendimiento en múltiples disciplinas: música, juegos, deportes, profesiones y educación. ¿El resultado? La práctica intensiva solo explica, de media, el 12% de nuestro rendimiento en una tarea. En definitiva la gran cantidad de horas de práctica hará mejorar el rendimiento del individuo pero no podrá convertirnos en mentes brillantes.

Zack Hambrick, profesor titular del Departamento de Psicología de la Universidad de Michigan, cuestiona (o más bien niega) la máxima de las horas de práctica para conseguir la excelencia. Realiza un estudio en el ámbito musical y en el mundo ajedrecístico donde se demuestra que el número de horas de práctica es poco relevante para ser considerado como valor absoluto: “Practicar es realmente importante para alcanzar un rendimiento de élite, pero este trabajo no es suficiente para ser un experto. La evidencia deja bastante claro que hay personas que llegan a un nivel de élite sin llevar a cabo tanta práctica, mientras que otros practican muchísimo y nunca llegan a ese nivel”.

En resumen: si a cada niño se le diera una evaluación precisa de sus habilidades innatas y luego eligiera su actividad profesional de acuerdo a lo que se le da mejor, con esfuerzo y ‘práctica deliberada’ tendría una posibilidad real de alcanzar la excelencia. Pero si eligen algo para lo que no tienen talento su esfuerzo será infructuoso. Basta de infantilismos y egolatrías estériles: el universo no conspira para cumplir nuestros deseos, todos tenemos diferentes potencialidades dictadas por la genética y el azar, y aunque nos gustaría ser especiales, unos genios, lo cierto es casi todo el mundo es mediocre. Como decía Tyler Durden: "No eres un bonito y único copo de nieve, eres la misma materia orgánica en descomposición que todo lo demás, todos somos parte del mismo montón de estiércol...". Con todo esto no quiero desanimar a nadie a dejar de hacer lo que le gusta solo porque no tiene talento, lo importante es ser feliz, no es necesario destacar para disfrutar del proceso creativo o para desempeñar una profesión, pero hay que ser realistas, porque de otra manera la frustración a largo plazo nos amargará la existencia.

4 comentarios:

  1. Gladwell es divulgador no científico lo que no quita valor a sus libros, pero es necesario ponerlo en su punto justo.
    Este libro es un libro muy entretenido, pero lo de las 10000 horas hay que encuadrarlo en el general del libro. Gladwell no dice que los que practiquen 10000 horas triunfan sino más bien que los que triunfan han practicado 10000 horas, que parece lo mismo pero no lo es.
    Habla también como curiosidad que lso que nacen al principio de l año lo tienen más facil que los que nacen al final; que quienes tienen acceso limitado a fuentes de conocimiento llegan más arriba que los que no y cosas así.
    Con Gladwell me pasa como con Goleman salvando las distancias. Los paso siempre por el tamiz del antibestsellismo; pero es cierto que pone el punto de atención en cosas muy interesantes.
    Si te gustó leete tambien the tipping point que lo tradujeron por la clave del exito o algo así y analiza el momento de inflexión en el que las cosas se vuelven virales. Muy interesante. El de inteligencia intuitiva me gustó un poco menos.
    Debe tener por ahí colgados postcast en inglés que deben ser interesantes, mi inglés medio no me da para tanto.
    Abrazos

    PS-. Te voy leyendo pero no al ritmo que cuelgas

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    1. La motivación de esta entrada es que yo realmente pensaba que era cierto eso de las 10.000 horas, de hecho se lo acababa de decir a una chica por WhatsApp, en el contexto de animarla a un reto en octubre de dibujar todos los días (inktober); pero más tarde, al mirar más información, hay muchos matices, el principal el que has comentado: no es lo mismo afirmar que 10.000 horas te hacen un experto, que decir que todos los expertos han practicado ese tiempo. Claro, pero además es que tienen talento, disciplina, obsesión, un entorno que estimula y potencia sus aptitudes, etcétera.
      Me apuntaré los libros pero como te comento fue un interés transversal, ni siquiera lo he llegado a leer pero era el más famoso sobre el tema.

      Y gracias por leerme ja ja ja. De todas formas, ya sabes, hay entradas mejores que otras, es lo malo de escribir todos los días, que normalmente no estás inspirado o tienes tiempo. Un abrazo muchacho.

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  2. Todos los virtuosos que conozco, ya sean del violín, el piano, la raqueta, la pelota o el ajedrez le han dedicado muchísimas más horas de lo emocionalmente sano.De hecho, la mayoría padecen transtornos tipo T.O.C o T.D.H.

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    1. Efectivamente, para llegar a la excelencia, a ser el mejor, aparte de talento lo que necesitas es una obsesión claramente insana. En muchas biografías de genios se destaca como a nivel personal eran un desastre; gente sin infancia y/o adolescencia normal que luego no saben gestionar normalmente sus relaciones y su vida adulta. Nada sale gratis, y está claro que cualquier persona normal no dedica cinco horas todos los días durante décadas a la misma actividad si está mínimamente equilibrado. Pero no hay atajos, ese es el problema.
      Un abrazo.

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