En esta novela (cronológicamente situada entre ‘Factótum’ y ‘Hollywood’) Bukowski nos presenta a un Henry Chinaski que ha dejado su trabajo de cartero, tiene más de cincuenta años y por fin ha empezado a conseguir cierto éxito como escritor, aunque su éxito todavía está en transición. Ahora que ya no tiene que luchar por sobrevivir y se dedica a tiempo completo a la escritura, también decide volcarse en sus vicios: el alcohol y las mujeres. La primera relación de la que se habla en el libro es con Lydia, una mujer treinta años menor que él con la que vive un romance intenso, desquiciante y tóxico. Después de Lydia comienza un eterno desfile de mujeres en la vida del escritor, todas con personalidades extravagantes y demenciales. Da la impresión que Chinaski solo busca mujeres disfuncionales para sumergirse en su comedia humana y poder luego escribir sobre ello; pero es una actitud de masoquismo ridículo, porque muchas veces se enamora y cada ruptura le hace sufrir intensamente.
Bukowski ya no divaga sobre cuestiones filosóficas, sobre la vida, la sociedad o la naturaleza humana, este libro es más solipsista, reflexiona solo sobre sí mismo, sus relaciones -si se les puede llamar así-, y sobre el escepticismo tormentoso que le provoca el amor. Se nota su nueva situación personal: más tiempo para escribir poesía, para viajar y acudir a recitales, para el hipódromo, para ver combates de boxeo, para pagar a sus cada vez más numerosas admiradoras un billete de avión para visitarlo. El alcohol es un elemento omnipresente en cada escena, pero se pierde la soledad a la que antes estaba unido, ahora siempre hay mujeres a su alrededor, visitas de admiradores, fiestas en su casa, recitales con barra libre…
El libro resulta entretenido al principio porque Bukowski sabe cómo escribir situaciones cotidianas de manera divertida, pero según van pasando los capítulos se vuelve más y más repetitivo debido a que el esquema siempre es el mismo: conoce a una mujer, se emborrachan, follan, aparecen los poemas de amor, luego las discusiones, hasta el estallido final y la ruptura; y vuelve a empezar el ciclo, con algunas variaciones pero la esencia siempre es la misma.
Aburre un poco tanta reiteración, sin embargo son precisamente esos defectos, el hecho de que tengamos un protagonista que no aprende nada, enzarzado sin control en relaciones cada vez más tóxicas, obsesionado en vender su serenidad de ánimo para obtener material para otro poema u otro capítulo de la novela, lo que consigue parcialmente que el libro tenga alma. Una vez más Bukowski nos gana con su visceral honestidad a la hora de retratar sus grandes limitaciones como ser humano. Y esa valentía despierta, incluso a pesar nuestro, cierta simpatía, porque al final Chinaski solo es una víctima de sí mismo, una persona tan defectuosa, perdida y aislada emocionalmente que es incapaz de tener una relación sentimental sana y equilibrada. Y así, entre la lástima y cierta repulsión, llegamos al final de la novela donde se intuye cierta necesidad de redención, de romper el círculo vicioso en el que lleva inmerso toda la vida.
Aburre un poco tanta reiteración, sin embargo son precisamente esos defectos, el hecho de que tengamos un protagonista que no aprende nada, enzarzado sin control en relaciones cada vez más tóxicas, obsesionado en vender su serenidad de ánimo para obtener material para otro poema u otro capítulo de la novela, lo que consigue parcialmente que el libro tenga alma. Una vez más Bukowski nos gana con su visceral honestidad a la hora de retratar sus grandes limitaciones como ser humano. Y esa valentía despierta, incluso a pesar nuestro, cierta simpatía, porque al final Chinaski solo es una víctima de sí mismo, una persona tan defectuosa, perdida y aislada emocionalmente que es incapaz de tener una relación sentimental sana y equilibrada. Y así, entre la lástima y cierta repulsión, llegamos al final de la novela donde se intuye cierta necesidad de redención, de romper el círculo vicioso en el que lleva inmerso toda la vida.
En resumen: no es de sus mejores libros, a pesar de la fama que tiene, pero sí puede resultar interesante para conocer un poco más a Bukowski y su trayectoria vital. Podéis descargar el ePub (AQUÍ)
“Detestaba las relaciones así, el tipo de relaciones sexuales de Los Ángeles, Hollywood, Bel Air, Malibú, Laguna Beach. Extraños al conocerse, extraños al despedirse. Un gimnasio de cuerpos innominados masturbándose mutuamente. La gente amoral suele considerarse más libre, pero a menudo carece de la capacidad de sentir o de amar. Así que se hacían promiscuos. Los muertos jodiendo con los muertos. No había juego ni humor en su práctica, era una cópula de cadáveres. La moral era restrictiva, pero estaba afianzada en la experiencia humana a través de los siglos. Algunas morales tendían a mantener a los hombres esclavizados en fábricas, en Iglesias, y fieles al estado. Otras morales tenían simplemente buen sentido. Era como un jardín lleno de frutas venenosas y frutas buenas. Tenías que saber cuál escoger y comer y cuál abandonar.”
“Una vez que una mujer te da la espalda, olvídala. Te aman y de repente algo se da vuelta. Te pueden ver muriéndote en una cuneta, atropellado por un coche y pasarán a tu lado escupiéndote.”
“"Dejé el teléfono. Pensé en Sara. Pero Sara y yo no estábamos casados. Un hombre tiene sus derechos. Yo era un escritor. Era un viejo indecente. Las relaciones humanas nunca solían funcionar. Sólo las dos primeras semanas tenían algo de electrizante, luego los participantes perdían el interés. Las máscaras caían y la realidad aparecía: dementes, imbéciles, chiflados, rencorosos, sádicos, asesinos. La sociedad moderna había creado su propia especie y la había enfrentado entre sí. Era un duelo a muerte en un cerco sin salida. Lo más que podía uno esperar de una relación, decidí, eran dos años y medio como máximo.”
“La segunda pelea también fue buena. La muchedumbre rugía y se desgañitaba y trasegaba cerveza. Habían escapado temporalmente de fábricas, almacenes, mataderos, garajes de limpieza de coches… volverían a la cautividad al siguiente día, pero ahora estaban fuera, enardecidos por la libertad. No estaban pensando en la esclavitud de la pobreza, ni en la esclavitud de la beneficencia y los sellos de comida. El resto de nosotros viviría tranquilo hasta que los pobres aprendieran a construir bombas atómicas en sus sótanos.”
Reseñas de otras novelas de Charles Bukowski:
Mujeres (1978)
La senda del perdedor (1982)
Hollywood (1989)
No me animo a esas novelas, aunque sean de culto.
ResponderEliminarBesos.
Bueno, en realidad Bukowski es muy fácil de leer, es una de las cosas que repito sin cesar en todas las reseñas xD Inténtalo alguna vez, más fácil no lo puedo dejar, hay enlaces al ePub.
Eliminar¡Besos!
¿Has leído "el hombre de mazapán"?
ResponderEliminarPues no, pero he leído una reseña ahora, y parece que está en consonancia con mis gustos. ¡Gracias! A ver si lo puedo comprar por Amazon por la tarde. Si algún día quieres quedar por Madrid, ya sabes, podemos hacer intercambio de libros ja ja ja
EliminarUn abrazo.
Tengo amigos muy amantes de Charles Bukowski... Leí algo de "La máquina de follar" hace mucho tiempo y... no sé... la verdad que ese realismo sucio no terminó de gustarme, creo que tenía yo la piel muy fina, ja ja, bueno y la sigo teniendo... Aunque comprendo que tiene su chispa y que (creo) que siempre escribía "achispado"...
ResponderEliminarDe cualquier forma se agradecen tus reseñas.
Un beso, Poeta.
Gracias por pasarte por aquí. En realidad, me siento bastante alejado del ‘realismo sucio’ y Bukowski, pero surgió el otro día llevarme algún libro al trabajo para leer de madrugada, y cogí ‘la senda del perdedor’; ya lo había leído, pero era ideal para mi trabajo en el que me están interrumpiendo continuamente. Y me gustó mucho, percibí más matices en su lectura, quizás porque trata de la infancia y adolescencia, y ese rito iniciativo a la vida adulta siempre resulta fascinante. Y pensé que estaría bien realizar un pequeño homenaje al que ha sido mi maestro literario durante muchos años.
EliminarEntiendo que no te acabe de gustar del todo, hay quien prefiere a Henry Miller, o Palahniuk, o directamente un autor que trata estos temas de forma más compleja, lírica y prudente.
Y sí, escribía siempre borracho; llego incluso a decir que él se había hecho escritor para poder beber más tiempo durante el día xD Todo un personaje. Siempre me fascinará cómo combinaba su vida real con la artística, mezclándolas hasta que no sabías muy bien donde empezaba una y terminaba la otra.
Un abrazo de vuelta, querida amiga, espero que todo vaya bien 😉