Estrechas tu mirada inquisidora, supongo que me ves más
calvo y ojeroso, la ropa negra y la barba me hace aparentar más edad, siempre me
lo has dicho. Relleno nuestras copas.
Me das la gran noticia: te has quedado en paro. No pareces
demasiado preocupada, es curioso, te recordaba siempre nerviosa por cualquier
cambio, da la impresión de que has madurado, como si hubieras conseguido encontrar
tu equilibro. Me alegra, pero no sé expresarlo, me pierdo en divagaciones, en
un largo discurso de esos que siempre odiaste sobre la inutilidad de vivir en
España, lleno de datos económicos y demasiado espeso para ser útil.
Ahora me hablas de tus planes para este año, en donde quieres trabajar y cómo quieres aprovechar el tiempo. Asiento y sigo llenando
las copas, esta vez en silencio. Me doy cuenta de que no tenemos tiempo para
pensar. Y cuando tenemos tiempo libre sentimos la necesidad de distraernos, como
si existir fuera justificar nuestro ocio con alguna actividad, con llenar nuestro
muro del Facebook con mensajes, fotos desde el móvil, siempre conectados a Internet. No sabemos disfrutar de nuestra soledad, tumbarnos y pensar, recreándonos
en los recuerdos. Es demasiado cansado, como leer más de diez libros al año,
como seguir una partida de ajedrez con demasiadas posibilidades contra un
contrincante en forma de reloj de arena.
Miramos a nuestros abuelos, con esas relaciones
sempiternas, entendiendo la autorrealización como concepto familiar, marcados
por una mansedumbre que fluye entre la lealtad y la infelicidad y disparamos en
dirección contraria, Tiempo-Jugada, Elección-Fornicio-Abandono, intentando
eludir el eje de la verdad, ese punto medio, como si guardar un luto excesivo
por una relación te convirtiera en un masoquista incapaz de seguir adelante con
dignidad. No aprendemos, deglutimos nuestras raciones individuales sin apenas
saborear, hasta que por suerte en ese ensayo y error -o quizás más bien por
cansancio-, nos sentamos a contemplar el cuadro,
e inesperadamente alguien se sienta a nuestro lado creando un canal de empatía,
porque los dos, y esto es lo más importante, hemos hecho una pausa para recrearnos
en su belleza. Es como releer un buen libro, la historia no cambia, pero tú
cambias al disfrutarlo mejor.
Te miro con atención mientras atacas el segundo plato.
Sí, fuiste mezquina, egoísta, mentirosa por omisión, ciclotímica, neurótica,
pero siempre fuiste Ella: la que me
cuidaba, la que me hizo los mejores regalos de cumpleaños, quien me acompañaba
al teatro o me enviaba ofertas de trabajo a diario, la que me influyó con sus
sueños de tener un hogar con biblioteca, la que me daba un beso antes de irse
al trabajo o me abrazaba dormida en la cama, la que le gustaba ir a los parques
a leer y dar de comer a los patos, la que siempre me enviaba un mail con
ternuras, esa misántropa precoz que le gustaba hacer cosas solo conmigo, la que
siempre venía con la idea de alguna nueva actividad o un viaje, la que me hizo
aquella foto en la cumbre de la montaña, la que siempre estaba riendo y me
llevó al concierto de Héroes, la que le gustaba cenar comida china mientras
veíamos películas los sábados por la noche, la que pensaba que los hombres
éramos unos inútiles y odiaba pedirme ayuda, la que desconfiaba de mí después
de siete años y me hizo cambiar el contrato de alquiler. Así eras y
posiblemente, en parte, sigas siendo.
¿Cuándo fue nuestro punto
de ruptura, cuando dejé de quererte? ¿Cómo llegué a la situación de volver a
casa del trabajo y que tu sola presencia me molestase, a pesar de que hubieras
hecho la cena con todo tu amor, a pesar de mostrarte lo más atenta posible? ¿Cómo
llegamos a dejar de tener confidencias, sexo, a que solo hubiera
enfrentamientos, como un compañero de trabajo del que no puedes deshacerte,
como se llegan a olvidar todos los detalles de ternura, a quedarte solo con el
rencor, el resentimiento, como te vuelves una mala persona, alguien mezquino,
desagradable, chapucero, capaz de gritarte por una nimiedad en tu cumpleaños?
Recuerdo situaciones dolorosas, de decepción total, de vergüenza
ajena con salidas de tono y perdidas de respeto absolutas. Cosas que intentábamos
olvidar pero que nos reconcomían en la garganta impidiéndonos respirar. Y todas
las pequeñas cenas, los caprichos, los momentos de ternura, como un extraño
reflejo del pasado, nunca parecían inclinar la balanza a nuestro favor.
Pero todo empezó por trabajar juntos, éramos demasiado
diferentes, y el hecho de que fueras mi jefa provocó que necesitara sentirme
por encima de ti en lo demás, competitividad. Vivir juntos no mejoró las cosas.
Hay relaciones que se fortalecen ante la adversidad, en otras se crean
dependencias tóxicas. Pero también es cierto que teníamos muchas cosas en
común, pasábamos todo el día juntos y nunca nos aburríamos embarcados siempre
en planes absurdos pero divertidos. Y si no teníamos dinero simplemente
cogíamos la bicicleta y nos recorríamos toda la ciudad, o nos íbamos a la playa
a disfrutarla como turistas. Pero siempre con esa dualidad, una cena
maravillosa, todo un día magnifico que se estropeaba en una discusión estúpida
que ninguno de los dos llegaba nunca a saber porque se producía. Siempre con la
sensación de disfrutar de las cosas con el tic-tac de una salida de tono que
mandase las buenas intenciones a la mierda.
Llevas un rato mirándome callada. Me disculpo. Me sonríes
cariñosamente y me preguntas como estoy.
Te respondo que nadie
se salva solo, que me siento así por las noches y por eso bebo más de la
cuenta. Que cada vez me siento más cansado, más ajeno a la realidad, que pienso
mucho en el pasado, pero no con nostalgia, sino con cariño, que a veces he
pensado en llamarte, solo para hablar de alguna película, alguna serie o libro
que me haya llamado la atención, pero que no sé cómo hacerlo. Porque todo
cambia, ni a mejor ni a peor, solo cambia, y a veces esos cambios deshilachan
las relaciones, las deshacen y ya no sabes cómo completar el puzzle de nuevo,
que piezas mejor dejar atrás y que otras debes de añadir para, al menos, tener
una imagen que nos guste a los dos.
Pero no te digo nada de eso. Te respondo
que bien, disfrutando de la soltería, alguna aventurilla sin importancia, de
esas que luego despachas con un sms de cortesía. Que la vida me sonríe y que... bueno... que quizás sea mejor terminar ya con el vino y pedir la cuenta.
venga, confiesa de una puta vez: ¿quieres ser Houellebecq o Beigbeder? Me pido la opción descartada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues “El amor dura tres años” me pareció cojonudo. Pero después de leerme la poesía de Houellebecq y “Ampliación del Campo de Batalla” me quedo con este último. Es gratificante poder elegir entre dos opciones igual de buenas. Ánimo, piensa que ahora estás disfrutando de tus mejores años, luego todo irá a peor…xD
EliminarUn abrazo ;)
¿Ves como sí? pero has dicho "mierda" :) :)
ResponderEliminar¡¡¡Mecachis!!!
EliminarBueno, espero que sepas perdonarme ese desliz ;)
Besos...
Gallina de piel.
ResponderEliminarSoy un cobarde, pero después de tanto tiempo leyéndome deberías de saber ya cuándo lo que escribo es ficción o no…
EliminarUn abrazo.
Jim y Pamela, ¡qué historia de amor tan épica! Me gusta mucho como espejo de tu relato que huele a verdad por todos los márgenes. Así que intentaré corresponder con sinceridad en mi comentario. No creo (habla Eau) que en ningún momento sientieses rechazo hacia ella. No cuela... Quizás ella no supo entender que las personas que han crecido inmersas en un sentimiento de soledad, establecen con Ella (con la soledad) un síndrome de estocolmo que necesita expresarse en la vida adulta para recordarnos que es eso lo que somos y lo que merecemos. Algo de eso también tiene Morrison. Quizás ella se dio por aludida, y penso que ya no la querías, cuando ese hastío es algo que no iba con ella, es entre tú y la vida; y en ese momento la amabas más que nunca...¡PRECISAMENTE! Por eso, Ella debería haberse acercado a ti para tener sexo, pero no lo hizo simplemente porque no lo supo ver así. Y es que por mucho que miremos el lienzo que nosotros mismos pintamos, nunca somos objetivos al analizarlo y tampoco lo veremos terminado.
ResponderEliminar¡La encontrarás!
Un beso de Eau
Tienes razón en una cosa, cuando estás acostumbrado a estar solo es difícil abrirse a los demás, pero tampoco hay que dejarse llevar por el egoísmo, por la dejadez, tienes una responsabilidad con tu pareja, no es cuestión de traicionar unos ideales, solo de hacer un esfuerzo para que entre en tu vida y salvaguardar su felicidad.
EliminarEn lo demás tampoco has acertado bella triada. En caso de ser real esa ficción que he escrito, me temo que sus pensamientos, después de dos años de separación, son lo más sinceros y objetivos posibles. No es cuestión de asumir culpas, solo de aprender, creo que los dos cometieron errores, creo que posiblemente no eran demasiado compatibles y que él no estaba del todo enamorado, creo que no supieron, por inexperiencia o falta de madurez, adaptarse a las dificultades, creo que se hicieron daño innecesariamente, pero si después de todo eso, intentan cenar juntos, mantener el contacto, es que existe un cariño, que han valorado la relación, y eso por encima de todo implica una redención para ambos.
Un beso para Eau.
¿También tú haciéndole una fotografía al pasado en presente? Mmmmm yo no digo nada... empiezo a preocuparme de verdad ¿existe la telepatía blogueril? jajajaja
ResponderEliminarMuaaaaaaaaaaaaakss, que tu día en presente, sea feliz M.
Tenemos demasiadas cosas en común, ya te he dicho muchas veces que deberías de trasladarte a Madrid y salvarme de mí mismo.
EliminarFeliz semana hermosa dama, nos leemos, o nos pensamos, como prefieras ;)
soy una censurada... lo cual no se si me gusta o me averguenza.
ResponderEliminarpero eso de releer y cambiar al disfrutarlo mejor, estuvo maravilloso.
me contengo, pues.
¿Eres una censurada? Ja, ja, que comentarios más extraños estoy teniendo últimamente. Explícamelo, porque desde luego por mi parte no existe censura, eres libre de decir lo que quieras, dejando aparte insultos o salidas de tono. Además este reducto de papel virtual es lo más anónimo que vas a encontrar, es absurdo censurase, ¿no crees? :)
EliminarBesos.
no publicaste mi comentario de la entrada anterior! me censuraste! buaaaaa
Eliminaro talvez blogger nos engañó...
Porque cuando se os pregunta como estáis mentís? Entendería que lo hiciera cuando no hay cariño ni confianza, pero si lo hay porque no apoyarse en al gente que quieres.
ResponderEliminarEn todo caso, me ha encantado como describes vuestra relación aunque también me da pena pensar que hay historias de amor tan bonitas y con pinta de durar para siempre... y que aun así se estropean al final.
Se llama orgullo mi querida Celia, aparece en los peores momentos :)
EliminarBueno, por eso es mejor disfrutar el presente, nunca sabes cuándo va a agotarse la experiencia, la pasión, el amor, o como mejor quieras llamarlo.
Un beso...
...y que pague ella la cuenta.
ResponderEliminarBuen relato pequeño Bukowski!
Besos.
Ja, ja. No, por favor, cada uno lo suyo, incluso diría que él en un alarde se adelantará con la excusa de ir al baño y pagará la cuenta de los dos. Ya sabes, pequeños detalles para compensar los grandes fracasos.
EliminarUn beso bella catalana.
Es difícil encontrar blogs interesantes, pero es un gusto inmenso hallarlos. Y todo un placer reconocerme en la música que ud propone.
ResponderEliminarMe (lo) apunto…
Siempre es un placer recibir nuevos clientes en el hotel decadencia, la debacle de escritor sin talento se produce en el salón principal cada dos o tres días, la musa no suele venir nunca, pero la música, ah la música, siempre está presente. hay habitaciones libres en la cuarta planta, y muchas damas insomnes vagando por la noche en cueros, intente no propasarse con ellas.
EliminarBienvenido.
A veces las cosas se estropean, se rompe algo y es irrecuperable. Punto de no retorno, por más que hayas querido y compartido.
ResponderEliminarAhora la soledad te hace echar de menos lo bueno, igual que si siguieses con ella lo echarías de más ;)
Hay cosas peores que estar solo. No tardes décadas en darte cuenta.
Es peor estar acompañado por alguien que desearías que no estuviese.
Un beso Mario, de los de compartir soledades.
Vaya, vaya, parafraseando la poesía de Bukowski, que intenta ¿ligar conmigo? xD
EliminarTiene razón, indudablemente, pero ya sabe, la soledad a altas horas de la noche es mortal. Pero no me he dejado llevar en la ficción de este post por la nostalgia, solo por el cariño de un homenaje cálido y amable.
Una reverencia y un beso, de esos que hacen compañía, también para usted, señorita Nuria.
Supongo que ahora ella se sentiría contenta al ver que por fin le has escrito algo, que por fin has escrito sobre ella, aunque no sea una poesía.
ResponderEliminarY no creo que dar un portazo o subir el tono de voz te convierta en una mala persona, ya sabes lo que te diría a continuación. También diría: "tú por lo menos puedes quedar para cenar y compartir un vino".
Me ha gustado mucho, hasta me has puesto tierna y todo, con lo fría y sosa que soy yo...
Un beso de regreso, no se por qué anoche esperaba algo :P
Bueno, a saber, lo intentaré tapar con otro post, no quiero herir sensibilidades. Me alegro que te haya gustado. ¿Esperabas algo anoche? Esas cosas hay que provocarlas de alguna manera, algún sms tierno, un mail, o quizás llamando tú misma. Ya sabes ;)
EliminarBesos.
Me llamó la atención la foto de la pareja cósmica de Pam y Jim, luego cuando te leía me entró un nudo en la garganta de "Mierda, esto lo estoy viviendo y encima, lo estoy viviendo ahora mismo". ME he sentido muy identificada en frases y pensamientos tuyos, el hecho de tener cariño, ternura, que cuides al otro y que una discusión lo mande todo al carajo. Eso pasa, es triste pero es cierto. Y las relaciones acaban por deteriorarse y llegar a un punto y final para no llegar al masoquismo. Entiendo tu parte y entiendo la parte de ella y realmente, no sé que hacer, demasiadas piezas en un puzzle que nso creamos a base de ideales. Me ha llegado, un beso enorme.
ResponderEliminarNo conocía la canción de Nudo zurdo. Pero es perfecta. Y sobre el final del amor, qué decir. Se acaba y las mayores miserias que escondemos dentro salen a la superficie. Hacemos daño intentando protegenos, sin darnos cuenta de que nunca es así. Al final, nuestro peor yo estropea siempre todo. O casi siempre.
ResponderEliminarEres un encantador... lo sepas.
ResponderEliminarBesos
Eres tonto, ¿te lo han dicho alguna vez? xD jajajaja.8
ResponderEliminarLo del eje me ha gustado, aunque yo soy caos no sé donde está el eje ni lo quiero en mi vida (como miento)
vale, solo encuentro el eje cuando aúllo porque si no es imposible aúllar (yo me entiendo).
En fin, estos días aúllo demasiado y ando cansada.
Un abrazo, Decadente!
De dependencias tóxicas se puede hablar un rato, pues es buen pretexto para escribir.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias por mostrarnos este pedazo de ¿realidad?. Me gustaron tus reflexiones y coincido contigo plenamente en esa incognita de no saber cual es el resorte que hace que de repente dejes de estar enamorado, en el que todo se precipita.
ResponderEliminarYo creo que, aunque contestases, con un "bien....todo va genial", ella se dará cuenta de la realidad. Y, también creo, que no quiso dilatar el tema sobre su nueva relación por temor a que se produjesen comparaciones y, con ellas, alguna crítica soterrada.
Si no te importa, me quedo por aquí.
Saludos.
Buena historia y mucho para meditar, algo que deberíamos hacer mas a menudo pero como bien dices, nunca hay tiempo para ello o simplemente no compensa hacerlo.
ResponderEliminarBesos, Rorschach.
¿qué es lo que falla?
ResponderEliminarMe gusta mucho esta entrada de no-ficción.
Yo he llegado a la tonta conclusión de que el amor es un artículo perecedero y que lo es más cuánto más apasionado es.
Perduran mejor esos amores acomodaticios, inulsos, insípidos,en los que apenas se comparte, en los que no hay conversación,de amigos conformistas, compañeros de piso, de hipoteca, de recibos e hijos, faltaría más.
Perdona que utilice más tu blog que el mismo para vaciarme.
Sorry!
No estoy de acuerdo. Creo que es más bien un problema de valores, de lealtad, generosidad, de valorar lo que tienes y cuidarlo cada día. Parece muy idealista, pero es así como se consiguen/conservan las cosas valiosas en la vida. La gente cree que la pasión va a adaptar la realidad a sus deseos sin esfuerzo. Y eso nunca sucede y solo conlleva desengaños.
EliminarY también creo que dure lo que dure merece la pena, porque al menos tiene algo de real, sincero, visceral.
Vacíate todo lo que quieras, no te cobraré por ello ;)
Feliz semana.