No tengo fotografías pero
sí muchas botellas vacías bloqueándome la salida. La bebida sigue siendo el
atajo, un sueño dirigido, pequeña tregua de realidad. Apenas se escribe de todo lo que sucede cuando las palabras se quedan dormidas en el cielo de la boca; quizás mueren convertidas en suspiros oximorónicos de cierta crueldad noctívaga y solitaria. Dejemos pues
que el eunuco siga coleccionando pornografía. Mis luciérnagas bailan bajo mi
piel, tijeras que abren surcos de memoria sin mi permiso.
Idolatrarte. Despreciarte. Amarte. Odiarte.
Soñarte. Olvidarte. Tatuarte. Quemarte.
Necesitarte. Abandonarte. Arroparte. Azotarte.
Reivindicarte. Negarte. Respirarte. Devorarte.
Poblarte. Parasitarte. Evocarte. Atormentarte.
Follarte. Follarte. Follarte. Follarte.
Follarte. Follarte.
Follarte…
Soñarte. Olvidarte. Tatuarte. Quemarte.
Necesitarte. Abandonarte. Arroparte. Azotarte.
Reivindicarte. Negarte. Respirarte. Devorarte.
Poblarte. Parasitarte. Evocarte. Atormentarte.
Follarte. Follarte. Follarte. Follarte.
Follarte. Follarte.
Follarte…
Aunque necesitamos algo
transcendente e imposible, no solo la necesidad física desubicada, tendemos a
desflorar la nada que nos separa con cierto masoquismo emocional. Desnudez
congestionada de sentimientos. Impostura. Excepción. Besos histéricos que esconden
amor con ojeras de muerte. Ofréceme tu culo mientras besas mi voz. Carne y
dolor golpeando la pared. Abrir tu soledad en canal. Follarte la boca.
Acariciar tu cuerpo como un conquistador. Inmolar nuestros sueños. Huir colonizado.
Ya es tarde para heroicidades: no me dejaste un jardín de flores de semen, era
tu corazón de mermelada derramándose de su jaula de huesos.
Las palabras deshilachan
conceptos pero no penetran. Son besos helados sin vocación. Persianas bajadas.
Pájaros muertos fornicando detrás de mis ojos. Demasiadas cicatrices para
enamorarse. Cortejando un espejismo. Morder con saña cada instante y sólo
conseguir horas viudas. Dibujemos en nuestra caída el idioma secreto del
viento, lubriquemos una tempestad de silencio que sea cómplice de nuestra
necesidad.
Miles de ojos de sangre en
el suelo, balas con forma de corazón. Somos las flores desnudas del paredón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario