jueves, 8 de noviembre de 2018

El cumpleaños de Kovacs.

Kovacs iba a cumplir cuarenta años y había conseguido todo lo que un hombre podía desear: era enormemente rico y gozaba de un prestigio mundial, no solo por sus donaciones, sus patentes científicas y su implicación en varias causas humanitarias, sino también por su vida personal y sus variados y comentados amoríos de vodevil. Se había convertido en todo un ejemplo generacional de éxito empresarial y personal.

Su trayectoria vital se había viralizado gracias a varias películas y libros de enorme éxito que el mismo se había encargado de dirigir y escribir: en ellas mostraba como ser niño prodigio le había aislado del mundo y había corrido el riesgo de verse anclado en el aburrimiento estéril del colegio y la mediocridad de sus coetáneos, pero él estaba llamado a cosas más importantes, y se esforzó en convertirse en un genio autodidacta en todo lo que se proponía, daba igual que fuera el dibujo, la escultura, componer música o las artes marciales, todo se le daba bien y en todo conseguía ser el mejor.

El joven Kovacs finalizó su formación universitaria cinco años antes de lo habitual. En realidad, podía haberse perpetuado en el fatuo mundo académico, pero su faceta creativa le impedía estancarse en esos oxidados corches, así que pronto descubrió que su talento podía optimizarse económicamente en el (no tan) azaroso mundo de la Bolsa. A los veinticinco era una de las primeras fortunas del país. A los treinta rivalizaba con monarcas, jeques y freaks tecnológicos de internet en la lista de las cien personas más ricas del planeta. Lo demás había sido un camino trufado de éxitos y honores.

Ateo, heterodoxo, nietzscheano, con una vasectomía hecha nada más cumplir los dieciocho años, su curiosidad sin límites le exigía placeres proporcionales a sus capacidades. Se convirtió en un Dorian Gray moderno, con la salvedad de que tenía un absoluto control sobre su placer, no era inteligente desperdiciar salud y experiencia vital, conocía sus propios límites y su autocontrol le permitía parar justo después de superarlos. Las drogas no le consumieron, la bebida no le diezmó, el juego y las obsesiones consumistas pasaron de largo sin apenas rozarle. Nunca confundió el sexo con amor, deseaba con total intensidad emocional y se alejaba justo antes de que la dependencia emocional le hiciera caer en el patetismo. Era capaz de disfrutar de toda la depravación potencial de cada ciudad en una sola noche, y levantarse totalmente recuperado, sin secuelas aparentes por la excesiva pérdida neuronal y seminal.

 Sin cultivar un ego arrogante y detestable había llegado a la edad madura con la sensación del deber cumplido, convertido en una especie de rey del mundo, al menos de ese mundo que damos por válido en función del dinero y salud acumulado, la empatía satisfecha y el sexo garantizado. Además, la genética había sido benigna en su devenir vital y el cabrón aparentaba solo treinta años: distinguido y sutilmente atlético seguía poniendo cachonda a una joven de veinte, a una veterana de treinta y hasta a esas sacerdotisas de la vida y el desengaño que frisan los cuarenta. El monstruo púrpura se mantenía en plena forma: venoso, enorme, vicioso, hambriento, ansioso de coñitos con los que alimentarse cada noche.

Pero a pesar de tanta perfección y triunfo, o quizás precisamente debido a ello, en el amanecer de su cuadragésimo cumpleaños Kovacs decidió suicidarse. El sol todavía no había conseguido rasgar el horizonte boscoso que se divisaba desde su lujoso ático, pero el degradado cromático de azules iba dorándose levemente. En la mesa había una carta para su abogado, con las últimas voluntades y la distribución que debía hacerse de sus bienes, una botella de vodka ruso, pura ambrosía, y también un iPhone de última generación. Kovacs apuró su copa y deslizó sus dedos de pianista por la superficie táctil de la pantalla para realizar una última llamada:

- Hola, Mónica…
- Kovacs, ¿eres tú? (voz somnolienta) Joder, ¿cuántas veces te he dicho que no me llames de madrugada?
- Bueno, quizás no tenga mucha importancia en el orden fundamental de tu existencia, pero he decidido volarme la cabeza, y pensé que querrías saberlo.
- Ya, ya, mi amor… Llevas hablándome sobre el suicidio desde hace diez años. No te preocupes, será rápido y maravilloso.
- No, no, esta vez va en serio. He cumplido cuarenta y todo está hecho. La vida no tiene por qué gastarse sola. Debemos ser nosotros los que decidamos el momento de apagar el interruptor.
- Me enfermas, ¿te parece divertido despertarme para otra sesión de filosofía barata?
- Sólo quería decirte que la mayor parte de mi fortuna será para ti.
- Oh, gracias, gran señor. Es lo menos que merezco por permitirte jugar al medievo con mi culo y mi corazón. Si no te importa prefiero hablar cuando ya sea de día… (Clic)
- Maldita meretriz desagradecida, se ha atrevido a colgarme.-, murmuró Kovacs antes de estampar el teléfono contra la pared.

Se quedó quieto durante unos minutos considerando otras opciones. Pero no, estaba seguro de su decisión, la decadencia empezaba a vislumbrarse y no podía permitirlo, esta era la solución perfecta, la única posible: amartilló la pistola, respiró profundamente, metió el cañón en su boca y apretó el gatillo con suave determinación. ¡¡BANG!! Sus sesos se esparcieron por la pared dejando un bonito dibujo abstracto del que Hemingway estaría muy orgulloso.

Al día siguiente su esquela llenó de dolor el corazón de millones de mujeres.

16 comentarios:

  1. Un 4 por delante siempre acojona. Pero quién te dice a ti que todo eso que has vivido es la verdad y que la pura Verdad esté por ahí dando tumbos por las galaxias...

    Felicidades, mi escritor preferido...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un cuatro por delante acojona mucho, yo creo que ese puede ser, sin duda, el mejor resumen xD ¿Dónde está la diferencia entre realidad y ficción, entre el experimento del “cerebro en una cubeta” o elegir la píldora azul en Matrix? Lo cierto es que el tiempo no está acompañado: lluvia, frío, desamparo, soledad, ruina moral, ¿ruina física? En noviembre empiezas inconscientemente a resumir el año que estás acabando y no encuentras demasiadas cosas que merezcan la pena, ¿crisis existencial? Ja ja ja. Nah, excusas baratas para otro post que termina en suicidio 😉 Un abrazo mi lectora favorita.

      Eliminar
  2. Bueno , como yo digo mejor pensar el positivo.

    Aunque a veces cueste...

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En realidad, mi alter ego era muy positivo, lo único que no soporta es la decadencia que conlleva el aburrimiento existencial y el paso del tiempo. Y si fuera más honesto consigo mismo se percataría que lo que sucede es que no se aguanta a sí mismo: tanta perfección es nauseabunda. Por eso la única rebelión posible, el único acto real de libertad personal que le queda es el suicidio como sabotaje definitivo. No tiene nada que ver con ser positivo querida Amapola.
      Un abrazo.

      Eliminar
  3. "iba a cumplir 40 años y había conseguido todo lo que un hombre podía desear". Hay algún texto que inicié así y del que te estés burlando? puede que haya sido un deja vu, pensé al inicio que se trataba del principio de Un mal año para Miki, de José Ovejero, me pasé una hora buscándolo en internet, antes de llegar a casa y revisar la versión física. Pero veo que no es de ahí. Beberé una cerveza a tu salud por tu cumpleaños. O mejor, una por cada año.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La inspiración es una puta que suele robar las rosas del cementerio. Hay un comic de solo cuatro páginas de Juaco Vizuete, donde se plantea algo así: un hombre que lo tiene todo, pero que al final, lejos de ser feliz, no se soporta a sí mismo y decide volarse la tapa de los sesos. Ya sabes, la idea Fight Club: “ La autoperfección es simple masturbación, sólo la autodestrucción conlleva evolución”. No he leído el libro que comentas.
      Bebe una por cada año, quizás yo haga lo mismo, la depresión cumpleañera con resaca acerca demasiado la cuchilla oxidada al cuello, pero también alienta a la musa, que disfruta y se toca por debajo de las bragas con estas imaginerías masoquistas.
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Me viene a la cabeza el sensacional inicio del libro "F" de justo navarro dedicado al escritor catalán Gabriel Ferrater:
    "Hubo una vez un hombre que a los treinta y cinco años prometió no vivir más de cincuenta. Se llamaba Gabriel Ferrater. Estaba con un amigo en un café de la plaza Prim de Reus, bebían ginebra en la terraza, el cielo era claro y volaban vencejos, un taxista esperaba para llevar al amigo a la estación de donde saldría el coche cama hacia Madrid. Entonces Ferrater dijo que iba a matarse antes de cumplir cincuenta años. Ferrater fue, además de políglota, un hombre alegre que disfrutaba dando alegría a quienes lo rodeaban, y se alegraba mucho más cuando percibía que había alegrado o asombrado a quien lo estaba oyendo. El asombro produce una especie de ensanchamiento de la realidad, como si la habitación o la plaza donde estamos se ampliara o se iluminara: como cuando deseamos que nos llenen la copa y nos llenan la copa."

    Y por supuesto sensacional como siempre tu escrito. Lleno de frases redondas.
    Abrazos.

    Por cierto, si solo pudieras leerte un libro de Gillian Flyn, solo uno. Te leerías Perdida o Heridas Abiertas??? ya he visto que a los dos los pones muy bien en tu lista de libros leidos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, tengo la sensación de que la idea está trillada en su inicio: personaje harto de su vida, o que no quiere llegar a la decadencia y la decepción de la vejez, y decide anunciar su suicidio como último acto melodramático. Yo intento enfocarme más en la idea de que tanta perfección le asquea; somos un poso de contradicciones, nos han domado, sometidos a las normas y convencionalismos sociales, al status quo que decide qué es bello, exitoso, adecuado y correcto. Me gusta jugar con la idea del suicidio como salida de emergencia, como radical forma de individualismo libertario. Ya sabes, todos tenemos nuestras pequeñas paranoias xD

      Sin dudarlo yo me leería “Perdida”; es su mejor libro, el más completo. Cuando lo terminé estaba tan fascinado que a pesar de haber visto la película en el cine un par de años antes volví a verla (son casi tres horas) y volví a disfrutarla (es una excelente adaptación, totalmente fiel, David Fincher en estado de gracia). Es un libro maravilloso, que no se hace para nada largo y que te conmueve continuamente. Sus diálogos y personajes son brutales.
      El de “Heridas abiertas” es su primera novela y lo que más me gustó es el personaje principal (chica con problemas, que se autolesiona, drama familiar, escrito en primera persona), pero no deja de ser un divertimento corto y directo. La serie… se hace demasiado larga, trescientas páginas no dan para tanto. Está muy bien el ambiente, y me ha gustado la caracterización de los personajes, pero me quedaría con el libro. Y el tercero en discordia (si no tenemos en cuenta ese mini relato que ha sacado hace poco) “Lugares oscuros”, no está mal, pero tarda mucho en arrancar, y se hace demasiado largo. Obra fallida, pero te puede llegar a entretener en su parte final. Yo soy muy fan de esta mujer, considero “Perdida” una obra maestra a la altura de Chuck Palahniuk y su Fight Club. A ver con qué nos sorprende, he leído que está a punto de sacar su siguiente novela larga. Debería de haber hecho una reseña dado que me ha gustado tanto, pero ya sabes, la pereza nos doblega continuamente. Espero que disfrutes de la lectura, ya me contaras. Un abrazo 😉

      Eliminar
  5. El camino era un círculo en espiral por el que se podía subir o bajar. Se detuvo un instante antes de continuar. No saber dónde se encontraba tenía algo tierno, vulnerable. Se miró los pies y vio las zapatillas desatadas.”¿Si me piso los cordones rodaré escaleras abajo?” pensó, y sintió curiosidad por la experiencia. Escuchó el sonido del viento en el exterior. El otoño... Desde anoche no paraba de soplar, arrastrando las hojas secas. Sintió el deseo de saber cómo sería ser una de ellas, arrastrada sin ninguna voluntad. Después desecho la idea, no le gustaría acabar en el mismo montón de hojas secas que todas las demás. No sabía muy bien porqué el viento con sus remolinos tendía a amontonarlas todas juntas. O tal vez eran ellas las que se juntaban, en busca de seguridad... ¿De verdad existía algo seguro? Estaba a punto de cumplir cuarenta y a estas alturas la respuesta la llevaba grabada en el corazón; un pergamino arrugado, escrito en lenguaje de miedos y cicatrices. “¿Y si me piso el cordón y suicido mis miedos, saborearé en la caída algo de lo que es la libertad? Estoy harto de mí. Soy tan pequeño y tengo una cabeza tan grande... Necesito algo más. ¿Qué? Me he buscado en textos, en sexo y en alcohol. Me he buscado en lo que me parece bello. En poesías escritas por otros y en conatos de trascendencia escritos por mi. Y la desidia ha sido la respuesta natural a una meta tan lejana. Pero se trata de mí. ¿Dónde podré esconderme otros cuarenta años? Tal vez en el coño caliente de la musa ignota que acampa no sé dónde en estos momentos. ¿Podrá salvarme de mí el orgasmo de su piel restregándose entre mis días? Tengo que intentarlo otra vez. El poeta triste decía que hoy es siempre todavía...”

    Y el viento sigue soplando fuera... Los montones de hojas secas siempre se pudren y acaban oliendo mal. Existen seres extraños que no son como los demás, a quienes casi nadie comprende. Ellos no tienen ese olor, aunque a veces huelen a soledad y claman por compartirla en el silencio de sus noches secas.” Tal vez exista alguien en el exterior que no sea ajeno a mí, que sea de dentro. ¿Pero lo podré conocer si no me encuentro?... Porque ¿cómo lo iba a reconocer? ¿Cómo me podría compartir?”

    El tiempo suele ser el viento que nos amontona y se fuga como humo entre los rincones, dejando esqueletos de lo que pudo ser. El tiempo, apariencia de lo que no cambia ni tiene edad. Ese presente donde ocurre todo, de donde nunca has salido... ¿Cuarenta años? Sal de ese círculo y aterriza en el ahora. Y después dime si alguna vez has estado en otro lugar, y cuánto mide eso amplio que abarca toda tu vida y te hace consciente de ti... La trascendencia es el amor, y siempre comienza por uno mismo.

    Feliz cumpleaños, chico raro. ¿Sabes que algunos celebramos tu existencia?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El Hombre Que Casi Conoció a Michi Panero Nacho Vegas

      Y no me habléis de eternidad
      No me habléis de cielos ni de infiernos más
      No sé yo, le rezo a un dios que me prometió
      Que cuando esto acabe no habrá nada más
      Fue bastante ya

      Nunca fui en nada el mejor
      Tampoco he sido un gran amante
      Más de una lo querrá atestiguar
      Pero si algo hay capital
      Algo de veras importante
      Es que me voy a morir

      ¿Qué decir? Considero tu texto, tu respuesta, mi primer regalo de cumpleaños. Muchas gracias.
      Quizás mi problema es que he leído más a Cioran que a Machado, recuerdo varios de sus aforismos con cierto masoquismo: "El talento es el medio más seguro de falsearlo todo, de deformar las cosas y de equivocarse acerca de uno mismo. Sólo poseen una existencia verdadera aquellos a quienes la naturaleza no ha abrumado con ningún don. Sería por ello difícil de imaginar un universo más falso que el universo literario, o un hombre más desprovisto de realidad que el hombre de letras.". Aunque claro, quizás Machado estaría de acuerdo con él, no en vano dijo aquello de: “En mi soledad/ he visto cosas muy claras/ que no son verdad”. Tienes toda la razón, ¿cómo conocer a la musa si no me encuentro yo mismo, cómo reconocerla? Vivimos en el ahora, en un presente puro, lo demás suele ser trampas para aprensivos y nostálgicos. Al final se trata siempre de luchar contra el miedo, hacer cosas nuevas, salir de tu zona de confort. La vida dura lo mismo que nuestros estremecimientos, y aunque todo proyecto es una forma de esclavitud, ¿qué seríamos sin ellos, qué somos sin una meta, sin eludir la náusea existencial ocupados en otras cosas que nos absorben? Hace poco vi un vídeo en YouTube hablando sobre la felicidad, lo resumía todo en cuatro cuestiones: vida social, tener una meta o un proyecto, hedonismo y vivir el presente. Pues 2/4, tampoco es para quejarse, ¿o sí? Ja, ja, ja. Sé que es algo puntual, y las soluciones están al alcance de mi mano; sé que la desidia es mi zona de confort, y que debería de ser más práctico, ese rollito intensito tampoco queda tan favorecedor cuanto entras en los cuarenta. Pero es que a veces me cuesta tanto levantarse de la cama por las mañanas xD

      Como ves hoy no estoy demasiado prolífico ni ingenioso. Pero quería responderte. Un enorme abrazo, y ya sabes, sí algún día quieres intercambiar frases inconexas por teléfono podemos intentar gestionarlo, incluso podríamos hacer una llamada a tres con Ficti, ya sabes cómo es ella, estaría encantada de escucharnos hablar… aunque tal vez deberíamos ponernos de acuerdo e intentar desmontar ese hermetismo encantador del que hace gala ja ja. Cuídate, y sigue disfrutando de la trascendencia del amor.

      Eliminar
  6. Ostras! empecé a leer y me di cuenta que estaba pensando en ese final...quizás porque cuando tenía 17 años fui tan cabrita de escribir una especie de cuento o de pensamientos que decían que quería/debía morir con cuarenta años...Volver a leerlo me dio tanta grima que lo tiré a la basura. Pero yo no conseguí ni parecerme a este encantador hombre...que tampoco acaba de ser feliz con todo lo que ha conseguido y es...
    Es lo que tiene el ser humano, que es infeliz por naturaleza, por desear lo que no tiene o por no cambiar lo que no le gusta. La comodidad y el miedo nos frena la mayoría de las veces. Pero te digo algo, yo que he pasado los cuarenta(y tuve y estuve en crisis!!!!)y voy a por los cincuenta...La edad al final, es un número. Lo que cuenta es cómo uno se sienta y lo que pueda ir cambiando en su vida para sentirse mejor. Nadie dijo que fuera fácil, sólo es vivir la vida simplemente sin muchas pretensiones pero siempre con algún que otro objetivo.
    Te mando un súper abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En el fondo la idea del relato consuela, ¿si alguien que tiene todo sigue con su ideario suicida, merece la pena seguir esforzándose? Bajemos los brazos, recurramos al estoicismo, ¡exiliemos la ambición y la ansiedad vital! Te agradezco el comentario, pero sí, debe de ser la típica crisis de los cuarenta acechándome, abrazándome con amor. Intentas buscar herramientas para sobrevivir con algo de elegancia, pero mi mente no encuentra nada decente en todos estos años. Con respecto al suicidio yo era más de los 27, por aquello de la cuadrilla de Janis Joplin, Hendrix, Cobain, etcétera. Los cuarenta no son exóticos ni siquiera para un suicidio, a eso hemos llegado ja ja ja
      Sí, la edad es un número, lo importante es cómo tienes la mente, qué te sigue moviendo, qué te sigue emocionando. Aunque cada vez es más difícil, las pasiones se vuelven quizás más negativas. Un súper abrazo también para ti, y gracias por pasarte por aquí 😉

      Eliminar
  7. Sin sentir se quería quedar
    Sin sentir agujeros negros tragándose estrellas doradas
    La luz intentando escapar
    La agonía del angosto paso al otro lado
    Donde la nada campa a sus anchas y no es nada...
    Y después de todo, era antes que nada el amor
    Y sin él la ausencia atormenta el silencio con una canción de estrías
    De ruidos sordos que arrastran rechinando los dientes
    Y la alegría que en el fondo se encuentra
    Hallarse ahora no puede a sí misma mientras contempla pasmada
    Cómo el fulgor es lanzado al negro fundido
    Detrás del velo opaco
    Que la mente extendió al conocer
    Que algo ya no volvería a ser
    Como antaño

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que obsesión tenéis con dejarme estos regalos literarios siempre en anónimo, con lo interesante que es compartir perfiles y blogs asociados. En cualquier caso gracias por tu excelente prosa poética, si no nos conocemos deberíamos de hacerlo, aunque solo sea para compartir pasmo y nostalgia. Hace mucho que no recibo mails personales de esos en los que alguien me cuenta sus cuitas y anhelos, dejo caer la insinuación xD
      Un placer tu aportación. Te mando un abrazo desde el oscuro jardín del manicomio, como diría Panero.

      Eliminar
    2. ¿Te has fijado en la hora del vómito?
      Parece que se trata de alguien de España por su forma de escribir...
      ¿Quién cóño pulula por ahí a semejantes horas? :P

      Panero, vaya. Eso me recuerda a otra persona que me contaba historias de él...

      Eliminar
    3. Panero tenía mucho talento. Sobre todo aconsejo ver la película documental: “El desencanto”; es impresionante comprobar hasta donde llegaba la disfuncionalidad de su familia, como conservaba todavía una retórica, unas reflexiones sobre la vida, la cárcel, la poesía, impresionantes. Todo eso desapareció al pasar media vida en manicomios. La absurdez de su vida fue condenarse al malditismo, forzarse a él, desaparecer en el personaje. Tiene una producción excesiva, casi dos poemarios anuales, pero si comparas sus obras completas, el primer tomo que recoge sus poemarios de 1970-2000 tiene mucha más calidad que el siguiente. Pero bueno, tampoco quiero ser taxativo, es solo mi opinión.

      Ah, el vómito existencial de madrugada. Recuerdo que los últimos años mi vida social ha estado volcada en internet. Primero por los chats del IRC Hispano, luego algo de Messenger, y desde 2011 Blogger. Antes esto era diferente, la gente te comentaba y ponía su perfil, normalmente tenían también su propio blog, había comentarios cruzados, bromas privadas. También había mails privados, confraternización, ligoteo, incluso quedadas y viajes. Era divertido. Ahora debo de resultar bastante intimidante porque ni siquiera los comentarios en Curious animan a nadie a confraternizar conmigo. Tú dirás, querido J., que si quiero conocer mujeres, o hacer amigos, me instale Tinder, o salga a la calle ja, ja, ja. Pues tienes razón. Pero en cierta forma me he acostumbrado a este rollo irreal y virtual, eso de conocer primero el texto cerebral antes que el físico; los blogs, sobre todo al principio, por pura definición, eran un diario personal, y a mí me gustaba ese voyerismo de leer y conocer los pensamientos de otra persona, saber qué opina realmente sobre su contexto y lo que sucedía a su alrededor, conocer facetas que quizás eran desconocidas para su entorno. Quedar luego con esa persona hacía que el físico se tornase levemente irrelevante. Naturalmente podías llevarte al engaño y a idealismos, pero me da la impresión que un blog resulta más difícil de llegar a esa situación que por Twitter, donde 280 caracteres son fácilmente gestionables con axiomas, lugares comunes y frases plagiadas.

      Pero sí, me hacía gracia eso de conocer a alguien de esta forma. Aunque claro, luego corrías el riesgo de encandilarte por muchachas de Barcelona, o Granada. Qué insalubre. Pues eso, que mis redes sociales, cada vez más minimalistas en contacto humano, están salpimentadas por anónimos que no interaccionan nada conmigo. Qué desaire. Al final habrá que adaptarse a los nuevos tiempos, y dado que últimamente me siento un poco más miserable que de costumbre, habrá que instalarse de nuevo el Tinder y ver qué me ofrece el mundo. No creo que encuentre el amor, pero algo de sexo siempre viene bien para sobrevivir con más calma xD Y lo dejo aquí, que me está saliendo demasiado largo el comentario. Cuídate.

      Eliminar