Enciendo el ordenador e introduzco la película que he
comprado por internet. Material ilegal, material que conlleva denuncias y condena
social. Material que viola las filias normales y va más allá. Un suicidio de la
sensibilidad orquestada a golpe de cadera y ultraviolencia. No soy nuevo en
esto, naturalmente, he sido coleccionista durante años del hardcore alemán más
brutal, también de las tristes depravaciones japonesas con jovencitas. Pero esto
es diferente, esta película supone el cenit, la degradación del espectador
cómplice, el no retorno. Estoy tan excitado como un chaval de catorce años ante
su primer coño.
Me bajo los pantalones y me pongo a ello. Todo comienza. Es mejor de lo que
esperaba, hay muchos gritos desde el principio. Ralentizo mi mano, no quiero
acabar demasiado pronto.
Recuerdo a esa chica de la Fnac del viernes, hablando de
poesía y de libros. No sé si estaba
flirteando, soy un zoquete para las señales femeninas. Debería de haberle dado
mi número de teléfono para tenerlo claro. El rechazo digo. La no
intencionalidad. Lo peor de la vida son las incógnitas, el conocimiento no te
hace más feliz, pero si tiendes a vivir en el pasado ayuda un poco. Le di la dirección
del blog sin decirle que era mío. Torpezas concatenadas.
La película manda. Salen más secundarios, animales
incluso. El campo. Bajo un poco más el volumen, mi polla no tiene dudas, pero
mi mente todavía está intentando procesar la información, saturada por las
imágenes. Tantas posibilidades en cuerpos tan limitados. Hay cosas que no sabía
que podían hacerse, creo que eso deja secuelas, esa chica no podrá volver a
tener sexo normal en su vida. Me doy cuenta que yo tampoco, llevo ya demasiado
tiempo en soledad con esta depravación haciéndose un hueco en mi neurastenia.
El sexo normal me aburre, la imagen de una mujer empapando mis sábanas con sus
flujos me resulta aburrida, vulgar incluso, no me provoca ni una débil
palpitación. Estoy acostumbrado a las atrocidades, a la cosificación, dentro de
poco mi única vida sexual dependerá de prostitutas transexuales o del turismo
sexual.
Pero necesito huir de esta soledad, necesito desconectar
de alguna manera, necesito dar un sentido a algo. Me doy asco, pero como el
alacrán que odia su alacranidad pero la necesita para acabar consigo mismo,
debo utilizar el asco para eyacular asco, para sobrevivir un días más. Para
levantarme, ducharme, vestirme, comer, lavarme los dientes, trabajar. Eludiendo
el poco sentido de todo esto. El poco no: la absoluta falta de sentido.
Hay un cambio de escenario, carnicería, cadenas,
argollas, fustas, el rollo snuff movie tiende al infinito. Y esa chica es menor
y no parece que haya firmado ningún contrato, simplemente esta aterrorizada. Y
esa sangre es real. Mierda, me podrían detener por eso. Sigo moviendo
frenéticamente la mano.
Ahora se suceden escenas de temática transexual
fetichista. Dejan a alguien moribundo en un rincón ahogándose en su vomito después
de una larguísima escena de garganta profunda. No consigo correrme. La resaca
se transforma en migraña, debería de salir de esta habitación. Pero ahora lo
irreal es lo otro, lo que está afuera. Me empiezo a asustar, hay demasiado material
homosexual implícito y es ahí donde mi polla no flaquea, donde tengo que
reducir mi ímpetu. Justo cuando empiezo a creer que soy gay aparece una nínfula
con coletas y dos enormes perros centuplicando mi excitación. De acuerdo, no
hay problema, solo estoy terriblemente enfermo.
Hay demasiados preliminares con los perros, pero quiero
ver la escena entera. Descanso un poco. No voy a ir a trabajar. No quiero ver a
nadie, no quiero permanecer, solo quiero desasirme de mí mismo. Algo tintinea
al lado de mi pie. Una puta botella de vino blanco. Me agacho y bebo un trago
justo cuando una de las nínfulas es sodomizada. Bien. Algo de sincronismo. La
película manda.
Dejando aparte el sexo, la relación se mantiene como una
forma de masturbación ególatra. Uno se refleja en los ojos de la otra persona,
existe en ese reflejo, en la réplica, en sus palabras que te definen aunque
sean insultos. Te aíslas en esa isla sin soledad sintiendo que existes porque
alguien te personaliza dentro de la masa pronunciando tu nombre con cariño. Esa
es la sensación que al final se echa de menos, no irse a Londres, no es Gary
Cooper haciendo lo correcto, no es una letra de Extremoduro. El virus del
romanticismo es el que se encarga de dar fecha de caducidad a este espejismo
sutil.
Sigo masturbándome pero ahora tengo miedo a correrme, las
escenas son cada vez más violentas y el orgasmo marcará mi próxima filia
sexual. La película está dividida de forma episódica y aunque al principio no
encontraba el nexo, parece que es el viaje delirante de una de las
protagonistas, la única que va sobreviviendo a cada escena. En las primeras
secuencias era una niña, y ahora ya es toda una mujer que mira a la cámara con
unos ojos verdes eternos y desafiantes. Hay una sensación Proustiana de recreación
de un puzzle que luego te dará una imagen totalmente diferente a la suma de sus
piezas. Le he quitado totalmente el sonido, pero tiene subtítulos y no puedo
evitar leer su nombre alguna vez. Es el nombre que odio y que se repite en mi
entorno continuamente, otra prueba de determinismo. Hay mujeres que deberían de
presentarse con ese nombre. “Hola soy (…) y vengo a joderte la vida” y tú,
antes de terminar la frase, ya estarías asumiendo el sufrimiento de los próximos
seis meses. O lo que durase.
La migraña está alcanzando cotas desconocidas de dolor,
cada vez me cuesta más concentrarme en las imágenes. El vino blanco ya solo es
un recuerdo y una nausea sube y baja por mi garganta. No puedo moverme, estoy atrapado
delante del ordenador, en esta habitación a oscuras. Quiero salir, pero la
película manda. El teléfono no para de sonar. Seguramente del trabajo. Un
retazo en mi memoria me avisa de que hace meses que me despidieron. Pero lo
ignoro. Estoy seguro de que son ellos,
a pesar de ese desconchón en la pared que hice cuando lance el móvil contra la
pared y lo destrocé. La película manda. Ahora la protagonista, frisando los
treinta, está siendo violada violentamente mientras una cola de hombres de
enormes falos espera su turno. Ella ríe, llora, gime. Mi pene está en carne
viva, como su vulva, en algún momento he debido de eyacular sangre, pero no
paro, ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
Recuerdo la última vez que fui feliz, estaba en Santiago
de Compostela, por la noche de fiesta, habíamos comprado un gramo, en el coche
sonaba Radiohead, el álbum de siempre. La noche se abría de piernas para nosotros,
me sentía joven, trabajo, planes, una casa. Solo quería divertirme, la risa
estallaba en mi cara sin excusas. Íbamos con Manolo, nos reíamos de sus
historias de drogas, justificando su uso en su misma existencia natural. Fuimos
a un prostíbulo, cambiamos drogas por cuerpos. De pronto, serían las tres de la
mañana, me sentí terriblemente solo. Llamé a esa chica. Ella me cogió el teléfono.
Llevábamos cuatro años sin hablar. Y me sonrió con su voz. No necesitaba más. Quizá
debí coger el coche en ese momento, hacer un viaje de seis horas y meterme en
su cama. Y decirle que no, que todo era mentira, que lo empezaba a sospechar,
que me salvara, sobre todo de mí mismo. Pero no hice nada. No sucedió nada.
Madrid siguió sin banda sonora y después de dos silencios colgué.
Siento como si la habitación palpitase, es algo extraño, como
si me rodease un dolor ajeno, difuminado. Pero la sed es auténtica, propia, una
sed horrible de desierto. No puedo moverme, la película manda. Esta escena me
suena, ¿ha vuelto a empezar? Unos
enanos deformes están follándose a la protagonista, ahora embarazada. ¿Quién
será el padre? Cada vez está más avejentada, ¿Cuánto tiempo llevo encerrado aquí? Parece su biografía. Rompe aguas pero la
escena continua. Una voz en off subtitulada reflexiona sobre la crucifixión del
tiempo. La horrible sensación de no haber aprovechado tu vida cuando, ya mayor,
no te quedan esperanzas, solo recuerdos. Alguien replica que siempre sentiremos
eso, que cualquier decisión es una limitación en sí misma, que son crisis existenciales
irremisibles. El niño recién nacido cae
en un charco de semen, sangre y vísceras. Al final la locura es no saber,
no arriesgarte, no haberte declarado, no agotar las cosas hasta el final, no
dejarte llevar alguna vez por los impulsos. Ella siempre lo hacía, victima
implacable de sus caprichos egoístas, pero vivir es sufrir, ¿Qué importaban los
demás, quemándose lentamente en su intensidad?
Llega el final de la película, como un déjà vu. Estoy
deshidratado, tiritando, el olor a vómito y suciedad noquea la atmosfera. No
importa, la película manda.
Ahí está el cuerpo de ella, en la cama, sola. ¿Qué debe
sentir ahora, cree que su vida ha merecido la pena, cree que el simple
ejercicio del placer da sentido a algo? Sabe que se muere, como el protagonista
de Muerte en Venecia. Sigue siendo hermosa -las cicatrices pueden ser hermosas-, nada ha conseguido mancillarla. Suena la música perfecta, como un poema de Poe.
Me colapsa la tristeza, el tiempo pierde continuidad y se
resume en su imagen congelada en la pantalla. Pero ya es demasiado tarde para
la reconciliación, el asco sigue dentro de mí.
Aparecen los créditos y, casi como un acto de
misericordia, el fundido en negro de mi muerte.
Debe ser el día o mi simple perspectiva...pero hoy te encuentro más decadente que nunca! xD
ResponderEliminarBesos.
Luego no te quejes si hay centenares de anónimos escandalizados con tus escritos, provocador!:) Yo, sin embargo, más que el catálogo sexual veo el vació y el dolor. Qué desazón!
ResponderEliminarBufffff, tío....¿es normal ponerse cachonda leyendo semejante flipada?..debe serlo...muack!.
ResponderEliminarKisses.
Chatnoir: Tienes razón, hoy me he levantado bastante jodido.
ResponderEliminarYa escribiré otra cosa mañana, cuando duerma algo. Un beso.
Ada: Me alegra que te quedes con la lectura de los párrafos impares, en el fondo es la más importante, lo demás es tramoya para anónimos esquizoides que no saben follar. O quizá sí, pero entonces no saben leer. En cualquier caso están moderados, colecciono insultos desde hace un par de meses.
Besos.
Tu texto es como está música: http://youtu.be/N98Zx0KUsfU Un Réquiem pidiendo socorro y mostrando el asco interno del monstruo que todos llevamos dentro. Sí quizás deberías descansar y dejar que toda esa muerte renazca en vida. Un abrazo con comprensión.
ResponderEliminarEstate quieta por favor, ¿A que te ato? Jejeje, te dejaste la mejor parte...
ResponderEliminarQue entrada tan interesante :P
¿La película? No sé, yo terminé por imaginar al personaje ante una pantalla apagada, imaginando la película, proyectando en su cabeza sus paranoias, tan salvajes que se engaña con la fantasía de la película. Habría sido bonito. Me gusta lo de "la película manda" constantemente. Como si ciertas sensaciones a veces repulsivas pudieran tomar el control de todo, inhibiendo la libertad- y la verdad no tiene mucho sentido que me guste eso- me gusta.
Besos, sádico predicador ;)
Sin argumentos, incapaz me siento de escribir algo que no quede ridículo, ante semejante derroche de talento que tienes para comunicar y escribir, porque cualquier cosa que diga, quedaría corta, no soy capaz de comentar lo que siento cuando te leo, porque son tantas cosas, que yo, que me encanta vomitar cuando escribo, llego aquí, y no me llega la sangre al cerebro, disfruto, admiro, me meto dentro y me lo tomo, como uno de los regalos del día. Por eso callo muchas veces que vengo, porque es imposible estar a la altura de lo que aquí se cuece (tus textos).
ResponderEliminar(En realidad... muda, no soy).
Un beso, o dos.
Sincopada: No creo que sea normal, pero tú eres especial, y coño, me encanta ponerte cachonda.
ResponderEliminarUn besazo para ti. Y dulces sueños.
La que canta con lobos: Como siempre un enorme gusto musical. Ya estoy más animado, he comprado algunos libros y estoy distrayéndome con literatura decadente. Siempre he pensado que la masturbación es muerte, vida potencial aniquilada. No sé cómo invertir los términos. Un abrazo, un beso y dos brindis.
Lunática: Pedrá tiene buenos momentos. Me gusta el de “no es que tenga dudas, tú tan quieta y no me entero cuando aprietas” xD
Realmente da igual si la película existe. El personaje está sumido en la paranoia y en la locura, no come, ni bebe, no sabe si tiene trabajo, ni siquiera sabe cuánto tiempo lleva encerrado en esa habitación. Sublima obsesiones y las refleja en una distópica película sobre Ella, una forma de insultarla, pero al final antes del “fundido en negro” -es decir, cerrar los ojos y morir- muestra que todavía la ama, que nada puede mancillarla y que las cicatrices son hermosas. O algo así he intentado. No me gusta releer, cuando los publico ya no son míos.
Un beso dulce nínfula.
calmA: Agradezco tu comentario enormemente. A veces me quedo perplejo con la acumulación de ideas que surgen de la nada, justo al final. Un texto obsceno fluye hasta mostrar la paranoia de alguien frente a su soledad, a contar como prefiere morir disfrutando de la contemplación retorcida de su amor o su placer –Muerte en Venecia- o de recordar, simplemente recordar. Por eso me alegra que seas tan benevolente conmigo en mis fracasos. El trato es que me leas y comentes con total impunidad, pero también sepas perdonar si no me molesto en mejorar mis textos o solo hay una provocación vacua de fondo.
Dos besos para ti también.
Ror, a veces me das miedo. ¿Sabes? Es un miedo... no sé, no sabría cómo calificarlo....
ResponderEliminarP.D. El caso es que me gusta..xD
Me quedo siempre sin saber que comentarte, se que me repito y que no soy la única que te lo dice. Hoy quería comentar si o si. te debo muchos aunque se que sabes que te leo. Y no he llegado aquí en el mejor estado para poder comentar algo como esto (fiebre nauseas...) Para mi tus entradas siempre son un acertijo Y a veces me inquieta el resultado. El personaje tiene mucho de masoca... y pocas ganas de salir de la habitación. Donde están los personajes de finales de diciembre?
ResponderEliminarPajotes y dependientas del Fnac, que conocido suena esto, igual que las pelis ilegales y el robo deliberado de camisetas de Bob Esponja en el fnac.
ResponderEliminarVD
La película me provoca una sensación de morbo y asco, es agradable, puedo imaginarmelas tal cual, :O
ResponderEliminarY sobre tu estado, lo encuentro decadente tal como se ha dicho, bastante y es una decadencia creativa, en mi opinión, nada que ver con la destructora.
Me ha gustado y es sincero :)
eres un "cabrito"
ResponderEliminardesde que te leo he dejado de escribir...
para que?
cualquier mierda que trame va a ser un pestiño comparado con el peor de tus desvaríos...
cabrón
por cierto, busca en alguna P2P "rapesection"
de nada...
Una película muy completita, no faltaba de "ná".
ResponderEliminarA solas con Lucia: A mí también me suelen dar miedo las vaginas cuando no me las han presentado adecuadamente. También es un miedo…no sé, agradable…xP
ResponderEliminarYa sabes que soy inofensivo. Un abrazo guapa.
Celia: Cuídate, lo he leído hoy sino te hubiera mandado un mensajito o algo. Espero que el siguiente post tenga alguna imagen de tu nueva casa.
Bueno, uno escribe y a veces sale la náusea y otras el romanticismo o las ganas de vivir o simplemente la decadencia. Incluso con una idea clara, si inviertes tiempo y te dejas llevar el resultado también te sorprende. Espero que la siguiente entrada haya sido más de tu gusto. Un fuerte abrazo.
Vanity Dust: Las dependientas de la sección de libros de la Fnac son increíbles, ¿robos deliberados? ¿Puede haber de otro tipo? Lo de las camisas de Bob Esponja me lo tendrás que explicar en algún momento.
Un saludo.
Psicoalhana: No quise dar muchos detalles de las imágenes, las mentes pervertidas de mis lectores son insuperables…xP
De eso se trata, de sacar flores del abono, aunque no sean muy hermosas.
Un abrazo…
Anónimo: Te agradezco la recomendación pero no me excita ver violaciones, aunque sean actores. Mis post suelen ser ficción en ese aspecto y en otros muchos.
Dejar de escribir porque crees que otro lo hace mejor es tontería, escribir es un divertimento, solo compites contra ti mismo. Disfruta y deja de ver pornografía tóxica.
La clasista: Quizás amor, ¿o también lo hubo?
Un beso.
"No quiero correrme, el siguiente orgasmo marcará mi próxima filia...." Jajajaajajaja, la de veces que se me ha venido esa frase a la cabeza. Maldita curiosidad...
ResponderEliminarINCREÍBLE.
ResponderEliminarCuando pensaba que no podía estar más excitada, vas y nombras La muerte en Venecia y las cicatrices en los brazos.
Sigo impresionada, muy bueno, de verdad.
Un saludo.
Suerte que es ficción, aunque leo retazos de realidad. Me quedo con ellos. Ves a por ella o olvídala ya.
ResponderEliminar1 abrazo, y buen post.
la verdad es que me sorprendiste, es la primera vez que leo tu blog y jamas pense que iba a leer toooodo un post entero sobre la masturbacion. capaz estoy acostumbrada a algo mas "light" jaja igual, me encanto cmo trasmitis la enfermedad de la soledad... me sirve para entender de alguna manera lo que puede sufrir alguien con tantas parafilias y sin salida aparente que le pueda ayudar a disfrutar de la vida nuevamente... te sigo leyendo..saludos!
ResponderEliminarMalote...!!! ^_^
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