miércoles, 27 de diciembre de 2017

Ben Hamper - Historias desde la cadena de montaje.

Ben Hamper es un icono de las letras en la reciente literatura norteamericana, desciende de una dinastía de trabajadores de la General Motors. Su padre, su abuelo trabajaron durante más de treinta años en la producción de automóviles en la creciente industria norteamericana del siglo XX. Una dinastía de ratas de fábrica, según el propio Hamper. A través de una narración sencilla y sin florituras, nos acerca el testimonio de un obrero trastornado, empecinado en doblar turnos, y buscar refugio en el alcohol, las drogas y las mujeres, para sobrevivir en un entorno que es, en realidad, un asfixiante submundo de rutina, ruido, desesperación y negación de toda individualidad. Todo narrado en el estilo característico que nos recuerda al realismo sucio de la novela “Cartero” de Bukowski o el periodismo gonzo de Hunter S. Thompson.

Lo que diferencia a Hamper de ambos es la sensación de fatalismo que rezuma su obra. No victimismo ni cínica amargura, solo genuina condena y trágico determinismo, desde la primera página. Primero familiar: “¿Qué clase de ciudadanos pueden surgir de un padre alcoholizado en la fábrica y una madre víctima de la violencia familiar?”; y acto seguido, del lugar: ”Una ciudad cuyos habitantes alcanzan una puntuación media a los bolos cuatro veces superior a su coeficiente intelectual. […] El paraíso de las barrigas cerveceras. La carnicería mundial de operarios. Patatas fritas con salsa.” También hay momentos increíbles y disparatados como el del “Gato de Calidad” gigante o el del “hockey remache”, al mismo tiempo que muestra las entrañas de la bestia multinacional General Motors.

Ben Hamper narra su experiencia, sus chanchullos, sus odios y amistades, sus enfrentamientos, sus formas de hacer más llevadero el trabajo -entre ellas, escribir una columna sobre el trabajo y la vida en una cadena de montaje, para la revista La Voz de Flint (que dirigía Michael Moore)-, y su determinación para sobrevivir a aquella locura. Con un humor negro acerado y divertido, en primera persona, sin victimismo ni lloriqueos, transmite el olor a sudor, el aire asfixiante, la repetición de la repetición, la tiranía del reloj, la camaradería de los trabajadores, la fraudulenta libertad que da el dinero fácil y la vida sencilla de necesidades del alcohólico. Las ganas de huir se leen entre líneas, su frustración al no conseguir escapar del destino familiar. ("Ahí era donde cada noche se juntaba la brigada de los petos  grasientos al completo para mamarse a base de bien y seguir erre que erre con las mismas mentiras de fracasado que ya nuestros padres se repetían para dotar de significado a su existencia."). Es la destrucción del sueño americano desde dentro.
 
Flint, donde nació Hamper en 1956, es ahora conocida por ser una de las ciudades con un índice de criminalidad más alto en los Estados Unidos. El autor después de once años de trabajo vivió en sus carnes el inicio de una cuesta abajo sin freno que comenzó con el cierre de la factoría de GM en los ochenta:

Ben y yo crecimos en Flint, Michigan, y ambos somos hijos de obreros fabriles. Se suponía que nunca deberíamos haber salido de ahí, y usted nunca debería haber oído de nosotros. Todo se reduce a un asunto de clase, de saber el lugar que  nos corresponde, y de tener en cuenta que en un lugar como Flint, Michigan, no existe para la prensa ni para los que toman las decisiones. [...] “¿Os habéis preguntado alguna vez quién ha construido vuestro coche? ¿Pensáis en algún momento en el coste personal que supone para esos individuos que pasan los mejores años de su vida encerrados en una fábrica abrasadora, sucia, aburrida y deshumanizada?”, plantea Michael Moore en el prólogo.

“El trabajo dignifica al hombre” es una de las mayores patrañas que se han dicho en la historia de la humanidad. El trabajo, al menos el de la gran mayoría del proletariado, es, simple y llanamente, esclavitud asalariada, alienamiento insufrible. Por eso siempre es bueno tener a mano este tipo de libros. Muy recomendable.

4 comentarios:

  1. Algunos trabajos dignifican al hombre, otros lo envilecen...

    Interesante lectura la que propones. No sé qué puntuación le habrás dado a este libro, pero tu introducción es sugerente. Últimamente este canario necesita alpiste, así que tomo nota. Me ha dado por releer libros. He llegado a la conclusión de que los libros que merecen la pena son esos que soportan más de cinco relecturas. Y los hay, vaya que si los hay. No dejan de sorprenderme. Cada vez que los vuelvo a leer aprendo algo nuevo, o veo algo que se me había pasado anteriormente. También los miro con otros ojos, claro. La edad, ya sabes. Todo fluye y todo cambia, también el lector y por lo tanto lo que entiende y lo que le llega. Los libros cobran vida a través de la inter-relación con las personas que los leen. Mis pensamientos se van con Whitman y un fragmento de "Hojas de hierba" donde hace referencia a estas cosas que menciono...

    En fin, volvamos al tema. No creo en el determinismo. Está claro que algunas circunstancias no ayudan, como nacer en determinadas familias con determinados padres. Además vivimos en una sociedad en la que nos programan para insertarnos en el engranaje. El capitalismo es algo terrible: es capaz de convertir incluso las rebeliones en sistema. Estoy pensando en Podemos... en fin. Funciona tan bien porque es el egoísmo lo que lo mueve, y el egoísmo domina nuestra mente muchas veces, tanto a nivel individual como colectivo. Sin embargo existe otra parte de nuestra mente que no es egoísta, y si hay alguna salida a esta situación, el camino debe orientarse en ese sentido...

    Y llegados a este punto, soy yo el que te hace una propuesta de lectura: "La rebelión de la consciencia", de José Luis San Miguel de Pablos. "Nos encontramos ante una verdadera disyuntiva cognitiva. Más allá de las causas próximas y reconocibles de la actual crisis socio-económica (egoísmo, codicia, ultracapitalismo...), en lo más profundo se encuentra precisamente el lastre de las concepciones y paradigmas de pensamiento dominantes..."

    Hay una frase zen que dice: "si el espíritu es libre, todo es libre en torno a él". Si quieres entender toda la trascendencia de esta frase -en relación a la maldición del trabajo envilecedor y otros males- deberías leer también a la maravillosa Joko Beck, y su enfoque sobre el mito de Sísifo. Pero leerla puede que te hiciera implosionar la cabeza jajajaja. No es nada decadente. Sólo era una mujer cabal y sencilla jajaja.

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    1. Hola. Ante todo gracias por tu comentario, sobre todo porque recomiendas libros, los cuales ya he apuntado y puesto en mi lista de Amazon xD
      Intento no poner puntuación a los libros, con la intencionalidad de que si alguien cae por estos lares tenga que leerse la reseña completa para saber a qué atenerse. El libro es bueno, la prosa está más cuidada y sus reflexiones tienen más enjundia que, por ejemplo, las de Bukowski. Quizás, a mi modo de ver, pega un pequeño bajón hacia la mitad, y ahí se repiten causas y efectos, y luego toda la parte en la que, literalmente, se empieza a volver loco y pide su hospitalización en un centro de salud. Son las últimas páginas pero no puedes evitar pensar que le han derrotado; todos queremos héroes.

      Lo de releer, sí, tienes razón, son diferentes lecturas y cuando el libro es bueno resulta apasionante. Yo todavía tengo cierto prejuicio hacia eso, siempre prefiero la novedad, hay tantos autores, tantos libros, que a veces resulta complicado elegir perder la oportunidad de encontrar una joya por releer otro. En cuanto a toda tu filosofía vital y tu descreimiento del determinismo… tengo que darte la razón en que, en teoría, todos somos libres de elegir, solo que algunos tienen que esforzarse mucho más para superar los condicionantes de su entorno. Pero en la práctica incluso la esperanza de vida está determinada por el lugar en el que naces –y me refiero dentro de Europa, con su Estado del Bienestar-, porque al final la alimentación, las adicciones derivadas de las frustraciones de la vida, una operación a tiempo gracias a tu seguro médico privado, todo ello implica diferencias importantes. Al igual que las bibliotecas están al alcance de la mano de cualquiera, la gran victoria del capitalismo alienante es conseguir que, a pesar de tener en el bolsillo un mini-ordenador con acceso a Internet, eso no sea un acicate para tu curiosidad intelectual, sino que malogres esa potencialidad con actividades banales. Y es normal, porque el entorno condiciona, y el cerebro, el cuerpo humano, lo que tiende es al ahorro de energía, a las rutinas establecidas, a la zona de confort. La libertad no existe si no tienes tiempo para filosofar porque necesitas comer. Es así de duro. Ese es el determinismo del que habla Hamper: hay que sobrevivir con las oportunidades y medios que tenemos a nuestro alcance. La lucidez es el enemigo. De ahí el alcoholismo, las drogas, la huida de la conciencia. Ahora los esclavos asalariados se creen felices con el fútbol, el consumismo, o las obligaciones familiares. Pero en el fondo es lo mismo. La lucidez, filosofar, son el enemigo, contraproducentes. Estamos atrapados como ratas. Y cuando eres una rata en un laboratorio, esa libertad de la que hablas, parece casi una broma de mal gusto. Vale, quizás exagero, ya sabes, el halito decadente me salta de vez en cuando, y más en estas fechas xD

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  2. Pero antes de irme te voy a proponer otra solución para escapar de la trampa. Pero esta es un poco más... no sé cómo definirla. Estoy seguro que tú mismo serás capaz de ponerle un calificativo. Es una solución práctica, eso sí.
    Dentro del propio sistema hay un personaje de lo más anti-sistema que ronda la noventena. Su nombre es John C. Bogle. Si mencionas en los bancos la empresa que fundó (Vanguard) podrás apreciar el miedo reflejado en los ojos de los comerciales. Una gestora de fondos de inversión que convierte en propietarios a los propios clientes, a tan bajo coste que ningún banco la puede comercializar con beneficios. Soy consciente que mucha gente no entenderá la trascendencia de lo que acabo de decir. A efectos prácticos se trata de la venganza de un gran hombre contra el sistema, que permite a cualquier currito comprarse General Motors (y Google, y Amazón... y su p. madre) desde 100 euros y que todas esas empresas trabajen para él, sin que sea el banco el que se quede con la mayor parte del botín en comisiones. Porque no lo olvidemos, como parte del sistema, para el banco son las comisiones (ordeñarnos a todos) lo único que le interesa. La venganza de Bogle consistió en facilitarnos a tod@s una herramienta para saltarnos el ordeño y ser capaces nosotr@s mism@s de ordeñar a todo el sistema. A quien le interese puede visitar este otro lugar: http://www.loscanalesdesuperthon.com/
    (Por cierto, no: no tengo nada que ver con este tío)

    Esta solución no es tal, es simple supervivencia; cierta democratización del sistema que, sin ser perfecta, podría ayudar a depender un poco menos del engranaje...

    Y hasta aquí.
    Felices fiestas muchacho (soy más viejo que tú :P )

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    1. Le echaré un vistazo a la página que comentas, y también intentaré leer algo del tal John C.
      Si me permites dar mi opinión sobre todo esto, diría que España y sus políticos son un fiel reflejo de la sociedad. Diría que uno de cada tres españoles no leen absolutamente nada, y que una gran parte del resto adolece de una falta de comprensión lectora terrible, incapaces de matizar sus opiniones, todo tiene que ser blanco y negro. Incultura general sobre la historia, filosofía o economía. Tenemos un 40% de los jóvenes en paro. Podemos es el último engaño del sistema –a mí desde luego me han engañado, he sido un iluso-, y Ciudadanos, más honestos con su programa de derechas, pero un recambio fácil para el PP. En este contexto, dudo mucho que se pueda gestionar una respuesta global de nuestra sociedad. Vivimos en un Flint global, Europa es una broma de un sistema controlado por bancos y empresas. Lo único que se puede hacer es a pequeña escala, tan pequeña escala que a veces nos tenemos que conformar con gestionar el cambio y el rechazo solo en nosotros mismos. Como Hamper escribiendo durante los descansos, o intentando doblar con sus compañeros para salir antes. Intentar engañar al sistema, sin volvernos locos en el proceso. La decadencia es sutil. La infamia intelectual no tanto. Yo dispongo de más tiempo libre porque valoro mi tiempo por encima del dinero, y te aseguro que tengo que lidiar con muchas consecuencias negativas. Pero al final se trata de eso: filosofar o comer. A veces escribo desde cierta altanería intelectual, y en realidad solo soy un Ben Hamper cualquiera, infantil y dogmático, que se cuela entre los entresijos del sistema pero que sabe que, tarde o temprano, tendrá que volver de nuevo a la fábrica a morir de inanición mental xDDD
      Vale, creo que me está afectando la soledad y estas fechas ja ja ja. Felices fiestas muchacho, ¿eres más viejo que yo? Maldita sea, y ¡más sabio! Disfruta de los últimos días en el paraíso ;)

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