miércoles, 28 de junio de 2017

04/30 - Trainspotting 2

En 1996 Renton tuvo este enorme monólogo en Trainspotting:

"Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida... ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida: yo elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?"

La versión actualizada en Trainspotting 2:

“Elige vida fue el slogan bienintencionado de una campaña contra las drogas en los ochenta. Nosotros le añadíamos cosas. Yo decía por ejemplo… elige lencería de diseño con la vana esperanza de insuflarle algo de vida a una relación muerta. Elige bolsos. Elige zapatos de tacón, cachemir y seda para sentir lo que se hace pasar por felicidad. Elige un iPhone fabricado en China por una tía que saltó por una ventana y métetelo en el bolsillo de tu chaqueta recién traída de una ratonera asiática. Elige Facebook, Twitter, Snapchat, Instagram y otras mil formas de escupir tu bilis a personas que no conoces. Elige actualizar tu perfil. Dile a alguien lo que desayunaste y confía en que alguien en alguna parte le interese. Elige buscar antiguas amantes, y creer desesperado que no tienes tan mala pinta como ellas. Elige bloguear en directo desde tu primera paja hasta tu último aliento. Interacción humana reducida a meros datos. Elige diez cosas que no sabías sobre famosos que se han operado. Elige gritar sobre el aborto, elige chistes sobre violaciones, llamar putas a las mujeres, porno vengativo y una marea de deprimente misoginia. Elige pensar que lo del 11S nunca pasó, y que si pasó, fueron los judíos. Elige un contrato basura, dos horas de camino al trabajo, y elige lo mismo para tus hijos, pero peor. Y cree que hubiera sido mejor que no hubieran nacido jamás. Y luego túmbate, y alivia el dolor con una dosis de una droga desconocida preparada en la puta cocina de alguien. Elige promesas incumplidas y desear haberlo hecho todo de otra forma. Elige no aprender nunca de tus errores. Elige ver como la historia se repite. Elige la lenta reconciliación hacia lo que puedes conseguir en lugar de lo que siempre has querido. Confórmate con menos poniendo cara de valiente. Elige la decepción, y elige perder a tus seres queridos, mientras se alejan de tu vista una parte de ti muere con ellos, hasta que veas un día en el futuro, una a una se han ido todas y no quedara nada de ti que se pueda calificar de vivo o muerto. Elige tu futuro Verónica. Elige vida...”

domingo, 25 de junio de 2017

03/30 – “En la raíz de la palabra se juegan varios amores, pero también un sombrío color parecido a las banderas de una batalla perdida” Roberto Juarroz.

Sigo en mi maravilloso trabajo de teleoperador. Ya llevo más de cinco años. Falta de ambición personal, conformismo, ir solo tres días a la semana y tener el resto del tiempo libre, no sé, estoy atrapado ahí y no tengo energía para escapar. Al principio me hacían gracias las llamadas surrealistas que recibía, incluso llegué a pensar en escribir un libro recopilándolas, en plan “Cosas raras que se oyen en las librerías”, pero al cabo de unos meses el tedio, la extenuante repetición de las mismas llamadas una y otra vez, me impidió progresar en mi factótum literario.

Pero a pesar del tiempo trascurrido siempre hay lugar para la sorpresa y como bien indicaba Einstein: "Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo". Ayer, por ejemplo, debía ser la una de la madrugada cuando salta la llamada y una mujer con tono perentorio me exige que le ayude y limpie de hackers su teléfono. Yo intento centrar un poco el tema y le insisto en que me dé más detalles del problema. Según ella alguien le ha cambiado el tono de la llamada y ahora se dedica a llamarla todos los días de madrugada, siempre a la misma hora.

-        Disculpe Carmen –le pregunto-, pero, ¿cuándo coge la llamada suena algo, le responde alguien?
-        ¡NO! Se cuelga –me contesta apesadumbrada-, por favor tienes que ayudarme, estoy sola en casa…
Yo me quedo un rato pensando en por qué Carmen, que tiene prepago, se cree tan importante para que unos hackers le hagan bromas pesadas. Observo a mi alrededor, todos mis compañeros en sus pequeños cubículos, imbuidos en sus llamadas, alienados, destruido nuestro tiempo, nuestra juventud, más allá de esto, ¿qué queda?
-        ¡¿Sigues ahí?! Por favor haz algo…
-        Bueno, sí, claro, estaba comprobando la línea, pero no parece que haya nada raro…
-        ¡Pero lo hay! -tengo que bajar el volumen de la llamada porque me habla casi a gritos-, incluso he apagado el teléfono, ¡y me siguen llamando!
Al escuchar eso me percato de qué sucede…
-        Pero Carmen, si el teléfono estaba apagado, entonces no te está llamando nadie, es imposible que se encienda solo, ¿no podrá ser una alarma que hayas puesto, y por eso el tono es diferente y siempre suena a la misma hora?
Silencio en la línea, casi puedo ver, como en los dibujos animados, las ruedecitas de su mente girando muy, muy lentamente.
-        Lo miraré –me contesta balbuceante-, pero me da la impresión de que no has querido ayudarme en nada.
Y con esas últimas palabras cuelga indignada.

Algunos dirán que uso anécdotas de mi pequeño microcosmos para concluir, en plan reduccionista, que la sociedad está llena de gilipollas y que los demás somos víctimas de sus excesos. No. La pereza mental es endémica en el ser humano, puedes añadir la falta de ridículo, de educación o cultura, pero la sociedad nos empuja en esa dirección, nos alienta a convertirnos en mercancías intercambiables y sonámbulas. Con los años hasta los libros pueden convertirse en tu enemigo. Hay que morir como ríos, no como gotas, pero cuando se trata de sobrevivir, ¿quién quiere ser lúcido en el vertedero? 

Black Celebration – Depeche Mode
Let's have a black celebration
Black Celebration
Tonight

To celebrate the fact
That we've seen the back
Of another black day

I look to you
How you carry on
When all hope is gone
Can't you see

Your optimistic eyes
Seem like paradise
To someone like
Me

I want to take you
In my arms
Forgetting all I couldn't do today

sábado, 24 de junio de 2017

02/30 - Las hormigas se precipitaban por el borde del mundo, como si la verdad estuviera en la ficción de un helecho de plástico.

El poeta buscando más allá de las líneas de su mano extendida
Sentirse perdido, arrullado por la intrascendencia
“Tienes demasiado tiempo para pensar”, me dicen por ahí
Cuál es la solución entonces, pregunto, ¿tener menos tiempo libre?
¿Hacer de la costumbre instinto?
¿De la belleza un círculo cerrado, un vicio oscuro, un remordimiento?
Observo la piel, la palabra, la carne rasurada en el espejo
Lo que puedo haber sido y no nos permitimos ser
Como un cuchillo frio y hermoso
Pero sin filo
El final de algo que no funciona

Un dios enano cruza las piernas exasperado
El mundo nos ha decepcionado a los dos
Las bombas no estallan nunca
Las putas adoran la oreja de Van Gogh después de mearse encima de sus cuadros
Nos dejamos dominar por el dinero, por el miedo, por el frío de olvidamos de nosotros mismos
Y luego solo quedan unos zapatos muertos debajo de la cama
Tres facturas
Y un par de orgasmos de saldo en noches de escarcha caliente

El embrutecimiento de las ratas paseando por mi cerebro
Devorando las ideas, los clichés y todos los amores falsos
Devorando el esplendor, la humanidad y la gloria

Para qué hacer preguntas a las ratas
Si solo están apuñalando vacíos
Para qué quejarse de la oscuridad del último peldaño
Si la puerta ya está cerrada

Mete el dedo en la grieta
Escava hasta donde cesan las imágenes
Hasta la ceguera, el desnacer y el silencio sonámbulo
Y arrasa con todo.

viernes, 23 de junio de 2017

01/30 - La literatura, como cualquier forma de arte, es la confesión de que la vida no basta, de que la conciencia siempre produce desperdicio, que el conocimiento muchas veces es decepción.

Miss Havisham es un fascinante personaje de Charles Dickens que aparece en su novela "Grandes esperanzas", publicada en 1861. Havisham, huérfana de madre desde niña, era una rica hacendada británica que había heredado una gran mansión de estilo inglés, "Satis House" al fallecer su progenitor. Ya de mayor, se enamora perdidamente de un caza-fortunas, de nombre Compeyson y pese a las advertencias de sus familiares más cercanos, decide comprometerse con él. La boda iba a celebrarse en la misma mansión de la novia un día por la mañana pero a última hora, Compeyson se arrepiente tras sufrir un ataque de remordimientos y deja plantada a su prometida a las puertas del altar enviando una nota en la que explica que nunca la había amado y que solo perseguía su dinero. Miss Havisham recibe la nota a las nueve menos veinte de la mañana, mientras las asistentas la estaban ayudando a ponerse el vestido de novia en el tocador de su habitación. El gran salón del piso de abajo estaba preparado ya para la celebración del banquete, con la mesa dispuesta para recibir a los comensales, presidida por un enorme pastel de bodas.
 
Havisham con el corazón roto y humillada, no solo ante sus parientes y amistades más cercanas, sino ante el resto de la sociedad cuando se hiciera eco del suceso, decide encerrarse en si misma de la forma más retorcida, deteniendo el tiempo en el momento exacto en el que había recibido la nota y convirtiéndose en un personaje gótico bastante siniestro. Havisham ordena a sus criados que detengan todos los relojes de la casa a las nueve menos veinte y que dejen la mansión tal cual, como estaba en aquel preciso instante sin tocar, ni limpiar o arreglar nada nunca más. El salón se queda con la mesa del banquete puesta, con los platos y cubiertos puestos esperando a los comensales que nunca llegaron cogiendo polvo y el gran pastel de bodas pudriéndose lentamente en lugar destacado, El tocador de su habitación tal cual como cuando la estaban vistiendo, con el ramo de flores de novia en una esquina, secándose poco a poco, Y el resto de la mansión deteriorándose con el paso del tiempo como si fuese un lugar abandonado.

A partir de esa fatídica mañana, Miss Havisham se viste con el mismo traje de novia todos los días durante el resto de su vida, No lleva el conjunto completo sino que solo utiliza las prendas que sus asistentas le habían puesto al recibir la nota de cancelación. En aquel momento llevaba solo un zapato por lo que el resto de su vida se pasea por la decrépita mansión con un solo zapato, arrastrando la cola del vestido, que se va volviendo de color gris a medida que va recogiendo la suciedad del suelo. Por otra parte, con el paso de los años, su aspecto físico se deteriora y adquiere una delgadez extrema, que junto a la piel de color blanco mortecino como resultado de permanecer siempre encerrada en casa sin ver la luz del sol y sumado al viejo vestido de novia que siempre lleva, le confiere una imagen completamente fantasmagórica.

Al investigar sobre este personaje literario di con esta web: http://col2.com/miss-havisham-de-charles-dickens-fue-un-personaje-real y me enteré de que Charles Dickens se basó en una historia real para crear a su personaje. En Nueva Gales del Sur, Australia, en 1841 una mujer había sido plantada el día de su boda y tras sufrir una crisis nerviosa, se había encerrado en su mansión de Camperdown Lodge, ordenando que no se retirasen ni los adornos del banquete ni el pastel de bodas, dejando la larga mesa del salón dispuesta, pudriéndose lentamente. Se trataba de Eliza Emily Donnithoine (1827-1886), de 21 años, perteneciente a una familia de la alta sociedad e hija de un juez retirado, James Donnithorne. Al igual que Miss Havisham, desde el día del fallido enlace se negó a vestirse con otra cosa que no fuera su traje de boda, esperando a que el novio, un tal George Cuthbertson llegase, en medio de tal colapso mental, que su padre accedió a no tocar nada temiendo que su estado pudiera empeorar todavía más.

Nadie lo sabía entonces pero Eliza había acudido al altar embarazada y cuando dio a luz, su padre decidió entregar al bebe en adopción para evitar un mayor escándalo. Al estar su hija auto-recluida, la noticia del embarazo no transcendió. Poco tiempo después su padre murió y Eliza decidió despedir a todo el servicio salvo a dos asistentas, ordenó tapiar todas las ventanas, convirtiendo la casa en su propio mausoleo, donde se encerró para no volver a salir jamás, hasta que falleció de enfermedad cardiaca 38 años después.

La tumba de Eliza Emily Donnithorne en el cementerio de St. Stephen's de Newtown, Sidney, es un centro de peregrinación para fans de Dickens que recibe cientos de visitas al año. En psiquiatría existe una patología conocida como "Efecto Miss Havisham" usada para describir una reacción similar al comportamiento del personaje.