Me
desperté con una terrible resaca, ¿era jueves, invierno, de noche? No quería
recordar nada, ni donde estaba, ni quien era, solo volver a la inconsciencia. Pero
el dolor lacerante de mi cabeza discutiendo de igual a igual con el que
provenía de mi pie derecho me obligó a incorporarme.
Me
miré en el espejo del cuarto de baño: Mierda. Un cubilete de carne lleno de
mierda. Pero a fin de cuentas alguien con cuenta corriente, nómina y medio
gramo de cocaína todavía en el bolsillo. Sí, esa era la idea. Ahora una llamada
al trabajo. Una mezcla de excusas entre gastroenteritis y el entierro de un
familiar lejano y a dormir.
Un
toque, dos, tres…una familiar voz de tono uniforme me da los buenos días y me
insta amablemente a que diga algo. Y es ahí, en ese momento, cuando me doy
cuenta de que estoy completamente mudo. Cuelgo. Bueno, quizás lo de ayer fue
excesivo. Farmacia, antibióticos y totalmente rehabilitado en dos días.
Eso
fue hace más de dos años.
Al
principio parecía una broma de mal gusto, fui a médicos, especialistas. Nadie
encontraba explicación. Seis meses después, con un despido de exigua
indemnización debajo del brazo, me desviaron a la consulta de psiquiatría. Año
y medio de terapia y seguía igual. Incomunicado.
Mis
ahorros estaban empezando a peligrar, me había mudado a una habitación con
vistas a un bonito patio interior donde vislumbraba bragas xl de sabroso encaje
y vecinas derrotadas por la cotidianidad. Llevaba una vida más tranquila, sin
mucha compañía, exceptuando visitas extemporáneas de amigos con los que
compartía televisión y notitas ya creadas que señalaba con el dedo –el pragmatismo
de la comunicación llevado al estadio supremo-, nadie de mi entorno sabía de mi
problema, con simples asentimientos podía seguir compartiendo ascensor con mis
vecinos, confidencias con cajeros de supermercados, tenderos o simples funcionarios.
Incluso podía seguir manteniendo las mismas conversaciones telefónicas con mi
familia.
Con
las mujeres noté cierto éxito al principio, pensaba que mi extraña mudez
convergía en un misterio que las atraía, pero al final comprendí que lo único
que les interesaba era tener a alguien que les escuchase sin interrupciones. O
quizás entendía mal sus intenciones y querían curar la ausencia de palabras de
su príncipe encantado con muchas palabras. Peroratas inmensas.
Lo
curioso es que cuando empezaba a interesarme con alguna, cuando creía que la
cosa podría funcionar, lo fastidiaba todo hablando en sueños, casi a gritos.
Ellas se despertaban enfadadas, sintiéndose víctimas de una gran estafa.
Naturalmente todas reaccionaban de forma madura: arrojándome cualquier objeto
macizo y puntiagudo que tuvieran a mano mientras me gritaban obscenidades que
en otro momento me hubieran puesto cachondo.
Pero
como iba diciendo mis pequeñas aventurillas me dejaban insatisfecho, me sentía
solo y sí: tenía miedo de quedarme mudo para siempre. O sea que, con cierta
sensación de apremio, decidí investigar por internet. Lo primero que encontré
fueron varios blogs de gente que le sucedía lo mismo que a mí. Es lo que tiene
este medio, cualquier inadaptado puede encontrar su pequeño oasis social. En mi
caso personas con problemas psicosomáticos extravagantes. Entré en unos de los
grupos. Había casos divertidos como Manuel: era pintor, y se quedó ciego cuando
descubrió a su mujer con otro hombre. Vaya, pensaréis, si todo el mundo fuera tan sensible estaríamos viviendo
un “Ensayo sobre la ceguera”, pero hay un detalle más: ella le estaba chupando
la polla a su perro, un pastor alemán. Joder, un puto trio.
Y
ahí estábamos todos, gente normal que de pronto pierde el sentido del gusto, el
del tacto –jodiendo sus relaciones sexuales-, gente que de pronto se volvía daltónica
o sinestésica. Unos putos freaks en una torre de Babel virtual. El caso es que ahí
conocí a mi querida sordomuda. La primera vez que chateamos cayó sobre mí esa vieja
fantasía en la que la libre verborrea sexual campaba a sus anchas sin que ningún
mohín ni rencilla posterior pudiera dosificarla. Vamos, patente de corso para
decir cualquier burrada que se me antojase en la cama, y yo –en confianza- soy
muy proclive a ello.
Solo
habíamos hablado a través de chats, la única forma posible de hacerlo dado que ninguno
habíamos aprendido a leer los labios y teníamos escasos conocimientos del
lenguaje de signos. Desde el principio su historia me resulto extraña. Primero
me dijo que había sufrido abusos en la infancia, que enterró esos recuerdos y
tuvo una adolescencia bastante promiscua, de las que vas probando de todo y a todos.
Y finalmente, en algún momento entre la decimoquinta relación tortuosa y la
siguiente, el cerrojo saltó y recordó todo. Pero sonaba demasiado a cuartada. Y
claro, ese misterio me embriagaba porque, ¿Qué podría querer ocultar que fuese peor
que eso? En el caso de que no fuera todo una paranoia mía claro, cosa que a
estas alturas del relato era lo más posible.
Hice
ímprobos esfuerzos y al final la convencí para quedar en persona. Era
magnifica, no por ser excesivamente guapa, sino por compartir algunos de esos
rasgos que normalmente no emocionan, labios demasiado finos, palidez, una
apariencia aniñada sin apenas voluptuosidad, pero que al final te van
fascinando precisamente por marcar una diferencia con lo que estás acostumbrado
a admirar.
Vimos
juntos El Piano en versión original. Todos
tenemos nuestros fetiches que reverberan desde el pasado consumiendo parte del
presente. Eso pensé cuando puso justamente la pista número diecinueve de la
banda sonora de Amelie.
Me emocioné. Ella, sin saber el motivo exacto, me atravesó con esos ojos
oscuros como muros de abismo, con intensidad, acariciándome la cara, quizá para
sentir la vibración de mis lágrimas. Y ahí, los dos, en ese silencio acuoso,
nos besamos.
Y
el sexo era tan intenso como su mirada, era todo y nada, siempre y nunca, sin
medias tintas. La muerte y la sorpresa. Una eterna luna de miel en la esclavitud
de su cuerpo, un cuerpo donde ahora me perdía buscando ese placer que nunca es
inocuo.
Siempre
hay dos finales:
En
el primero los dos se encuentran y se separan. No hay más insolencia que una
mentira cuando se ha compartido a dos voces algo tan sincero. No se puede
mantener, los fluidos se secan y solo quedan dos islas sin horizonte, con la
misma soledad en la mirada, y con el mismo miedo.
En el segundo esas voces se hacen materia, uno de
los dos, o quizá los dos a la vez, dicen las palabras que mueven el mundo, esas
palabras que convierten a alguien anónimo en ÉL o ELLA. Esas palabras que detienen
el presente en una epifanía de trascendencia y que abren el embozo del dolor y del
placer más intenso: Te quiero.
Hum, esto tiene un toque entre Bukowski y el Proyecto Hombre que casi me la ha puesto dura xD
ResponderEliminarnah, en serio, está bien. Buena narrativa para estar en la blogomierda, de verdad.
un beso
"acariciándome la cara quizá para sentir la vibración de mis lagrimas" Espectacular.
ResponderEliminarUn beso
yo veo un tercer final: el que empieza con esas entusiasmadas palabras que mueven el mundo, esas expectativas que provocan insomnio y terminan en una inevitable, dolorosa y previsible separación. como la vida misma, vamos.
ResponderEliminartu texto, como siempre, impecable.
Si pudiera elegir un final me quedaría con el segundo. Si pudiera pedir un deseo sería que escribieras todo eso que él le dice a ella cuando no puede oírle (me lo quiero imaginar pero prefiero hacerme la sorda), mira que soy morbosa... Sólo tienes que teclear las letras como si fuese un piano. Si le cortan un dedo a alguien que sea al personaje, nunca a ti, que tecleas como los ángeles.
ResponderEliminarDecir que me ha gustado es poco. No sé qué más decirte.
Besos
Este post es casi de todo, sobretodo visceral.
ResponderEliminarUn beso
Vaya por dios, el día que aterrizo en tu blog de la mano de Celia y no sé qué decir... Bueno, qué menos que decir que me ha gustado mucho la entrada, aunque sea un comentario soso y tal.
ResponderEliminarLa banda sonora de El Piano es casi, casi una obra maestra! Y yo me pregunto, ya que a lo mejor se me ha pasado algo, pero ver el Piano en V.O. estando sordo como una campana, como que no me cuadra mucho, eh? ( llámame tiquismiquis xD)...
ResponderEliminarPor lo que lo demás respecta, sencillamente genial, como siempre.
Besos.
Que curiosidad por saber qué es real y qué no.Lo que si tengo claro es que tienes fijación con Amelie.
ResponderEliminarExter: Ves a costumbrandote yo nunca se que decirle...
ResponderEliminarJa, ja. Se me ha ido un seguidor, eso sí que es increíble, en vez de ganar con los posts los voy perdiendo. Espero que no fuera algún votante del PP, joder, que ahora son muchos y me joden las estadísticas…xD
ResponderEliminarAdvenedizo: Está claro que nosotros no programamos las entradas, ¿vaya horas eh? Gracias, sé que te molesta el toque romántico y empalagoso, valoro positivamente el esfuerzo de que lo hayas leído…xD
Sí, este medio no da pie a grandes hazañas, por eso es fácil destacar…xD nah, es simple diversión, coincidimos, y lo sabes, es no tomarnos demasiado en serio.
Un abrazo.
Celia: Que madrugadora! Me alegra que te haya gustado, me voy a quedar ciego por escribir siempre de madrugada pero cuando te coge la musa vestal no te suelta. Buen ritmo con tu blog, ¿Cuál es la siguiente idea? ¿cuando hacemos intercambio de seguidores? xP
Un besazo guapa.
A veces Eau, a veces Euria, siempre Idoia: Bueno, que conste que el post es por culpa tuya, que al final me vi la película que me recomendaste. Fíjate que cosas, no sé si te lo llegué a comentar, una chica que conocí hace años también me la sugirió. Ahora anda desaparecida, pero es de esas personas que piensas a posteriori “Vaya, teníamos tanto en común, ¿Cómo es que nunca surgió nada? Bueno, cobardías. Y también una novia que naturalmente nunca hubiera entendido la película como hacemos nosotros. Cosas del tiempo y la distancia.
Ja, te abochornaría, tengo la imaginación un poco turbia, ya sabes: la falta de sexo.
Lo del dedo de metal pensé, “bueno, ¿y una parte de terciopelo para que no haga ese sonido al tocar el piano no se le podría haber ocurrido?”
Luego comprendí que da igual, a mi modo de ver muere en el mar.
Un beso guapa.
Imilce: Gracias por estar por aquí.
Exter: Ja, ja. Bueno, el que se tiene que molestar en ser ingenioso soy yo, tampoco te preocupes, ¿te ha gustado? Genial, entonces ha merecido la pena releérmelo. Si escribiera solo para mí no me molestaría en hacer tantas correcciones.
Un saludo.
Chatnoir: Estamos de acuerdo en eso, banda sonora espectacular.
Bien, una opinión sobre el texto mismo. Veras, se supone que si la ven en versión original aunque la banda sonora sea importante entenderán todo sin problemas, cuando digo versión original me refiero con subtítulos claro. Aparte es probable que la hubieran visto antes, la película es del 93, y se sobreentiende que ella lleva poco tiempo en esa situación, él solo dos años.
Un abrazo flor de Bach.
Pseudosocióloga: Todo es falso, ficción, un robo a la imaginación. Menos, naturalmente, lo que no lo es, como mi obsesión por Amelie y las mujeres románticas que me rechazan.
Cuídese.
Hilia: Disculpa, se me había pasado contestarte, y ahora estaba haciendo la comida y pensaba “he creído leer a alguien que hablaba de un tercer final” xD Tengo la cabeza destruida, aprovechemos las últimas olas de cordura antes del naufragio.
ResponderEliminarNada es para siempre lo importante es el presente y saber vivirlo con intensidad. Y cuando dos almas se encuentran y hay realmente pasión correspondida pues nada, aumentemos la velocidad y tengamos un bonito accidente. Un accidente de la ostia. Brutal. Pero con la mejor compañía posible.
No es mi posición ahora, que por querer incluso prefiero estar solo, pero…
Besos.
Discrepo. El nudo en la garganta por la música no deriva en la afirmación de que sigues enamorado. Hace poco puse una entrada que iba sobre eso, Por una melodía. Y sé, de sobra que no sigo enamorada. A veces los sentimientos son tan fuerces que emergen sin razón ni sentido. Pero eso no quiere decir que se queden perennes en ti.
ResponderEliminarUn besote Sr R.
Con tus palabras me dejas sin palabras, Rorschach. ¡Muy bueno! Además he notado que últimamente te estás haciendo "más humano"... jode, ¿eh? jajaja Explota cualquiera de tus registros, coño, pero explótalos en serio!! Piénsate lo que te he dicho alguna vez o haz lo que te dé la gana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Has visto? como tengo mucho trabajo te leo antes de entrar...
ResponderEliminarNo tengo ninguna idea en la recamara pero si te enamoras por fin de una madrileña me deberas una.
un beso guapeton
A solas Con Lucía: puede que solo sea un gatillo emocional y que, naturalmente, no estés enamorado. Quizá la diferencia estriba en las veces que te sucede al cabo del día. Al cabo de la semana. Del mes. Para mí la falta de amor –que no de enamoramiento- es la indiferencia.
ResponderEliminarUn beso guapa.
Sbm: Ja, ja. Bueno sí, asumo que cada vez el personaje pierde fuerza, ¿Quién sabe? Mientras sea divertido nos dejaremos llevar. Cuando lea dos mil libros me pensaré lo de la novela. No me gusta empezar las cosas sin estar preparado, naturalmente las mujeres son una excepción.
Un abrazo.
Celia: Bueno, no creo que sea justo cargar a este, mi humilde blog, con la ardua tarea de encontrar a mi partenaire. Asumo con templanza mis limitaciones sociales y me conformo con los dulces comentarios de féminas atractivas en la distancia.
Pero algo me dice, y no suelo equivocarme, que tú tendrás algo pronto. Antes de final de año leeré un post al respecto.
Un abrazo guapa.
¿Flor de Bach?! juas esta si que es buena!! me la quedo que lo sepas pequeño saltamontes! xDD
ResponderEliminarBesos.
Me ha gustado la parte en que dices que hablabas en sueños y ponias a parir a todos. Y el apunte ironico de "maduras". Me ha hecho gracia!
ResponderEliminarMe has dejado muda, no sé que comentar. Es una historia preciosa.
ResponderEliminarAh, y por cierto... el final siempre es el último, ¿No? Un simple detalle, como el orden de los finales, lo puede cambiar todos...
besos (eres mi blogger preferido, te lo confieso jejeejje)
Chatnoir: Todos mis halagos son tuyos, guárdalos bien. Besos.
ResponderEliminarPsicoAlhana: Intento alejarme de la decadencia fingiendo algo de humor…xP
Un placer tenerte por aquí.
Lunática: No hay nada más efímero que un “te quiero” pero siempre buscamos ese presente –que es principio y final a la vez- sin preocuparnos por el futuro, inequívocamente invariable.
Ja, ja, ¿de verdad? Sigo ahorrando para la máquina de criogenización, no creas que se me ha olvidado.
Besos.
Ahi ando, intoxicandome con tus posts...voy a seguir adentrandome en ti. Besos
ResponderEliminar"Las palabras que mueven el mundo" Qué bonito es que aún haya quien crea en ello.
ResponderEliminarNi interesante, ni decadente ni aburrido... No sabría cómo calificarlo. ¿?
ResponderEliminarEs muy japonés, mucho.
Si fuese ELLA, no me gustaría NADA que lo contaras aquí. Hay vivencias en nuestras vidas que deberían permanecer en nuestro arcano. Esa es mi opinión,completamente personal y subjetiva y posiblemente variable con el tiempo.
Escribes francamente bien... Puedo preguntar?
No me contestes, si no quieres.. faltaría más!!!
¿Has publicado ya algo?
Siempre contesto los comentarios, una especie de bula al hecho de no comentar en los ajenos, los vuestros.
EliminarMe haces sonreír, este post, la mayoría, es ficción en su totalidad. Si viviera más escribiría menos. De todas formas siempre consideré el blog como una especie de diario catártico, y cuando escribo cosas sobre, por ejemplo, alguna ex lo considero un homenaje lleno de buena intención. Pero comprendo y respeto tu opinión.
¿Publicar? Empecé a escribir el mismo día que abrí el blog, hace un año y medio, y cuando lo cierre dejaré de hacerlo. No tengo ninguna pretensión, solo es gastar el tiempo.
Resulta interesante que leas mi pasado, un beso de madrugada bella dama.