La lucidez es un pájaro con las alas a punto de caducar. Recuerdo mi adolescencia, buscando en vano el manual de instrucciones, todos a mi alrededor intentaban disimular su caos gritándose unos a otros: “Sí, adelante, no seas idiota, la vida es sencilla, solo hay que seguir adelante, continuar…” Y, sin estar del todo convencidos, nos abandonábamos a lo frenético, buscando algún sueño que no pudiera ser asesinado. Pero la única certeza que encontramos fueron noches de pornografía barata y efímera, en las que ni siquiera eras capaz de emborracharte del todo, como si tu cuerpo solo temblase de emoción para acotar la tristeza. Y al final de aquellas madrugadas, en plena soledad, solo los valientes nos atrevíamos a enfrentarnos al espejo y recrearnos en la vulgaridad de la carne derramada, de esa genética arbitraria y circunstancial, tan ajena a lo épico como la mansedumbre de una moqueta sucia. Ahora, años después, ni siquiera queda rastro de ese falso ímpetu en las venas, ninguna oración o trascendencia más allá del alud de una inútil salida de emergencia demorándose sobre un cuerpo al que no le queda, ni siquiera, un eco de tormenta.
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan solo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
Cesare Pavese
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
—esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o.un vicio absurdo. Tus ojos
serán una palabra hueca,
un grito ahogado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando a solas te inclinas
hacia el espejo. Oh querida esperanza,
ese día también sabremos
que eres la vida y la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como mirar en el espejo
asomarse un rostro muerto,
como escuchar un labio cerrado.
Nos hundiremos en el remolino, mudos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario