Las peores son las que van
de víctimas. Las que te avisan y dicen: “Cuidado, he sufrido mucho, no soy
buena para ti, sólo te daré problemas” pero claro, te crees especial, el
salvador, un reto con forma de profecía autocumplida. Es muy tentador. Al menos
para mí. Me gustan las relaciones complicadas. Tiendo a pensar que los defectos
son secuelas, las mezquindades producto de la inseguridad y la desconfianza. Pero
pasa el tiempo y te das cuenta que no, que el aviso era una especie de patente
de corso para poder seguir comportándose como una puta sin escrúpulos. Y tienes
un pensamiento peculiar: ¿ella es producto de la sordidez de su pasado, o
siempre ha sido así y por eso le han sucedido esas cosas? En el fondo no
importa, ahora quiere quemar el mundo, y da igual si eres tú o cualquier otro. Ya
no es tan divertido, estás implicado, jodido.
Un tiempo después -depende de tu capacidad de ridículo-, suelen deslumbrarte con su última nota cínica: “Estarás mucho mejor sin mí, es lo mejor que te puede pasar” Efectivamente. Sin duda. Pero mientras tanto ya has perdido mucho tiempo y energía. Una obsesión tan contraproducente solo puede ser producto de mi propia marginalidad existencial, sino, ¿cómo se explica? Miro sus fotos, sus vídeos, sus cuerpos… y nada. Recuerdo sus conversaciones, sus blogs… y sigo sin encontrar nada que merezca la pena, que destaque. Nunca tuvieron nada especial. Y qué triste resulta esta extraña indiferencia, esta extraña dejadez.
Putas relaciones.
Se escucha un portazo: mis vecinos han parado. Mañana volverán a ello. Ya están metidos en esa rutina. Una bronca tras otra hasta el estallido final. Cuando tienes una relación deberíamos como mínimo intentar no estropear todos los recuerdos en la caída, mantener cierta elegancia en la inevitable ruptura. Qué fácil de escribir, que difícil de cumplir.
Divago por no hablar de sexo. Mi libido está desbocada: demasiado calor, demasiada soledad. Estamos atrapados por las necesidades de nuestros cuerpos. Escribir no calma. Mi pequeño ejército de cervezas matinales tampoco. Al revés: crecen las ganas de coger el teléfono y marcar los números equivocados. Como si no hubiera aprendido nada.
Y quizás no lo he hecho.
Un tiempo después -depende de tu capacidad de ridículo-, suelen deslumbrarte con su última nota cínica: “Estarás mucho mejor sin mí, es lo mejor que te puede pasar” Efectivamente. Sin duda. Pero mientras tanto ya has perdido mucho tiempo y energía. Una obsesión tan contraproducente solo puede ser producto de mi propia marginalidad existencial, sino, ¿cómo se explica? Miro sus fotos, sus vídeos, sus cuerpos… y nada. Recuerdo sus conversaciones, sus blogs… y sigo sin encontrar nada que merezca la pena, que destaque. Nunca tuvieron nada especial. Y qué triste resulta esta extraña indiferencia, esta extraña dejadez.
Putas relaciones.
Se escucha un portazo: mis vecinos han parado. Mañana volverán a ello. Ya están metidos en esa rutina. Una bronca tras otra hasta el estallido final. Cuando tienes una relación deberíamos como mínimo intentar no estropear todos los recuerdos en la caída, mantener cierta elegancia en la inevitable ruptura. Qué fácil de escribir, que difícil de cumplir.
Divago por no hablar de sexo. Mi libido está desbocada: demasiado calor, demasiada soledad. Estamos atrapados por las necesidades de nuestros cuerpos. Escribir no calma. Mi pequeño ejército de cervezas matinales tampoco. Al revés: crecen las ganas de coger el teléfono y marcar los números equivocados. Como si no hubiera aprendido nada.
Y quizás no lo he hecho.
No sé si es que padezco de esa extraña dejadez, pero me ha gustado muchísimo el texto. Excepto que me gusta Karmelo, y su desencanto viviente, pienso cuánto me “pega” cada palabra (o pensamiento) que has escrito.
ResponderEliminar_ Aclaro, me gustan los paréntesis, y las galleticas Oreos_
No sé si sería bueno ver un vídeo con las referencias personales de aquellos que encontraremos en nuestro camino, se pedería toda la magia y se evitarían los desencantos (y estos son buenos para escribir poesías pesimistas)
Cuando alguien te sale con la excusa de no ser idónea para hacerte feliz y que te dará problemas, no es una secuela del pasado…¡Es así!
Y si te dice “estarás mucho mejor sin mí, es lo mejor que te puede pasar” es que algo has hecho mal y quiere huir (acá sonrío, ya empecé a caerte mal) Es que nadie se va con esa excusa, es una forma de “cerrar” con altura un capítulo de una novela que no quiere seguir leyendo.
¿Sabes? A veces es bueno marcar números equivocados, quién sabe!
Al final, nunca aprendemos.
Que tenga un lindo fin de semana.