domingo, 29 de septiembre de 2019

A veces somos réquiem de palabras, romanticismo roto por la humedad cruel de una casa que nunca fue nuestra.

Gestos de cariño, mirada de jardín, arquitectura de falda airada
Giraste tu belleza hacía mi boca y cubriste de escarcha el desierto de mi trinchera
Y al terminar el verano, con veleidad autista, me olvidaste en medio del camino
Entre unicornios decapitados y pájaros ahorcados

La melancolía es dejarse embriagar por el lenguaje de una sombra tartamuda
Por un amor tabernario vagabundo de poemas
Por el bosquejo de piel cicatrizada que nunca devuelve los besos que le mando

Si no fuera tan esdrújula la metáfora que nos quiso muertos
Sería más fácil para el alcohol destruir el escenario
Quizás por eso hay zonas del inconsciente vetadas al deseo de la voluntad
Tras ellas el campo magnético de la tristeza con su simbolismo insalubre y voraz
El tabú del dolor del superviviente
El ajenjo en la boca sucia que desnuda todos los pecados caníbales callados a gritos

El manicomio, la rosa, los alfileres entre la niebla, las pértigas de lluvia, los ojos verdes chispeantes…
Nada es suficiente para la gloria del crucificado

Pero permíteme regatear en el naufragio
Me conformo con ser
Tu inefable e indiscreto
Arañazo en la pared.

2 comentarios:

  1. Sí que estás romántico hoy. Mira a ver si tienes las venas en el sitio, que ya sabes como acaban todos los románticos de corazón. Ja, ja, ja. Saludos.

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  2. Me han gustado mucho tus palabras, a pesar de los arañazos...
    Saludos.

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