miércoles, 4 de julio de 2012

El futuro de Rorschach (II)

La resignación es la aceptación de lo inevitable. Así me siento con respecto a mi relación con Ophelia. El sexo se ha atenuado y ahora vemos en el otro una figura más cercana a la realidad, ¿nos despedimos o seguimos con el beso de rutina antes de acostarnos? Las relaciones son como un libro, la primera página es el primer roce con intención, pero al cogerlo entre tus manos ya intuyes el número de páginas. Los optimistas, extrañamente denigrados como románticos, suelen releer los mejores párrafos para alargar la trama y esperan incasables la segunda parte. Pero el agotamiento ya está latente en ese primer encuentro. Eres perfecto hasta que abres la boca, te bajas tus pantalones, dejar de venderte y empiezas a sincerarte del todo. O quizás no, quizás existen relaciones sin bostezos, donde las leyes de la naturaleza se disipan y las endorfinas son eternas. Pero seguramente se debe más a factores externos que nos distraen, como la familia, la lealtad, el masoquismo, enamorarte de alguien que no existe siendo tú alguien al que no dejas existir totalmente. Abnegación como sublimación de la autorrealización personal en el otro, síndromes de Electra y Edipo.

Me voy por las ramas, culpemos al alcohol. Lo que intento decir es que Ophelia y yo hemos perdido la inocencia. Si solo fueran sus grandes orejas, o el pasado sentimental siempre erigiendo alguna sombra, podría aceptarlo, pero hay otros detalles inaprensibles que nos separan, como su forma de enfrentarse a los problemas o sus silencios a destiempo. Pero odio los finales, por eso me cuesta implicarme. Y no me refiero solo a las mujeres, me sucede con los amigos, con los lugares donde paso más tiempo del habitual. Me cuesta asumir que las cosas no son para siempre, que son fungibles, que desaparecen. La gente habla de aceptación como forma de madurez, pero a mí solo me produce tristeza.

Me acuerdo ahora de esa vidente que a finales del año pasado –post aquí-, me aseguró con sus visiones prospectivas que una mujer trigueña iba a conquistar mi corazón durante años. No habló en ningún momento de conejitas parlanchinas. Quizás con el fin de distraerme me entran ganas de ajusticiarla por crearme falsas esperanzas

Zona del retiro, caseta de mala muerte descolorida por el sol. La anciana medio dormida, ojos como charcos, pega un respingo al escuchar a Rorschach entrar y le saluda automáticamente como si fuera su nieto favorito.

Rorschach: (Alzando la voz) Señora, exijo una retribución, he esperado pacientemente pero nada, absolutamente nada de lo que me dijo se ha cumplido.
Clotilde: A ver joven, cálmese, permítame una tirada de cartas (Baraja con pulcritud, corta con mano izquierda, disposición sobre la mesa, momento de concentración) Ah, ah, es normal que no se haya cumplido nada, tienes los caminos bloqueados. Necesitas una limpieza.
Rorschach: ¡¡Pero señora, no me ofenda, que me ducho todos los días!!
Clotilde: No, no, querido, me refiero a una limpieza espiritual. Tengo un santero recién llegadito de Cuba, Puede hacerte un trabajo y limpiarte los caminos.
Rorschach: (Levemente intimidado) ¿Por qué toda esa jerga que utiliza tiene reminiscencias homosexuales?
Clotilde: (Risueña) Querido, tranquilo, deja que te lea la mano. (La mira muy concentrada durante un par minutos, como si el mundo se reflejará en la palma) Sí, todavía tienes una oportunidad, la chica sigue ahí, pero tienes los caminos bloqueados. Haremos un endulzamiento y para finales de julio vendrá a ti.
Rorschach: (Retira la mano con cierta brusquedad) ¿Endulzamiento, pero de qué cojones me está hablando? (pausa) Aunque la idea de una mujer viniendo a mí… resulta agradable pensar que el destino todavía me conserva en su agenda.
Clotilde: (Decidida) Hoy mismo puedo hablar con el santero. Tirará los caracoles por ti toda la noche, bajará los santos de su madre y hará la limpieza. Solo te costará doscientos euros.
Rorschach: ¡¿Pero está usted loca?! Si le pago esa cantidad no tendré comida esté mes. Ni siquiera podré pagar internet.
Clotilde: No hay que ser tacaño con el amor, esa mujer estaba destinada a ti desde febrero, pero tienes mucha decadencia a tu alrededor y tienes que forzarlo. Es tu año del dragón, ahora o nunca.

¿Y qué he hecho? Pues pagar, me hubiera gustado veros ahí dentro, con esa anciana que parecía una de las Parcas con unas tijeras sobre el hilo de mi vida. Tenía datafono o sea que pagué con tarjeta. Y nada, ahora a esperar, me ha prometido que en veinte días empezaré a ver resultados.

Toda una profesional.

El Monstruo de las Ramblas by Facto Delafé on Grooveshark

11 comentarios:

  1. ¡Jajaja! Y mira que vengo de ver una comedia donde ya me he echado unas buenas risas, pero es que este post es muy bueno. De todas formas... Suerte, a ver si esta vez la maldita acierta en tus cartas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nadie podrá negar que he hecho todo lo posible para que la presunta trigueña sea feliz a mi lado…xD
      Besos.

      Eliminar
  2. Ja, ja, ja si es que tienes demasiada decadencia a tu alrededor...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Quizás la tarjeta de visita con publicidad del blog que dejé en su mesa inspiro esa frase, pero sigo pensando que Clotilde es una mujer con talento y muy intuitiva.
      Feliz semana.

      Eliminar
  3. Querido, ¿has dejado tu posible encuentro con la trigueña en manos de un desembozador de caminos? Hmmm, no sé, no veo clara esa inversión que has hecho, pero igual aparece la susodicha (divertidísimo diálogo xd).

    El asunto de Ophelia es, lo que podríamos definir como, el "paso del tiempo". No hay endorfinas eternas.

    Lo de no implicarse por los finales, mal asunto... aunque se puede entender. Lo más eterno que conozco es la amistad (y no todas) y la relación progenitores/hijos (y no todas).

    Me parece que he acabado divagando...,que los caracoles y la limpieza de caminos te traiga a la trigueña en la segunda quincena de julio...

    Besos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Soy demasiado tímido con las mujeres, siempre he necesitado intermediarios. Cuidado con los caracoles que según he leído son cosa muy sería…xD
      Ya veremos que sucede, en cualquier caso seréis los primeros en saberlo. Besos. Feliz semana ;)

      Eliminar
  4. No sé M, a mi nunca me han inspirado demasiada confianza las Clotildes, más bien ninguna. No creo que el futuro esté escrito en las cartas, en todo caso en las estrellas ¿conoces a alguna lectora de estrellas? ;-)

    Por otro lado, no deberías ser tan radical con la pobre Ophelia, eso de blanco o negro, todo o nada, besos de morirsee o beso rutina... Mmmm mala cosa, así no habrá Ophelia que te resista, ni trigueña, ni rubia, ni siquiera calva :-)

    Creo que si no tienes grandes expectativas de nadie, ni de nada... casi siempre te sorprende lo que recibes. Por el contrario, cuando tus expectativas se disparan a los cuernos de la luna, la frustración y la decepción, están más que cantadas...

    Así que mi querido saltamontes..vas a tener que aprender a disfrutar de la ensalada de zanahorias templada de Ophelia, buscarte la vida encontrando aliños sorprendentes que la hagan diferente cada día, ver sus orejotas con cariño y a dar gracias que al menos tienes zanahorias... si no ...¡¡ el oráculo de Delfos!! me dice que tu plato quedará vacío. Eso sí, mientras te alimentas de zanahorias, mentalízate y por mucho que te cueste ( se siente:-) ve empezando a hacer flexiones ... vas a tener que correr si quieres pillar a esa trigueña, que por cierto cegatillo, yo ya he visto ( me ha parecido al menos) jiji... incluso mientras corres quizá por el camino ves aparecer más, Ophelia se tiñe, te enteras que es trigueña o una vampira disfrazada de conejita ¿quien sabe? :))

    Hazme caso, tú no pierdas de vista las estrellas y pasa de Clotildes... del santero ese ya...¡¡ni te cuento!!:))

    Muaaaaakss ... como ves soy polivalente, hago de cherreader y pitonisa ¡¡gratis además!!



    ¡¡Venga, sonríe!!... hasta los decadentes pueden, incluso si debes sujetarte la sonrisa con palillos para que no se caiga... a veces yo parezco una faquir :)

    ResponderEliminar
  5. Jaja. Yo también confío en Clotilde (entre brujas siempre hay un respeto). Dice Carlos Ruiz Zafón en "La sombra del viento": "El destino suele estar a la vuelta de la esquina. Como si fuese un chorizo, una furcia o un vendedor de lotería: sus tres encarnaciones más socorridas. Pero lo que no hace es visitas a domicilio. Hay que ir a por él". Pues bueno, estoy en desacuerdo con la frase, quiero decir que el destino a veces nos persigue allá donde estemos por mucho que nos escondamos. Por supuesto que el destino hace visitas a domicilio. Así que deme usted su dirección chico guapo, estoy segura de que no soy Ella pero será divertido y sólo durará hasta que aparezaca la verdadera ;)

    Besos chico guapo.

    ResponderEliminar
  6. Ya sabes lo que pienso de las relaciones, cuando se acaban se acaban, y un beso por rutina no compensa.
    Espero que te limpien los caminos y legue la trigueña o una morena, o alguien con el pelo morado, pero que te haga feliz.
    La decadencia... La caida pierde altura, ya sabes.
    Espero que la ruptura no sea dolorosa, y que para finales de julio seas feliz.
    Besos raros, decadente querido.

    ResponderEliminar
  7. jajajaja creo que te han timado pequeño Bukowski...A ver si tendré que venir a los madriles -botella de absenta bajo el brazo- y espabilarte de una vez!! xD

    Besos!

    ResponderEliminar
  8. Una vez quise que me leyeran el tabaco. Pero la mujer me dijo que no. Que yo estaba protegida, que no iba a ver nada.

    Otra vez intenté que un santero que andaba leyéndole los caracoles a todo el mundo en la playa, me los leyese a mí tambien. Me dijo - a ti no te los puedo leer. - tu tienes alguien al lado tuyo que te protege.

    Menuda mierda de santeros los míos. Deben ser la orejas :)

    ResponderEliminar