
La principal ventaja que atesora el guion de Alex Garland (basado en una novela de Jeff VanderMeer) es que sabe que su principal atractivo es La Zona X y que, además, se apoya sin rubor en dos grandes obras de culto: la película Stalker de Andrei Tarkovski y la saga de videojuegos S.T.A.L.K.E.R. La película dura dos horas y se pasan en un suspiro, ¿la clave? Ser seductora, atrevida y, por momentos, cruda. Y saber envolver el eje central de la trama en varias capas –tanto narrativas como visuales, siendo estas últimas una auténtica maravilla- para mantenernos enganchados.
Por último hay que comentar las destacadas actuaciones del elenco protagonista, capitaneado por mujeres -junto con Oscar Isaac- y que saben llevar el peso de la película con solvencia. Es una supina idiotez intentar contentar a ciertos colectivos forzando cuotas femeninas, eso nunca funciona, lo que si funciona es lo que se consigue aquí: crear personajes originales, fuertes y que saben llevar el peso de una película, destacando sobre todo Natalie Portman cuya actuación no tiene nada que envidiar a la teniente Ripley.
En resumidas cuentas: una de las mejores películas del año, la segunda dirigida por Alex Garland (la primera fue Ex Machina, aunque también intervino en el guion de Sunshine), y cuyo único punto negativo es que se ha estrenado directamente en Netflix, lo que nos quita la posibilidad de verla en pantalla grande. Aconsejo por tanto visionarla en una televisión grande –absteneros de tablet o móvil-, y degustarla con tranquilidad. Películas de ciencia ficción de esta calidad no suelen estrenarse habitualmente, hay que aprovecharlo.
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