El
problema de pergeñar una reseña de una película como Blade Runner 2049 es que, para ser justos,
hay que escribir dos: una para la gente que no conoce la obra original de Ridley
Scott (1982), o que quizás solo la ha visto una vez sin mucha emoción, y
que el hecho de que aparezca esta segunda parte –por llamarla de alguna forma-,
tiene para ellos la misma importancia que ir a ver otra película de Marvel. Luego está la
reseña para quienes hemos estado durante años discutiendo sobre si Deckard es o
no un replicante, sobre cuál es la mejor versión de la película -la del director o la
estrenada en los cines-, y que hemos escuchado mil veces la maravillosa banda
sonora de Vangelis.
Para
los primeros la directiva es sencilla: id a verla inmediatamente. Es una gran película
de ciencia ficción –que por cierto se estrenan pocas en el cine-, con una
fotografía espectacular -la nieve es utilizada en muchos planos de forma
maravillosa- y unas interpretaciones fantásticas, esta vez la imperturbabilidad
de Gosling le ha venido bien para su papel. De hecho la primera hora de
película es impresionante, entre otras cosas por la interesante relación del
protagonista con su novia holográfica de inteligencia artificial, parecida a la
que tiene Joaquin Phoenix en "Her”. Es cierto que los últimos cuarenta
minutos se hacen un poco largos, que tiene un cierto aire de solemnidad
artificiosa que juega en su contra, y que el personaje de Jared Leto –de nuevo-
y Deckard están muy desaprovechados. Pero la historia se cierra bien y se puede
perdonar fácilmente esa lentitud pomposa de la que hace gala. Tendrás la misma
sensación que con la anterior película de Denis Villeneuve “La llegada”, que resulta
muy satisfactoria, pero intuyes que le ha faltado algo para llegar a la
perfección, que algo chirría de fondo. Pero saldrás contento del cine, incluso comentarás
durante un rato el estupendo trabajo de Ryan Gosling. Y a otra cosa.
Sin
embargo para los fans de Blade Runner las sensaciones son algo distintas. No
voy a entrar en la discusión de si era o no necesaria esta segunda parte, es
obvio que no, pero tampoco soy un talibán purista que considera que cualquier
adición mancilla al original; la mayoría ya aprendimos la lección con Star Wars
Episodio I: si no te gusta simplemente olvídala y pasa el fin de semana viendo
las originales. El problema es que te puedes aislar todo lo que quieras pero al
final es inevitable que la compares con la original y te preguntes al salir del
cine si ha conseguido estar a la altura. La respuesta evidente es que NO. Es un
producto digno, cuya primera hora y media es impresionante, pero luego, desde
la aparición de Rick Deckard, la película se va desinflando poco a poco, hasta
llegar a diálogos ridículos como el que mantiene el susodicho con Niander
Wallace (Jared Leto). La película confunde pomposidad con transcendencia, lentitud
con profundidad, en muchas ocasiones las escenas parecen un escenario impostado
donde los personajes entran y salen de forma teatral y artificiosa para luego
vender los posters correspondientes junto al DVD. En Blade Runner los
escenarios estaban al servicio de la historia no al revés. La música casa con
todo esto, con golpes de percusión, sintetizadores, atmósferas tenues… no es
una mala banda sonora, aunque parezca la de Akira, pero al final termina
cansando, como al resto de la película, que, a mi juicio, le sobra media hora.
Quizás
alguien diga, y con razón, que habría que conceder a esta secuela el mismo
beneficio de la duda que, con los años, convirtió a la original en un clásico
de culto, pero creo que al cambiar el unicornio de papel por un tosco e
impersonal caballo de madera se ha logrado una buena metáfora de cuál será su
futuro. En cualquier caso, y a despecho de lo que mi querido amigo despotricaba
ayer al terminar de verla, me alegro de que Denis Villeneuve lo haya
intentado y la he puntuado en Filmaffinity con un siete, lo cual
deja claro que, a pesar de toda esa colección de improperios, me ha gustado. Supongo
que es difícil que alguien cuestione nuestra nostalgia sin que
haya cierta animadversión hacia el resultado final.
"Yo... he visto cosas que vosotros
no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C
brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos
se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de
morir" - Roy Batty. Curiosamente, la traducción utilizada en el doblaje de
la versión española es errónea ya que se tradujo "Attack ships..."
por "Atacar naves..." siendo la traducción correcta la utilizada en
Latinoamerica "Naves de ataque...". "Atacar naves..." en
inglés sería "Attacking ships..." o "To attack ships...",
algo que el personaje Roy Batty no dice. En la versión original esta frase
decía: "Attack ships on fire", es decir, "Naves de combate en
llamas", o "Naves de combate ardiendo".
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