Podría empezar con el tono decadente habitual, léase: “Dos botellas de vino. Una erección. Siempre hay alguien que sale perdiendo. A veces me siento como el guardián de un museo vacío que nadie visita, una metáfora inútil de mi alma.”
Podría hablar de la hojarasca ruidosa de mi barrio, adolescentes sonriendo presa de la inercia de su edad, disfrutando del presente puro donde aún no caben decepciones ni derrotas. Hace calor. Es primavera. Gónadas llenas de amor eterno, lencería, bragas, escotes, todo siendo apartado por dedos juguetones, tacto de promesas febriles, mientras los raperos sodomizan poesía sin que nadie pueda evitarlo.
Podría hablar de Ella. Aquella que magnetiza mis sueños con las palabras que oculta bajo su falda. Intento ofrecerle las mías, las más altaneras, las que insisten en saludar al público, para que las devore en el papel donde las dibujo y así no consiga terminar el dibujo con tiza de mi silueta en el suelo.
Te imagino intensa, ciclotímica, absurda, escribiendo cartas de suicidio ficticias, cada año con menos nombres que recordar en tu despedida. Te anhelo intentando fusilarme entre tus piernas mientras te beso lentamente un párpado con esa ternura que tanto rehúyes. Te pienso intentando desnudarte sin conseguirlo, a pesar de tener toda tu ropa despellejada por el suelo, atrapados en un cuadrilátero de cemento, sin ecos, solo pequeños suspiros de hilo de plata. Mi pequeña chica Murakami, adornada con ojos de lluvia que apenas me reflejan.
Pero siempre me queda el sudor de aquella noche, tu pelo jugando sobre mi vientre desnudo mientras rodeas el glande con tu lengua. Como cierras los labios despacio, muy despacio, metiéndotela en la boca. No quiero cerrar los ojos, arqueo el cuello para poder disfrutar de ese prodigio, ver tu cabeza meciéndose sobre mí, tus labios llegando a la base de mi verga atravesándote, sintiendo las contracciones de tu garganta en pequeñas ondas de placer y calor. Tu dedo ensalivado entrando en mí, la sorpresa, una ligera molestia, y luego el placer incólume. Y tú entrando más y más, aumentando el ritmo, mirándome excitada. Y hay una certeza de amor, de juego peligroso, cuando te bajas las bragas y te derramas sobre mi boca.
Y mi lengua te folla los dos orificios sin piedad, aun calientes e hinchados por la última sesión. Y juego con mi pulgar, con mi lengua, incluso con mi nariz respirando, transpirando tu excitación. Hasta que en algún momento del tiempo de descuento, sincronizo las embestidas en tu boca y en tu coño y nos corremos yo en ti, tú en mí.
Me interrumpo y leo por ahí algo sobre contar historias, sobre dejar en los bolsillos de la mente de otro parte de tu memoria, algunas de esas palabras que se gangrenan en tu cabeza a fuerza de no compartirlas, pedacitos de ti mismo que olvidas porque no tienes un espejo del pasado, al que consideres también tu presente, que te los recuerde. Pero no tengo muchas historias, recuerdo aquella noche que esnifamos cocaína marrón, recuerdo la decepción que supuso ver a Héroes Del Silencio en concierto por primera vez después de décadas escuchándolos, no por ellos, sino porque llegaba tarde y no me emocionaban, recuerdo tirar bolsas llenas de botellas vacías un miércoles, recuerdo a mi abuela gritando que la quería matar solo por pretender acostarla en su cama, recuerdo a mi perra morir en mis brazos porque no había ido al veterinario a tiempo, recuerdo descubrir a mi tío borracho una noche de madrugada y no entender cómo se podía llegar a eso, la recuerdo diciendo al entrar “hola casa”, pensar en sus rarezas y ahora echar esos detalles de menos, recuerdo coger la bicicleta en Barcelona e ir hasta la playa y quedarme allí, observando con una sonrisa, como si todo empezara de nuevo.
No es necesario ser tan decadente, también podría hablarte de libros eternos, libros que te abren la mente, que te incitan a escribir, que consiguen que tu existencia tenga singularidad, libros que se convierten en amigos, en amantes. Te podría hablar de música, de cómo tocar un bajo, de porque un grupo tiene que convencerte en directo, de la poesía de algunas letras, te hablaría de la importancia de la soledad, de escribir -que es hablar solo, despacito-, te hablaría de que hay que enamorarse al menos una vez y sufrir las consecuencias, que el sexo con amor es un ballet de los sentidos que no acaba cuando eyaculas, te hablaría de que guardases siempre una reserva de inocencia a la que mantenerte fiel, de que a veces, pensar en el suicidio, en una forma de regocijarte de la vida, que el pensamiento mayoritario siempre suele ser erroneo porque el único padre de la verdad es el tiempo. Pero son ripios fáciles, sabréis perdonadme.
Como último comentario añadir que a veces en la literatura, y por desgracia últimamente también en las calles, da la impresión de que la libertad existe, siempre y cuando no tengamos la soberbia de querer ponerla a prueba.
Supongo que entendéis a qué me refiero. Buenas noches.
te veo papal. No sé si es bueno o malo, pero transmites algo. No sé qué cojones es, ya sabes. O no. No sabes, pero da igual. Gran material, en cualquier caso, una mierda de material, material circunstancial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Supongo que al final lo importante es transmitir, y no, la verdad es que no sé nada. ¿Quién cojones sabe algo?
EliminarMe alegra que me leas Advenedizo, espero que todo te vaya bien, no emascules a demasiada gente en las entrevistas de trabajo ;)
Un abrazo.
Ah, las entrevistas de trabajo... ojalá pudiera seguir en paro el resto de mi vida no vegetal.
EliminarY sí, lo importante es transmitir. En la blogosfera lo estamos haciendo unos 6 xD
(preciosos los comentarios anidados, por cierto)
EliminarTodísima la razón. Bon dia.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=2y-8k78rjnw
Besos.
Ja, ja. Bon día revolucionaria, Corcobado tiene buenas letras sin duda.
EliminarKisses
¿Sabías que al llegar a mi piso siempre digo "hola, casa"? Me alegra compartir esa excentricidad con tu musa. También soy ciclotímica y absurda. Pero nunca he pensado en el suicidio.
ResponderEliminarRescato la frase "te beso lentamente un párpado con esa ternura que tanto rehúyes". Me diluyooooo
Vaya, al final va a ser más común de lo que pensaba ;)
EliminarJa, ja, ¿te diluyes cómo un azucarillo en un vaso de absenta? xP
Vaya, vaya, y que ninguna seáis de Madrid, que mala suerte la mía.
Besos, buen fin de semana
Uff, esta entrada me gusta más, mucho más que el resto (que es muchisimo). Si sigues desnudándote te arrancarás la piel. Tienes una mezcla entre decadente, perverso y tierno muy interesante.
ResponderEliminarY a Héroes había que verlos allá por el 89, entonces no cabía decepción ninguna.
Un beso y gracias por la emoción mañanera!
Ja, ja, bueno, en su época de Senderos de Traición e incluso El espíritu del vino eran increíbles. En los conciertos rayaron a buen nivel, quizás Valdivia no estuvo al mismo nivel, cosa difícil de todas formas. Pero el problema fui yo, no conseguí emocionarme, fue como tachar algo de la agenda, como un polvo sexagenario.
EliminarGracias a ti por tus palabras, no sé donde llegaremos, pero este sería un buen punto para recordar.
Buen fin de semana.
Para todo hay un momento. Para mi ir a verlos en la última gira fue como cerrar un ciclo, el círculo quedaba completo. Valdivia tenía algún problema médico en la mano, así que era difícil que estuviese a su nivel.
EliminarYo tengo un libro que cambió (realmente) mi vida. Y lo leo ahora y me parece cojonudo, pero no cambia nada. No es nuestro momento (el del libro y mio). Todo depende del momento, del estado de ánimo. Lástima que no los pudieses disfrutar en vuestro momento. Mis primeros conciertos fueron... la comparación es muy sexual, la obvio.
No te canses demasiado de tus analfabetos funcionales en el curro.
Pd: Me dejas con la curiosidad, ¿cuál fue ese libro? ;)
EliminarAl señor Valdivia le operaron en su momento, de hecho ahora también toca el piano. Según leí hace un mes se querían reunir de nuevo, estaban buscando un nuevo cantante, naturalmente Bunbury se había desmarcado de la propuesta.
El palacio de la luna, de Auster. Me cambió la vida en un sentido real. Digamos que me rescató.
EliminarChica Murakami… aún con certezas qué difícil es querer evitar los juegos, sabiéndolos peligrosos y sin poder pasar de ellos. Compartimos insomnio o quizá horas muertas en la cama, esta noche estaría bien.
ResponderEliminarTe beso lento.
Insisto, eres demasiado embaucadora, porque al final son todo palabras, ¿no?
EliminarMe da que esta noche el único con insomnio soy yo. Aunque me gustan los besos lentos, no lo niego ;)
Cuídese.
Pero que bueno eres joio... estremezco cuando te leo, todo el cuerpo mío se vuelve violín y se tensa, voy al ritmo de tus consonantes, pienso que el siguiente reglón no puede ser mejor, y me equivoco,lo es, y sonrío, y disfruto.
ResponderEliminarComprobar que después de todo lo que he leído en mi vida, aún me sorprende, me emociona y me estremece el relato de un encuentro sexual (entre otras cosas) es formidable. Luego de reflexionar el motivo o el porqué, concluyo que es por elegante y ese usar "palabras nuevas". Concluyo sin saber si el leit motiv es arrebato real o ficticio, y me contesto que es lo de menos; me ha hecho suspirar.
Hoy por lo menos dos
Ja, ja. Creo que exageras, pero no voy a hacerme demasiado de rogar, me encanta, y es vox pópuli, que me halaguen bellas catalanas. Así el recuerdo brumoso de repasar textos de madrugada antes de enviarlos a estrellarse contra vuestras orillas cobra sentido por fin.
EliminarTodo es inventado, literaturizado si lo prefieres, es lo bueno cuando leemos, una especie de oxitocina literaria que empaña nuestras retinas con ¿elegancia?
Supongo que la realidad muchas veces carece de ella, suele ser más flatulenta y arrítmica, aunque como dices, ¿Qué importa?
Un beso, gracias por tus suspiros ;)
Qué no, qué no, que yo no regalo halagos, es más comento a cuatro y el de la guitarra cinco; me voy a dedicar a halagarte a ti, no, es porque lo siento y punto, no exagero un ápice, es más, me controlo en mis reacciones, nunca comento a la primera, si no, todavía sería más exagerada, y estoy hablando, cuando me gusta, hay veces que no comento... obvio porqué.
EliminarNo me des las gracias por los suspiros, multiplícalos :-). Bon dia.
Por el amor de Dior, qué ejército de groupies. Menos mal que me hace falta poco para sentirme especial. Yo te diría... deja de escribir sobre sexo, de verdad. Te sobra. Quiero decir, que ya sé que yo con el sexo tengo un problema, con el vocabulario de sexo y demás, pero es que contigo la cosa se empieza a poner interesante cuando dices "bueeeno, veeeeeenga, y ahora me voy a abrir un poco, pero sólo un poco porque esto de hablar de uno mismo es de blogueros capullos". No sé. A mí este post me emociona a partir del "me interrumpo". Estaría bien que encontraras la forma de filtrar en tus textos una vulnerabilidad controlada. Pero es sólo una opinión, como siempre.
ResponderEliminarAnyway; como imagen, me quedo con eso de la ropa despellejada por el suelo. Qué bonito.
Un beso.
Aunque sé que lo has dicho sin sorna, he de matizar, con cierta resignación, que de momento no tengo ninguna groupie. Al final me he infiltrado en las típicas reuniones literarias de mujeres y, con más condescendencia maternal de lo que están dispuestas a reconocer, me dejan hablar muy de vez en cuando.
EliminarAnyway. Lo del sexo, bueno, como secreto entre nosotros, en esta liturgia que nos va separando poco a poco, mi querida muchacha especial, te confesaré algo: llevo mucho tiempo en una completa carestía sexual, lo que provoca esa sublimación literaria de la que te quejas, alter egos gozando de actividades que apenas recuerdo.
Lo de la vulnerabilidad controlada podría funcionar, pero no tengo vida con que aliñarla, no hay especias de un pasado sugerente para poder darle sabor.
Es curioso, durante una conversación con un cliente de mi empresa también dije eso “lo que usted me dice es solo una opinión” luego la cosa degeneró –como mi respuesta a tu comentario-, y me puso una reclamación…xD
La ropa despellejada por el suelo suele ser bonita, sobre todo cuando hay lencería roja alrededor.
Dejo de desvariar. Un beso ;)
Desde hace unas entradas que me transmites mucha ternura y sinceridad... no se porque porque mira que tu intentas darle tu toque decadente, pero no se porque yo noto que tu "disfraz" de chico duro cada vez es mas transparente.
ResponderEliminarBesos guapisimo.
Todo
ResponderEliminarTodo puede comprarse con dinero...
Todo