No sé exactamente cuando la conocí, en mi recuerdo siempre estamos juntas, Eliza y yo. Dos niñas rubias, ella con los ojos ligeramente más grises que azules. Siempre hablando, soñando, desentrañando poco a poco los mitos de la adolescencia. Era tan sumamente importante que nos gustasen los mismos discos, que nos emocionásemos con los mismos libros, las mismas películas. Nos encerrábamos con trece años en su habitación, pintada de negro y añil, tardes enteras con The Cure, David Bowie, Velvet Underground de fondo mientras leíamos juntas a Silvia Plath, a Morrison, Verlaine, Baudelaire…a cualquiera que nos pudiera inspirar, sin saber realmente que queríamos conseguir con eso. Nos creíamos invencibles paseando por El Retiro pensando en voz alta, eludiendo el calor pegajoso de nuestra ciudad. Fue cerca de allí, en una tienda cualquiera, donde compramos la grabadora y una cinta. Y empezamos a grabar en esa única cinta pequeños mensajes, secretos, confesiones, anhelos, que nos regalábamos por turnos cada noche como gesto de despedida. Pensamientos fungibles, efímeros, sepultados, solapados por otros una y otra vez. Así trascurrió ese verano, que sería sin saberlo, el último que íbamos a compartir juntas.
¿Somos mejores en la
adolescencia? A veces nos olvidamos de vivir, ¿te imaginas ahora, con treinta
años, teniendo esa clase de confianza con otra persona? No, imposible, ni
siquiera en esos primeros seis meses de pasión y sexo cuando inicias una relación
sentimental llegas a crear ese vínculo de confianza, ni siquiera cuando tienes
tu propia familia.
El sonido de su voz,
diluida por la grabación, no pierde un ápice de ternura mientras va desgajando confidencias.
El sol desplaza lentamente su luz por las cortinas sumiendo el salón en un
ambiente melancólico. Qué extraño encontrar la cinta precisamente hoy, justo
cuando lo único que deseo es dejar atrás el pasado.
Quizás ese pensamiento
traiciona el embrujo, se escucha un clic,
la última palabra reverbera en el aire, la cinta ha terminado. Eliza
siempre decía que las cosas más interesantes se le ocurrían después, media hora
era muy poco, y siempre le producía una inmensa tristeza dejar todas esas ideas
huérfanas, perdidas irremisiblemente ya, en el precipicio de su memoria. Yo trataba
de consolarla “Tenemos mucho tiempo, no hay prisa”-le decía. Pero ahora me doy
cuenta que no, que nunca hay tiempo. Nunca.
Me encantaría devolverte
ahora tu cinta. Contarte que hace mucho tiempo que no hago el amor con Enrique,
que la última vez fingí el orgasmo. Confesarte que no era la primera vez que lo
hacía, que seguramente tiene una aventura con Carmen, la vecina del cuarto. Que
me tendría que importar mucho más, pero que me siento entumecida, incapaz de
reconocerme en el espejo. Que me siento muy sola, angustiada, con un miedo
terrible a los cambios, a la vida…al divorcio.
Me gustaría decirte que te
echo muchísimo de menos, que sé que me dirías que la vida sigue, que todo tiene
remedio, que tampoco ha sido tan doloroso hacer las maletas. Gracias a eso he
encontrado tu cinta. Que coja ese taxi que he pedido y vuelva con mis padres,
que allí estaré segura. Pero ya sabes, nunca he podido…nunca he sabido decir
adiós.
Llaman a la entrada. Es el
taxista. Miro la cinta y la grabadora. No quiero llorar. Aquí no. Me levanto, cojo la maleta y abro la puerta.
Casimiro
Casimiro está obsesionado
con su vecina Carmen, es idiota y no conoce a su padre. Un buen bosquejo para
empezar. Casimiro apaga la música. Después de llevar varias semanas escuchando
la voz enfermiza de Nattramn, está convencido de que es su nuevo mesías. Era el
cantante de Silencer -una
banda de depressive black metal-, que se mutilaba con un cuchillo en la sala de
grabación, despedazándose los dedos de las manos, y que aparece en las fotos
del disco ensangrentado, con las manos vendadas y dos patas de cerdo
sobresaliendo de sus muñones, Cree que todo eso es la prueba de su sacrificio,
del mensaje que quería hacer llegar a la humanidad. Casimiro cree que es uno de
los elegidos para entender ese mensaje, hace caso omiso al hecho de que
Nattramn estuviera loco, de que casi matara a una niña con un hacha. Pero
Casimiro también necesita esperanza, necesita creer que tiene algo que le puede
hacer especial, aunque sea una gilipollez.
Casimiro también está
obsesionado con el sexo, pero la única técnica de seducción que ha desarrollado
durante sus años de juventud es regatear con las putas el precio de la media
hora. Ahora lleva varios meses sin acudir a estos establecimientos, quizás por
una mala experiencia, no lo sabemos. Sea cual sea el motivo ahora su vida
sexual se basa en ver videos en páginas de sexo extremo. Lo cual es algo bueno,
porque si su odio no fuera sublimado hacía su polla, Casimiro tendría en estos momentos
un detonador con un bonito botón rojo en el centro y estaría en disposición de hacer
explotar el edificio entero. Y el vecino del cuarto no estaría muy contento con
eso.
Alguno me preguntareis, ¿Qué
es lo que odia Casimiro que le convierte en un peligro potencial? Pues realmente
son pocas cosas: Odia a Rajoy y sus ministros, esas inmundas hienas, por
quitarnos nuestros derechos sociales. Odia al Rey y a esta monarquía de
pacotilla y se caga literalmente en sus disculpas vacías. Odia las homilías de
Juan Antonio Reig Pla, y por extensión a la iglesia y todo lo que representaba.
Odia el futbol, los derbis, a toda esa gente que le mira extrañada y argumenta
que es un deporte complejo que no entiende y por eso le aburre. Odia hasta la
extenuación a Angela Merkel. Odia a su muñeca hinchable –la que tiene una foto
de Carmen su vecina, pegada a la cara-, por ser tan difícil de limpiar. Odia a
Toby, un perro que aparece en varias películas que ha comprado por internet,
por tener una vida sexual más plena que él y poseer un pene más grande. Odia su
trabajo, y las cosas normales que todo el mundo odia. Y además también se odia
a sí mismo, cosa también muy habitual.
Pero esta noche Casimiro
está contento. Ha conocido a una mujer por internet, viene a comerle la polla,
con fruición. En un principio pensó que poner un anunció tan zafio en esas páginas
de contacto que visita no daría ningún resultado. Pero la vida ha tenido a bien
de recompensarle por tantas indignidades. A los dos días Irene, que es como se
llama la mujer, se puso en contacto con él. Le envió algunas fotos y es una
belleza. Tiene una voz sensual y una boca terriblemente excitante. Todo fue muy
rápido. Ella insistió sobre si estaba seguro “Joder, ¡Pues claro!” ella se
quedó callada un momento, y le pidió la dirección. Le dijo que necesitaría
hacer algunos preparativos e incluso atarle. A Casimiro casi se le revienta una
vena del cuello “Joder, ¿Por qué no se le había ocurrido hacer algo así antes?”
Casimiro está nervioso, es
casi la hora, incluso se ha duchado y todo, quiere estar presentable al menos
el primer día. Llaman a la puerta, es puntual. La vida le sonríe.
(Lo que no
sabe es que Irene va a hacer desaparecer sus problemas literalmente, para ella
“comerse su pene” no es un eufemismo)
Fernando
Fernando revisa el correo.
Tiene otra carta de amor, papel rosado, tinta azul. La lee mientras sube en el
ascensor, entre el desdén y el rictus amargo.
Estuve luchando toda la noche contra tu
recuerdo
Una carnicería de rojos sobre una piel
demasiado blanca
Metáfora de una palidez suicida llena de
cicatrices recientes
Mi sexo ávido abriéndose como una llaga
Carmín extenuante sobre una boca
hambrienta de amor
Mezclando vino, pastillas y melancolía, mezcolanza
amarga
Que encharca, circunda de humedad, mis
pensamientos
Lluvia encapotada, lluvia tendenciosa,
lluvia enajenante
El sexo es subsuelo, como mi fotografía
con un precio de rebajas
Acumulando descripciones, disecciones, en
un altar de vulgaridad y belleza
Acumulando cartas, mensajes,
pensamientos, grabaciones, sangre
Autobuses llenos de subnormales haciendo
los coros a una canción de amor
No escribo sobre ti, sino en ti,
mientras tu desnudo esmalta mis insomnios.
Hazme tuya, o mátame, pero termina con
mi agonía.
Está firmada por ella. Es curioso. O no. La deja sobre la
mesa, con un gesto similar a aplastar una colilla en el cenicero. Se lleva una
mano al estómago. Sale de la habitación.
Un rato después vuelve a
entrar, se sujeta los pantalones desabrochados, barre ansioso la habitación con
la mirada. De pronto se fija en la carta, la coge con una sonrisa y vuelve a
salir de escena.
Un minuto después suena la
cadena del baño.
El amor sigue siendo la
respuesta a todo.
Vecino del
Cuarto
Todo está rodeado de
mierda, maloliente y atascada. Intentas tirar de la cadena una y otra vez pero
solo consigues chapotear con los pies desnudos en charcos infectados mientras
los vecinos se quejan de sus goteras de materia fecal. En algún momento del
camino, mientras parpadeabas, te has convertido en una Etiqueta, en un Trabajo,
en un Número, en una Nómina, en una Nada sin nombre propio. Lo peor es que no
pretendes ser otra cosa, quizás antes, hace años, eras diferente, un ser
humano, pero ahora lo has olvidado, ni siquiera lo sabes, aceptas tu etiqueta,
eso es lo que eres AHORA, eso es lo importante. No justifica nada, claro. Pero da
igual, no quiero jugar, por eso me gusta corto, por eso no se me pone dura con
las cosas adecuadas, o con las mujeres adecuadas.
Puede provocar cierta alarma, como señalar el traje invisible del emperador, pero es cierto, lo reconozco, sólo veo un mar de mierda, gente a mi alrededor nadando feliz, haciendo filigranas mientras la basura inunda su boca sonriente. Sí, algunos flotan como boyas, peces muertos hinchados y marrones. Pero nadie los echa de menos, ni a ellos, ni al cielo. Nunca miran arriba.
Puede provocar cierta alarma, como señalar el traje invisible del emperador, pero es cierto, lo reconozco, sólo veo un mar de mierda, gente a mi alrededor nadando feliz, haciendo filigranas mientras la basura inunda su boca sonriente. Sí, algunos flotan como boyas, peces muertos hinchados y marrones. Pero nadie los echa de menos, ni a ellos, ni al cielo. Nunca miran arriba.
Todo tiene su reverso sórdido,
como ese gesto galante de regalar un ramo de flores en genuflexión, cuando el
termino ramera deviene de la Edad
Media, cuando las prostitutas colocaban un ramo
de flores en el balcón o en la puerta de su casa para atraer a sus clientes.
Carver tenía sus caballos
en la niebla, sus pequeñas islas de borrachos. Me gustan sus relatos, no hay
golpes, en un minimalismo contenido, sin ira, pero con esa sensación de desazón orbitando siempre. Observas sus labios
moverse, pero no quieres que te alcancen sus palabras, por eso le das la
espalda lentamente reconociendo con ese gesto el fin de todo. Y piensas en
zapatos que crecen mientras desayunas champán a las tres de la tarde. Y
recuerdas que la infelicidad empezó aquella noche en que la amaste demasiado y
se quedó embarazada. Porque el destino no existe, solo son hechos sucesivos que
intentas ordenar con un sentido, impulsos y errores ahogándose en el vacío.
***
No hay que tomarse muy en
serio al vecino del cuarto, con esas frases ampulosas donde se queja de su
incoherencia mientras se hace cortes en el antebrazo para poder sentir algo que le saque de su aturdimiento.
Hablando de morir solo, de vino y cosquillas de sangre resbalando por sus
dedos.
La soledad, ¿Quién no se
siente solo a fin de cuentas? No es excusa. Le digo a veces: “sal, pequeño pájaro azul”
Pero solo se atreve a hacerlo de madrugada, ocultándose entre metaforas de
idiotas derrotados, entre amor con mayúsculas y besos de papel con minúsculas.
Y la vida sigue mientras se pierde entre esos desiertos de encrucijadas miopes.
Y me confiesa que solo pide que le amen en cada caricia y poder sentir lo mismo.
Y luego, más tarde, enfrentarse junto a ella a esa cosa insulsa llamada vida y transformarla
en algo esplendido y lleno de matices.
Pero para ello, ella
tendría que existir primero -me dice-, y no sirve de nada que la sueñe, que la
piense, o que, simplemente, la necesite.
A mí cuando alguien me deja sin palabras, reacciono hablando, en este caso escribiendo como una charlatana. Me gustan los poetas de Leire, especialmente Morrison. Se nota que le gustan decadentes y con infancias y adolescencias ¿Cómo definirlo? No me sale... ¡Tú sabrás!
ResponderEliminarCon Leire y Vecino del Cuarto has utilizado la primera persona pero con los demás escribes en tercera. Eso querido Ror me ha seducido.... Yo siempre barriendo pa casa! Y además no la quieres enrollar con Andrés. Y la has separado! Justo como le gustan al Vecino del cuarto... LIBRES. Bueno, me callo y dejo de barrer.
A mí también, como a Leire, me pierden los decadentes. Acabaré raptando al pájaro azul con jaula incluida. Aunque Casimiro y Fernando también me gustan mucho.
Un beso dulce y sensual de Eau. Que dice que quiere más... Literatura para Leire, me refiero. Mira! Ya te la has ganado... A Eau, me refiero ;-)
Je. Bueno, para que veas que hago caso a las sugerencias, feedback en estado puro, tu sugieres yo escribo.
EliminarEs curioso, soy un gran admirador de The Doors, pero después de leer un par de biografías de Jim Morrison el resultado fue descorazonador, los mitos se destrozan con la realidad. Con Bukowski sin embargo, no me ha sucedido eso.
Quizás con Leire y el Vecino Del Cuarto no he podido evitar la primera persona porque me agradan. Los otros el distanciamiento es normal.
Espero que Eau me sepa perdonar que deje a Leire de momento en el limbo. Los divorcios no son suelen ser interesantes, al menos que encuentre un vecino interesante en casa de sus padres.
Besos a las tres.
Ja. En el caso de que dejases a Leire en el limbo te perdonaría, pero no creo que lo hagas, aunque puedes tomarte tu tiempo. Porque a ti lo que te gusta es hacerte de rogar, y mucho. Y Eau es muy insistente de esas que te invaden, siempre y cuando no esté enamorada, porque si lo está desaparece como alma que lleva el diablo. Además a ti no te gustan las que se declaran sino las que sugieren. Así que de momento no veo peligro ninguno porque tienes a Eau jugueteando y suplicando, pero nada más...
EliminarUn besito y una plegaria de Eau de Rorschach (suena bien eh!)
Me gusta tu pájaro azul, Decadente.
ResponderEliminarMe he reido mucho con la vida sexual de Toby, normal que lo odie.
Leire es fascinante, lástima que ya no sea del vecindario, pero mejor para ella.
Un beso a tu pájaro azul, dale recuerdos. Y otro a ti, poeta (por más que lo niegues).
Buen finde a los dos, no os canseis mucho en el curro!
Toby es una figura mítica de mi adolescencia, cuando en una breve visita a un sex-shop, siendo todavía ignorante en las lindes sexuales, comprobé tras un vistazo fugar a esa sección, que era protagonista de una saga de más de seis películas. Inquietante como mínimo.
EliminarLeire no merecía un vecindario así, sin duda. Gracias por el beso, soy mucho más decadente que poeta, como el alcohólico que se hace escritor para poder beber más tiempo en casa.
Gracias por los besos, acabo de llegar ahora mismo, siempre pierdo la fe en género humano allí, esta es mi forma de reconciliarme.
Un abrazo.
Sublime!!
ResponderEliminarSólo una pregunta: por qué a la primera descripción la llamas Leire si es Eliza. O lo entendí mal?
Gracias...
EliminarLeire es la protagonista, su amiga muerta, o en paradero desconocido, es quien se llamaba Eliza.
Besos.
Roschard q triste historias ,pero q reales son , me he sentido identificada con alguna d ellas , y tb decir que Casimiro y yo tenemos odios similares.
ResponderEliminarun beso.
Intentaré no escribir cosas tan tristes, el blog retroalimenta a veces las sensaciones. O el tiempo libre quizás.
EliminarPero la primera en el fondo no es triste, romper con las trampas de la vida, divorciarse, es sano. Creo que esos recuerdos, o al menos intentaba trasmitirlo, validan su decisión.
Casimiro tiene su parte populista en esos odios, pero como dice María, no merece la pena desplegar tanta intensidad. O quizá hable mi parte decadente, quí lo sá.
Beso de madrugada guapa.
Mi particular voyeurismo está encantado con tus vecinos, pequeño Bukowski! ;)
ResponderEliminarBesos!
Un beso para ti, disfruta a tu manera de Sant Jordi mañana ;)
EliminarInteresantes vecinos decadentes. No tengo ganas de nada jajaja... bueno muy bonitos algunas frases o fragmentos. Besos!
ResponderEliminarNo hay obligación, ya sabes, yo soy el campeón de los vagos en blogs ajenos, ya sabes ;)
EliminarUn abrazo Loba.
De la historia de Leire me quedo con la empatía del personaje; el miedo de enfrentarse a los cambios o el temor de aprender a tomar decisiones. Pero también me quedo con la experiencia compartida al lado de Eliza, porque esos momentos son únicos e irrepetibles. ¿Sabes? creo que sí es posible volver a encontrar esa confianza, ese vínculo especial, ya sea en los primeros seis meses, en tres días o siempre.
ResponderEliminarCasimiro es un tipo intenso y demasiado inteligente. Tal vez algo extravagante y por eso puede resultar incomprensible. Me atrevería a decir que es el personaje más auténtico y sincero de las dos partes, ese es mi punto de vista, claro. El mundo no está preparado para que alguien como Casimiro exponga de tal manera su forma de ver la vida. Por suerte para él, y para el relato decadente, la putita de Irene con su antropofagia salva el rollo decrépito.
Con la tercera historia me reafirmo en la idea de que el amor no existe, o yo no lo conozco con ese precinto. Hay tanta mentira encubierta e inventada por el cine y la literatura –también esas manidas letras de canciones pastelosas-, que nos confunde y hace etiquetar sentimientos equivocados.
Encuentro similitud entre Casimiro y el Vecino del cuarto: intensos, oscuros… inteligentemente degenerados. Parecen envueltos en ese realismo sucio que últimamente leemos tanto, ahora que parece volver a estar de moda. C’est la vie.
Tal vez me monté mi propia película. Me mudaría a tu vecindario pero creo que mi psique correría peligro, sí, más aún es posible. De todas formas me dejas sin palabras, me da miedo que escuches Silencer :P
Brillante.
Comentario largo, bien.
EliminarEse tipo de “comunión” no creo que sea tan fácil de conseguir, solo en la cama, y con un alma gemela. Y no dura para siempre, ni de coña. Pero creo que hay que saber aprovechar esos momentos en los que sí sucede, guardarlos, no como una trampa de futuro, sino como lo que son: momentos de extrema belleza donde consigues romper esa jaula de piel, cristal, acero, o ceguera sensorial que por definición nos impide compartirnos.
Casimiro no me cae bien, supongo que he endulzado un poco su exposición, pero su muerte me produce placer. Me alegra de todas formas que puedas sentir empatía por él, es gratificante.
El tercero se basa en un personaje real, casi que hubiera sido más divertido contar toda la historia, pero luego se vuelve banal. El amor existe, claro que sí, sobrevalorado, limitado, superficial, idealizado, y normalmente efímero cuando se pone a prueba. Pero no se puede negar su intensidad cuando alguien a quien amas te dice que te quiere y, naturalmente, le crees.
El Vecino Del Cuarto sí me cae bien, al menos en esa metáfora, manida de acuerdo, sobre el mar de mierda que nos rodea incontestablemente. Es cierto que me gusta el realismo sucio, ¿vuelve de moda? No lo sabía. Espero que no sea verdad, detestaría dejar de ser un paría y me mis textos fueran de pronto populares o no despertasen un gesto de rechazo habitual.
Silencer. Bueno, hay grupos peores. Aunque como tú dirías, cualquier tipo de arte, si es capaz de emocionar ya obtiene cierta redención al cumplir con su función intrínseca.
Pero tienes razón, soy alguien peligroso, demasiado decadente en la vida real para tenerme en cuenta para nada serio.
Besos de gaviota sin alas.
Me ha atraído la primera historia, tiene un encanto especial. Siempre es momento de volver atrás, revivir esa forma de sentir, la complicidad que se tiene en una amistad adolescente es difícil de superar a lo largo de la vida.. los prejuicios se inculcan y no aflora lo auténtico. Me identifico, me apetece, estoy en un momento que añoro esas largas conversaciones hasta el amanecer con un amiga/o, escuchar música, recuerdo Pink Floyd o Jackson Browne maravillosos. Intento recuperar algo de aquello, estoy en ello..
ResponderEliminarBss.
Hace tiempo que no tengo conversaciones de esas, con alguna botella de vino, buena compañía y música de fondo. Cuando pasas de cierta hora de la madrugada la noche se transforma, y suele regalarte algún momento perfecto de confidencias e intimidad.
EliminarMe alegra que seas consciente de ello y quieras recuperar esas sensaciones pretéritas, espero que lo consigas ;)
Besos de llamadas intempestivas.
"Hazme tuya o mátame, pero termina con mi agonía"
ResponderEliminarAlgún día tengo que decirle eso a un hombre jajajaja.
Ja, ja. Ya puestos a mí me gustaría escuchárselo a una mujer ;)
EliminarPor desear…
Pasa una buena semana. Besos petricor.
El primero, simplemente delicioso...
ResponderEliminarSiempre usted tan romántico. Un saludo.
EliminarUfff, me ha encantado. Leire..., pobre Leire, llena de miedos y sola, tan solo acompañada por el recuerdo de la adolescencia, cuando los problemas graves no lo eran tanto e incapaz de afrontar lo irremediable. Pienso que en la mayor parte de los casos (generalizar es peligroso) siempre somos mejores en la adolescencia, aunque sea por la inocencia que tenemos y de la que queremos desprendernos lo antes posible. Lástima que luego no se pueda recuperar.
ResponderEliminarCasimiro me repugna. Aunque comparto parte de sus odios, me parece un tipo despreciable. Al leerlo, he pensado en mi vecino del bloque uno, que tiene un perrillo minúsculo y una forma de mirar que me pone los pelos de punta.
Fernando tiene suerte: las cartas de amor ya no se estilan. Y me da rabia que la rebaje de la forma en que lo hace. Pero la vida real siempre es más real de lo que nos gustaría.
Y el vecino del cuarto..., siempre pensé que la gente se hacía cortes en los brazos para sentir dolor físico y dejar de sentir el dolor interior.
El final es perfecto: para mí has clavado el sentido del amor. Y ella siempre existe, sólo que no siempre él se cruza con ella en el momento adecuado.
Un beso!
Me quedo con Leire, en realidad, me quedo contigo, porque me gusta de ti, todo lo que escribes, por gustarme me gusta hasta cómo pones los acentos jajaja ummm beso mac eres un amor.
ResponderEliminarYo me quedo con mi forma abstrusa de no poner comas o solo ponerlas cuando es necesario respirar...xD Pero gracias por tu amorosa condescendencia, tú sí que eres un encanto. Beso maca.
EliminarTe leía a altas horas desde el móvil - digamos tres o cuatro de la mañana- en mitad de los exámenes y pensé "Dios, este tío me excita"
ResponderEliminarMe excitas más allá del sentido sexual de la palabra :D
Bien, algún día haré un archivo de comentarios como el tuyo para las noches en que quiera realizarme una trepanación casera tenga alguna razón para cambiar de idea ;)
EliminarBesos nínfula.
No me deja contestarte directamente Lili, pero bueno, como curiosidad el señor Casimiro al final ha tenido un post inmenso aunque compartamos opinión sobre él. Te va a resultar mucho más abominable. O quizás no, las mujeres tenéis momentos de empatía muy extraños a veces.
ResponderEliminarPost Leire encantador, también estamos de acuerdo.
Y sí, por mi experiencia uno se hace cortes para olvidar el dolor emocional porque es más sencillo domeñar el dolor físico.
Besos para ti bella comentarista.