Te puedes suicidar de cien
maneras distintas antes de morir de verdad. Hay muchos que decidieron dejar de
buscar metas sencillas, y ahora solo se hacen sencillos a sí mismos. Actualizan
cada cierto tiempo su adicción. Creen en Dios, en el alma, en el destino. Simplifican
y etiquetan cualquier cosa que no entienden. Y a partir de los treinta se
abandonan a la inercia de tener hijos. Mierda emocional. Calles llenas de
pequeños manicomios de carne. Bibliotecas vacías. Cerebros vacíos. Personalidades
vacías.
Por eso cuando sientas que
los cuervos comen tu carne, piensa que hay muchos tipos de soledad y la tuya no
es la peor. Aprovéchalo. El arte nunca nace de la felicidad, pero es la única posibilidad
de transcendencia. Suelen crecer taludes de rosas debajo de los cipreses del lobo estepario que corta sin miedo los hilos del titiritero.
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No pudo dormir. El azul ha
desaparecido y tengo miles de árboles desnudos gritándome entre los ojos. Siento
frío, un frío interior. He sacado otra botella de vino para alegrar mis
pensamientos y rendir pleitesía al teclado.
Pero el poema ha puesto precio a mi cabeza y me elude con desdén. Frustración, ¿dónde está mi nudo de silencios, ese mártir de la lluvia que necesitaba escribir desde su cárcel de carne? ¿Dónde está el misántropo pornógrafo, el nihilista vulgar y apocalíptico que soltaba sus manos de la cornisa en cada párrafo?
Pero el poema ha puesto precio a mi cabeza y me elude con desdén. Frustración, ¿dónde está mi nudo de silencios, ese mártir de la lluvia que necesitaba escribir desde su cárcel de carne? ¿Dónde está el misántropo pornógrafo, el nihilista vulgar y apocalíptico que soltaba sus manos de la cornisa en cada párrafo?
Pero tampoco es cuestión
de llorar por un par de emociones mal hechas. Hay que sobremorir entre la futilidad
cómica y la agresividad depresiva. Intentando eludir la tumba de mi interior
que grita procrastinación. Acuchillando cada segundo hasta alcanzar la tormenta
de palabras. Por eso entiendo al gato que juega con el globo de helio. Los dos
buscamos el caos, el sudario, los antidepresivos que siguen clavados en el
armario blanco de los buitres del alma. Pero cuando todo explota él puede
disimular, yo no.
Honestidad. Mi polla sigue
girando como un tiovivo enloquecido sobre tu recuerdo. Y sé que el amor es un
manual de guerra al que le faltan las últimas páginas. Un gesto eterno en el
muro de la memoria. Es no fijarse en el tamaño de la herida. Pero a pesar de
ello ven y busquemos juntos el accidente, el haiku, los pasadizos escondidos de
tu clítoris, las llamadas perdidas, la niebla de realidad, el ajuste de cuentas,
el poema que se queda atorado en la garganta y te impide respirar. Ven y escuchemos
el Unplugged de nirvana en bucle emocional. Pasemos una temporada en el
psiquiátrico de luna de miel. Ven mujer jungla, niña vaginaria, arranca el
hacha de mi cerebro, o mejor aún: húndela más, derrotemos juntos a todos los
dioses paganos a golpes de cadera. Escucha la risa perfecta de esta noche y
arde conmigo.
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