Mi experiencia como lector
es la siguiente: fui a la Fnac, cogí sus dos libros y me los leí en una hora.
Teniendo en cuenta que suele haber música y cierto trasiego de gente es obvio
remarcar dos cosas: son muy cortos y de un lenguaje excesivamente sencillo y
poco articulado, poesías del tipo “no hay prisa, no hay prosa, entre tú y yo
solo hay poesía” “Me di de baja en la escuela de idiomas, nunca aprenderé el
lenguaje de las despedidas” xD
Lo de “prosa poética” se
les ha ido de las manos y son textos que podría leer perfectamente en un blog o
en Twitter. Eso no es malo, me parece bien desacralizar la poesía, hacerla
cercana, mundana, pero cuando TODO lo que se publica es igual se corre el
riesgo de banalizarla, de crear una especie de mercado basura en el que la
única exigencia es, por un lado las editoriales rellenar rápido y barato su catálogo,
y por otro aupar el ego de autores que ya son felices con ver su libro en las
estanterías. Creo que se debería ser más exigentes, porque al final lo que
consiguen es que los nuevos lectores de poesía se aburran pronto y que todo se
diluya en una moda pasajera.
Alguno podrá decir que por
lo menos ahora sí tienen una oportunidad real de salir a la luz todos los
autores jóvenes. Pero insisto que es contraproducente porque están confundiendo
vender ocho mil ejemplares en cuatro ediciones –muy gracioso hasta para ser
España- con el éxito artístico. Y el problema está en ambos lados porque no
tienen ningún editor que diga: “NO, tu libro todavía no está listo, no vamos a
publicar lo primero que traigas, trabaja más”. Y no pido que sean Rimbaud en su
segundo poemario, pero ahora mismo son comida basura: publicar, deglutir y
olvidar. No quitan el hambre intelectual. No escribo esto por esnobismo,
simplemente me gustaría entrar en una librería alguna vez, leer por encima un
poemario, sentir un poco de envidia sana, releer uno o dos poemas más y pensar:
“Ok, merece la pena, tengo que comprarlo para poder disfrutarlo en casa”. Pero no
creo que eso vaya a suceder si todo sigue como hasta ahora.
Acabando la digresión y
volviendo a tu pregunta: si a pesar de lo dicho no quieres probar primero con
Baudelaire, Neruda, Benedetti, Bukowski, Pizarnik, etcétera y quieres leer algo
actual, no voy a negar que “Mi chica revolucionaria” es un poemario ameno, con
los típicos temas de amor, desamor de siempre, pero menos encorchetado que el
primero, con más frescura, como si el autor hubiera sido más honesto consigo
mismo y en vez de copiar conceptos o caer en el intrusismo sin preámbulos se
hubiera tomado un poco más en serio lo que está haciendo. Igualmente te
animaría a leerlo en un centro comercial, 12€ me parece excesivo para algo que
te vas a leer en media hora y solo te va a aportar un par de metáforas para el
recuerdo.
Un saludo.
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