jueves, 22 de noviembre de 2018

La ciudad es un abrazo que perdió la cordura hace demasiado tiempo y ahora derrumba su odio sobre nosotros.

El insomnio es una herida profunda que empapa el mundo
Que transforma la madrugada en un cinturón de castidad oxidado

En el silencio de la noche el doppelgänger se acerca de puntillas y llama la a puerta
Tiene vocación de sepulturero y un tenue olor a peonías
Quiere mudar mi piel, dejarme atrás, ocupar mis huecos
Resisto y no le permito entrar, entierro mi mente entre las sábanas
Espero a que las agujas del reloj funcionen de nuevo y amanezca por fin

No me atrevo a perder mi masoquista lucidez, mis recuerdos, el dolor
¿Quién sería sin todo ello?
¿Qué sería sin todo ello?



***
El amor es una epidemia sin respuestas
El dulce arrullo de un accidente inevitable
Una bella blasfemia en el altar insomne de mi pecho

Tu cuerpo era un poema con vocación a violín mojado, un bello invierno emocional
Acariciarte era como besar los pétalos de un relámpago
Tan bella como millones de biblias ardiendo bajo un perfecto sol azul

Tu portazo ha masacrado mi corazón
Me has convertido en una cárcel de recuerdos
En una vida manchada de frío y soledad

Te imagino ofreciendo a otro tus caricias homicidas
Llorando con una sonrisa el fin de nosotros
Mientras quemas todas mis cartas
Olvidándome

Yo no quiero ser capaz de hacerlo

Por eso no puedo dormir
Ni caminar fuera de nosotros
Ni escribir un poema que no santifique tu nombre
Ni dejar de echarte de menos cada segundo de mi inexistencia

Por eso estoy aquí otra noche más
Dedicándote estas palabras
Acariciando muy bajito tu recuerdo
Intentando resistir el destierro
Al que tu orgullo nos ha condenado.

4 comentarios:

  1. Empatizo con los ojos de la rata esquizofrenica de mi barrio
    Sus colmillos afilados horadan la carne de la viuda ninfomana
    Estoy desnudo sobre sábanas gastadas
    Espero el wasap de mi querida novia
    Si... llegan a mis oídos voces y risas del vecindario
    Mi polla muerta no dice esta boca es mía
    Llevo bebiendo desde las 10 de la mañana
    La guarida del puto diablo me fía las jarras
    Creo que el suicidio hoy es cosa de hombres
    Me mandara un wasap?
    El suicidio no es para una señorita como yo esta noche
    El suicidio no es una opción para una señorita como yo esta noche
    Señoritas más elegantes se cortaron las venas en noches como este puto 23 de noviembre

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    1. Ah, el pútrido realismo sucio vuelve a la carga. Sí, el maldito 23 de noviembre, se acerca el fin de año, se acercan las fiestas, el frío, las luces de Navidad en las tiendas, el consumismo visceral, las aglomeraciones. Un año que cada vez pasa más rápido, de forma más grosera y chabacana, ¿nos deja algo de valor? Parece que no. El suicidio siempre es una idea tentadora, como un neón enmarcando la salida de emergencia en un edificio en llamas. Es un consuelo mantener algo de control en la entropía decadente que nos rodea. Yo ni siquiera tengo la esquiva hormonal del mensaje de alguna mujer que, sin explicación aparente, quiere perder el tiempo junto a mí. Beber. Beber. Beber. Quizás necesite ese atajo esta noche, llevo ya semana y media sin conseguir dormir bien, sueños extraños, anhelos confusos, nostalgias masoquistas. Quizás deba comprar algo de vino y beber de madrugada, trasegar con el teclado durante unas horas, ver qué sucede, ver dónde me lleva la escritura automática. Apagar el móvil para no llamar a nadie. Consumar la venganza de los malditos. Y acudir, como antaño, el sábado al trabajo con una enorme resaca. Suena bien, apetecible, con esa inmadurez prospectiva del que está atrapado en una vida sin sentido. Si lo hago brindaré por ti, y por todas esas señoritas elegantes que decidieron cortarse las venas un 23 de noviembre.

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  2. En el mar de la duda reincidente
    Una rana de agua dulce naufraga sin barco...

    El insomnio nace de agitar aguas
    Y seguir corrientes
    Pero nada es importante si todo desemboca en el mismo lugar
    Así que relajaos
    Dormid en el cuento que os contáis una y otra vez
    Olvidaos de vosotros mismos
    Contaos un chiste malo y sonreíd
    No os toméis más en serio que al humo de un cigarro
    Sois igual de densos
    Y el viento os dirige de la misma forma
    Y hacia el mismo lugar
    Pero disfrutad
    Todavía no estáis muertos
    Y es posible que podáis la siguiente esquina doblar...

    El amor es la tragedia que atropella
    Que matándote la vida da
    Para quitártela de nuevo...

    No lloréis en el ocaso del olvido
    Reíd este momento sin fin
    Cual camaleón que muta mareado
    Bajo el ritmo de la tormenta...

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    1. Qué gratas colaboraciones recibo desde el anonimato de madrugada. ¿Qué es mejor, el simbolismo, el realismo sucio, o mi cursi perorata sobre la nostalgia y el amor perdido? Todo al mismo nivel, todo son letras unidas por juntapalabras que quieren… ¿qué queremos? ¿Huir? ¿Qué alguien bese nuestra cicatriz? ¿Salir del sopor de una soledad alienante? Ah, pequeñas cuestiones que se pierden con la luz de un día nuevo y sus vulgares obligaciones del subsistir. Yo creo que queremos un poco de épica, esa es una buena definición de poesía, endulzar con la palabra lo que, de otro modo, sería una vida anodina, ordinaria, incluso grosera, ¿me equivoco? Seguramente, cada cual con sus razones personales.

      El amor es un allanamiento de identidad, una impudorosa aceptación, una alegre emancipación de todas las etiquetas. Recuerda que el anonimato marchita todas las posibilidades. Enséñame tus heridas, bailemos dentro de ellas, hagamos alguna locura; ¿cuál es el nombre de la rosa?

      Un abrazo.

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